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LOS GIRASOLES - por Obdulia Molina Jara

LOS GIRASOLES

Al estar contemplando el jardín posterior de nuestra casa, surgió de nuevo la disyuntiva de la abuela, aún cuando físicamente ya no está: el jardín es nuestra vida ¿espacio para qué? con la respuesta de inmediato en mis recuerdos, su habitual risa y su pregunta de rigor: ¿adornar o comer?…han pasado los años y de nuevo, el jardín convoca las diestras manos de aquella sembradora empedernida, que siempre anteponía las urgencias a cada decisión.
En tiempo de amenazas, ganó de plano la propuesta del huerto de plantas alimenticias y medicinales para tenerlas a la mano. A Lo bueno de toda esta jornada es que la amenaza que se cierne sobre nosotros, no puede tocar a nuestra guía ancestral, es etérea y real al mismo tiempo y sus enseñanzas tienen la vigencia de un libro sagrado que no siembra miedo, que se escribió sobre papeles autóctonos que guardaron los secretos de no dejarse vencer, de no permitir el olvido de las hazañas de nuestras guerreras, madres conductoras y nuestros guerreros adoradores del sol, todos unidos por su cordón umbilical con la naturaleza como un todo, un continuo indivisible: Pacha Mama/hijos, hijas, ríos, plantas, naturaleza, aire, energía, eternidad.
Sus cuentos nocturnos nos hablaban de dos continentes que siendo uno solo, fueron separados por el sacudón de la tierra, como dos porciones que no por casualidad llevan nombres del género femenino: Africa y América, éste último nuestro resguardo, quedando una línea común que los puede unir como un rompecabezas de la vida, vistos a lo lejos desde donde nos contemplan nuestros ancestros, y donde a pesar de invasiones y saqueos, aún predomina la fuente originaria de nuestros antepasados, que nos nutrieron con sus enseñanzas, su tradición oral y su hidalguía en la defensa de esta parte de la Pacha Mama, designada por ellos como Abya Yala.
Vale el recuento de estos recuerdos, porque el miedo pretende cubrirnos de cenizas y bloquear nuestros pensamientos, al presentir tiempos de guerra en el sur de nuestra América, extremo hermoso que colinda con el mar Caribe, llamado Venezuela, y que hoy está amenazada con una guerra incomprensible, una invasión de naciones poderosas comandadas con el ejército del norte de América y sus aliados, con pretextos, mentiras, difamaciones y cuentos de terror que han difundido para justificar su agresión guerrerista. El motivo: las riquezas que nos dejaron nuestros dioses y su ambición de apoderarse de éstas a sangre y fuego.
Amenazados a diario por sus parlantes de voces y pantallas gigantes, bajamos su volumen tapando nuestros oídos con las hojas de Pira, iniciamos la siembra en las dos partes divididas en nuestro gran jardín, para plantas curativas y la mayor extensión para semillas de verduras, hortalizas, musáceas, café, maíz, cacao y frutales diversos. Una de las madres- entre nosotros así se denominan todas las tías de la familia- nos prometió una sorpresa, para lograr el equilibrio del sembradío colectivo, para jamás separar lo beneficioso con lo hermoso, surgiendo en el grupo, una gran curiosidad.
La actividad de abrir el pozo para el riego fue dura, pero aleccionadora, porque se dio con hermosas anécdotas de nuestros antepasados, de su heroísmo y resistencia, especialmente las de nuestro padre Guaicaipuro, Gran Cacique Caribe, líder último de la resistencia en los estados del centro en Venezuela, que por más de cincuenta años batallaron contra el invasor español, con altos niveles de organización y valentía, y cuya energía aún vibra en la cueva donde fue acorralado y quemado junto a su descendencia.
Con el riego bendito de aguas puras, retoñaron todas las semillas plantadas, regadas con agua y amor al mismo tiempo. Una mañana reciente, cuando ya las plantas habían tomado cuerpo para mostrar su desafío vivencial, en el centro del gran patio sembrado había brotado la sorpresa prometida por una de las madres del clan- como nos agrada llamarnos- cuyos botones luminosos comenzaban a abrirse como un sol desafiante: eran siete matas de girasol sembradas en círculo para semejarse al sol, con los mejores augurios frente a la amenaza de invasión de nuestras tierras propuesta para el mes de setiembre 2018, momento en el cual entrelazadas, estarán en la plenitud de su belleza, para iluminarnos el camino de la redención, de la paz, la justicia divina, y de ser necesario, de la lucha defensiva por preservar lo nuestro.

Obdulia Molina Jara
Venezuela, 4/09/ 2018.

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4 comentarios

  1. 1. Ana Roda dice:

    Hola Obdulia.
    Muy interesante tu relato.
    Confieso que la primera vez que lo he leído me he perdido un poco, pero al releerlo despacio lo he comprendido muy bien.
    Creo que tienes tantas ideas y sentimientos que un relato breve es poco espacio para reflejarlo todo.
    Formalmente, me parece que vendría bien utilizar más puntos para que resultara más fácil la lectura.
    Resultan muy emotivas las madres del clan y la abuela con su disyuntiva de adornar o comer.
    Y muy bien llevada la relación entre algo pequeño y próximo como el huerto colectivo y la situación de Venezuela.
    Enhorabuena’ Obdulia y mucha suerte.
    Estoy en el relato anterior al tuyo, por si me quieres leer.

    Escrito el 17 septiembre 2018 a las 17:00
  2. 2. Obdulia MolinaJara dice:

    Gracias Ana, me encantó tu comentario. cierto que hizo falta los puntos y aparte, creo que al copiar el texto en el encuadre, tengo la sensación de que no puede caber y lo escribo corrido como para resumirlo. Gracias por ayudarme a darme cuenta, el texto se ve muy compacto. voy a leer tu relato.

    Escrito el 19 septiembre 2018 a las 03:13
  3. 3. Janna Bolriv dice:

    Hola Obdulia, que tal? no cuantos venezolanos más habrá ente Taller pero me agrada mucho encontrarme a mis paisanos jejeje yo también soy venezolana del Edo. Bolívar.

    El relato es bastante emotivo y fluido. Me gusta que hables de la situación venezolana y de lo amenazados que nos sentimos por una invasión del ejército norteamericano. Contrastar el pasado con el presente. Me gustó mucho.

    Hay buenas metáforas y descripciones. Son poéticas.

    Te invito a pasar por el mío, 146

    Saludos 🙂

    Escrito el 20 septiembre 2018 a las 11:22
  4. 4. isan dice:

    Hola Obdulia:

    De casualidad he caído en tu relato y no me arrepiento haberlo leído.

    Está escrito con el corazón. Es lo que creo que se merece, porque, para mí, es la mejor forma de escribir. Pero también con la cabeza porque se nota que lo has trabajado y lo has hecho bien.

    Me alegra la defensa que haces de tu pueblo y cómo lo mezclas con la tradición. Te doy toda la razón y te pido perdón en lo que me pueda tocar. Esto me ha recordado lo que dijo Evo Morales en la reunión de Jefes de Estado de los países productores de petróleo: “Aquí pues yo, Evo Morales, he venido a encontrar a los que celebran el encuentro..” Merece la pena leerlo porque no tiene desperdicio. Habla de saqueo, expoliación y genocidio y reclama 185 mil kilos de oro y 16 millones de plata “prestados a Europa y sus intereses.
    Perdona por la chapa pero, si te sirve de consuelo, en otras partes también se cuecen habas.
    Un abrazo.

    Escrito el 20 septiembre 2018 a las 18:39

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