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Contrarreloj - por Matilda Bookworm

Web: http://www.escribirparanogritar.wordpress.com

Abro de un portazo y entro en casa como un vendaval. Ni siquiera me molesto en cerrar ni en sacar la llave de la puerta, así al menos me aseguro de que no se me va a olvidar. Recorro el pasillo a oscuras, llevándome por delante las esquinas de los armarios. Por fin llego a mi habitación, que me recibe en penumbra y patas arriba, tal y como la dejé hace unas horas.
Abro el cajón de la mesita de noche mientras el despertador se burla de mí con su tic tac constante, recordándome que solo tengo cinco minutos.
Nada. Revuelvo entre los papeles y toqueteo el fondo, pero no hay rastro. Me siento en la cama con las piernas inquietas y la mirada fija en el cajón donde se supone que debería estar mi pasaporte recién renovado, el mismo que me ha exigido el policía del aeropuerto con esa amabilidad tan propia de aquellos que detestan su trabajo.
El sonido de un claxon me saca del ensimismamiento y hace que retome el empeño de seguir buscando el documento mientras mi urgencia interior no para de acrecentarse. Miro la hora y busco en todos los sitios que se me ocurren, por muy inverosímiles que sean. Tampoco. Vuelvo a mirar el reloj: tengo tres minutos. Al bailoteo de mis piernas se ha añadido un ligero movimiento de cadera, como el de un bailarín esperando el tempo correcto para empezar. Si no soy capaz de encontrarlo, perderé el vuelo y tendré que decir adiós a las vacaciones que tanto tiempo he estado esperando.
Cuando, desesperanzada, estoy rebuscando entre los armarios de la cocina, se me enciende la bombilla. Pego un brinco digno de un dibujo animado y salgo derrapando hacia el armario de la entrada: en el último bolso de la estantería más llena noto algo rectangular y rígido. Sé que lo he encontrado, aunque eso no hace disminuir mi desasosiego.
Ya en el coche, y después de varias pitadas por algún adelantamiento poco amigable, me incorporo a la autovía. Con un golpeteo nervioso en el volante piso el acelerador a fondo. Unos kilómetros más tarde intuyo un flash en la espalda.
Aparco de mala manera en la primera plaza que encuentro y saco del maletero el equipaje de mano, no sin antes mirar la hora y calcular los —pocos— minutos que quedan para que cierre la puerta de embarque.
Por suerte parece que el aeropuerto no está muy concurrido, así que consigo pasar el laberinto de cintas que organizan las colas del control de pasajeros sin mucha dificultad y entrego el billete y el pasaporte orgullosa. Sin sentir ningún tipo de alivio, miro al horizonte en busca de los paneles de información. Intento encontrar el número de mi vuelo, pero algo en la parte derecha de la pantalla llama más mi atención; un parpadeo descoordinado de letras rojas sentencia a todos y cada uno de los trayectos programados para el día: cancelado, cancelado, cancelado. Miro hacia los lados en estado de shock. A mi derecha, un hombre trajeado me mira con resignación y se encoje de hombros; detrás, una mujer despotrica al teléfono.
Yo, por mi parte, intento respirar con normalidad mientras busco con la mirada el único lugar que podría sacarme de este sufrimiento. Al fondo, cerca de una de las tiendas, vislumbro el dichoso cartelito que reza "señoras" con un monigote femenino encima. Sin ni siquiera molestarme en coger la maleta, me dirijo hacia allí con urgencia. Unos minutos más tarde, aliviada y con los niveles de estrés mucho más bajos, me encamino hacia el mostrador de la aerolínea a poner mi reclamación.

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11 comentarios

  1. 1. Orestes Artiles dice:

    Buenas Matilde;

    Una gran descripción de una situación típica de estos días de vacaciones. Has conseguido transmitir el estado de estrés y agonía de la protagonista. Felicidades.

    Igualmente, me gustaría que echaras un vistazo a mi relato y lo comentaras (88).

    Gracias y un saludo.

    Escrito el 17 agosto 2018 a las 23:09
  2. 2. Olivia dice:

    Hola Matilda!
    Me ha gustado mucho tu relato. Pienso que sabes crear muy bien el ritmo del desasosiego que pretendes. Me ha tenido en vilo todo el tiempo y he entrado de lleno a tocar el estrés de su protagonista. Además el lenguaje es muy claro y cercano. Solo una cosa me chirría un poco y es que ella se dice que si pierde el vuelo tendrá que decir adiós a las esperadas vacaciones y luego al final cuando consigue relajarse y va a poner la reclamación, me da la sensación de poco preocupada por la cancelación del vuelo. Está claro que de una forma u otra podrá recuperar la posibilidad de volar pero es un contratiempo bastante importante en el inicio de sus vacaciones como para que ni siquiera haga un mínimo comentario al respecto. Pero en general me parece genial el relato. Un saludo!

    Escrito el 17 agosto 2018 a las 23:24
  3. 3. Olivia dice:

    Hola de nuevo, Matilda, se me ha olvidado comentarte que Has puesto que participabas con el reto de la tienda de sombreros pero está claro que la accion no transcurre en ese escenario… bueno en mi caso también me he equivocado un poco con lo de este reto. Si me lees ( encima tuyo) verás porqué.

    Escrito el 17 agosto 2018 a las 23:30
  4. 4. Alma Rural dice:

    ¡Qué estrés, Matilda! ¡Madre mía!
    Me he encantado la forma que tienes de redactar porque logras contagiar al que lee tu relato el ritmo acelerado que lleva tu “Contrarreloj”.
    Tanto la forma de tu relato (su lenguaje, su estructura…) como la trama del mismo me parecen muy claros y una delicia para su lectura.
    Solo te pondría un “pero”. Me llama la atención que dices que participas en el reto opcional; sin embargo, tu relato no transcurre en una tienda de sombreros, es más (si no me equivoco) no aparece ningún sombrero en él.
    Por lo demás, ha sido un relato que me ha encantado leer y que creo que está muy bien escrito.
    Un saludo.

    Escrito el 18 agosto 2018 a las 08:56
  5. 5. Yoli dice:

    Hola, Matilda.
    Tu relato está muy bien escrito. Describes una situación que seguro que muchos han pasado más de una vez, esa tensión de que llegas tarde y después no te ha servido de nada todas esas prisas. Aunque este muy bien hecho, yo le hubiera dado un final inesperado, alguna sorpresa, pero es una opinión personal.
    Saludos.

    Escrito el 18 agosto 2018 a las 10:41
  6. 6. De vuelto dice:

    El ritmo del cuento lo hace interesante aunque confunde su afán de volar, con el de ir al baño. Entiendo que quieras sorprender al final pero me sentí un poco engañado por el narrador.

    Mi relato es el #45

    Escrito el 19 agosto 2018 a las 19:56
  7. 7. Matilda Bookworm dice:

    ¡Hola a todos!
    Quería daros las gracias por vuestros comentarios. Es la primera vez que participo en el reto y me ayudarán mucho a mejorar mis próximos relatos.
    Un saludo,
    Matilda

    Escrito el 21 agosto 2018 a las 08:46
  8. 8. Matilda Bookworm dice:

    Por cierto, el hecho de que ponga que participo en el reto ha sido un error. ¡Disculpas!

    Escrito el 21 agosto 2018 a las 10:31
  9. 9. Laura dice:

    Hola Matilda.
    Bienvenida a este sitio. Y felicitaciones por el modo en que llevaste a cabo tu relato, con la tensiòn que baja bruscamente, con el toque de pasar por el sanitario para poder hacer con tranquilidad el reclamo.
    Saludos.
    Hasta la pròxima propuesta.

    Escrito el 21 agosto 2018 a las 11:05
  10. 10. Lunaclara dice:

    Hola Matilda, ese final me ha desinflado. A ver cómo te lo explico.
    Creo que no se corresponde con el nivel de interés y estrés con el que escribes el resto del relato. Un interés de gran nivel con el que llevas a un lector interesado y agobiado hacia un final que…jolines, no me esperaba.
    Está muy bien escrito.
    Felicidades!

    Escrito el 22 agosto 2018 a las 17:47
  11. 11. Pilar dice:

    Hola, Matilda. Gracias por tu comentario en mi relato. Todas las sugerencias me sirven…
    Lo primero, darte la bienvenida, espero leerte muchas más veces por aquí, porque comienzas con muy buen pie. Qué frenético!!! Has conseguido transmitirme todo el estrés de la prota y lo he sufrido como ella. La narración, muy fluida y acorde con la escena.
    Solo dos cosillas:
    Cinco minutos para ir al piso, buscar el pasaporte y regresar al aeropuerto se me hace poco creíble, aunque esté con tiempo justo, pues en los aeropuertos se suele esperar bastante. Pero imagino, que sin esa contrarreloj el relato no habría sido igual…
    Y lo del baño al final, la verdad, descoloca, pero supongo que tendría que desahogarse antes de emprender la aventura de la reclamación…
    En fin, te doy mi enhorabuena, has hecho un gran trabajo.
    Saludos!

    Escrito el 22 agosto 2018 a las 17:52

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