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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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La niñez en el ocaso de un vaquero - por Osvaldo M. Vela

Hay algunas vivencias que cuestionan: ¿cómo no contarlas, si el contenido es enseñanza pura?
El poblado “La Lajilla”, Tamaulipas, fundado en 1880 por decreto con la firma de Porfirio Díaz, se vuelve otorgante de una historia. Entre 1921 a 1940 se establece en los pueblos de México el programa de escuelas rurales, sin saber a ciencia cierta el año en que llegó al caserío de mi niñez. Lo que sí es que para 1960 la “Escuela Rural” ya existía en el pueblo.

La enseñanza se impartida en una solitaria aula. Lugar que en otro tiempo se utilizara para venta y limpieza de sombreros. Seis montones de pupitres esparcidos por aquel cuarto representaban los años escolares de primero a sexto: una sola maestra para dicha enseñanza.

En una visita reciente al pueblo mis recuerdos se encendieron: yo, recargado en una de las paredes de aquel recinto, reviví una historia digna de contar. El cuarto estaba vacío y mostraba las marcas de tiempos violentos.

Fue, durante sus primeros años, que llegó a la escuela un niño prodigio. La maestra se vertía en alabanzas al alumno.
Aquel infante podía memorizar con facilidad cualquier poema; además, poseía el uso de un lenguaje muy por encima del comunicar de los pobladores. Su entendimiento de los números era profundo. Su nombre Juan José.

De aquella que fuera una niñez brillante, la mente del pequeño en su pubertad, se convirtió en un laberinto ausente de conocimiento. De todo lo comunicativo que fue, el chico se volvió callado. El horizonte de un futuro grandioso terminó siendo normal. Para vivir en un escenario tan escueto no se requiere pasaporte. Él se acostumbró a residir en su nuevo entorno.

Lo que nunca perdió Juan José fue su gusto por la lectura; especialmente los cuentos de ciencia ficción. Este gozo por personajes inexistentes lo alejó de un convivir normal. Al paso del tiempo todo mundo lo llamaba simplemente “Juanjo”: se le juzgaba como ausente mental.
La principal garantía que Juanjo poseía era una honestidad a prueba de balas. Nunca se atrevería a tomar algo que no fuera suyo.

Los ganaderos que lo empleaban confiaban plenamente en él. Lo mismo distraído de su laborar le permitía cambiar de patrón muy seguido. Se acostumbró, en este deambular entre patrones, el dejar satisfechos a todos.
Allá por los años del 2005, en una visita de acercamiento con la naturaleza a uno de los ranchos de la región, me topé con “Juanjo”. Su responsabilidad era estar al cuidado de los animales. El Dr. Ángel Cárdenas era otro de los invitados al rancho.

Entre amaneceres preciosos y faenas sin fin, se llegó la hora de partir.
Juanjo no desaprovechó la oportunidad para pedirle un favor al Dr. Ángel: le dijo de un libro muy grueso que vio junto a su cama. Le externó su pasión por la lectura, pero que por mucho que pidiera libros a sus patrones, ellos nunca se los concedían.

El Médico le contestó que el tomo que había visto era un libro de anatomía, Biblia de la sabiduría médica, para luego agregar: “Pero con mucho gusto te dejo tenerlo por un año. El próximo diciembre planeamos regresar y así te doy tiempo a que lo leas. En esa fecha yo recojo mi texto y tu expones lo aprendido en su lectura”.

La fecha pactada se cumplió. La pródiga natura brindaba de nuevo todo tipo de escenografía venida de la creación misma. La despedida se presentó.
Tiempo para el Médico de recoger el texto de conocimientos y preguntarle a Juan José lo que el libro le enseñara. Juanjo se explayó en su hazaña: “el libro doctor, lo leí tres veces. El conocimiento en él es increíble. Pero creo que la enseñanza mayor que contiene es la verdad más absoluta sobre la salud: para la última enfermedad, de cualquier paciente, no hay cura que valga”.

El Dr. Cárdenas, ante una réplica tan profunda y sin parámetros o fundamentos que la pudieran rebatir solo aseveró: “me hubiera gustado que alguno de mis maestros hubiese tenido tu misma destreza para evaluar enseñanzas”.

Para mí, conocedor de su niñez y del asombro que había despertado en aquella “Escuela Rural” hoy exenta de pupitres o alumnos, su réplica me llevó a deducir que el niño prodigio aún vivía en aquel cuerpo ajado por el tiempo y los laborares. El retarlo a una empresa, para probar sus alcances de educando, le permitió al pequeño genio que llevaba dentro, mostrar la brillantez de antaño: vaya respuesta.

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22 comentarios

  1. 1. IreneR dice:

    Buenas, Osvaldo.

    Un relato muy curioso, me ha gustado. Algunas veces los genios pasan completamente desapercibidos pues nadie les reta a seguir desarrollando su inteligencia y se aburren en las clases.

    Aunque para ser un texto tan cortito, la introducción que haces del lugar me ha parecido un poco larga. Cuentas la historia de Juanjo, pero hasta que esta comienza a desarrollarse me ha parecido un poco tarde y ya me había empezado a preguntar qué era lo que estaba leyendo. Pero vamos, esto puede ser cosa mía.

    He encontrado un pequeño error al principio del texto:
    “La enseñanza se impartida en una solitaria aula.”

    Y no he entendido porqué algunas veces escribes Juanjo entre comillas y otras no, o porqué pones Médico, con la m mayúscula. Es su profesión, no su apodo, ¿no?

    Escrito el 17 agosto 2018 a las 17:38
  2. 2. Luis Ponce dice:

    Hola Osvaldo.
    Que gusto leerte, si, hay un error mecanográfico entre es y se.
    Bien, creo que lo mejor de leerte es darme cuenta de que has logrado un estilo muy propio de escritura. Eres como el cronista de tu pueblo. Tus relatos van cargados de un aire que se me hace polvoriento, asoleado, con sabor a chile y mezcal y con el sonido de las espuelas en los patios de piedra.
    Es una satisfacción leer tus relatos una vez al mes. Es como mi visita mensual al México de antaño.
    Saludos.

    Escrito el 17 agosto 2018 a las 23:43
  3. 3. beba dice:

    Hola, Osvaldo. Como siempre, un placer leerte. Muy buen pintura de época. Juanjo, una más de las lumbreras que quedan privadas de oxígeno cuando terminan la escuela primaria en un ambiente hostil y duro. Como dijo Bécquer: ¡Cuántas veces el genio dormido espera una voz que lo aliente a resurgir.

    Escrito el 18 agosto 2018 a las 21:05
  4. 4. Roger Nhicap dice:

    Hola Osvaldo,
    Un placer el reencuentro con tus relatos y, confío, ya recuperado de tus problema de salud. Me alegro.
    Nos cuentas una experiencia tuya que plantea una situación que todavía existe en buena parte del mundo, incluso en paises desarrollados: no reconocer, ni apoyar, el talento.
    Me ha gustado tu habilidad para colocar en el mismo párrafo las tres palabras obligatorias. En especial la frase: “…la mente del pequeño…se convirtió en un laberinto de conocimiento. Ok.Osvaldo, porque conviene distinguir entre información, hoy el acceso a la información resulta muy sencillo, y conocimiento, que requiere dedicación, y esfuerzo, para extraerlo de la información disponible.
    Me agrada leerte, por redactar con ese lenguaje tan peculiar que me agradables recuerdos de mis años mexicanos.
    Te mando un abrazo.

    Escrito el 19 agosto 2018 a las 09:32
  5. 5. ANGEL CLIMENT dice:

    Hola Osvaldo:
    Buen relato, me ha gustado, lo he leido con interes y enganchado. Sobre los posibles errores ya se me han adelantado.
    Nos leemos. Un saludo

    Escrito el 19 agosto 2018 a las 11:13
  6. 6. ANGEL CLIMENT dice:

    Hola Osvaldo:
    Buen relato, me ha gustado, lo he leido con interes y enganchado. Sobre los posibles errores ya se me han adelantado.
    Nos leemos. Un saludo

    Escrito el 19 agosto 2018 a las 11:13
  7. 7. Laura dice:

    Buenos días, caballero.
    En primer término, no sabe la alegrìa que me da saber que vuelve a este sitio. Me preocupaba no encontrarlo. Casi como que se forma una comunidad, cada uno con su particularidad, y me estaba extrañando su presencia. En algùn comentario suyo encontrè que habìa tenido una cirugía, espero que su recuperaciòn sea buena.
    Y ahora, sin màs preàmbulos, a lo nuestro. Como siempre, sus relator tienen el sabor de la vida de cuando èramos pequeños, de los pueblos perdidos en el calor de la siesta.
    No tengo nada que señalar, sòlo que siga escribiendo.
    Saludos y le deseo una buena recuoeraciòn.

    Escrito el 19 agosto 2018 a las 12:50
  8. 8. JUANA MEDINA dice:

    Hola Osvaldo,
    ¡Qué alegría tenerte de nuevo en el ruedo!
    Esta vez, en cambio, quien pegó el faltaso fui yo, pero sólo por razones de tiempo.
    Tu historia casi no necesita firma, lleva tu impronta desde la primera línea y me encanta. Por lo demás muy bien llevada.
    Espero que sigamos leyéndonos. Un abrazo.

    Escrito el 19 agosto 2018 a las 17:51
  9. 9. Leonardo Ossa (Medellín - Antioquia) dice:

    Hola Osvaldo, estoy muy contento de volver a encontrar un texto tuyo en esta participación. La historia sobre “Juanjo” me ha gustado mucho.
    Mi tiempo sigue escaso para escribir y las ideas se van diluyendo cuando no las escribo. En todo caso… sigue escribiendo.
    Un abrazo.

    Escrito el 20 agosto 2018 a las 16:31
  10. 10. Charola dice:

    Hola, Osvaldo. Primeramente darte la bienvenida, me alegra mucho encontrarte otra vez en Literautas. En estas vacaciones, muchas veces me preguntaba cómo has seguido con tu salud y encontrarte otra vez en Literautas me ha llenado de alegría y además vienes con un relato hermoso.

    Ya te dijeron los errores y te doy una sugerencia acerca de las comillas, ninguna era necesaria. Y otra no escribas Dr. sino doctor con minúscula.
    Nos seguimos leyendo. Gracias por la visita a mi relato.
    Un abrazo.

    Escrito el 21 agosto 2018 a las 02:43
  11. 11. Wolfdux dice:

    Buen relato, Osvaldo. Un placer volver a leerte. El par de cosillas que me han llamado la atención ya se han comentado así que nada más que añadir.

    Un saludo.

    Escrito el 21 agosto 2018 a las 09:00
  12. 12. Sophie dice:

    Hola, Osvaldo.
    He llegado a ti por el comentario que has hecho en el micro de M.S. Me ha gustado tu profundidad y he decidido visitarte.
    Como soy muy nueva en Literautas, no sabía de tu ausencia, pero, al igual que el resto de compañeros, deseo que la recuperación sea buena y puedas seguir escribiendo.
    Tu relato me ha conectado con los años de mi niñez, en una escuela de pueblo. ¡Gracias!
    Leerte ha sido un placer. Ánimo!
    Saludos.

    Escrito el 21 agosto 2018 a las 11:37
  13. 13. Amilcar Barça dice:

    Estupendo Osvaldo. Espero que solo hayas incluido en el relato, la sabiduría para contarlo. salu2

    Escrito el 21 agosto 2018 a las 11:41
  14. 14. Sophie dice:

    Rectifico: El comentario era al micro de Amilcar.
    Y lo que “denuncias” en tu relato es una triste realidad.
    Gracias por compartirlo.
    Más saludos.

    Escrito el 21 agosto 2018 a las 12:12
  15. 15. isan dice:

    Hola Osvaldo:

    Te devuelvo la visita con gusto. La primera impresión que me ha dado al leer este relato es que has echado mano de alguno que tenías elaborado previamente y lo has amoldado a las exigencias de este mes, lo cual no me parece mal, sino todo lo contrario. Hay que saber aprovechar material archivado. Yo también lo he hecho en alguna ocasión. Pero canta mucho ¡jajaja! El sexto párrafo que tiene cuatro líneas, lo has elaborado ex profeso para meter las tres palabras y un poco antes se te ha colado un “el cuarto estaba vacío” que era la premisa pedida el mes anterior.

    Entrando en materia, lo primero te comento tres tonterías para cambiar.
    “La enseñanza se impartida en una solitaria aula…” cambiar por impartía.
    “Al paso del tiempo todo mundo lo llamaba…” cambiar a todo el mundo.
    El médico no hay que ponerlo con mayúscula.

    En cuanto al fondo, encuentro un relato de vivencias con un lenguaje muy interesante para mí. Muy en tu línea. Te felicito porque me ha gustado.

    Un saludo.

    Escrito el 22 agosto 2018 a las 22:39
  16. 16. Ratopin Johnson dice:

    Hola Osvaldo,

    Buena historia, muy original. Y me ha parecido entrañable. Porque hay algo serio detrás, pero no hay drama en el relato. Y Juanjo parece feliz así, que pienso que es lo más importante en la vida, ser feliz.
    Por cierto, que después de leel el texto, y leer a los compañeros, me parece que nadie lo menciona, pero a mí me parece que Juanjo podría ser autista, o sufrir algún tipo de enfermedad parecida. No tengo muchos datos a los que agarrarme en tu relato para decir algo así, pero me vienen a la cabeza casos de niños así.

    Saludos, un placer como siempre

    Escrito el 22 agosto 2018 a las 23:22
  17. 17. Pilar dice:

    Hola, Osvaldo
    Gracias por hacer el esfuerzo de leer mi relato, no siendo, para nada, de temas que te atraigan. Es un orgullo que pararas en mi piso.

    Poco tengo que añadir a lo que ya te han dicho. Me ha parecido una historia conmovedora y dura a la vez por la tristeza que me produce que en este mundo, si no tienes una buena posición económica, las posibilidades se reducen, quedando desaprovechados los talentos como Juajo. ¿Es una historia real? No me extrañaría nada… pues lo cuentas con mucha convicción. Me encanta tu forma de narrar, esas expresiones que hacen del castellano un idioma universal, como «corrían los años 2005» que en España se pondría en singular.
    Perfecto, osvaldo, enhorabuena, me alegro de que estés de vuelta.
    Saludos

    Escrito el 23 agosto 2018 a las 09:29
  18. Me ha gustado tu relato, aunque algun párrafo, quizas por los diferentes vocablos con el idioma español lo he tenido que leer varias veces.Coincido en que la presentación es un poco larga y sin embargo la explicación de lo aprendido en el libro me ha dejado con ganas de mas
    Como siempre es un placer leerte, felicidades

    Escrito el 23 agosto 2018 a las 13:23
  19. 19. Vespasiano dice:

    Hola Osvaldo:

    Gracias por pasarte por mi relato y comentarlo tan generosamente.

    El inicio de tu historia me ha hecho recordar el proyecto de Escuelas Rurales en España en los tiempos de la República allá por los años treinta del siglo pasado y la labor impagable de esos maestros que se dejaron la vida en el intento y la represión que sufrieron después de la guerra civil.
    También me viene a la memoria el grupo teatral “La barraca” creado por Federico García Lorca para llevar la cultura hasta los últimos rincones del país.

    En relación al contenido de tu historia, me ha parecido un bonito homenaje a esos maestros que sin medios pusieron su granito de arena para sacar del analfabetismo a esas personas que viven en medios rurales.

    Por otro lado refleja la falta de interés de los gobernantes para seguir ampliando los medios necesarios para que personas como Juanjo, puedan seguir ampliando sus conocimientos y acceder a puestos de trabajo acorde con su talento.

    Me ha gustado también porque has aportado un poco de historia de tu país.

    Felicidades y seguiremos leyéndonos.

    Escrito el 26 agosto 2018 a las 19:54
  20. 20. dopidop dice:

    Buenas Osvaldo,

    Este mes me tocaba comentarte, pues mi relato está un par de puestos por encima del tuyo. Es un poco tarde, pero aquí estoy, creo que no te había leído nunca.

    Al principio me ha costado meterme en el relato, y no por que esté mal escrito (de hecho, todo lo contrario), si no por gustos personales: en los textos tan cortos me distrae tanta explicación y descripción inicial.

    Por lo que he leído en los comentarios, es tu forma de escribir, y la verdad es que una vez pasado el inicio, se me hace mucho mas agradable y atrayente, dejándome al final con un muy buen gusto.

    Me ha gustado ese aire que rodea al relato, como de historia que cuentan los lugareños de un pueblo. Como algo que roza el folklore de un lugar. Es una pena que sea muy real, y que personas como Juanjo no puedan demostrar todo el potencial que tienen.

    Me ha encantado que incluyeras el reto del mes pasado del cuarto vacío, me ha sacado una sonrisa en cuanto lo he leído.

    En general me ha gustado, y después de tantos comentarios, creo que no puedo aportar mucho mas. Gracias por compartir, y seguimos leyéndonos por estos lares.

    ¡Un saludo!

    Escrito el 28 agosto 2018 a las 10:29
  21. 21. Osvaldo Vela dice:

    Hola Juana Medina, a través de mi página te doy las gracias por tu comentario el cual, me hace sentir como pavo real.

    la historia la escribí para mandarla el mes pasado pero la cirugía evitó el poderla enviar. El Dr. Cárdenas de la historia es padre del cirujano que removió la prótesis para implantar una nueva.

    Agradecido como siempre. espero leerte de nuevo en septiembre.

    Escrito el 1 septiembre 2018 a las 02:46
  22. 22. marazul dice:

    Hola Osvaldo, amigo
    Tu estilo y manera de expresarte es tan diferente a todos los demás que no me atrevo a corregir nada.
    “ Cronista de tu pueblo” como te define algún otro literautas.
    Siempre didáctico, siempre costumbrista, siempre reivindicativo sin dejar de ser amable.
    Encantada de leerte
    Saludos

    Escrito el 1 septiembre 2018 a las 14:18

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