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SOMBREROS EN LA SOMBRA - por Amadeo Belaus

SOMBREROS EN LA SOMBRA

Hace unos treinta y cinco años, me sucedió algo increíble, pero nunca nadie me creyó, por eso es que después de pensarlo decidí escribir lo que presencié aquella vez, con la espe-ranza de que algún niño, luego de leerlo o de escuchar, me crea, tal vez por haber participado en una aventura parecida. No espero lo mismo de los mayores, porque sé que somos poco fantasiosos o imaginativos.
Resulta que cuando yo tenía casi siete años, en esos días, el sol estaba bravísimo (así repetía mi madre) y fui con ella a comprar cinco sombreros para toda la familia. Llegamos a la tienda especializada, que era la misma fábrica. El salón de ventas era enorme, lleno de pasi-llos, estanterías altas, perchas y maniquíes. ¡En serio! , era un verdadero laberinto con curvas, escalones y fuertes luces en el techo.
Mientras mi madre preguntaba sobre los modelos, tamaños y precios, yo aprovechaba para conocer los pasadizos y rincones del salón. Así llegué al final de un pasillo angosto, hú-medo, con muy poca iluminación y fue entonces cuando escuché voces. ¡Eran seis sombreros que discutía! Ví cómo gesticulaban con sus partes más blandas y flexibles. Me escondí bien agachado para que no me descubrieran y presté atención a lo que decían:
— Yo vuelo más alto que cualquiera de ustedes —aseguró un Fedora, mostrando orgu-lloso su cinta en la base.
— Y yo llego más lejos que cualquiera de los presentes en el salón. Llego hasta el ho-rizonte —dijo un Jipijapa con sus fibras de palma relucientes.
— ¡No mientas! Al horizonte nunca se puede llegar: vos te acercás y él se aleja. Es una línea que nunca se puede tocar —explicaba una gorra rusa Ushanka, de piel peluda, con grandes orejeras.
De pronto todos se silenciaron: parecían pensar en lo dicho por la gorra. Tres asentían por haberlo entendido y los otros, inmóviles, parecían dudar.
— Y yo vuelo a otros países bien lejanos —dijo un Acubra o chambergo australiano.
— ¿A cuáles? —preguntó un sombrero de vaquero texano, que todavía no había parti-cipado en la discusión.
— A cualquiera, aunque no entienda el idioma de los sombreros de allá.
— No puedes viajar al extranjero si no tienes pasaporte y ninguno de nosotros lo tiene ni puede conseguirlo —gritó ofendido el Jipijapa—. No tenemos pasaporte porque no pensaron en exportarnos.
— No miento. Digo que me gustaría conocer otros países para saber si las cabezas de los humanos son iguales a las que conocemos por aquí —aclaró el Acubra.

Siguieron hablando, hacían chistes y criticaban a otros sombreros de estanterías aleja-das, principalmente a uno de ellos a un Nón Iá modelo chino o japonés, cónico, de paja. Todos reían y se burlaban por la forma extraña de ése cubrecabezas y decían que tenía defectos de fabricación, por mal cosido. Y eso no me gustó y cuando estaba por retarlos y pedirles más respeto por su colega, todos se callaron y sin moverse ni un milímetro vieron y también yo ví que se acercaba el vendedor y mi madre. El hombre, le mostró varios y luego tomó un Fedora de color igual al que recién había hablado, de color marroncito, que estaba en una estantería cercana y lo probaron en mi cabeza. Calzó justo y me gustó porque era claro, alegre y liviano. Después de conseguidos todos los que necesitábamos, salimos con una gran bolsa con los cinco sombreros diferentes.
Apenas llegué a casa me fui al patio con mi Fedora y sin que nadie me viera, le hablé, hablé y hablé, le conté historias, aventuras en la escuela, travesuras con mis hermanos pero nunca me respondió ni dijo nada. Sé que me escuchaba, pero no me habló. Tal vez conversa-ra solo con otros sombreros. No lo sé.
Les pido a quienes lean o escuchen esta historia, que sepan que fue real, que me pasó a mí… o mejor dicho… creo que me pasó cuando yo era un niño.

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17 comentarios

  1. 1. Amadeo dice:

    A quienes me lean, les pido disculpas por las palabras “cortadas” que se forman solas, cuando quieren (al copiar/pegar). Ya averigüé como evitarlas. No volverá a suceder. (Espero)

    Perdón y gracias por leer y comentar
    Saludos
    Amadeo, Argentina

    Escrito el 17 agosto 2018 a las 19:00
  2. 2. Jose Luis dice:

    Hola
    Me ha resultado entretenido tu cuento y me ha gustado bastante.
    Aclarado lo de las palabras cortadas con un guión en medio, la verdad es que la gramática está bastante bien, lo único que he encontrado es esto:

    ¡Eran seis sombreros que discutía! ————– discutían

    Por lo demás, está bien narrado y descrito, usando pocas palabras pero precisas. Un cuento breve, pero bien cosido (como los sombreros). En resumen, buen trabajo.
    Un saludo

    Escrito el 18 agosto 2018 a las 00:38
  3. 3. Seigel dice:

    Hola Amadeo,

    Me ha entretenido mucho tu relato, me gusta la idea de que los sombreros hablen. Es una manera muy original de afrontar el reto opcional, felicidades por la idea.

    Una lástima que entraran la madre y el vendedor, me hubiera gustado saber cómo hubieran reaccionado los sombreros. Cosas que pasan supongo.

    Estoy el último de la lista (138) por si alguien quiere pasarse.

    Felicidades por el relato, ¡nos leeremos en futuros talleres!

    Escrito el 18 agosto 2018 a las 15:26
  4. 4. Alétheia dice:

    Hola Amadeo.

    Curiosa conversación de sombreros. Se nota que conoces los tipos que hay, a partir de ahora me fijaré más cuando vaya por la calle, y seguramente recuerde tu historia.

    Entiendo el trasfondo a cerca de la imaginación de los niños (aunque también adultos), aunque me quedé con ganas de algún detalle más.
    Me ha gustado en especial cuando el Acubra dice al chambergo australiano: “digo que me gustaría conocer otros países para saber si las cabezas de los humanos son iguales a las que conocemos por aquí”. Porque es como la perspectiva del viaje de un sombrero, viajan sobre mentes.

    Te animo a seguir participando en el próximo reto.
    Mi relato es el 120 por si te animas a pasar.

    ¡¡Un saludo!!

    Escrito el 18 agosto 2018 a las 16:36
  5. 5. beba dice:

    Muy bueno. Está bien escrito, y reproduce la forma de narrar de un chico.

    Escrito el 18 agosto 2018 a las 19:38
  6. 6. Marlene Flores González dice:

    Hola Amadeo:
    Me encantó tu relato. Genial, eso de poner a conversar a los sombreros. Te felicito. Gracias por tu comentario para mi relato.
    Saludos

    Escrito el 19 agosto 2018 a las 04:34
  7. 7. Carlos Alma dice:

    Hola Amadeo, ¡gracias por comentar mi relato!
    Me ha gustado tu historia y como muestras tu conocimiento o research que has hecho en el tipo de sombreros y como le has dado sus distintas personalidades.

    Encuentro que algunos incisos entre comas hacen las frases demasiado largas o confusas.

    Nos leemos en la próxima.

    Escrito el 19 agosto 2018 a las 09:08
  8. 8. ANGEL CLIMENT dice:

    Hola Amadeo: Me gustó tu historia, idea genial lo de conversar los sombreros, distraido, atrayente, en tu linea.
    Estoy el 114 – nos leemos – saludos

    Escrito el 19 agosto 2018 a las 11:47
  9. 9. Laura dice:

    Hola Amadeo.
    Muy buena inclusiòn de las palabras, totalmente natural.
    Muy bien escrito desde lo formal.
    Saludos.
    Hasta la pròxima.

    Escrito el 19 agosto 2018 a las 12:11
  10. 10. María Esther dice:

    Hola Amadeo, muy buena la conversación de los sombreros, con naturalidad y frescura.Para los niños,la imaginación no tiene límites.
    Disfruté de la ingenuidad del relato
    Saludos.

    Escrito el 19 agosto 2018 a las 14:17
  11. 11. Norelkis dice:

    ¡Hola! Me ha parecido una historia bastante graciosa, aunque me ha llamado la atención que a veces las palabras eran separadas por el guión como “pasi-llos”, por el resto pensé en sobreros con lenguas largas en forma de cinta, jajaja muy bueno.

    Tienen razón con lo del horizonte.

    Escrito el 19 agosto 2018 a las 21:01
  12. 12. Galia dice:

    Buen día Amadeo, en realidad no coincido contigo, para mí se enlazan bien las dos situaciones pero en literatura las interpretaciones son personales.
    Me gustó mucho tu cuento, la personificación de los sombreros, es muy fresco, original, y hasta realmente despierta deseos de compartirlo con nuestros niños.
    Nos seguimos leyendo.
    Saludos
    Galia

    Escrito el 20 agosto 2018 a las 14:55
  13. 13. Doralú dice:

    ¡Hola Amadeo Belaus!

    Muy original tu manera de asumir el reto. Es un hermoso relato contado por un adulto, con ojos y pensamientos todavía de niño. Lo disfruté un mundo.

    Un abrazo

    Escrito el 20 agosto 2018 a las 20:30
  14. 14. eris dice:

    Hola. Muchas gracias por tu comentario. Muy buena forma de meter las palabras sin que suene forzado y un relato muy original con las conversaciones entre los sombreros. Felicidades. Saludos.

    Escrito el 21 agosto 2018 a las 18:19
  15. 15. Pablo Pagola dice:

    Buenas Amadeo,
    Me ha gustado muchisimo tu relato. Muy vivaz, descriptivo y con un ritmo genial. Me ha recordado mucho a esas historias que nos contaban de niños y tanto disfrutabamos.
    Creo que tu relato tiene un grandisimo potencial para contar un cuento o un libro, mucho mas largo, y dirigido a los niños.
    Me ha encantado, de verdad
    Un saludo

    Escrito el 22 agosto 2018 a las 19:42
  16. 16. Susana dice:

    Hola Amadeo

    Me gustó tu relato. Es sencillo y de fácil lectura.

    Personalmente, me hubiera gustado que el niño hubiera elegido al sombrero chino/japonés, ya que era al que criticaban más y se burlaban de él. Creo que si lo hubieras hecho de esa forma, podrías transmitir un mensaje más fuerte a los niños. Tu relato me gusta para cuento infantil, y que mejor cuento para niños que uno que transmita un bonito mensaje.

    Si gustas ir a leer y comentar el mío, es el no. 131

    Saludos!

    Escrito el 23 agosto 2018 a las 18:33
  17. 17. Francisca dice:

    Hola Amadeo, gracias por pasar por mi relato!

    Ya comentado lo de los guiones y el uso del plural en una oración, no tengo más que decirte que me gustó mucho!!

    Me pareció muy divertido, y me hizo acordar a El Principito por momentos y que hay que mirar las cosas como chicos muchas veces.

    Saludos! Espero verte en otro reto

    Escrito el 25 agosto 2018 a las 19:31

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