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Perdición por un sombrero - por Carmen Ramarama

Hacía tiempo que buscaba ese modelo tanguero pero en tejido panamá, en un color claro, ya que viajaría en verano. La semana siguiente me entregarían el pasaporte y cumpliría un nuevo sueño. Visualizaba un horizonte cercano y diáfano, que provocaba en mí, un estado de euforia renovado.
Finalmente abrí la puerta y entré a la tienda de sombreros. Se acercó la vendedora. Una mujer de grandes ojos oscuros, voz suave, dicción modulada y edad incalculable pero muy superior a los sesenta.
Le solicité el sombrero que deseaba comprar. Me guio hacia el interior del negocio, entre percheros y vitrinas, llaveros, cintos, pañuelos y otros accesorios. Caminamos de derecha a izquierda en un andar interminable. Subíamos y bajábamos escaleras en círculos, abríamos puertas y cortinados. Las galerías tenebrosas, húmedas y heladas, me hicieron dudar de que llegaríamos a algún lugar. Estábamos inmersas en un laberinto oscuro y sin fin. Ella seguía desplazándose y yo detrás, sin atinar a interrogarla acerca de lo que estaba sucediendo. Cuando caí en la cuenta y justo que iba a interpelarla, llegamos a un gigantesco pórtico blanco. La mujer apoyó ambas manos y la placa se corrió hacia un lado. Detrás apareció un enorme hombre blanco, muy blanco, con ojos achinados y parecía no tener boca.
No obstante habló y dijo:
–Soy el rey de los sombreros de panamá–, y continuó.—Pudiste llegar hasta mí porque seguiste a Ariadna, pero para poder llevarte el sombrero que deseas, deberás recorrer con éxito el camino de regreso, tú sola.
Giré como si fuera a encontrar aunque fuera un consuelo y advertí que Ariadna había desaparecido.
El desafío me involucraba sólo a mí y decidí aceptarlo. De todos modos no tenía otra opción. Entonces comencé a desandar el camino. No tengo idea del tiempo que tardé en arribar nuevamente a la tienda; ya no estaba la vendedora Ariadna y la distribución del mobiliario era diferente. Elegí mi tanguero de panamá como correspondía, después de haber cumplido con la parte de mi pacto con el rey y me dirigí al espejo, feliz por mi logro. Mas mi reflejo no estaba allí, sólo el del sombrero.

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8 comentarios

  1. 1. Galia dice:

    Hola Carmen, muy ingenioso el final, Ariadna se olvidó de darle el ovillo al personaje para que pudiera salir del laberinto.
    Bien hecha la ambientación.
    Nos seguimos leyendo.

    Escrito el 18 agosto 2018 a las 13:56
  2. Vaya vaya hay no me esperaba que fuera este tipo de relatos. Hasta cierto punto me parece un relato clásico y bien echo de eventos sobrenaturales. Me ha gustado bastante. Corto preciso y consiso. Saludos desde Venezuela cuando puedas pasas por mi relato el 130

    Escrito el 18 agosto 2018 a las 19:39
  3. 3. Anaisa dice:

    Gracias por indicarme que leyese tu relato. Tu revisión del mito me ha gustado mucho. Creo que es un buen relato. Sigue así.

    Escrito el 20 agosto 2018 a las 11:04
  4. 4. beba dice:

    Hola, Carmen: Un excelente relato, muy bien ambientado y con preciso manejo de los recursos narrativos. Genial el desenlace.

    Escrito el 21 agosto 2018 a las 00:47
  5. 5. De vuelto dice:

    Sorprendente sí es. Me recuerda “Del crepúsculo al amanecer”, la película de los vampiros. Me parece que habría que justificar por qué le pasa a ella, precisamente. Tal vez alargar en desenlace para hacer mayor balance.

    Mi relato es el #45

    Escrito el 22 agosto 2018 a las 17:04
  6. 6. Diego Alba dice:

    Hola Carmen.
    Tu relato me pareció genial, se lee muy fácil sin que por eso le falte complejidad. Esta bien proporcionado y tiene un final inesperado.
    Del lado de la crítica, me hacen falta más justificaciones de porqué pasa lo que pasa en el relato y como dice alguien antes, ¿porqué a ella?
    Un gran trabajo, se disfruta.

    Escrito el 25 agosto 2018 a las 05:03
  7. 7. Eugenia dice:

    Hola Carmen!

    Me pareció muy original el final del relato, me sorprendió.
    Un recorrido interesante y con mucha intriga.
    Lograste lo que deseabas, tu sombrero panameño.
    Nos seguimos leyendo.

    Escrito el 29 agosto 2018 a las 22:17
  8. 8. Perla preciosa dice:

    Querida Carmen Ramarama:
    La idea me encanta, aunque no haya demasiada acción. Soy de quienes piensan que esto no tiene por qué ser obligatorio. El hecho de hacer un viaje interno por el mismo sitio donde vas a comprar me parece muy entusiasta, dado que sugiere viajes internos por una misma, lo cual te invitaría a desarrollar también. Quizá eres capaz de describir una buena reflexión o retrato íntimo de ti.
    Me ha gustado incluso el detalle fantástico del rey, dado que también podrías extrapolarlo a otros ámbitos. En fin, me alegro de haberte leído, maja.

    Escrito el 30 agosto 2018 a las 09:27

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