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UN SUEÑO PARA CONTAR - por Obdulia Molina Jara

UN SUEÑO PARA CONTAR
Con el entusiasmo de visitar un país que siempre he querido conocer, donde tuvieron lugar varios encuentros entre nuestro Libertador Simón Bolívar y su amada Manuelita Sáenz, busqué mi pasaporte en el armario y me dispuse a comprar un boleto para viajar a Quito (Ecuador),una vez ubicada con antelación, la agencia con cupos disponibles. Era un gran deseo por realizar, planeado durante un año y provocado por la lectura de un libro que causó en mí, fascinación: “Cartas de amor entre Bolívar y Manuela” el cual me hizo escribir un poema, al recordar la fecha de su natalicio, 24 de julio. De regreso, había caído la tarde y subiendo hacia el pueblecito de montaña donde resido, se abrió ante mis ojos un espectáculo crepuscular que dibujó en el horizonte una pareja bailando ¿tal vez un vals? que casi hacía llegar el tema musical a mis oídos…aquella imagen de bello atardecer me encaminó hacia un sueño profundo, en la cómoda butaca del Bus donde viajaba. Ya en otra dimensión, me aventuré al laberinto que me condujo a un escenario donde ocurrió lo que narro a continuación:
Había caído la tarde con la lenta partida de nuestro sol tropical, ocultándose entre nubes. Habíamos terminado el banquete de jugos, frutas, pan aliñado y otras delicias, para el grato momento. Despedí a la servidumbre y me vi en aquella casona de grandes puertas y ventanas, desde las que podía divisar las bellas flores de nuestra tierra, especialmente lirios rojos, intensos como ese fuego que hacía palpitar mi corazón. Corrí a mi dormitorio para contemplar una vez más, mi amplia cama vestida de sábanas blancas perfumadas y en especial, el gran mosquitero se me hizo una especie de bóveda, llena de estrellas para nuestro abrigo. Había tomado un baño con esencias y pétalos de rosa, que a su vez impregnaba la habitación.
En ese instante mi mente se nubló, no pude recordar porqué ni cuándo concertamos el encuentro, lo único cierto era que en el camino retumbaba el tropel de un caballo, cuyo golpeteo aumentaba cada vez más hasta llegar al portón, y callar justo donde se amarran las bestias. Era mi bien amado que ya se acercaba con una pequeña bolsa de cuero, donde seguro abrigaba sus libros y escritos interminables. La luna llena, cómplice, le iluminaba el rostro donde una sonrisa espléndida incitaba el encuentro. De prisa fui a remover la pesada pieza metálica que trancaba la puerta, para abrigar a aquel hombre, que de seguro venía helado con la brisa de la noche.
Su entrada lo cambió todo, hasta las velas susurraron dándole la bienvenida, mientras mis ojos incrédulos le otorgaron permiso para el abrazo tierno/tibio/inmenso que tanto había añorado. Aquel acercamiento estimuló el sentido de mi olfato al percibir plenamente el olor de la piel de aquel hombre; imposible de comparar, tal vez eran los olores de la brisa nocturna, a mastranto, a las hierbas del camino. Sin la noción del tiempo, sin la secuencia cotidiana yo lo llevé a mi templo como quien lleva al amante a reposar el alma.
Algo me despertó de mi profundo sueño, mi ser entero quiso volver al mundo inexplicable donde estaba embriagada, pero se me extravió el camino de regreso, sólo me quedaban los olores, las sensaciones y el éxtasis del momento. Mejor así, me dije….mejor no recordar a plenitud aquella vivencia ocurrida en planos inexplicables. Era y no era, sin embargo recordé su uniforme militar, sus botas negras, su capa de abrigo, el cabello despeinado y la energía avasallante de sus ojos negros, al mirarme. Sin duda era él, a quien mi alma estuvo añorando la noche del poema. No me importa que escape de toda cordura mi experiencia somnolienta, sólo pretendo conservar el ímpetu de su voz y la ternura de sus manos tibias en mi piel. Rápidamente busqué en mi bolso lápiz y papel, para plasmar fielmente lo vivido….quedó guardada la intimidad en el silencio, esa que no se puede narrar ni describir con certeza… sencillamente, sólo puede sentirse y en este caso, para convencerme y certificar…. que ha vuelto mi Libertador inolvidable, un hombre digno de ser amado eternamente con su mirada de fuego, y que no se irá jamás!
SI, HA VUELTO EL SOLDADO: BOLÍVAR AMANTE, descendiente de Vascos pero nuestro, nacido al calor del Caribe…

Obdulia Molina Jara
San Antonio de los Altos, Venezuela
25 de julio 2018

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4 comentarios

  1. 1. beba dice:

    Hola, Obdulia: Un relato muy emotivo envuelto en las brumas del ensueño y de la admiración por Bolívar. Muy lírico, más que dramático. Sí es una escena, como lo pide la consigna, pero el desenlace se diluye sin demasiada intensidad. un saludo.

    Escrito el 18 agosto 2018 a las 01:37
  2. 2. Gustav dice:

    Hola Obdulia.
    Un relato romántico bien contado, lo tendrás siempre presente.

    Creo que deberías haber marcado algún respiro con un punto y aparte y espacio para separar algún párrafo, ya que se hace algo pesada la lectura.

    No sé si ya lo tenías redactado antes de publicar el reto porque el relato no se corresponde con el reto planteado.

    Buena escritura.

    Saludos.

    Escrito el 20 agosto 2018 a las 17:13
  3. 3. M. D. Moya dice:

    Un texto muy emotivo y una narración que sin duda ayuda a sumergirse en el relato. Felicidades.

    Escrito el 20 agosto 2018 a las 17:27
  4. 4. Carlos Alma dice:

    Hola Obdulia,
    Tu relato es muy poético, muy romántico en la descripción del ambiente y la acción que tiene lugar. Me ha evocado a las narraciones de Isabel Allende.

    El primer párrafo me parece más forzado, menos pulido, quizás se deba a la necesidad de introducir las tres palabras requeridas por el taller.

    Ha sido un placer leerte. Enhorabuena.

    Escrito el 23 agosto 2018 a las 15:38

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