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La habitación - por Rachel Moonlight

«¿Es una broma…?», pensó. El cuarto estaba vacío, pero no solo el saloncito que le dio la bienvenida nada más atravesar la puerta, sino también el resto de habitaciones del apartamento. Marcas de polvo en las paredes demostraban que, hacía tiempo, numerosos muebles y cuadros llenaban las salas dando, tal vez, la sensación de ser acogedor. Si bien, en aquellos momentos, con las ventanas tapiadas y los muebles desaparecidos, la sensación de Álex era de recelo y desconfianza. ¿Habría hecho bien en acudir a esa cita con un desconocido que ni siquiera se había presentado? «No» hubiese sido la respuesta más acertada, claro que necesitaba lo que le prometió, no podía negarse. Tenía que salir del país. Necesitaba el pasaporte falso, la oportunidad de ser otra persona y empezar de nuevo… Una ocasión que apareció en el mejor momento, cuando recibió un email indicándole que en ese apartamento encontraría todo lo que necesitaba.

Por supuesto, jamás pudo averiguar desde dónde se había enviado ese mensaje, ni con sus conocimientos de informática había sido capaz de descubrir algo más aparte de que la dirección email no existía. Finalmente, con una profunda desconfianza, pero también desesperación por la nueva vida ansiada, tuvo la determinación de dirigirse a la dirección que incluía el mensaje, sin tener idea de lo que encontraría. Sin embargo, sus años huyendo habían hecho mella en él; ya no acudía a los sitios sin protección y, en esos momentos, tampoco. El peso del arma, sujeta al cinturón a su espalda, le reconfortaba, le daba una sensación de seguridad, de saber que, si la situación se complicaba, siempre podría defenderse.

Sabía disparar, por descontado. Su vida estaba siendo un completo caos desde que decidió trabajar para unos malnacidos —hará cosa de dos años— porque necesitaba dinero… que nunca llegó. En su lugar, la persecución por una equivocación, las amenazas por recuperar el material que él no tenía y el miedo, fueron sus mejores amigos… Y, con ello, las lecciones de sobrevivir y ocultar sus huellas —no muy bien si alguien había conseguido contactar—, fueron su pan de cada día.

Desde entonces, ese fue su modus operandi. Pero si consiguiese salir del país, empezar de nuevo resultaría fácil, al fin y al cabo, tenía veintiséis años y podría encontrar trabajo de una forma sencilla. Sería como la primera bocanada de aire que das cuando llevas un tiempo reteniéndolo. Fresco, vivo.

De repente, sacándolo de su ensoñación y pensamientos, la puerta de la entrada comenzó a abrirse para cerrarse segundos después con un portazo. Se quedó paralizado un instante, no pudo permitirse más, sintiendo que algo no iba bien. Había aprendido a fiarse de su instinto, a que, en el momento en que sientes el vello erizarse, significa que se avecinan problemas. Podría ser la misma persona que envió la carta, y aun así, por si acaso, se ocultó en una de las habitaciones cerrando la puerta lentamente, sin hacer ruido. La habitación donde se encontraba era amplia, con un hueco para el armario en una de las paredes; probablemente sería un dormitorio.

Afuera, se escuchaban pasos que procedían de varias personas. El pulso se le aceleró, su corazón latía fuertemente en su pecho, contando cada segundo como si fuera el último de su libertad. En ese momento, había alguien justo al otro lado de la puerta, pudo apreciar una sombra bajo ella. Ahogó una exclamación de sorpresa y se tapó la boca con la mano, calmando también su respiración agitada. Lo más silencioso que pudo, agarró el pomo de la puerta, en un vano intento de impedir que entraran.

La sombra aumentaba de tamaño conforme su dueño se acercaba más. Sus ojos pasaron veloces por las cuatro paredes que le envolvían, en busca de una vía de escape. Sin embargo, con las ventanas tapiadas y los huecos de los armarios vacíos, la única forma de escapar era por la puerta principal… Y, para llegar hasta ella, antes tendría que pasar por delante de ellos.

El arma ya no le reconfortaba. Por muy rápido que fuera disparando, no podría contra todos, no solo. De una forma u otra, acababa de firmar su sentencia de muerte.

Se hacía una idea de quiénes podrían ser… y no eran pensamientos tranquilizadores. Finalmente, le habían encontrado.

«Claro que no es un broma —se dijo—, es una trampa».

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6 comentarios

  1. 1. susylg dice:

    Me encanta cómo mantienes el suspenso hasta el final, se nota que te gusta el género policial. A mí también aunque lo combino con lo sobrenatural. Si te apetece leer mi relato es el 32 tu vecino.
    Abrazo

    Escrito el 17 julio 2018 a las 18:59
  2. 2. JUANA MEDINA dice:

    Hola,
    Primera vez que te leo. Excelente suspenso y tensión en el relato.
    Tal vez haya que rever alguna coma o ausencia de ella. No soy muy buena señalando esas cosas.
    Felicidades

    Escrito el 18 julio 2018 a las 16:47
  3. 3. Kein V. Raad dice:

    Hola, Rachel Moonlight

    Me gustó mucho tu relato, de principio a fin. Bien escrito, con un suspenso muy bueno, y la manera en que cumpliste con el reto y la frase me pareció perfecta.

    Saludos.

    Escrito el 19 julio 2018 a las 19:49
  4. 4. M.L.Plaza dice:

    Hola Rachel.
    Gracias por leer mi relato.
    El tuyo me parece muy interesante. Logras mantener la tensión hasta el final.
    Lo que menos me gusta es que empleas frases demasiado largas, que dan demasiada información.
    Por ejemplo, al principio dices: «¿Es una broma…?», pensó. El cuarto estaba vacío, pero no solo el saloncito que le dio la bienvenida nada más atravesar la puerta, sino también el resto de habitaciones del apartamento.
    Yo pondría algo parecido a:«¿Es una broma…?», pensó.El cuarto estaba vacío como el resto del apartamento.
    Comprendo que es un tema de estilo y eso es muy personal. Es que me parece que tu texto sería un excelente microrrelato.
    Me ha gustado leerte.
    Saludos

    Escrito el 19 julio 2018 a las 20:21
  5. 5. Nats dice:

    Hola! Me encantó tu relato, bien contado, me enganchó desde el arranque, fluído e interesante. Nos seguimos leyendo! Te invito a que pases por el 37 si te animas. Saludos desde Colombia!

    Escrito el 26 julio 2018 a las 00:10
  6. 6. Laura dice:

    Hola Rachel.
    Tu relato me mantuvo en vilo hasta el final…que no termina. El suspenso continùa.
    Coincido en la forma de algunas frases que le darían màs elegancia al texto, pero es cuestiòn de estilo, como ya te señalò M.L. PLaza.
    Felicitaciones.
    Hasta la pròxima propuesta.

    Escrito el 28 julio 2018 a las 15:28

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