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LA NOCHE MAS FRIA - por BEA

El olor a antiséptico y sangre flotaba en el ambiente, algo a lo que se había acostumbrado sin quererlo y sin lo que curiosamente, se sentía incompleta. El blanco pulcro de las paredes, camillas y suelos contrastaba con los morados, rojos y verdes de las personas que aquella fría noche de enero acudían a urgencias en busca de ayuda. A Sara nunca le habían gustado los turnos de noche, le recordaban demasiado a su primer y terrorífico año de carrera, "demasiada sangre", pensó.

Justo en aquel momento, la tranquila sala de urgencias se vio de pronto sacudida por lo que parecía ser una nueva emergencia. Sobre la camilla un corpulento hombre de mediana edad se desangraba debido a lo que los sanitarios habían identificado como heridas de animales.

—Dios santo, ¿Qué clase de animal hace una cosa así? —dijo uno de los enfermeros que intentaban contener sin mucho éxito una de las heridas.

—Mierda, lo que fuera tenía que ser grande —. Las caras de asombro se sucedían a medida que los enfermeros y médicos se iban acercando a socorrer al maltrecho paciente, pero aquello no fue nada en comparación a la cara que se le quedó a Sara cuando al llegar a la altura de la camilla ésta le abrió la camisa al hombre y descubrió en su pecho un imponente tatuaje en forma de laberinto.

Como pudo, se intentó reponer de la impresión que aquel tatuaje le causó, quizá fuera por la localización del mismo o quizá no, lo único que sabía era que aquel hombre y su tatuaje no le daban buena espina. No tuvo mucho tiempo de pensar en ello ya que debido a la complejidad de las heridas el paciente terminó falleciendo.

Miró desesperada el reloj de la sala de descanso descubriendo que sólo media hora la separaba de la liberación. De pronto una pequeña idea cruzó su mente, apoderándose de ella de una forma casi implacable. Echó un rápido vistazo a la puerta del ascensor y al ver que no había moros en la costa decidió escabullirse.

Un pequeño trayecto en ascensor y un gran nudo en el estómago después las puertas del pesado objeto metálico se abrieron pesadamente descubriendo al otro lado un lúgubre pasillo recto. Buscó a tientas el interruptor de cualquier luz que le pudiera producir un mínimo de la seguridad. Cuando al fin pudo hacerse con pulsador y lo presionó lo último que habría pensado encontrarse frente a ella era el cadáver del hombre que minutos antes había tratado de reanimar.

Sus ojos ahora tornados blancos la miraban sin ver de forma penetrante, su cuerpo inerte irradiaba un calor que jamás hubiera pensado que ningún ser pudiera emanar y de sus horrendas heridas hilillos de sangre comenzaban a brotar. De pronto el cuerpo del difunto alargó el brazo agarrándola con una fuerza que poco tenía que ver con nadie que estuviera declarado muerto, ni tan siquiera con alguien vivo.

Quiso gritar pero de su garganta tan sólo salió un graznido a medio camino entre el alarido y el horror más absoluto, más aún cuando se percató que el laberintico tatuaje del ser comenzaba a brillar con una luz azulada para ir desapareciendo de su cuerpo. Momentos después éste cayó al suelo sin signos de vida.

Sin un solo segundo que perder, la enfermera se metió en el ascensor y procedió a pulsar el botón de la primera planta frenéticamente. No fue hasta que no se cerraron las puertas de éste que se permitió soltar un aire que no sabía que había estado conteniendo. Intentó sin mucho éxito calmarse en el trayecto a los pisos superiores, sin embargo el hecho de ver que el tatuaje del difunto ahora se alojaba en su antebrazo no hizo mejorar su ya de por sí gran ansiedad.

Se cubrió la marca como pudo ante la inminente llegada al piso deseado, salió del ascensor, cogió tanto sus cosas como las del difunto y salió de allí sin mediar palabra con nadie. Fuera ya del hospital se sentó en un banco, sacó las pertenencias del cadáver y comenzó a echarles un vistazo.

—Asique eres inglés pedazo de cabrón —dijo echándole un vistazo al pasaporte del extraño—. Bueno supongo que tendré que hacerle una pequeña visita a la reina. —Se guardo el pasaporte, se cerró el abrigo y con decisión se echó a andar hacia el horizonte, allí donde vio que el sol comenzaba a asomar, intentando olvidar la noche más fría del año.

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8 comentarios

  1. Me parece muy original tu idea de una enfermera cazadora de muertos vivientes y ls atmosfera sobrenatural del relato. Encuentro un poco incoherente la frase de “quiso gritar…” creo que el personaje tendria idea del peligro al que se enfrentaba si cumplia una mision y en algunos momentos siento que te atoras con la redaccion. Lo del tatuaje que se mueve me encanto y la enfermera tiene potencial para muchas historias. Buen intento, sigue escribiendo

    Escrito el 18 agosto 2018 a las 05:38
  2. 2. Laura dice:

    Hola Bea.
    Los relatos fantásticos estàn a la orden del día. Es el tercero que leo y el tercero de ese género.
    Es màs que original lo del tatuaje que cambia de portador. Aunque creo que nos deberìas haber dado alguna otra pista con la enfermera porque algo le llamò la atenciòn del tatuaje, lo que sea que la impresionó, y luego emprende una bùsqueda. Es una enfermera especial.
    En cuanto a lo formal, creo que puedes revisar el uso de comas, que a mi criterio están algo escasas: Asi que eres inglés, pedazo de cabrón, por ejemplo.
    Demasiados posesivos en la misma oraciòn: Sus ojos ahora tornados blancos la miraban sin ver de forma penetrante, su cuerpo inerte irradiaba un calor que jamás hubiera pensado que ningún ser pudiera emanar y de sus horrendas heridas hilillos de sangre comenzaban a brotar.
    Alternativa: Los ojos ahora tornados blancos la miraban sin ver de forma penetrante. El cuerpo inerte irradiaba un calor que jamás hubiera pensado que ningún ser pudiera emanar y de sus horrendas heridas hilillos de sangre comenzaban a brotar.
    Dudo ademàs en este caso si corresponde comenzaban o comenzaron. Te dejo la duda. Otro que me lea tal vez pueda resolverla.
    Por lo demàs, buen relato, interesante con una historia para continuar.
    Saludos.
    Hasta la próxima.

    Escrito el 18 agosto 2018 a las 23:05
  3. Saludos BEA: Es agrado visitar tu sitio y agradecer tus comentarios.
    Tu texto es un relato que me enganchó de inmediato: No paré hasta encontrarme con el desenlace… un final abierto que da para completar muchas expectativas. Por otro lado aquellos aportes que superan la realidad (los cuales se ven en la dinámica narrativa como muy naturales), abre un sin número de puertas. Así, de ese modo el lector co-participa, imaginando finales sorprendentes.
    Relato bien logrado que te agarra desde el principio. Felicitaciones

    Escrito el 19 agosto 2018 a las 03:08
  4. 4. Antaviana dice:

    Hola Bea !

    Tu relato me ha atrapado de principio a fin, y lo he leído muy rápida y fácilmente para descubrir con intriga qué era lo que iba a ocurrir.
    Es una historia muy interesante y bien escrita, y ese final abierto me ha encantado.
    Solo comentarte como ya han hecho otros compañeros y en cuanto a la forma, que quizá falta alguna coma, y sobra algún posesivo, o algún pequeño detalle que se te ha pasado en la corrección, pero esto en nada resta la brillantez de tu historia.
    Felicidades!
    Saludos y nos leemos

    Escrito el 19 agosto 2018 a las 17:26
  5. 5. Carmen Sánchez Gutiérrez dice:

    Hola Bea:
    No soy demasiado aficionada a los relatos fantásticos, pero creo que tu idea es buena y la historia engancha. Al menos a mí.
    También he notado en tu redacción que faltan algunas comas determinantes, y eliminaría frases demasiado vulgares como ¨moros en la costa¨. Pero en general es un buen trabajo.

    Escrito el 21 agosto 2018 a las 17:22
  6. 6. beba dice:

    Hola, Bea: El argumento de tu relato es muy original,
    muy bueno; pero me quedan muchas intrigas; creo que debiera haber pistas (por ejemplo, recuerdos, mandatos subjetivos) que expliquen el afán de búsqueda de la enfermera. Coincido en la corrección de la puntuación.

    Escrito el 25 agosto 2018 a las 22:10
  7. 7. Perla preciosa dice:

    Hola, Bea:
    Coincido en parte con Carmen, en el sentido de que, pese a no ser demasiado aficcionada a la literatura fantástica, este me ha parecido muy original y atractivo, aunque también lo he interpretado como un delirio paor parte de la enfermera, horrorizada ante la presencia de un cadáver, y ante lo que cabría experimentar un ataque de ansiedad, como mínimo, si no un shoc y alguna que otra alucinación. Pues nada, te animo a seguir escribiendo.

    Escrito el 27 agosto 2018 a las 19:06
  8. 8. Charola dice:

    Hola, Bea.
    Primero agradecerte que dejaras tu comentario en mi relato.

    El tuyo me pareció muy original. Yo estoy escribiendo un libro de cuentos donde “una enfermera” es la protagonista, pero no siempre es la misma. Y me parece que este cuento de para una seguidilla de buenos cuentos. Lo he leído intrigada que no me he dado cuenta de los fallos. Quizás lo de ” moros en la costa” no estuvo acorde a la trama, pero en general me gustó y creo que tiene para que ahondes y sigas con el tema.

    Felicitaciones.

    Escrito el 31 agosto 2018 a las 06:14

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