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ENTRE LA ATALAYA Y MOHRAB - por Otilia

El taller de boinas que Esteban fundó a principios del siglo XX fue el pasaporte al éxito de toda su familia. La sombrerería “La Atalaya“ resistió los avatares de la historia e hijos y nietos del fundador se encargaron de ampliar el negocio.

Diana creció entre sombreros. Con ellos jugaba y se imaginaba historias como las que devoraba en los libros. Aquella tarde acompañaba a su padre en la tienda. Inmersa en la lectura percibió unos ruidos extraños. Al levantar la vista, vio a un apuesto joven vestido, tenía hasta espada, como los caballeros medievales. No se asustó porque sus ojos azules reflejaban bondad.

—No os alarméis hermosa dama, mi aparición es extraña pero mis intenciones honorables.
—¿Quién eres? ¿De dónde sales? —dijo asombrada.
—Soy Rob Bradbury, el príncipe de Mohrab. Bueno, era antes de que me mataran.
—Entonces, ¿estás muerto? —preguntó.
—No exactamente…
—¿Qué quieres decir?
—Que he estado lustros en “la segunda región”, tú estás en “la primera región” que es el mundo de los vivos…
—Pues eso, ¡qué estás muerto!
—No, soy un “Quipu”, muerto vivo. Los muertos vivos son los que aún alientan en la memoria de los que viven.
—¿Quién te convirtió en “Quipu”?
—El hermano menor de mi padre envenenó a nuestra familia con el propósito de ser él el monarca.
—¿Y qué puedes hacer?
—Sin vuestra ayuda, nada. El ama salvó a mi hermano pequeño. Vuestro amor por las historias de caballería me ha animado a pediros que me ayudéis a recuperar el reino para él.
—Pero ¿cómo te puedo ayudar?
—Mi corazón, para bombear la sangre necesaria, debe estar acompañado por un ser de “la primera región”. La misión que os pido es arriesgada.
»Hace tiempo llegaron a “la segunda región” dos oriundos de mi país. Contaron que el pueblo pasaba hambre y no tenía libertad. Todavía recordaban a mi padre con gran respeto en Mohrab y lo más terrible: los malvados habían descubierto a mi hermano.
—Os acompañaré. Diré a mis padres que voy unos días con una compañera a estudiar. ¡Ah! Me llamo Diana.
—Gracias, Diana.

Mientras veía a su padre vender una pamela, pasó la página y entró en un mundo paralelo.
La oscuridad poco a poco desapareció. El terreno tenía una singular orografía: grandes barrancos y cerros solitarios. La vegetación era casi nula y la temperatura heladora.

De pronto, en el horizonte apareció un enorme reptil que entre una gran polvareda les cortó el paso.
—Un dragón —dijo maravillada.
—No soy un dragón, aunque tengo el poder de prender fuego con la fuerza de mi mirada.
—¿Qué quieres? Déjanos pasar —gritó Rob mientras blandía la espada.
—Si queréis pasar, adivinaréis un acertijo —añadió y dio un resoplido que obligó a los jóvenes a agarrarse para no caer —. Zapatos de goma, ojos de cristal, con una manguera lo alimentarás…
—Déjate de necedades —espetó el joven en tono desafiante.
—Tranquilo, Rob. —Y dirigiéndose al monstruo le preguntó—: Si acierto ¿qué ganaré?
El reptil soltó una carcajada entretanto cavilaba.
—Te concederé el poder de incendiar con la mirada. ¿Qué es?
—Un automóvil —adivinó Diana ante la extrañeza de Rob.
No había terminado de decirlo y el dragón desapareció.

El desierto quedó atrás para dar paso a unas brumas que conferían al entorno un ambiente mágico. Después empezó a llegarles un olor a humedad y cuando la brisa hizo sonar las hojas de los primeros árboles, Rob dijo emocionado:
—El reino de mi padre, Mohrab.

Por desgracia, la noticia de que dos forasteros se dirigían al castillo llegó a oídos del rey, quien ordenó a los soldados estar alerta. Rob conocía un pasadizo directo a los aposentos reales y fueron hacia él. En la entrada encontraron a soldados prestos para atacar. Diana miró fijamente los arbustos de alrededor y todo empezó arder. Con el tumulto, lograron adentrarse por aquellos laberintos y llegar a la estancia real.

La joven fue directa a la guardia personal del rey para crear focos de fuego y atemorizarlos. Estos empezaron a correr de un sitio a otro y entretanto, Rob se enfrentó a su tío. Sintió que la venganza le daba fuerza para limpiar el honor de su familia. El impostor, cercado y sin poder retroceder, tiró una estocada sin tino mientras gritaba:
—¡A mí!
Rob, agotado, dirigió el acero hacia el cuerpo del adversario y lanzó un mandoble que acabó con el asesino.
Los jóvenes se abrazaron y fueron en busca del futuro rey.

—Diana, ¡deja el libro! que es la hora de cerrar.

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12 comentarios

  1. Caramba, la adivinanza me ha dejado estupeflauto. Bien. salu2

    Escrito el 18 agosto 2018 a las 11:27
  2. 2. Galia dice:

    Buen día Otilia: has hecho un interesante despliegue de imaginación dentro de una consigna que parecía demasiado cotidiana. Lo único que me hace ruido es el sustantivo “temperatura heladora”, no sería mejor una temperatura gélida o helada?
    Si quieres pasar por el mío, estoy en el 106.
    Saludos.
    Galia

    Escrito el 18 agosto 2018 a las 13:46
  3. 3. Laura dice:

    Hola Otilia.
    En primer lugar, gracias por pasar por mi texsto y dejar tu comentario. Muchas gracias.
    En cuanto al tuyo, vaya imaginación. Y ni que decir con la adivinanza del dragón.
    Coincido con Galia con el adjetivo de temperatura.
    Creo que luego de los guiones de diálogo va un espacio. No soy la experta, pero creo que es asì, cuando lo que sigue es el mismo diálogo.
    Más que una escena, tienes un relato completo, que puedes desarrollar adecuadamente disponiendo de mayor espacio.
    Saludos
    Hasta la pròxima propuesta.

    Escrito el 19 agosto 2018 a las 00:21
  4. 4. Rosanna dice:

    Hola Otilia,

    Una historia muy amena en la cual desarrollas dos mundos, el real y cotidiano y la imaginación de la niña con su libro. Me ha gustado mucho.

    Sobre el adjetivo que acompaña a temperatura también coincido con los comentarios de los otros compañeros. Por lo demás, la ortografía muy bien y las rayas de los diálogos y acotaciones siguen la normativa.

    Sigue escribiendo así de bien, nos leemos.

    Un saludo

    Rosanna

    Escrito el 19 agosto 2018 a las 09:57
  5. 5. Otilia dice:

    Gracias, Laura y Rosanna, por leer y por las amables palabras.
    En cuanto a los adjetivos “heladora y gélida” creo que es solo cuestión de gustos.
    Heladora: que hiela.
    Gélida: muy fría.
    Solo es mi opinión.
    Un abrazo.

    Escrito el 19 agosto 2018 a las 10:45
  6. 6. María Jesús dice:

    Hola Otilia: Gracias por leer mi relato y tus anotaciones. El tuyo me ha resultado muy simpático ¡hay que ver como le volaba la imaginación a Diana mientras leía! Está muy bien escrito y es muy ameno.
    Saludos.

    Escrito el 20 agosto 2018 a las 18:14
  7. 7. Piquillin dice:

    Hola Otilia: Me encantó tu relato. Está muy bien escrito. Me gustan este tipo de historias donde se juega con la realidad y la imaginación, hermoso el mensaje también. A mi me llamó la atención al principio el adjetivo cuestionado, pero lo interpreté bien, según tu aclaración. Felicitaciones.
    Si podés, después pasa por mi relato. Estoy en el numero 23.

    Escrito el 20 agosto 2018 a las 22:31
  8. 8. Otilia dice:

    Gracias María Jesús y Piquillin por vuestro amable comentario.
    Nos leemos en la próxima escena.
    Saludos.

    Escrito el 21 agosto 2018 a las 09:32
  9. 9. isan dice:

    Hola Otilia:

    Este mes has tomado el camino de la fantasía. Supongo que no habrás dejado la mezcla de historia y aportación propia que sueles hacer. Vaya cuento más simpático. Muy entretenido y para todos los públicos.

    Te comento un par de cosas de forma.
    “Al levantar la vista, vio a un apuesto joven vestido, tenía hasta espada, como los caballeros medievales.” No está mal acotado el inciso, pero para mi gusto estaría mejor entre guiones: -tenía hasta espada-.

    “Todavía recordaban a mi padre con gran respeto en Mohrab y lo más terrible:”. Después de la ye le iría bien una coma, ya que como está parece que lo que recordaban eran dos cosas: al padre y lo más terrible.

    Como siempre un relato muy cuidado y en el límite.

    Un saludo.

    Escrito el 22 agosto 2018 a las 20:03
  10. 10. Otilia dice:

    Isan, gracias por tu amable comentario.
    De acuerdo con tus aportaciones en cuanto a la forma. Seguiremos aprendiendo.
    Saludos.

    Escrito el 22 agosto 2018 a las 20:19
  11. 11. Stinkelgeneroso dice:

    Hola.
    Poco te puedo decir de lo que te han dicho ya.
    El argumento es muy entretenido y lo desarrollas de forma fácil y amena.
    Saludos.

    Escrito el 27 agosto 2018 a las 19:18
  12. 12. Otilia dice:

    Hola Stinkelgeneroso:
    Gracias por tu amable comentario.
    Saludos.

    Escrito el 30 agosto 2018 a las 10:52

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