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SALTA - por Antaviana

Desde la última vez que la vio todo era confuso, lento, difuso. Irreal. Parecía que la vida transcurría con normalidad, que todo era como siempre, que nada había cambiado, pero no era así. Aunque él intentaba por todos los medios que todo siguiese igual, nada lo era. No era igual el inicio del día cuando se despertaba, porque tenía que hacer el esfuerzo consciente para descartar el primer pensamiento del día en el que siempre, sin excepción, aparecía era ella. Durante el resto del día también tenía que ir apartando incursiones continuas en el pensamiento en los que ella aparecía, como un fantasma, como sin querer, como sin sentido, pero allí estaba siempre, continuamente. Él no sabía cómo hacer para que aquello terminase, para sentirse libre de ella, para no verse invadido por su presencia. Sin estar pero estando. Siempre.

Llevaba tanto tiempo así, que se había habituado a esa forma de vivir de tenerla siempre presente aunque no la viera. Pero un día, un día cualquiera, decidió que tenía que hacer algo para acabar con esa presencia continua en su vida. Y pensó que lo mejor que podía hacer era citarla para verse frente a frente. A lo mejor así, de esta manera, conseguía dejar de idealizarla y su presencia desaparecería para siempre.

Fue más fácil de lo que pensaba conseguir una cita con ella. Hacía tiempo que no se veían, y lo fue fácil concertar un encuentro entre dos personas que se habían querido tanto. Ya las cosas debían estar más calmadas, más neutras, y seguramente el encuentro discurriría tranquila y civilizadamente. Ella estaba receptiva y le dijo que sí, con la condición de que la cita seria en un lugar que ella elegiría y que le diría el mismo día del encuentro. Él aceptó.

El día en el que habían decidido encontrarse, ella le indicó el lugar a primera hora de la mañana. Él no conocía el sitio propuesto pero no tuvo ningún problema en aceptar verla allí.
Cuando llegó, vio que se trataba de un edificio que acababa de ser construido y en el que aún no vivía nadie. Subió al sexto piso y se dirigió hasta la puerta primera que era donde ella le había indicado. Entró en la vivienda sin dificultad, la puerta estaba abierta. Ella le había dicho que le esperaba en la habitación principal de la vivienda, y allí se dirigió. El cuarto estaba vacío, como el resto del piso. No había nada. Ni nadie. Pero estaba seguro de que era allí, así que decidió esperar.

Ella no tardó mucho en aparecer. Estaba distinta, más guapa, más serena. Le miró fijamente a los ojos, y le dijo:

—Me alegra que me hayas llamado, yo también quería verte y no encontraba el momento de contactar contigo.

Él no esperaba estas palabras, y solo atinó a decir un:

—Qué bien

—Hace tiempo que quiero verte, y me encanta que hayas accedido a encontrarnos aquí. No me importan tus motivos para querer verme, yo tengo claros los míos. De hecho me parece un milagro que hayas sido tú el que haya propuesto encontrarnos. Desde la última vez que nos vimos, no hay día en el que no piense en ti. Siempre estás en mi pensamiento, aunque me esfuerce continuamente en no pensar en ti. Y no puedo más. No quiero pensarte más. Así que, sólo hay una manera de dejar de pensar en ti. ¿ Adivinas cuál?

—No, ojalá lo supiera, me pasa lo mismo contigo y no sé qué hacer

— Yo sí sé que hacer. Necesito que desaparezcas.

Él se quedó blanco, petrificado, incapaz de reaccionar. Ella siguió hablando:

—Sí, necesito que para acabar con esta agonía desaparezcas definitivamente, para siempre. Es la única manera.

—No te entiendo.

—Si me entiendes. No me refiero a que te vayas de viaje, o a vivir a otro lugar. Necesito que te mueras.

— ¿Que me muera? Yo no me quiero morir!

—Es la única solución

—Bueno quizá no la única…también te podrías morir tú y ya no pensarías más en mí.

— No. Las reglas las pongo yo. Tienes que morirte tú. Y vas a morirte ahora. Salta por la ventana.

— ¡No voy a saltar!

Ella sacó un revólver y le apuntó:

— ¡Salta por la ventana!

— No voy a saltar! Basta por favor! Hablemos!

—Salta o disparo

— ¡No voy a saltar!

Y ella disparó.

El nunca más pensó en ella.

Y ella, efectivamente, le olvidó.

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7 comentarios

  1. 1. Antaviana dice:

    Hola compañeros !
    Disculpas porque hay un par de erratas que detectaréis rápidamente, fruto de las prisas por publicar a tiempo…
    saludos !!!!

    Escrito el 17 julio 2018 a las 16:50
  2. 2. De vuelto dice:

    Me gusta que cambies el tinte del cuento a la mitad, porque le da sorpresa. Sin embargo creo que el cambio es brusco, sobre todo en la resolución. Hay que cuidar algunos detalles de la puntuación.

    Si quieres pasar por el mío, es el número 20.

    Escrito el 17 julio 2018 a las 22:20
  3. 3. dopidop dice:

    ¡Hola Antaviana!

    No se si participaste durante los meses de “parón”, ya que estuve algo desconectada, pero estaba con ganitas de leer algo tuyo, y no me has decepcionado.

    Se nota lo de las prisas, ya no sólo en algún error ortográfico (que es lo de menos, por que eso nos pasa a todos), si no por que el texto no está tan cuidado como otras veces.

    Creo que es un acierto dividirlo en dos partes. En la primera nos ahogas en los sentimientos del protagonista; en su obsesión enfermiza por ella. En la segunda pasamos a la acción ¿y porqué dejarlo en un bonito reencuentro en el que vuelven a casa enamorados de nuevo? Ella decide acabar con su obsesión, de manera literal. Me encanta ese final.

    Como consejo, repasaría la puntuación de las frases de los primeros párrafos, porque en ocasiones son muy largas. También intentaría poner algún punto y a parte más, para dividir los párrafos y así facilitar la lectura.

    Por lo demás, muy buen trabajo, como siempre, ¡nos seguimos leyendo! ¡Un abrazote!

    Escrito el 18 julio 2018 a las 11:49
  4. 4. Antaviana dice:

    Gracias por tus palabras dopidop!! Yo también estuve desconectada durante el parón y tenía ganas de volver al taller … tienes toda la razón en que al texto le hacen falta un par de repasos para que hubiese quedado como a mi me gusta, pero me pudo el ansia …
    aprendida la lección para otra vez !
    Te leo y comento en breve, que tengo ganas también 😉

    Un abrazo

    Gracias a ti también por tus palabras De vuelto !

    Saludos

    Escrito el 18 julio 2018 a las 11:59
  5. 5. Laura dice:

    Hola Antaviana.
    Nos estamos reencontrando de a poco.
    Buen relato, los detalles a mí me resultaron insignificantes. Ya tomarás el pulso con el tiempo.
    Por momentos se hace algo farragoso con los sentimientos del protagonista pero era lo necesario para su estado de ánimo.
    Muy buen final.
    Hasta la pròxima propuesta.

    Escrito el 18 julio 2018 a las 13:08
  6. 6. Otilia dice:

    Hola Antaviana,
    Gracias por leer y comentar.
    Tu historia me ha gustado.
    Ya te han dicho los compañeros algunas cosas. He aprendido en Literautas que en textos tan cortos hay que tener cuidado con las repeticiones: para, día, fácil, ella, allí…
    Nos leemos. Saludos.

    Escrito el 18 julio 2018 a las 17:00
  7. Me agrada la historia que desarrollas y me gusta tu forma de escribir, muy ritmica,aunque si siento algo acelerado el relato y tal vez al final falta un poco de suspenso…pero muy buena la idea. Saludos

    Escrito el 20 julio 2018 a las 21:36

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