Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Los girasoles - por Mónica Druetta

LOS GIRASOLES

Cuando Telma tenía cinco años se perdió en un campo amarillo de girasoles. Se fue tras su perro y no supo cómo salir. Fue Lucio quien la encontró. La niña se había sentado en el medio del sembradío esperando que la rescataran. El niño tenía diez años y sin pensarlo se introdujo en el campo, fue hasta donde volaban las mariposas, tomó de la mano a Telma y la llevó al camino donde los vecinos la buscaban. Antes de irse con su mamá, fue corriendo y le dijo en el oído algo a Lucio. Él la despidió con una sonrisa.
La vida en el campo continuó y cada quien siguió su camino. A veces, de vez en cuando, Lucio veía a Telma desde lejos.
A los veinte años Lucio se fue a la guerra. Convocado por su patria no dudó un instante en ir a defenderla.
La vida en el pueblo se hizo cada vez más dura. El hambre, el frío, la pobreza castigaban a todos por igual. Las cosechas de los campesinos se enviaban completas para alimentar a los soldados. El dolor y la muerte golpeaban duramente..
Cuando la guerra terminó, habían pasado cinco años, cinco años eternos, miserables, atroces. Empezaron a llegar de regreso algunos hombres, otros habían muerto.
Cada cierto tiempo, las campanas de la iglesia anunciaban la llegada de algún sobreviviente. Entonces, cierto regocijo contenido, embargaba a los pobladores. Después un aire helado recorría sus calles y muchos volvían mustios y cabizbajos.
Lucio no volvió. Habían pasado seis meses, y sus padres habían perdido la esperanza de volverlo a ver. Cuando Telma se enteró no lo dudó, armó una mochila y se fue a buscarlo.
Recorrió campos, pueblos y ciudades. Preguntó en hospitales, cementerios y chacras. Llegó hasta donde se había librado la última batalla. Extenuada, hizo noche en ese yermo, cerca de una casa solitaria.
Al amanecer, helada y hambrienta, golpeó tímidamente la puerta. Unos ancianos sorprendidos la acercaron al fuego. Al mediodía llegaron a una casa abandonada, casi en la frontera, donde Anselmo creía haber visto un vagabundo. Ella entró sin golpear y no encontró a nadie. El viejo la llamó desde cerca de un árbol. Allí, debajo de la barba, la mugre y los harapos, estaba Lucio. Se miraron largamente y Telma, tomándolo de la mano, atravesó campos, ciudades y poblados hasta llegar al suyo, lo acompañó hasta la casa de sus padres y antes de despedirse le dijo algo en voz baja . Él la despidió desde su tristeza infinita.
Habían pasado tres meses cuando Lucio la encontró en el campo rodeada de mariposas, la tomó de la mano y le susurró en el oído, ella sonrió y lo besó en la boca acariciándolo suavemente.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

7 comentarios

  1. 1. Norelkis dice:

    Me ha encantado este relato, es mi primer favorito.
    No fue excesivamente romántico pero me gustó mucho el final, aunque los cinco años de esa guerra tragaron demasiado las cosechas de los campesinos, algo que a mi parecer es injusto.
    Me gustó Telma, es uno de los personajes más atractivos que he visto hasta ahora en literautas. Me alivié cuando supe que Lucio estaba vivo, vaya que querías darme un buen susto.
    ¡Saludos desde el 133!

    Escrito el 17 septiembre 2018 a las 19:43
  2. 2. Doralú dice:

    !Hola Mónica Druetta!

    Con un relato sencillo y con buen ritmo has logrado mantener mi atención.

    Me hubiese gustado encontrar algún diálogo, sin embargo, eso me desmerece el relato.
    Un abrazo

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 02:40
  3. 3. Galia dice:

    Buen día Mónica: sencillamente, me encantó, exhala frescura, inocencia, amor, más allá de la guerra como telón de fondo.
    Saludos.
    Galia

    Escrito el 19 septiembre 2018 a las 13:47
  4. 4. Florencia M dice:

    Precioso Mónica, me encantó. Buen ritmo.

    Solo te señalo que donde pones “ese yermo” creo que sería mejor “un yermo”, porque es la primera vez que lo introduces en la historia.

    Otra sugerencia: mencionas a Anselmo sin más explicaciones. Imagino que es uno de los ancianos que la recibieron. Quizás para el lector sea necesario un poco más de información, por ejemplo: “al mediodía Anselmo, uno de los ancianos, la acompañó hasta una casa abandonada en la frontera donde creyó haber visto un vagabundo”.

    Te leo la próxima! saludos

    Escrito el 22 septiembre 2018 a las 10:02
  5. 5. M.L.Plaza dice:

    Hola Mónica.
    Has escrito muy bien un relato precioso.Me han gustado tus personajes, el entorno miserable que provocan las guerras y el final me ha parecido redondo.
    Ha sido un placer leerte.
    Saludos

    Escrito el 25 septiembre 2018 a las 03:16
  6. 6. Conrad Crad dice:

    Hola Mónica.
    Felicidades por tu relato. Es una historia de amor en tiempos de guerra sencilla y emotiva. Sin entrar en temas de forma, me ha gustado mucho. Nos leemos.

    Escrito el 25 septiembre 2018 a las 10:56
  7. 7. De Vuelto dice:

    El secreto que se mantiene entre los protagonistas es algo bonito… pero narrativamente hablando me pregunto como lector cuál es su función. Lo digo porque podría ser el justificante de que el cuento se llame “Los girasoles” y en ese caso me lo estaría perdiendo. De lo contrario, aunque me permite desarrollar la historia dentro de mi cabeza, me hace preguntarme qué podrían decirse en tales situaciones que parece tan conciso y complejo.

    Mi relato es el #52

    Escrito el 25 septiembre 2018 a las 11:57

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.