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La cueva de la tigra - por María Esther

LA CUEVA DE LA TIGRA

Juan llegó a pasar unos días a la casa de su abuelo materno, que vivía en el campo, algo apartado de la ciudad. Venía dispuesto a tomar un buen descanso, sin celular, ni excesos de ningún tipo, porque los estudios lo tenían bastante agotado. Al regresar viajará al exterior con dos amigos, ya tiene pasaporte, visa, reserva, pasajes.
—Abuelo, esta vez quiero ir a la llamada «cueva de la tigra», así que voy a necesitar tus instrucciones, aunque no me interesa explorarla, simplemente hacer algunas observaciones del lugar, la entrada, si hay rastros de animales; en fin disfrutar de ese monte nativo tan hermoso.
—Bueno, con mucho gusto; ya te conté la historia, ¿verdad?
—Sí, claro, es algo fantástica, porque tigres, lo que se dice tigres por acá no se encuentran.
—Es verdad, yo no conozco, lo que sí he visto son yaguaretés, gatos de monte, que son muy ariscos y no abundan. También habitan la cueva, los murciélagos, los podés ver al caer la tarde cuando salen todos a comer.
—Y el camino, ¿cómo está?
—Bien, solo que se le han borrado algunas marcas, pero vos ya sos baqueano en el monte, no creo que tengas problema. Si querés te puedo acompañar.
—No abuelo, no es necesario, con tu explicación y el machete que me vas a prestar ya está.
Los primeros días, Juan descansó en aquel silencio increíble, se levantaba temprano con el canto de los gallos, tomaba mate con el abuelo que ya tenía el fuego encendido. desayunaba para dirigirse luego a las labores del día.
Juan arregló su mochila esa tarde, sacó lo que no iba a necesitar y guardó: agua, galletas, queso, frutas, cámara fotográfica.
Por el camino de la sierra, tosco, seco, pedregoso, cruzando el alambrado, se llegaba al monte, y al descender zigzagueante varios metros entre piedras y arbustos, en la palmera más alta de las tres que hay en ese trecho, se toma la senda de la derecha. La vegetación achaparrada y espinosa, daba paso a una pequeña corriente de agua cristalina entre cantos rodados. A veces, Juan tenía que usar el machete para despejar el camino que se estrechaba demasiado. Aquel monte era un verdadero laberinto, des pués de internarse en él no era fácil encontrar la salida. Pero Juan iba tranquilo.
La cueva aparecía de pronto entre dos piedras grandes apretujadas por la vegetación muy verde.
La entrada era ancha y baja, semi cubierta de ramas y espinas, dejando entrever la oscuridad reinante dentro.
El viajero se detuvo, hacía casi dos horas que caminaba. Se sentó sobre el pasto a descansar y a disfrutar de aquel regalo… Bebió, comió algo…
No se cuanto tiempo estuvo así contemplando el paisaje.
Al respirar ese aire tan puro lo atropellaban los recuerdos de la infancia…
Se decían muchas cosas en el lugar cuando él era niño: que en esa cueva vivía una tigra con sus cachorros que muy pocos habían visto. Pasado el tiempo llegaron personas desconocidas al lugar, que al parecer no respetaban la naturaleza y sus animales, como era costumbre de los pobladores.
Nadie más vio a la madre con sus crías, ni se supo qué destino tomaron. Todo quedó en el misterio, la leyenda se fue tejiendo cual telaraña: que a la cueva no se podía entrar porque era muy oscura, que los faroles se apagaban, que luego no se lograba encontrar la salida, que estaba llena de murciélagos, que había un olor nauseabundo que producía mareos que no se podía gritar porque el eco era interminable…
En esos pensamientos estaba Juan cuando percibió desde adentro algo parecido al brillo de unos ojos que rápidamente desapareció.
«¡ Qué tontería, unos ojos !» pensó, esbozando una sonrisa. Miró a su alrededor: árboles, pasto cielo, pájaros y enfrente, la cueva… nada más…Sin embargo cuando se puso de pie vio salir en un movimiento rápido, una crucera enorme, que seguramente esperaba con paciencia que llegara la hora de alimentarse, cuando los murciélagos salieran en bandada, pechándose con sus vuelos alocados.
Sintió los pies adormecidos, le pesaban demasiado. Quiso orientarse para regresar, y no pudo. Bebió agua, se tranquilizó. Caminó varios metros dentro de la vegetación enmarañada hasta que vio con alegría las tres palmeras, y en la más alta tomó a la izquierda. Aceleró el paso, debía salir pronto del monte, pasar el alambrado y llegar al camino…
En lo alto de la sierra se detuvo a contemplar sobre el horizonte, los cerros azules de singular belleza panorámica…

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15 comentarios

  1. 1. Gina dice:

    Hola,
    Me ha gustado la descripción que has hecho del lugar. Cuando ve los ojos en la cueva y luego se siente perdido pensé era el climax sin embargo termino la historia de una manera abrupta.
    Saludos y nos seguimos leyendo!

    Escrito el 19 agosto 2018 a las 02:02
  2. 2. María Esther dice:

    Gracias Gina por leer el texto.
    Sí,acepto lo que dices,pero el retornó a la infancia recordando las historias que le había hecho el abuelo. Luego al contemplar la cueva ve una serpiente tan venenosa, que huye,tratando de salir rápido del monte, quizás la idea de niño no concordaba con la realidad del momento.
    Te devolveré la visita.

    Escrito el 19 agosto 2018 a las 13:33
  3. 3. Galia dice:

    Buenas tardes María Esther, bueno el relato pero hay demasiadas descripciones y falta acción. El final es muy abrupto y sale del clima misterioso que habías producido antes.Ahora te hago un pequeña corrección gramatical. La siguiente oración: “Al regresar viajará al exterior con dos amigos, ya tiene pasaporte, visa, reserva, pasajes.” Al regresa, viajaría al exterior con dos amigos pues ya había obtenido pasaporte, visa, y había hecho la reserva y comprado los pasajes.
    Nos seguimos leyendo.
    Saludos.
    Galia

    Escrito el 19 agosto 2018 a las 21:33
  4. 4. Amadeo dice:

    María Ester:
    Primero agradecer tu comentario a mi texto.
    Muy buen relato, no veo el cuento. Creo que le faltó la resolución al conflicto (Aquel par de ojos). Juan va en busca de la cueva de la tigra y vuelve sin que le pase nada conflictivo.
    Cuando habla con el abuelo, no se indica si lo hace por TE o frente a frente (luego si se sabe que llegó)
    Dices: No se cuanto tiempo estuvo así… Quién no lo sabe¿Juan, o el narrador? Parece opinión de autor.

    Saludos
    Amadeo. Argentina

    Escrito el 19 agosto 2018 a las 23:09
  5. 5. beba dice:

    Hola, María Esther: aquí otra argentina sonriendo por los mates, el monte y los arroyos.
    Muy significativas las descripciones de paisajes, aunque coincido en señalarte que no hay conflicto para resolver en tu historia. Has escrito en forma correcta, salvo un par de errores que ya te marcaron. Un abrazo.

    Escrito el 20 agosto 2018 a las 01:37
  6. 6. María Esther dice:

    Muchas gracias Galia, Amadeo y beba.
    todos tienen razón, no hay conflicto. Creo que me dejé llevar por la placidez,la belleza del monte, que me limité a contemplar a disfrutar, olvidándome de la acción.Lo del final abrupto, ya me lo había marcado una amiga que me leyó antes de enviarlo, pero no lo supe resolver porque tenía el número de palabras exactas, y se me vencía el plazo, no me daba el tiempo para pensar en achicar.Tal vez, por lo que dice Galia,que hay muchas descripciones.De lo que estoy convencida es que se asustó y por eso salió muy apurado.
    Corregiré todo lo demás que me marcaron.
    Qué bueno, estar cerca de “hermanos argentinos”,como se dice acá en Uruguay.
    Gracias, nos seguiremos leyendo.

    Escrito el 21 agosto 2018 a las 00:57
  7. 7. Jose Luis dice:

    Hola
    Gracias por tu visita
    Tu relato me ha parecido un poco turbador. He notado cambios de tipo de narrador, cambios en los tiempos verbales, y algunas cosas más que habría que corregir. Las descripciones están logradas, la ambientación también, con ese aire algo gótico y misterioso. Suceden pocas cosas en el cuento; no hay mucho de donde tirar. Una persona visita una cueva, y luego se marcha. Eso es todo.
    Pero no pasa nada, de esta experiencia se puede aprender mucho, y la siguiente vez seguro que sale un cuento mucho mejor.
    Un saludo

    Escrito el 21 agosto 2018 a las 02:35
  8. 8. María Jesús dice:

    Hola María Esther: Se te dan muy bien las descripciones, no creas que no tiene mérito poder emplazar al lector a los paisajes que describes. Parece que todos los lectores esperamos la sorpresa al final del relato, aunque yo creo que no necesariamente tiene que ser así. Tu te has limitado a narrar un episodio en la vida de un joven haciendo hincapié en sus sentimientos. Quizá cuando mencionas esos ojos que el protagonista cree ver, es cuando das pie a pensar que va a pasar algo, pero no necesariamente tiene que suceder ¿no?
    En definitiva, que con tu relato demuestras que se te da bien escribir, al fin y al cabo esto es un taller, no un concurso.
    Saludos.

    Escrito el 21 agosto 2018 a las 10:34
  9. 9. Gustav dice:

    Hola María Esther.
    Haces una buena descripción hasta la entrada a la cueva, pero antes de la salida de Juan falta un toque de acción, de todas formas está bien elaborado.

    Un saludo

    Escrito el 21 agosto 2018 a las 17:13
  10. 10. María Esther dice:

    Gracias José Luis, María Jesús y Gustav.
    José Luis y Gustav coinciden con la mayoría de los comentarios anteriores, los que ya valoré y anoté.
    En cambio,María José da una opinión diferente,destacando la narración, que también otros compañeros señalaron como positiva.
    De todos modos, tengo claras las observaciones que agradezco muchísimo porque me motivan a seguir escribiendo.

    Escrito el 23 agosto 2018 a las 02:22
  11. 11. Cesar henen dice:

    Hola, Esther. Nuevamente gracias por tu visita y con gusto te comento tu relato.

    Hay varios errores que encontré:
    “desayunaba” Hay un punto antes y has escrito la d en minúscula.
    “des pués de internarse” Después está separada.
    “No se cuanto tiempo” Falta tilde en sé.

    Me ha gustado la historia, sin embargo a mí también me falto algo, el título es la cueva de la tigresa, yo esperaba que se le apareciera la tigresa y fuera como el momento o toda la razón por lo que había valido la pena la exploración.

    ¡Saludos!

    Escrito el 26 agosto 2018 a las 01:48
  12. 12. claudia fiori dice:

    Hola,Esther
    De tu relato me gustó el rescate de una leyenda y cómo la relacionás con la experiencia del abuelo.
    Cuando el protagonista se pierde, creí que allí podría detenerse el conflicto. Pero, como se ha dicho, la resolución aparece abrupta y sencilla.
    Es interesante la idea para trabajarla más.
    Un saludo
    Claudia

    Escrito el 26 agosto 2018 a las 22:59
  13. 13. María Esther dice:

    Gracias Cesar henen y Claudia fiori por visitar mi relato y hacer comentarios.He tomado nota para ir corrigiendo.
    Saludos a los dos.

    Escrito el 28 agosto 2018 a las 02:13
  14. 14. Laura dice:

    Hola María Esther.
    Yo tambièn soy de Argentina.
    Comprendo perfectamente tu relato.
    Coincido con algunas cuestiones desde lo formal que te han señalado.
    En cuanto al contenido, no me parece falto de nudo. Considero que el mismo se encuentra en la visualizaciòn de los ojos verdes, que para mì pueden pertenecer a la famosa tigra. Nada es demasiado extraño en nuestros campos para que sea irreal.
    Tambièn me ha quedado algo abrupto el final, aunque te haya quedado como anti clìmax a la tensiòn vivida en la boca de la cueva.
    En síntesis, creo que puedes explotar tranquilamente la cuestiòn rural con su carga de misterios y naturaleza, teniendo en cuenta detalles formales.
    Saludos.
    Hasta la pròxima propuesta.

    Escrito el 30 agosto 2018 a las 11:56
  15. 15. María Esther dice:

    Gracias Laura por tus conceptos tan alentadores. Yo no vivo en el campo pero desde niña lo frecuenté, yendo a casa de mi abuela y mis tíos, todos los fines de semana, y muchas veces nos quedábamos en carpa, a la orilla del monte por tres o cuatro días.Te imaginas qué disfrute.
    Por eso se me ocurrió intentar un relato en ambiente rural, que por cierto me sigue gustando mucho.
    Las diferentes opiniones siempre son bienvenidas porque enriquecen y enseñan. Desde que estoy en este taller, he aprendido mucho, gracias a la generosidad que se nos brinda.
    Nos seguimos leyendo Laura.

    Escrito el 31 agosto 2018 a las 00:28

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