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Las hermanas Monet - por eris

El autor/a de este texto es menor de edad

Siempre me gustó la sombrerería de mis tías, las hermanas Monet. A pesar de encontrarse en un barrio humilde, acudían a ella, altos cargos en busca de algo con lo que adornar su cabeza. El pasaporte para entrar y perderte en el laberinto de estanterías que sujetaban diferentes obras de arte, era el dinero. Aunque, algunos, podíamos permitirnos entrar sin ello.
Rondaba los doce años cuando conocimos a Flora.
Una tarde, tras haber realizado un encargo, mis tías, nos compensaron a mis amigos y a mí, con una merienda en la trastienda.
Esperábamos a que terminaran otro encargo, cuando sonó la campanilla de la puerta. Christine, la mayor, salió, seguida por Marie, que, antes de salir nos dijo en voz baja:
—No hagáis ruido. Cuando se vayan, podréis iros.
Todos asentimos poniendo cara de buenos chicos, pero, la verdad es que, tras cruzar la cortina que separaba ambas salas, nos empezamos a mirar con curiosidad:
—¿Quién será? –preguntó Julian.
—Seguro que el presidente, o el alcalde, alguien muy importante —dijo Thomas, el benjamín del grupo, con ilusión.
—Seguro que es un juez o un abogado –afirmó Jem, el mayor de todos, con aire pensativo.
—La mejor forma de comprobar quién ha venido, es mirando por algún hueco de la cortina -sugerí.
—Pero… nos han dicho que no hagamos ruido. Si nos pillan, no podremos volver a entrar –contestó Thomas.
—¿No quieres mirar un poquito? -le digo pasando un brazo por sus hombros y adoptando aire de confidencialidad.
Todos miramos al niño y éste, asiente.
—Venga, chicos, detrás de un lado de la puerta. Como Tommy es el más pequeño, tendrá que ponerse abajo –dice Jem y nos colocamos como dice, siendo él, la cima de nuestra improvisada torre.
Vemos la gran figura del teniente Triton, recto, con un traje lleno de medallas. A su lado, va una niña que posee un porte tan elegante como su padre. Cuando están a punto de terminar, Thomas empieza a moverse.
—Tommy, no te muevas –susurra Julian.
—Es que… quiero ir al baño –contesta en voz baja.
—Aguanta un poco.
—¡callaos! –dice Jem.
Al final, lo que conseguimos, es caer con gran estrépito. Todos nos miran: la chica suelta una pequeña risita, el teniente nos observa molesto. Antes de que pueda decir algo, digo con voz resuelta:
—Perdonen nuestra escandalosa intrusión. Queríamos advertir a las señoritas, que partiríamos a realizar la entrega.
Mientras alguien coge el sombrero, el teniente resopla y ordena:
—Flora, vete al coche y espérame.
La chica se dispone a salir y antes de que lo haga, abro la puerta y la sostengo:
—Usted primero, señorita.
Salimos detrás de ella y como sabíamos que el sombrero no estaba acabado, nos escondimos tras la primera esquina a esperar. Estábamos celebrando nuestra salida airosa, cuando una niña con trenzas, también conocida como Flora, asomó la cabeza exclamando:
—¡Os pillé!
Se nos congeló la sonrisa y repliqué mientras me giraba:
—No deberías estar aquí.
—No me moveré hasta que respondas ¿Qué hacíais escuchando?
—Nada.
—Mentira.
—Demuéstralo.
Una mueca de exasperación se formó en su cara pero, sonríe y extiende la mano:
—Flora Triton.
—Bastien Monet, soy sobrino de las dueñas. Los demás son Jem, Julian y Thomas –digo mientras los señalo.
Los chicos saludan y comenzamos a hablar, pasando un buen rato hasta que una sombra hizo que los chicos huyeran. Antes de que tuviéramos oportunidad, la sombra del teniente se cierne sobre nosotros:
—¡¿Qué hacéis ahí?! ¡Flora, te dije que esperaras en el coche! -Flora se va a toda prisa. Ahora, el teniente dirige su mirada encolerizada hacia mí mientras agarra mi brazo.
—Chaval, veo tus intenciones a la legua, así que, te lo diré solo una vez. Aléjate de mi hija. Nunca será suficiente para ti.
Tras su discurso, se va sin mirar atrás.
A mi vuelta, me llovió otra bronca: por husmear y romper el sombrero.
Esa noche, me consoló un pañuelo bordado que ella había dejado caer.
*****
Después de esa tarde, no volvimos a entrar, excepto yo, porque empecé a trabajar. De Flora, no volví a saber más.
Años después, quedábamos Marie y yo.
Contemplaba el horizonte embobado, cuando la campanilla de la puerta, me sacó de mis pensamientos. Apareció una muchacha con un pañuelo al cuello. Sus rasgos apenas habían cambiado. Había vuelto.
—Buenos días, creo que tienes algo para mí –dijo con una sonrisa.
—Aquí tiene su pedido –saco el pañuelo y con cuidado lo dejo en su mano.

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8 comentarios

  1. 1. Susana dice:

    Hola Eris

    un texto muy bonito el que describes. Se me hizo muy tierno, bien redactado y sin fallas!

    Escribes muy lindo 🙂

    Si gustas leer y/o comentar el mío, estoy en el 131.
    Bonita lectura!

    Escrito el 17 agosto 2018 a las 20:44
  2. 2. Aura dice:

    Hola eris,
    tu historia es muy bonita aunque el final me ha parecido un poco brusco.
    me falta algo para entender que se ha terminado la historia.
    Eres joven como yo que empecé escribir en 2014, te animo a seguir.
    Ere el primer texto que comento de este taller, espero que te sirva mi opinion para seguir mejorando

    Escrito el 18 agosto 2018 a las 11:59
  3. 3. Amadeo dice:

    Eris:
    Buen cuento, tal vez algo demasiado detallado el diálogo entre los niños.
    El título dice Las hermanas Monet y solo se habla muy poco, no pasa nada con ellas, si con los chicos y la niña de visita. Creo debería acordar el título con el texto.
    Algunas aprtes de los diálogos, los noto poco realistas.
    Trabajandolo un poco, creo mejorará

    Estoy en el 101 por si quieres leerlo y comentar
    Saludos
    Amadeo, Argentina

    Escrito el 19 agosto 2018 a las 23:40
  4. 4. Laura dice:

    Hola Eris.
    Tu relato me ha recordado a La Casa de los Espìritus, donde años después cambian las posiciones sociales de la chica y el muchacho, pero quedò en algo màs tranquilo.
    Desde lo formal, te señalo,como a mì me señalan, la necesidad de espacios entre el guiòn de diàlogo y el parlamento.
    Hasta la pròxima propuesta.

    Escrito el 20 agosto 2018 a las 12:33
  5. 5. Toñi Avila (vibe) dice:

    Hola eris:

    Primero gracias por tu comentario de mi texto.
    Segundo te felicito por el tuyo. Fluye facilmente y su lectura es ágil y agradable. Se te nota una gran soltura a pesar de tu temprana edad. Sigue escribiendo y progresando.
    Gracias por escribir.

    Escrito el 20 agosto 2018 a las 22:16
  6. 6. Norelkis dice:

    ¡Mi favorito!

    Por alguna razón me encantan las historias de enamoramiento mientras que sean bien llevadas a cabo. ¿Cómo así que Thomas era el benjamín del grupo? Eso fue lo único que no entendí.

    Escrito el 22 agosto 2018 a las 00:59
  7. 7. eris dice:

    Muchas gracias a todos por comentar. Me alegra que os haya gustado.
    Amadeo, si debería de haber pensado en otro título que tuviera más relación pero, a la hora de poner el título pensé en él al ser las dueñas de la tienda y tal. Con respecto a los diálogos, puede ser que parecieran más forzados.
    Laura, gracias por el consejo, lo tomaré en cuenta.
    Norelkis, por el benjamín del grupo, quiero referirme a que es el más pequeño del grupo.

    Escrito el 22 agosto 2018 a las 16:38
  8. 8. Vespasiano dice:

    Hola eris:
    Muchas gracias por pasarte por mi relato y dejar tu generoso comentario.
    Tu relato refleja la actitud propia de unos chavales de corta edad que lejos de obedecer hacen todo lo contrario, para curiosear a los clientes que han entrado en la tienda sin pensar en las consecuencias que ello pueda acarrear.
    También me ha gustado el “flechazo” habido entre Flora y Bastien.
    Algunas cosas te apunto ahora, para intentar ayudarte.

    “Al final, lo que conseguimos, es caer con gran estrépito”.
    Aquí deberías haber escrito: “Al final, lo que conseguimos, “fue” caer con gran estrépito”. Para que haya concordancia verbal con “conseguimos”.

    “Nunca será suficiente para ti”. Aquí creo que quisiste decir: “Tu no eres suficiente para ella” o “Tu no le llegas a los talones”

    “Como Tommy es el más pequeño, tendrá que ponerse abajo. Aquí no parece lógico que el más pequeño se quede abajo sustentando el peso de los demás para formar la torre.

    “Vemos la gran figura del teniente Triton”. Aquí “vemos” no es correcto, ya que solo está viendo la escena el que está encima de la torre. Otra cosa sería si el que está arriba les dijera a los demás lo que está viendo.

    Bueno, tu historia me ha parecido tierna y añorante por parte del protagonista que ha crecido con el pensamiento siempre puesto en ella, como lo demuestra la posesión y la custodia del pañuelo que por lo visto siempre le acompaña.

    Felicidades y te animo a seguir escribiendo bonitas historias.

    Escrito el 26 agosto 2018 a las 21:26

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