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Vida Nueva - por Agustín

Web: https://agustinmv.es

El ratoncito se irguió sobre las patas traseras y contempló la tienda desde la boca del agujero en la pared. Le había costado varios días y muchas carreras localizar un acceso al mundo exterior que no estuviera ocupado ni por ratas ni por arañas ni por otras criaturas que tanto le aterraban. Pero los miedos se terminaban hoy. Al otro lado de la puerta de aquel lugar le esperaba una nueva vida en aquellos horizontes luminosos de los cuentos de su difunta madre.

La estancia contaba con muchas mesas y muebles. Consideró que podría atravesarla con seguridad por etapas, minimizando el riesgo de ser descubierto por aquellos humanos que tan poco querían a los de su especie. El mayor riesgo que correría sería al alcanzar la puerta. Desde su posición no veía bien si cabría por debajo o tendría que esperar a que se abriera; solo había una forma de averiguarlo. Abandonó el agujero y bordeó la pared hasta colocarse a la sombra de un mueble. Alentado por la esperanza decidió que iría más rápido atravesando la tienda que rodeándola.

Yendo de mesa en mesa estaba ya en el centro cuando un sonido le paralizó. Nunca lo había escuchado antes, pero lo tenía grabado a fuego en sus genes. Aquel siseo era de un gato, azote cruel, veloz e implacable. Sin verlo sabía que se estaba acercando, pero el terror lo tenía prisionero.

La fortuna hizo que una humana acudiera a su rescate de forma tan involuntaria como inesperada. No le hizo reaccionar la serie de gritos que lanzó, ni los aspavientos que hacía tropezando entre las mesas. Lo que le arrancó de las garras del pavor fue el golpe de uno de tantos sombreros que caían de las mesas bamboleadas por la mujer. El ratoncito no se atrevió a mirar detrás de él para descubrir la forma que tenía aquel monstruo que le acechaba. Echó a correr por aquel laberinto de tocados, sedas y adornos. Pudo oír como el felino se lanzaba en su persecución.

Consiguió dejar atrás los obstáculos y aceleró sabiendo que escapar del animal era el pasaporte a su nueva vida. Los latidos de su corazoncito apagaron el resto de ruidos.

Llegando a la puerta, ésta se abrió y los rayos directos del sol cegaron al ratoncito, mas esto no hizo que él bajara el ritmo. Así fue que no vio venir la bota que se le acercaba ni tuvo oportunidad de esquivar el puntapié que le propinó. Todo se volvió negro para el ratoncito mientras volaba por los aires.

—Nunca esperé que hubiera ratas en esta tienda de usted —dijo la clienta chillona con tono altivo.
—Que sepa usted que éste es el negocio más limpio de la ciudad —respondió la dependienta molesta por el desastre que la otra había organizado— gracias a que «Minino» es ducho en sus menesteres. Y no me es necesario proporcionarle más alimento —añadió con la exitosa intención de disgustarla.

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7 comentarios

  1. Me apresto a cumplir la obligación de analizar los tres relatos que siguen al mío y me encuentro de primero a este atractivo cuentecito de Agustín que, muy imaginativamente, se sale por completo de la supuesta escena de personas comprando sombreros en la tienda y nos presenta a ese diminuto ser para quien la tienda es apenas un espacio vital; podía ser una panadería, un depósito de artículos en desuso… Aparte del interés que nos despierta la peripecia que vive el ratoncito, veo en el fondo una representación de aquellas situaciones de la vida en que nos encontramos frente a obstáculos y amenazas que nos hacen vacilar, repensar, trazar finalmente una estrategia que nos parece segura, pero que puede fracasar ante lo inesperado.
    Me parece que hay buen manejo del idioma y buena fluidez en la narrativa. Solo una observación: podrías no repetir tanto la palabra “ratoncito”; aunque es el protagonista, vale la pena utilizar sinónimos y alusiones, para más eufonía.
    Cordial saludo.

    Escrito el 18 agosto 2018 a las 04:14
  2. 2. IreneR dice:

    Buenas, Agustín.

    Me ha gustado el relato. Me ha gustado la valentía del ratón, aunque espero que esa última acción no haya acabado con él, me caía bien.

    Coincido con Carlos en que al final del texto se repite mucho lo de ratoncito, algunas veces un “él” podría sustituirlo y así no suena tan repetitivo.

    ¡Un saludo!

    Escrito el 18 agosto 2018 a las 07:02
  3. 3. De vuelto dice:

    La descripción y el desarrollo del cuento son buenos, por lo que mantiene el interés hasta el final. La resolución me parece un poco plana pero contundente. No me gusta que cambie la importancia del protagonista.

    Mi relato es el #45

    Escrito el 20 agosto 2018 a las 04:51
  4. 4. Pilar dice:

    Hola, Agustín
    Te felicito por este cuentecillo con moraleja que has desarrollado con mucha imaginación, cumpliendo con el reto.
    La narrativa es ágil, utilizando un vocabulario sencillo, acorde con la escena que permite visualizar la peripecia del ratón. No obstante, aparte de las palabras repetidas como ratoncillo, riesgo o usted, a mi me resulta contradictorio lo siguiente:

    «Pero los miedos se terminaban hoy.». Usar hoy y seguir narrando en pasado. Yo lo cambiaría por «ese día».
    «Nunca lo había escuchado antes, pero lo tenía grabado a fuego en sus genes.». ¿Cómo se puede tener grabado a fuego un sonido que no se ha escuchado antes? Puede que con «en los genes» te refieras al instinto, pero a mí me ha parecido raro.
    Y nada más. Espero que consideres constructivo mi comentario, hecho desde el total respeto a tu estupendo trabajo.
    Saludos desde el piso 11.

    Escrito el 20 agosto 2018 a las 17:43
  5. 5. Escorpión dice:

    Mi saludo Agustín.
    Me encantó esta historia del ratoncito. Está bien llevada y mantiene el suspenso al lector.
    Te dejo tres sugerencias, ojalá te sirvan.
    Un abrazo.

    1 -Pudo oír cómo el felino se lanzaba en su persecución.
    2 —Nunca esperé que hubiera ratas en esta tienda -…
    3- Sepa usted que este es el negocio más limpio de la ciudad…

    Escrito el 28 agosto 2018 a las 02:08
  6. 6. Perla preciosa dice:

    Hola, Agustín:
    A priori, no se me ocurre qué diablos hace un ratón en una tienda que no sea de comida, pero bueno, igual iba a limpiar la mierda que huiera por allí, y, en cualquier caso, para eso estaba el gato, para limpiarlo a él, que es lo que debería haber hecho. Y poco más que decir, compañero. Hasta otra.

    Escrito el 31 agosto 2018 a las 10:30
  7. 7. Laura dice:

    Hola Agustín.
    Tienes un relato que nos atrapa con tu ratoncito.
    Coincido con las repeticiones. Al ser el ùnico protagonista, puedes omitir nombrarlo ya que se sabe que es de quien hablas.
    Nada màs que señalar, sigue escribiendo.
    Saludos.
    Hasta la pròxima propuesta.

    Escrito el 31 agosto 2018 a las 11:01

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