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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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LA MUJER QUE AMABA LOS SOMBREROS - por Roger Nhicap

La luna desapareció en el horizonte entre los negros nubarrones que habían expulsado a las estrellas del cielo; para Julián eso fue un mal presagio. No obstante, decidió sentarse al volante del viejo Ford y dirigirse al Escorial, donde vivía su hija.

Probablemente, resulte difícil separar el momento en qué ocurre un accidente, del momento en qué empezamos a pensar que va a ocurrir. Y, por lo tanto, ocurre.

Dos meses después del suceso, regresó a su negocio en el viejo Madrid, una sombrerería antigua donde mezcló tradición y modernidad. En silla de ruedas observaba satisfecho como Manolo, el leal empleado y amigo, vendía un par de boinas clásicas a un joven friki.

Esa misma tarde la conoció. Quedó prendado con su prestancia y del precioso sombrero Borsalino que portaba. «No puedo dar las buenas noches a este mundo mientras existan damas con semejante empaque», pensó Julián, un castizo madrileño con señorío, galanura y mujeriego a rabiar. Una especie en extinción.

—Bienvenida, distinguida señorita—estrechó su mano y se presentó—. Julián Gómez para servirla. Lleva usted ese modelo Alessandria color camello con exquisita elegancia.

—Gracias caballero, lo compré en Roma. Adoro los sombreros y gorras de marca. Desearía ver el catálogo de Borsalinos de invierno. —Las palabras fluían despacio, con finura; sus miradas se cruzaron varias veces.

—Puedo mostrarle los sombreros recibidos. Sin embargo, hasta el viernes no tendremos el catálogo completo. Lamento en el alma este contratiempo, señorita.

—No importa, entonces volveré el viernes y también probaré sombreros. —Se aproximó a un Julián ensimismado—. ¿Me permite una indiscreción?

—“S’il vous plait, mademoiselle”.

—Gracias. —Sonrió—. ¿Su inmovilidad se debe a un accidente?

—Así es, querida señorita. Hace dos meses, me salí de la carretera deslumbrado por las luces de un vehículo; y volqué. Afortunadamente, viajaba sin compañía, solo me rompí varios huesos de ambas piernas. En una semanas empezaré a caminar con muletas.

—Tuvo suerte, ¿no? ¿Y los ocupantes del otro vehículo? —Fue modulando el tono de voz mientras, con naturalidad, posaba su mano en el hombro de Julián.

—Continuó su camino sin parar, es probable que su conductor, y posibles ocupantes, no fueran conscientes del accidente. Era una noche oscura y lluviosa, nos encontramos en la curva, toqué el freno y perdí el control después de cruzarnos.

—Me alegro por usted. Bueno, gracias por todo. —sentenció de repente, hilvanando ambas frases de manera muy apresurada—. Le dejaré mis datos y teléfono por si se demora el catálogo. —Rebuscó en un bolso atiborrado hasta localizar la carterita con tarjetas, aunque antes extrajo un libro, una funda rígida de gafas y un pasaporte español. Le dio una y salió—. Buenas tardes.

—Quedo a sus pies, señorita Susana. —Se adelantó hasta la puerta y allí la despidió—. Esperamos ansiosos poder complacerla el viernes.

La coquetería funcionó vista la cara de pánfilo de Julián y sus ceremoniosas expresiones, pero estaba confundido y miró a Manolo que había presenciado la escena con ojos de búho.

— ¿Qué opinas? ¿Investigaba?

—Julián, es una gachí de tronío, de toma pan y moja —respondió solemne—. Quizás investigase sobre el accidente, pero pretendía seducirte, tarea fácil por cierto ¡Espabila, majo! ¿Olvidas que eres un viudo atractivo, con parné?

—Habló Manolito, el arúspice del barrio. Corta el rollo, listillo.

—Es un presagio. Cuídate, es joven —afirmó displicente—. Voy a la trastienda a lidiar con el laberinto de papeles, aranceles y facturas.

Susana reapareció diez minutos después, con un semblante serio. Preocupada.

—Escúchame, Julián, que antes no me atreví a mencionarlo ¡No hables! Perdóname, yo conducía el otro coche: iba sola y me despisté en la curva. Juro que no vi tu percance. —Las lágrimas comenzaron a empañar los ojos de la mujer—. Hace días, cené con gente del SAMUR y, por casualidad, recordaron el accidente que atendieron aquella noche: coincidían el lugar y la hora. Localizarte fue sencillo.

Julián le entregó su pañuelo y ella secó las lágrimas: tres gotas.

—Gracias, agradezco tu confesión y valoro mucho que vinieses a comprobar mi estado. Susana, guapa, nunca culpé al otro conductor, pero como colaboradora del accidente debes reparar la falta con esta penitencia: me recoges en dos horas, cenita por la Cava Baja y a correr la noche madrileña ¿Conforme?

—Susana asintió con la cabeza. —Me arrepiento y acepto con gusto ese castigo —respondió sonriente.

— Manolito —gritó hacia el fondo—, tú te quedas y mañana abres la tienda ¿Verdad?

—¡Julianín que te pierdes! —respondió, y comenzó a cantar aquello de: ¿Dónde vas con mantón de Manila?…

… … …
En recuerdo del Madrid castizo de antaño.

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14 comentarios

  1. 1. Doralú dice:

    ¡Hola Roger Nhicap!

    Muy buen relato, se lee de un tirón. Aunque no conozco las palabras que supongo son del Madrid castizo de antaño, no tuve ningún inconveniente para entender y disfrutar este hermoso relato.

    En cuanto a la forma, donde dice: “En una semanas empezaré…” añadir la S al final.
    En este otro párrafo, creo que el guión largo inicial esta demás: —Susana asintió con la cabeza. —Me arrepiento y acepto con gusto ese castigo —respondió sonriente.

    Un placer volver a leerte
    Un abrazo

    Escrito el 18 agosto 2018 a las 20:41
  2. 2. S. Freeman dice:

    Hola, Roger Nhicap,
    Me gustó mucho tu relato, aunque, para ser sincera, no entendí gran parte. Es decir, el personaje principal está trabajado de forma excelente, su forma de hablar le da vida propia. Sin embargo, me parece que quedan ambiguas sus intenciones, tanto de él como de Susana. Y en la parte:
    “Susana reapareció diez minutos después, con un semblante serio. Preocupada.

    —Escúchame, Julián, que antes no me atreví a mencionarlo ¡No hables! Perdóname, yo conducía el otro coche: iba sola y me despisté en la curva. Juro que no vi tu percance.”
    Sentí que algo cambió de forma brusca, me perdí y tuve que releer.
    Puede que sea sólo mi impresión, pero creo que la historia tal vez no es para sólo 750 palabras.

    Un abrazo muy grande.
    Saludos.

    Escrito el 20 agosto 2018 a las 04:52
  3. 3. Andrés Scribani dice:

    Hola, Roger.

    Me gustó mucho tu relato, tienes un estilo particularmente interesante.

    No hay mucho que corregir, solo noté que en el segundo párrafo acentuaste un par de “qué” que no debías.

    Mi relato es el #47 “La pequeña Venecia”

    Espero poder leerte en otro momento. Saludos.

    Escrito el 20 agosto 2018 a las 07:30
  4. 4. Osvaldo Vela dice:

    Hola Roger, que buena historia has plasmado con tus letras. Un recurso que me gustó es el del presentimiento por la forma de plasmarlo:

    “Probablemente, resulte difícil separar el momento en qué ocurre un accidente, del momento en qué empezamos a pensar que va a ocurrir. Y, por lo tanto, ocurre”.

    O, tal vez, la premonición de Manolito:’Julián, es una gachí de tronío, de toma pan y moja. Quizás investigase sobre el accidente, pero pretendía seducirte, tarea fácil por cierto ¡Espabila, majo! ¿Olvidas que eres un viudo atractivo, con parné?’.

    Esta, de una expresividad muy madrileña, pero que me recuerda de costumbres de antaño que se perdieron en generaciones anteriores; de “mojar el pan”. Es sabido que, en las meriendas de media tarde, era símbolo de unión familiar.

    La palabra “majo” se la he escuchado en México a Hugo Sanchez que pasó varios años jugando para el Madrid.

    Gracias por proveer información de cosas que todavía están presentes en mi memoria.

    Sigue escribiendo que yo te seguiré leyendo.

    Agradezco tu visita a mi texto y tus muy buenas vibras. Gracias.

    Escrito el 20 agosto 2018 a las 11:40
  5. 5. Wolfdux dice:

    Buen relato, Roger. La introducción, comparándola con el resto del texto, me parece floja. Pero esta claro, que sin esa información adicional la esencia del relato se pierde. Un abrazo.

    Escrito el 21 agosto 2018 a las 08:54
  6. 6. Lunaclara dice:

    Hola Nhicap: veo que Julián no pierde el tiempo, jajaja… Me ha hecho gracia que endulces su accidente y solo sean dos piernas rotas.
    Las 3 lágrimas de Susana no me las creo. Por la tensión del momento tendría que estar llorando a mares.
    Por otro lado, tu relato está escrito de forma limpia y clara. No te hace falta complicarte para atraer al lector y invitarle a seguir leyendo.
    Muy bien escrito.
    Felicidades!

    Escrito el 22 agosto 2018 a las 18:03
  7. 7. Pilar dice:

    Hola, Roger
    Gracias por pasarte por mi relato y perdona mi tardanza en visitar el tuyo.

    Tengo que decirte que me ha resultado muy ameno, muy bien orquestado en cuanto a personajes, diálogos y lenguaje utilizado. Muy del Madrid castizo, sí señor.
    Me he reído con la imagen que has creado de la clienta, por un lado muy fina y elegante y, por el otro, con el bolso atiborrado de cosas. Ahí es cuando he sospechado que no era lo que pretendía aparentar, sino que había entrado en la tienda por algún motivo. Y, además, me ha sorprendido.

    Solo hay una frase que se me ha atragantado:
    “Quedó PREndado con su PREstancia y del PREcioso sombrero Borsalino que portaba.”:No sé si ha sido a propósito, pero resulta rebuscada y no suena bien.

    Aparte de esto, que no desmerece para nada tu trabajo, solo decirte que me he alegrado de leer esta historia tuya tan simpática y que espero que haya una segunda parte.
    Un saludo!!!

    Escrito el 22 agosto 2018 a las 23:01
  8. 8. tyess dice:

    No sé exactamente por qué, pero esta frase es toda una montaña rusa:
    “Probablemente, resulte difícil separar el momento en qué ocurre un accidente, del momento en qué empezamos a pensar que va a ocurrir. Y, por lo tanto, ocurre.”
    Empieza como si nada, y apenas estaba asimilando que dijiste ‘accidente’ y que algo malo va a ocurrir, ¡no vi venir la siguiente frase!

    En general, me gusta como dosificas la información y dejas migas con un gesto o un diálogo. Me di el gusto de decir “¡Lo sabía!” cuando ella confesó. Sí, me gustan esos rompecabezas que caen en su sitio fácilmente al final.

    Escrito el 23 agosto 2018 a las 05:34
  9. 9. maria emilia dice:

    me gusto y me atrapo pero me descolocó cuando Susana vuelve,cambia totalmente la atmósfera de misterio.

    Escrito el 24 agosto 2018 a las 00:07
  10. 10. Maurice dice:

    ¡Hola Roger!
    Me gustó mucho tu historia. Está bien escrita desde lo gramatical y es de lectura sencilla. Considero el argumento y la trama adecuados. Personalmente, imaginé que Susana era la conductora del otro vehículo; quizá se deba al hecho que la mujer apresuró su partida de la tienda. No sé si fué un recurso que usaste a propósito, o salió casualmente. Tal vez hubiese sido más intrigante el trabajo seductor de Julián un poco más elaborado. Quedó cómo que Susana se veía obligada a salir con él; mejor si ella también se hubiera sentido seducida, aunque no lo describieras en el relato, dejándolo como final abierto, en suspenso. Igual, estuvo bueno, muy bueno. Felicitaciones.

    Escrito el 24 agosto 2018 a las 00:21
  11. 11. María Jesús dice:

    Hola Roger: Tu relato me ha gustado mucho, quizá porque soy madrileña y me identifico con la chulería de sus personajes. Algunas frases son muy contundentes, cosa que demuestra el dominio que tienes del lenguaje. La historia en si es muy agradable, y se agradece que acabe bien. En definitiva, un buen trabajo.
    Saludos.

    Escrito el 29 agosto 2018 a las 11:06
  12. 12. marazul dice:

    Hola Roger: tu relato, a pesar del accidente, es positivo. Suavizas la desgracia con el resultado de unas piernas rotas. El lector siempre imagina lo peor uffff…..
    La mujer es atractiva y el protagonista un seductor; entonces tú historia tiene los ingredientes necesarios para distraer y dejar buen sabor de boca al lector. Se nota cierto sentido del humor muy “ tuyo”. Es tu toque personal.
    Por ponerte un pero te diré que hay dos “que” con tilde y no deberían de llevarla.
    El estilo chulesco está muy presente en el texto: “ Susana, guapa…” Me resulta gracioso.
    Encantada de leerte Roger
    Saluditos, guapo…!

    Escrito el 29 agosto 2018 a las 14:28
  13. 13. Roger Nhicap dice:

    Muchas gracias a todos mis lectores por vuestras visitas y las opiniones, sugerencias y correcciones: las tendré todas muy en cuenta. Me alegro que, en general, haya gustado este pequeño homenaje al Madrid castizo (conozco muy bien Madrid, me gusta y forma parte de mi vida. Residí allí cuarenta años y mis hijos, y dos nietas, son madrileños).
    Esta semana, sin falta, pasaré a leer y comentar los relatos que tengo pendientes de algunos de vosotros.
    Gracias. Un abrazo a los chavales y besos a las chulapas.

    Escrito el 29 agosto 2018 a las 16:52
  14. 14. Laura dice:

    Hola Roger.
    Me ha gustado tu relato, aunqe considero el principio algo insulso y cortante. Creo que simplemente podìas haberlo omitido ya que en el diálogo lo retomas.
    Me resultò algo innecesario la inclusiòn del pasaporte, no le encuentro sentido.
    No me cierran las tres làgrimas con que la mujer aparezca diez minutos despuès muy seria.
    Todos ellos son detalles que en mi criterio pueden modificarse mejorando el relato. Por supuesto, mi simple opiniòn.
    ME HAN ENCANTADO LAS EXPRESIONES LOCALES. LAS ADORO EN LOS TEXTOS, Sirven para dar color con su simple uso.
    Saludos.
    Hasta la pròxima.

    Escrito el 2 septiembre 2018 a las 13:19

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