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Los girasoles - por Pedro Gabo

Vicente desde niño destacó por su carácter obsesivo, cuando emprendía una tarea no paraba hasta que obtenía un resultado que lo dejara plenamente satisfecho. Formaba parte del anecdotario familiar su entrega los días de playa a la construcción de castillos de arena: podía hacer miles hasta que el resultado era el que esperaba, no haciendo otra cosa a lo largo de la jornada. En esos momentos de concentración no se le podía molestar pues su reacción podía ser de lo más iracunda.
En el colegio este afán de perfección era muy valorado, tanto por la pulcritud de sus cuadernos como por su concentración en las tareas. Esta entrega a la excelencia
era a lo que tanto familiares como docentes achacaban que fuera un niño poco sociable. De entre todas las materias, a la que le dedicaba más tiempo, sin duda, era el dibujo; sus padres se desesperaban ante la cantidad de blocs que gastaba, sobre todo porque desechaba trabajos que a ojos que no fueran los suyos resultaban de una gran calidad: las variaciones sobre un mismo tema se repetían hasta el cansancio porque nunca parecía estar contento con el resultado que obtenía.
Por lo demás, era un niño apacible, si bien durante la adolescencia empezó a ser tildado de rarito, por su ensimismamiento y falta de interés por las relaciones sociales; su familia no se preocupó por esta cuestión ya que este modo de actuar lo consideraban propio de un artista, de hecho le habilitaron un pequeño estudio en la casa familiar en el que se pasaba encerrado la mayor parte del día. Terminado el bachiller decidió abandonar los estudios y, aunque hubo resistencias familiares, ante el temor a despertar su iracundia, cedieron a sus pretensiones. Por lo demás, su situación económica era relativamente desahogada y, en cierta medida, les parecía que tener un artista en la familia les daba un toque de distinción que acentuaría la fama de excéntricos que tenían en el pueblo que ellos tanto celebraban.
Si bien trabajaba mucho, su producción artística era reducida y las pocas veces que se atrevían a proponerle que organizase una exposición su negativa era rotunda, siempre con la misma objeción: todavía no había alcanzado el nivel de perfección al que aspiraba.
Estando ya cercano a la treintena y habiéndose aceptado en su familia, sin grandes aspavientos, que era un caso sin remedio, decidieron hacer un viaje a Amsterdam y para asombro de todos Vicente decidió acompañarlos; no puso un gran entusiasmo pero tampoco dificultades. Sus padres se sorprendieron mucho, ya que les parecía del todo imposible que aceptara abandonar su estudio durante el tiempo que duraría el viaje. Celebraron este cambio y programaron, en consideración a él, como primera actividad en la ciudad la visita al museo de Van Gogh. Cuando vio todos aquellos cuadros con el mismo tema comprendió que no era tan único como su familia pensaba.

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7 comentarios

  1. 1. Fuciños dice:

    Hola Pedro.
    Tú texto no posee faltas de ortografía y en general es claro. Creo que hay frases que deben ser mejor trabajadas como “por su ensimismamiento”. De resto no ví la relación con los girasoles y la guerra. Mi relato el 59

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 00:18
  2. 2. Patricia dice:

    Hola Pedro Gabo,
    Me ha gustado mucho tu relato, está bien escrito y se visualiza perfectamente al protagonista. Casi puedo verle, inclinado sobre su bloc de dibujo, metido en su mundo, sin prestar atención cuando le hablan.
    Que haya que esperar hasta el final para entender el título me ha parecido muy ingenioso. ¡Enhorabuena!
    Un saludo,
    Patricia.

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 09:59
  3. 3. M. S. dice:

    Hola Pedro,
    Original relato. Como única observación decirte que hay frases excesivamente largas que con una buena puntuación mejoraría su sonoridad y ritmo.
    Mi relato es el #1.
    Un saludo,
    M.S.

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 13:19
  4. 4. Lucy J.S dice:

    Pedro Gabo, me ha gustado tu relato. Es muy interesante como se refleja la historia de un artista con un sentido de perfección característico. Como te han señalado, hay frases un tanto inchoherentes y si bien entendí la referencia de los girasoles, no veo la relación con la guerra. Saludos!!

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 15:40
  5. 5. Susana dice:

    Hola Pedro Gabo

    Me ha gustado tu relato.

    Siento que en el primer párrafo te esforzaste demasiado por explicar qué tan obsesivo era que se volvió tedioso y repetitivo.

    Como comentan anteriormente, unas oraciones son muy largas que, con mejor trabajo, pueden darle un mejor sentido.

    E igual que Patricia, me encantò que hasta el final te das cuenta de por qué el título; excelentemente logrado 😀

    Si gustas leerme, estoy en el 111. Que tengas bonito día!

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 20:14
  6. 6. pajesur dice:

    El relato adolece de falta de tensión y trama. Poner Reto no encaga con la guerra, pues habla de manera más pacífica. Hay que alternar las frases largas con las cortas, así el ritmo y la sonoridad serán mucho mejor. Adelante con tu trabajo, mejorarías mucho más continuando escribiendo.

    Escrito el 21 septiembre 2018 a las 22:28
  7. 7. M.L.Plaza dice:

    Hola Pedro Gabo.
    Me ha parecido una historia muy interesante. Solo al final se cae un poco. A no ser que estés hablando de una época remota, parece bastante inverosimil que, hoy en día, un pintor casi en la treintena no conozca de memoria la obra de Van Gogh. No hace falta ir al museo para descubrir las variaciones sobre los girasoles.
    Pese a eso, me parece que has descrito muy bien una personalidad muy original, que mantiene por sí sola el interés hasta el estupendo final.
    Saludos

    Escrito el 24 septiembre 2018 a las 03:31

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