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Veinte años después - por Ratopin Johnson

Había pasado algún tiempo desde que había estado en la tienda por última vez. Todavía trabajaba entonces. Pero Galbani no se sintió extraño. Paseó la vista por los estantes con una sonrisa en los labios. El género, por supuesto, se había ido adaptando. Se consideraba un tipo clásico, y se probó un Panamá Classic, que siempre, según su opinión, y la de su mujer, más cualificada, le quedaba muy bien. En ese momento había bastante gente en la sombrerería, y el hijo de Guiseppe, Piero, que llevaba el negocio desde que el primero se había jubilado, atendía a una pareja de jóvenes, que según lo que el fino oído de Galbani, entrenado durante años, pudo captar, iban a casarse, y buscaban algo para llevar en el viaje de novios al Caribe. Piero les ofrecía algo en lino.

Galbani se acordó de su esposa, y decidió que le haría un regalo. Aunque en realidad había acudido por otra razón. Una mujer se miraba en ese momento en un espejo con un sombrero Cloché sobre su cabeza. Se la veía feliz, y ante algún comentario de su acompañante masculino, hizo un gesto delante de su imagen reflejada, colocando la mano sobre la frente, como si oteara el horizonte, y ambos rieron. Parecían ajenos a las miradas de todos, pero no lo eran para el ojo de Galbani.

Dos décadas habían transcurrido, pero por un instante reconoció a la joven que le había vuelto loco. Ella se había convertido en una obsesión, hasta sus compañeros de entonces se lo decían. Cuando Galbani vio esa esquela en el periódico, una idea se alojó en su mente, y decidió que tenía que ir al cementerio. Había sido hacía unos días. Un pequeño grupo de amigos y familiares había enterrado a María Rossi, y Galbani se había mantenido respetuosamente y sin hacerse notar a una distancia prudencial. Su disfraz, de todos modos, era el idóneo. Un jubilado en un cementerio no llama la atención. Acudió los días siguientes, y al tercero se obró el milagro. La mujer que ahora tenía a dos metros en la tienda de sombreros, apareció junto con el tipo que la acompañaba y depositó un ramo de flores junto a la tumba. Galbani pensó “es ella, es Patrizia, la hija de María Rossi”. Aún así, quería cerciorarse. Y siguió a la pareja hasta Sombreros Giuseppe. “No ha venido a Milán desde entonces. La ví por la calle, miraba todo, le explicaba a su compañero, señalaba con sorpresa.”, se dijo Galbani.

Piero terminó con la pareja de novios, y le vio.

— ¡Comisario! —exclamó. La mujer del Cloché se giró y miró hacia donde estaba Piero, que ya estrechaba su mano con la de Galbani. Su rostro se tensó.
—Jubilado, Piero, sólo soy un jubilado, que no sabe qué con tanto tiempo – dijo.
—Me alegro que haya venido. A mi padre le hubiera gustado verle. Algunos días está por aquí.
— ¿Qué tal está?
—Bueno, con algún achaque, pero bien. Usted está estupendo. ¿Qué tal su mujer?
—Bien, aguantándome, qué remedio. Y yo, intentando frenar esta barriga.

Luego le contó que quería comprar algo para su esposa, y miró hacia la mujer con el sombrero Cloché, que a su vez no dejaba de observarle.

—Ah no, ese para su esposa, no lo veo —dijo Piero.

Galbani se acercó a ella.

— ¿Me permite? —dijo quitándole el sombrero—. Busco algo para mi mujer.

Entonces la contempló mejor. Lo que pretendía. Se miraron. Los pensamientos se agolpaban en la mente del comisario: «¿Cómo te me escabulliste? Cuando desapareciste del mapa, nos perdimos en un laberinto de pistas. La gran estafadora, la gran falsificadora Patrizia Rossi. ¿Dónde fuiste? Pasaporte falso, y seguramente América. Me miras, sí, crees reconocer al policía que te detuvo y al que burlaste. Pero cuéntame, ¿cómo lo hiciste?»

– Silvia, ¿nos vamos? – dijo su acompañante que tenía un canotier en la mano.

«Silvia», pensó Galbani. «Eres Patrizia Rossi».

La mujer y el hombre se dirigieron hacia la salida, mientras ella y Galbani seguían mirándose. Y lo siguieron haciendo hasta que se oyó la campanita de la puerta, y la pareja se perdió por las calles. El comisario, por un momento satisfecho, como si hubiera resuelto un viejo caso, se mordió el labio, miró el sombrero que tenía en las manos, y tras unos segundos, buscó a Piero con la mirada. Este, había dejado a Galbani, y estaba con otros clientes.

— Entonces, Piero…Cuál crees que es mejor para mi esposa – balbuceó sintiendo que hablaba solo.

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10 comentarios

  1. 1. Ratopin Johnson dice:

    Despistes. Me he olvidado de alguna palabra, como “hacer” en “que no sabe qué con tanto tiempo”… y he dejado mal unas comillas de pensamiento.

    Escrito el 18 agosto 2018 a las 00:02
  2. 2. JUANA MEDINA dice:

    Y aún con esas pequeñeces que señalas, la historia está muy bien contada, con varias vueltas de tuerca que bien nos llevan por el laberinto propuesto. Buenísimo.
    No participé este mes, no me busques.
    Un abrazo

    Escrito el 18 agosto 2018 a las 19:49
  3. Ratopin, eres el segundo después del mío y me “toca” destrozarte. Estoy de acuerdo con Juana, historia muy bien contada, con varios giros que nos atrapan más la atención (a veces nos hacen releer para comprender mejor) y con un desenlace afortunado.
    Tienes buen manejo del lenguaje y los errores que veo son tontos: Guiseppe en lugar de Giuseppe y el “Aún así” que debería ser “Aun así”.
    Saludos y suerte en el oficio de escribir.

    Escrito el 20 agosto 2018 a las 01:55
  4. 4. De vuelto dice:

    La trama es interesante, aunque se desenvuelva linealmente, porque es el pasado el que tiene fuerza en la historia de los protagonistas. Me gusta que muestre y no explique, que es un error que cometemos con frecuencia. Algunos de los pequeños olvidos me confundieron la primera vez que lo leí, entre ellos uno mío que equivocó los nombres. ¿Es mi impresión o la primera vez que se menciona la mujer del sombrero de Cloché sería mejor usar el artículo “la”?

    Mi relato es el #45

    Escrito el 20 agosto 2018 a las 05:08
  5. 5. María Jesús dice:

    Hola Ratopin: Interesante y bien escrito relato. El pasado se enfrenta de nuevo al policía jubilado.
    Muy bien desarrollada la escena dentro de la sombrerería.
    Saludos.

    Escrito el 20 agosto 2018 a las 19:12
  6. 6. Osvaldo Vela dice:

    Hola Ratopin, cuando te encuentras con un escrito tan bien llevado, tan interesante y que fustiga a la imaginación para no perder el hilo de la historia, Pequeñeces como perdidas verbales o pensamientos sin comillas, no merman la lectura.

    Pero una palabra bien puesta, y a tiempo con el desarrollo de la trama, ilumina un desenlace muy bien plasmado: !Comisario!. Palabra mágica que acelera la lectura, como si esta fuera una carrera de velocidad y quisiera ser el primero en llegar.

    Te felicito y agradezco la visita que recibí y las buenas vibras que dejaste.

    nos seguimos leyendo.

    Escrito el 23 agosto 2018 a las 03:29
  7. 7. Agustín dice:

    Hola Ratopin:

    Tu idea me ha gustado, pero me he sentido un poco engañado. Hablas de una pareja de jóvenes novios, sin embargo han pasado veinte años desde la última vez que la vio.

    El tema temporal unido al párrafo del cementerio, que me ha parecido redactado de una forma que le daba más importancia a María, no me ha provocado una sensación de sorpresa o revelación cuando he llegado a “¡Comisario!”.

    En el aspecto técnico remarcaría las comas delante de las “y” cuando no debería haberla: “Y yo, intentando frenar”; “Se consideraba un tipo clásico, y se probó”; “le contó que quería comprar algo para su esposa, y miró”; “Galbani se acordó de su esposa, y decidió”.

    Ánimo y felicidades por la historia.

    Escrito el 27 agosto 2018 a las 21:11
  8. 8. Ratopin Johnson dice:

    Hola, muchas gracias a todos por vuestros comentarios.

    Gracias Juana, celebro que te haya gustado. Yo llevaba unos cuantas escenas sin participar.

    Carlos, gracias por tu visita y por “destrozarme” 🙂

    No se si estoy de acuerdo contigo “De vuelto”. Aunque entiendo el sentido que le quieres dar, pienso que con “una” queda bien también. Gracias

    Gracias por leerme María Jesús.

    Osvaldo, gracias por tus palabras, y por sentir lo que yo quería que sintiera el lector.

    Gracias Agustín por tus comentarios. Tienes razón con las frases con “y”, y he errado en unas cuantas. Respecto a lo que dices de la pareja joven, creo que te has confundido. La pareja joven son unos novios a punto de casarse que están en la tienda y que no tienen nada que ver con la trama del relato. Simplemente están allí y Piero les está atendiendo cuando llega Galbani. (No son Patrizia Rossi y su acompañante).
    El párrafo del cementerio le da importancia a María, porque es la muerta, y porque es la razón de que Galbani acuda, para ver si está su hija allí. Pero no creo que le de más importancia a María que mera “conexión” con la parte importante de la historia. Pienso que queda claro que Galbani espera otra cosa.

    Saludos a todos

    Escrito el 27 agosto 2018 a las 22:25
  9. 9. Laura dice:

    Hola Ratopin.
    Tu relato me ha resultado interesante, aunque las setecientas cincuenta palabras te han obligado a comprimirlo.
    Tienes oraciones muy largas con informaciòn que, en mi criterio, para un relato tan corto, es innecesaria (En ese momento había bastante gente en la sombrerería, y el hijo de Guiseppe, Piero, que llevaba el negocio desde que el primero se había jubilado, atendía a una pareja de jóvenes, que según lo que el fino oído de Galbani, entrenado durante años, pudo captar, iban a casarse, y buscaban algo para llevar en el viaje de novios al Caribe. Piero les ofrecía algo en lino.)
    Por lo demàs, nada que señalar. Me interesaría conocer el relato con mayor extensiòn.
    Mis saludos.
    Hasta la pròxima propuesta.

    Escrito el 31 agosto 2018 a las 11:10
  10. 10. Ratopin Johnson dice:

    Gracias Laura por pasarte.
    La parte que comentas en la sombrerería con esa otra pareja, era para darle una cierta credibilidad por decirlo de alguna manera :que estuvieran atendiendo a alguien más aunque no tuviera que ver con el relato. Los detalles de que eran novios que se iban a casar, e iban a viajar de luna de miel al Caribe, etc., era para resaltar como se fijaba Galbani, y que había escuchado bastante, y ¿por qué?. Porque luego se desvela que era comisario, y en su vida profesional había estado haciendo eso muchas veces.

    Escrito el 13 septiembre 2018 a las 20:51

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