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¿Quién eres? - por Luna Paniagua

Web: https://lunapaniagua.wordpress.com/

—¿Quién eres? ¿Por qué me haces esto?

Ania preguntaba lo mismo cada vez que el portillo se abría y alguien dejaba comida dentro del cuarto en que se encontraba. No recibía respuesta. Solo le habló dos veces: una, para ordenarle que se callara, tras despertarse en aquel lugar, desorientada y asustada, y comenzar a gritar; la otra, para decirle que comiera, ya que en un principio no probaba nada de lo que daba. No prestó atención a aquella voz masculina, rasposa y con un acento indeterminado.

No sabía cuánto tiempo llevaba allí. Desde que llegó había estado sumida en la oscuridad, pero tras varias vueltas palpando las paredes se había hecho una idea del lugar: el cuarto estaba vacío, sin ningún tipo de mueble ni aparato, ni siquiera un cubo donde poder hacer sus necesidades. Tres paredes eran roca natural, con un tacto viscoso que le repugnaba. La cuarta era artificial, de ladrillos y cemento. En esa estaba la puerta, de metal, con un postigo a ras del suelo, por donde quien quiera que fuese introducía comida, sin recipiente. De un punto del techo caían con lentitud y constancia gotas de agua; el único líquido que Ania disponía para beber.

Al principio gritaba y pateaba a su alrededor hasta que caía rendida. Una vez recuperadas las fuerzas comenzaba de nuevo. Más tarde descargaba su desesperación solo hacia la puerta. Después se reservaba para cuando el portillo se abría. Incluso intentó agarrar el brazo que introducía la comida. Lo consiguió. Sin embargo, el dueño tiró hacia arriba y dislocó el brazo de Ania, lo que le causó un agudo y constante dolor y acabó con la poca fortaleza que la mantenía en pie.

Poco a poco se dejó ir, rendida. Se sentó apoyada en la pared, ya no le repulsaba su tacto, con el brazo herido en el regazo y las rodillas dobladas. La humedad le producía un frío y unos temblores constantes. No reaccionaba cuando recibía los víveres. Tal vez volviera a oír aquella voz, o tal vez fuera su imaginación. En algún momento dejó de tiritar, ya no tenía frío, y comenzó a sentirse bien. Incluso el dolor del brazo desapareció. Su cuerpo se deslizó hacia el suelo y, un momento después de que su cabeza lo tocara, se extinguió el último rayo de consciencia.

Despertó con lentitud, tenía la sensación de haber soñado mucho y nada bueno. Un pinchazo en el brazo le hizo recordar. Quiso gritar. No pudo. Intentó moverse, no lo consiguió. Aguardó, mientras procuraba captar cualquier estímulo a su alrededor. El golpeo de su corazón le indicó que estaba viva. Apreciaba luz a través de los párpados cerrados. Un olor desinfectante se colaba por sus fosas nasales. Escuchaba ruidos de máquinas, pisadas, conversaciones. No cabía duda: se encontraba en un hospital. La habían sacado de aquel odioso lugar, estaba salvada. No logró una sonrisa que demostrara su alegría. Nada en su cuerpo respondía a sus deseos.

De nuevo perdió la noción del tiempo, el cual se le hacía interminable. Aquello se le antojaba otro tipo de encierro. Además del brazo le dolían más partes del cuerpo, sobre todo la espalda. A veces tenía frío, otras calor; también miedo, y no podía expresar ninguno de esos sentimientos. La esperanza de recuperarse se fue difuminando. Tal vez agradeció sentir aquella presión sobre su cara, causada por —casi seguro— una almohada. Quizá no se asustó al reconocer, mientras se dejaba ir sin ofrecer oposición, aquella voz masculina y rasposa que en esa ocasión no fingió ningún acento:
—Hola, soy yo.

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6 comentarios

  1. 1. Edmundo Dantés dice:

    En general, me ha gustado bastante tu cuento. Consigues transmitir la angustia del personaje y recrear la atmósfera lúgubre del cautiverio. El desenlace de la historia me ha parecido algo confuso y el personaje del secuestrador un poco desdibujado.

    Escrito el 18 julio 2018 a las 08:08
  2. 2. Amadeo dice:

    Luna:
    Misterios del principio al final. Me quedé con el misterio sin resolver luego de considerar varias posibilidades (locura, sueño, drogas, prisionera, etc.)
    Muy bien presentados y desarrollados todos los sentidos y algunos sentimientos.
    Felicitaciones.
    Espero conocer tu intención al escribir.
    Saludos
    Amadeo
    Estoy en el 74 por si quieres leerlo y comentar tu apreciación

    Escrito el 18 julio 2018 a las 19:10
  3. 3. Luis Ponce dice:

    Hola Luna:
    La idea del misterio en un relato tan corto requiere cierto ritmo para poder cumplir las etapas.
    Pero cuando el lector tiene que pensar detalles que el escritor no los brinda, se corta el hilo de la lectura.
    Por ejemplo: el carcelero no puede saber que Ania no ha probado la comida, por lo tanto no puede pedirle que coma; cuando alguien está encerrado en la oscuridad, al principio todo está negro, pero de a poco el cerebro se va acostumbrando a la oscuridad y permite percibir el entorno; si no sabía dónde estaba, era un riesgo beber el líquido que caía del piso superior, etc.
    Disculpa si me he puesto inquisidor, pero a los que escribimos nos vuela la imaginación.
    El final a pesar del riesgo de morir asfixiada, creo que queda abierto cuando no conoces las razones ni los personajes.
    La idea es buena, pero hay que trabajarla.
    Espero leerte.

    Escrito el 18 julio 2018 a las 22:13
  4. 4. Lunaclara dice:

    Hola! Llegas a transmitir tensión y angustia.
    Felicidades!

    Escrito el 19 julio 2018 a las 15:35
  5. 5. Luna Paniagua dice:

    ¡Hola a todos! Muchas gracias por vuestros comentarios.
    Mi idea era expresar justo lo que es, es secuestrada, queda inconsciente y despierta en el hospital pero sin poder moverse. Finalmente, la persona que la secuestro es la que la asfixia.
    Hice al secuestrador-asesino desdibujado porque quería mostrar la ignorancia de la protagonista sobre él, ya que solo en el último momento se da cuenta de quién es. Sin embargo, se lleva el secreto a la tumba, por eso no doy detalle sobre el asesino, porque solo ella lo sabe y ya no lo puede contar.
    No sé si me he explicado. En fin, está claro que si lo tengo que aclarar no he conseguido el efecto que quería…

    Gracias a todos, sin crítica no se puede aprender.

    ¡Saludos!

    Escrito el 23 julio 2018 a las 08:06
  6. 6. Laura dice:

    Hola Luna Paniagua.
    Tal vez con un poquito de reposo, mirando al relato luego de unos dìas, podìas mejorarlo.
    Se entiende perfectamente lo del encierro, aunque nos quedan las dudas sobre las motivaciones de los personajes y la relaciòn entre ellos.
    Bien llevado.
    Saludos.
    Hasta la pròxima propuesta.

    Escrito el 29 julio 2018 a las 15:31

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