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Los girasoles - por David Gómez Hidalgo

Web: http://crucesdecaminos.blogspot.com/

Un ligero viento mecía todo el campo de girasoles. Si te encontrabas en su centro, miraras donde miraras se veían girasoles, por eso Mirko se sentía protegido entre ellos, pero no podía bajar la guardia.
El campo de girasoles hacía de frontera artificial entre el pueblo serbio y el bosnio. Unos meses antes había estallado una desgraciada guerra que estaba enfrentando vecinos, amigos, familias.

Mirko, serbio de nacimiento, estaba asignado desde hacía meses a una unidad que se encargaba de asegurar la línea que formaba el extenso campo de girasoles con un cercano río.

El soldado conocía el territorio como la palma de su mano, pues había nacido en uno de los pueblos que se encontraban a pocos kilómetros del campo. De pequeño había jugado muchas veces a esconderse entre los girasoles, incluso habían jugado a las guerrillas; se formaban diferentes equipos, cada uno representaba un pueblo e intentaban arrebatarle la bandera a los otros. En esos equipos no había colores, no había distinción entre etnias, se convivía de forma tranquila, pero no nos vamos a engañar, siempre había algún que otro problemilla que una noble pelea solucionaba. ¿Qué provocó que todo se estropeara llegándose a matar unos a otros? Ya no era cuestión de quitarle la bandera al contrario. Era cuestión de quitarle la vida.

Mirko sufría. Había días que tenía que arrestar o incluso disparar contra los que habían sido sus vecinos y amigos cuando estos intentaban cruzar el campo de girasoles para poder llegar al río y pisar territorio bosnio. La guerra había clasificado a las personas entre buenas y malas según sus raíces de nacimiento. Muchos bosnios se quedaron atrapados en la supuesta tierra serbia y veían peligrar sus vidas cada día que pasaba. Por eso, muchos intentaban cruzar el campo de girasoles y los serbios se lo impedían como forma de perpetuar su supremacía sobre ellos. Y Mirko sufría. No se sentía bien con lo que estaba haciendo, pero si dejaba las milicias lo considerarían un traidor y eso era peor que ser un bosnio.

Mirko seguía escondido entre los girasoles. Intentaba escuchar cualquier pequeño ruido. Con el paso de los meses había desarrollado de forma increíble ese sentido.
Silencio y luego el rumor de los girasoles bailando al son del viento.

Mirko seguía agazapado como preparándose para una embosca. Atento, expectante, hasta que un chasquido rompió el silencio.
Localizó el ruido a unos metros frente a él.
No se movió. Permaneció atento.
Un nuevo chasquido y una tenue queja.

Mirko no esperó más y a gatas avanzó hacia el crujido intentando hacer el mínimo ruido posible para no alertar a los compañeros de vigilancia que estaban a unos cientos de metros a derecha e izquierda.
A los pocos metros se encontraron y se abrazaron bajo el manto de girasoles. Se miraron con ganas de llorar, pues cada encuentro era una horrible prueba que superar. Se besaron como si no hubiera mañana.
Era Hana, su prometida antes de la guerra. Ahora se tenían que ver a escondidas porque ella es bosnia.
Mirko sabía que las consecuencias de esos encuentros podían ser la muerte.
Pero había algo peor que la muerte: ser una esclava sexual. Eso es lo que le podía esperar a Hana.
Cuentan que a algunas bosnias las envían a primera línea de batalla para alegrar a los soldados serbios.
Hana tenía claro que la muerte sería mejor que ser violada por decenas de soldados todos los días. Por eso, llevaba una pistola siempre encima y en caso de ser descubierta no dudaría ni un segundo primero en matar a su enemigo y en caso de verse con el agua al cuello, matarse ella.

El riesgo era grande, pero el amor está por encima de todo. Intentaban verse como mínimo una vez a la semana y mantener encendida la llama, mantener encendida la esperanza, pues la guerra algún día se acabaría y ellos eran conscientes que todo no volvería a ser igual. Pero si hay Mirkos y Hanas que luchan por su amor sin mirar su etnia de nacimiento, la reconstrucción de la confianza entre los bandos rivales podría tener una oportunidad.

Allí en medio de aquel campo de girasoles todo era posible.

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5 comentarios

  1. 1. Helena Sauras dice:

    ¡Hola David!

    Nos cuentas una historia dura, de guerra y de frontera. El personaje de Mirko está bastante cuidado y, el crujido que escucha hace que mantengas al lector en vilo y tenga sorpresa cuando aparece Hanas.

    A mejorar, en el párrafo pones dos veces el verbo sufrir: “Mirko sufría”. “Y Mirko sufría”. Te sugiero suprimir una de las dos frases, porque con una vez el lector ya lo entiende que el personaje tiene mucho sufrimiento.
    En la frase: “cada uno representaba un pueblo e intentaban arrebatarle la bandera a los otros”. Creo que hay discordancia, y tiene que ser “arrebatarles”, en plural.

    “Se besaron como si no hubiera mañana”. La encuentro bastante tópica y muy usada esa comparación. (Es a nivel personal).

    Allí en medio de aquel campo de girasoles todo era posible. Pondría entre comas: Allí, en medio de aquel campo de girasoles, todo era posible.

    Me gusta ese final abierto, lleno de posibilidades (y espero que el amor triunfe por encima de todo).

    Espero leerte en futuras escenas y de momento voy a echarle un vistazo a tu blog

    ¡Hasta pronto!

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 07:02
  2. 2. Jo Ben dice:

    Hola, David.
    Me gusta tu relato. está lleno de sentimiento y emoción y transmites con mucho acierto la angustia del personaje por lo que está viviendo. Creo que revisaría la puntuación y cambiaría “ellos eran conscientes que todo” por” ellos eran conscientes de que todo”. Me parece que suena mejor.
    Por otro lado, usas siempre el pasado excepto en “ella es bosnia”, en que pasas al presente resultando un poco chocante.
    Espero que nos sigamos leyendo.
    Un cordial saludo

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 16:06
  3. 3. Gabacha dice:

    Hola, David. Traees un texto sobre una de las últimas guerras en Europa y lo que más me ha llamado la atención es que pones sobre la palestra cosas tan terribles como las consecuencias para los perdedores (las mujeres y la explotación sexual, en el caso de tu relato). Quizás por eso mismo me sorprende, aunque lo celebro, el final abierto a la esperanza.

    Entre las cosas que revisaría estaría una introducción que me ha resultado un tanto larga en comparación con el desenlace.

    Un saludo.

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 17:46
  4. 4. Laura dice:

    Hola David.
    Traes un terrible relato.
    En cuanto a lo formal, considero que puedes eliminar muchas de las veces que nombras a Mirko. Es el ùnico personaje, hasta que aparece Hana.
    Por último, el estado de tensiòn en que nos sumerges hace que no sepamos si Mirko sabe que la persona que se acerca es su prometida. Pensè en todo momento que serìa algùn enemigo, con la duda de si le dispararía o no ya que no parece estar muy dispuesto a hacerlo. Más que sus compañeros se encontraban cerca.
    No disparò porque reconociò el quejido de Hana? no disparò porque no lo pensaba hacer si quien venìa se quejaba, dados sus sentimientos hacia la guerra? no disparò porque el quejido era una contraseña entre ellos, bastante complejo por la situaciòn en que se veían?
    Veo demasiado entrecortado el texto con tantos puntos y aparte. Me resultò algo cortado al leer ya que tiendo a hacer una pausa al haber puntos y apartes,pero puede ser un problema sòlo mìo.
    De todos modos, es una buena historia.
    Mis saludos.
    Hasta la pròxima propuesta.

    Escrito el 19 septiembre 2018 a las 12:19
  5. 5. María Jesús dice:

    Hola David: A mi me ha parecido un relato muy hermoso, tanto que voy a pasar por alto los errores de cualquier índole que pueda tener el texto. Me ha emocionado esa historia de amor en tiempos convulsos, y sobre todo la reflexión que haces al final. En serio te digo que de tu cabeza ha salido una hermosísima historia.
    Saludos desde el 9.

    Escrito el 24 septiembre 2018 a las 20:05

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