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Los girasoles - por Verónica

La imaginación de la pequeña Melania era de envidiable fascinación, y a su vez de plástico barato, como cualquier juguete que nunca llegaría a su auge de ventas, y se extinguiera cual vapor de genio al dejar de frotar el centro. Ella era la viva imagen de la simpatía y audacia de una princesa de cuentos poco convencional, pero atrayente, que no dejaba de verse a sí misma como la protectora de la paz. Su mano derecha, claro está, era Sofí, su muñeca de trapo, que le tentaba a maniobrar actos de heroína condecorada por la realeza. Cuando conocía a alguien nuevo, siempre saludaba con una elegante reverencia, agachando leve y dignamente la cabeza como signo de respeto. Se debatía en que se pondría y a quien salvaría el día de hoy, objetando que una mujer—decía con ocho años—no debía verse deprimente delante de una víctima en apuros, que le restaba veracidad, aun sin estar segura de lo que significaba. La mayor admiración la profesaba por sus dos hermanos diez años más grande que ella, los cuales estaban al frente de batalla, como honorables y valerosos franceses que luchaban contra los imperios centrales, lo que fue en su vida un salto tremendo, pero que, al mismo tiempo, prestaba a muchas fantasías que se desarrollaban en torno a sus hermanos, siempre vencedores y audaces. Se estremecía pensando en cuando volvieran y le contaran sobre la batalla, los cruces de palos de madera, de gomeras que estuvieran escondidas en las colinas movedizas, y hasta sobre los raspones que se atrevía a verlos con una gotita de sangre emergente. Había días en los que se levantaba a jugar en el corazón de girasoles de varias hectáreas de su familia, lugar que se había aplanado por sus siestas repentinas, con su muñeca, que personificaba, en falta de sus hermanos, a los enemigos escondidos entre las altas raíces de miles de soles apuntando hacia el azulado firmamento, deseando pertenecer a un pedazo de ella, arraigándose con fijeza a la esperanza de volar y liberarse de estas tierras. Melania no comprendía del todo la postura de aquellos girasoles amarillísimos, porque sin falta, creaba una historia alrededor de ellas, hasta que llegó el día más temido por sus padres. Un soldado impecablemente engorrado y trajeado había llegado a sus puertas con una carta, y un sofocante e interminable par de palabras a sus oídos: lo sentimos.
Al marchar, estalló toda la fatiga acumulada, junto con la incertidumbre de no saber lo que estaban haciendo, ¿Cómo?, y ¿en qué condiciones?… Sus padres abrazaban las esperanzas creyendo que nada los tocaría, que eran indestructibles, aunque por dentro no estudiaban otra cosa que la muerte. Eran casi como si ellos fueran un fantasma del pasado en la razón, y una llama eterna en sus entrañas. Melania no paraba de preguntar a su padre sobre aquella carta, y sin intención, con su alma desecha, grito acalorado: ¡Están muertos!
Ella, asustada y sin lograr procesar sus palabras, se lanzó a una corrida alcanzando a su muñeca sobre una silla, y atravesando la puerta trasera, se limitó a una fuga muda hasta los girasoles. Seguían igual. La leve brisa temblaba en sus tallos, igual que ayer. El cielo en su vasta armonía de celestes, igual que ayer. Su muñeca sonreía con una mueca de puntillas, igual que ayer, y, sin embargo, nada lo era. Jamás sería lo mismo.
Se acostó en la cama aplanada de girasoles mientras recopilaba en sus fantasías la lucha de palos, que pasaron a ser armas; las gomeras que se transformaron en tanques, y, sobre todo, los raspones con una gotita, en la que vio lagos de sangre alrededor de un oscuro y tenebroso barrial. De lleno, los rayos solares aplacaban sus pupilas, prefiriendo que eso contrarrestara las sombras que consumían a paso ligero su alma. Comprendió así la intención de los girasoles. Ella también quería dejar atrás la tierra, este globo plagado de monstruosidades, de miedos, olvidando lo doloroso que es ser un girasol. Uno de tantos que podría ser arrancado de un día para el otro, o arrollado como ella lo había hecho sin conciencia alguna. Solo podía alzar sus brazos tan alto como podía, anhelando con lágrimas secas poderse unir a sus amados Calvin y Colín.

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12 comentarios

  1. 1. Conrad Crad dice:

    Hola Veronica. Muchas gracias por leerme y por comentar mi relato. El tuyo me parece un relato bien construido, muy tierno, con algunos momentos de profunda emoción. Algunas expresiones se me hacen extrañas pero supongo que es por la forma coloquial en que te expresas. Yo vigilaría la estructura de las frases, que a veces se me hacen muy largas y necesitarían un punto de respiro y también intentaría moderar un poco el uso de adjetivos.
    Es mi modesta opinión. Felicidades, y nos leemos…

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 10:55
  2. 2. Rosanna Samarra dice:

    Hola Verónica,

    Gracias por pasarte a comentar mi relato. Tendré en cuenta tu opinión para los próximos. 🙂

    Pobre Melania, tanto deseo por el regreso de sus hermanos cuyos nunca regresarán; un final muy triste.

    Me ha gustado mucho tu relato, bien escrito y con muy buenas descripciones. Los girasoles dominan bastante la historia, no se ven forzados.

    Felicidades. Un saludo y nos seguimos leyendo.

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 10:58
  3. 3. marazul dice:

    Hola Verónica: me ha parecido muy interesante la historia que nos cuentas y sobre todo porque la presentas a través de los ojos de una niña, hermana de los muchachos muertos en la guerra. Mi enhorabuena por el contenido del relato, ese contraste entre lo trágico y la ingenuidad de la niña que vive una vida acomodada.
    Y a pesar de que empleas un lenguaje culto y correcto (salvo algún despiste como el de no acentuar el qué cuando es interrogativo: “que se pondría”…”quien…”), la lectura en general es muy densa. Las frases son demasiado largas y, como dice Conrad, habría que moderar el uso de los adjetivos.
    Por lo demás un placer leerte, Veronica
    Saludos

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 12:27
  4. 4. Luis Ponce dice:

    Hola Verónica:
    Un buen argumento, que ya es un acierto si partimos del reto.
    Pero creo que está sobrecargado en su redacción. No creo que el exceso de términos le pueda dar mayor carácter a la narración. Crero que si tamizas un poco la terminología podrías logar algo más fácil de leer.
    Sigue escribiendo que el camino es largo.
    Felicidades.

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 14:50
  5. 5. Simón Martín dice:

    Hola Verónica, qué gusto.

    Empezó comentándote que me pareció muy interesante tu propuesta de contraponer los horrores y atrocidades de la guerra con la inocencia y pureza de la infancia. Un buen contenido que debe ir a la par con la expresión.

    En este ámbito, coincido con quienes comentaron antes que mí, respecto a lo denso del relato en algunos de los pasajes. Párrafos cortos y frases cortas suelen ser buenas consejeras cuando hay complejidad estructural en alguna parte del relato. Por otro lado, en algunas frases falta un mejor manejo de la sintaxis y precisión en el vocabulario.

    Como ejemplo, te copio este párrafo: “La mayor admiración la profesaba por sus dos hermanos diez años más grande que ella, los cuales estaban al frente de batalla, como honorables y valerosos franceses que luchaban contra los imperios centrales, lo que fue en su vida un salto tremendo, pero que, al mismo tiempo, prestaba a muchas fantasías que se desarrollaban en torno a sus hermanos, siempre vencedores y audaces”.

    Los hermanos no son diez años más grandes, sino mayores que ella. Después de imperios centrales deberías revisar la redacción, hay un poco de confusión. En una sola frase utilizas cinco adjetivos calificativos: la propuesta es ser parcos y exactos en su uso.

    Por lo demás, todo bien. Solo que hay que seguir luchando, que nadie dijo que el camino de escritor es fácil. Pero sí es muy reconfortante.

    ¡Adelante!

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 20:37
  6. 6. Martín dice:

    Hola Verónica, paso por aquí agradecido porque hayas comentado mi cuento. Sinceramente, es una historia muy buena, y preparaste muy bien todo el texto para llegar al gran final. Se que no será mucho viniendo de un niño como yo pero me parece que tu cuento es casi perfecto.Lo único que quizás no este tan bien es que lo cargaste un poco de adjetivos innecesarios. Por lo demás esta todo muy bien.
    ¡Te leo en la próxima!

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 22:06
  7. 7. Amadeo dice:

    Verónica:
    Mil gracias por tus comentarios al mío. El tema de las comas, es mi lucha permanente. Insistiré en hacer desaparecer muchas.
    Respecto a tus girasoles: me gustó mucho el contenido en general. Creo que la primera oración es confusa: Melanie ¿es una muñeca?, luego se sabe que no.
    Dudo que una nena de 8 años, piense, imagine así (primera parte). Sí, cuando imagina a sus hermanos con raspones, etc.
    Buen y terrible final.
    Amadeo, Argentina

    Escrito el 19 septiembre 2018 a las 14:25
  8. 8. Carmen Ramarama dice:

    Hola Verónica. Gracias por comentar mi texto.
    Tuve la misma confusión que Amadeo al comienzo.¿ Muñeca o niña?. Luego se aclara.
    Creo que elegiría oraciones más cortas, para que no se diluya tanto el impacto que quieres lograr con ellas.
    La historia me ha gustado. Finalmente, la tristeza.
    Felicitaciones. Nos seguiremos leyendo.

    Escrito el 19 septiembre 2018 a las 20:40
  9. 9. Norelkis dice:

    ¡Hola!

    Me ha gustado mucho esta frase: “objetando que una mujer—decía con ocho años—no debía verse deprimente delante de una víctima en apuros, que le restaba veracidad, aun sin estar segura de lo que significaba.”

    Melania ha sido un personaje encantador, me recuerda a Matilda (La película). La personificaste bien, su edad mental concuerda con su edad.

    Lo que no me gusta (Y me hizo perder en un principio) Es el primer párrafo gigante que aparece en escena, a veces me perdía entre tantas líneas.

    Un abrazo y nos vemos en el 133 ;D

    Escrito el 20 septiembre 2018 a las 02:10
  10. 10. Verónica R. dice:

    Muchas gracias por tan sinceras y constructivas criticas, ya que desde siempre ese era mi más grande problema, no tener a quien mostrar lo que escribo y me diga los errores. Me hacen pensar, mejorar, y le toman el tiempo y la importancia a mi relato para analizarlo como es debido. Ahora veo que debo arreglar para que la historia, como ustedes dicen con mucha razón, no sea densa y sobrecargada. Voy a poner atención al manejo de los adjetivos, y la redacción del mismo. Ahora se hacia donde apuntar.
    Muchas gracias, y para el próximo mes del taller, tengo como meta superar estas barreras.

    Escrito el 20 septiembre 2018 a las 02:14
  11. 11. Stinkelgeneroso dice:

    Hola!
    Después de leer el texto, coincido con los compañeros.
    El principio es confuso y deberías estar más atenta a las comas y tildes, (aunque es un error que cometemos muchos)
    Me gusta el punto de vista que le das al relato.

    Escrito el 23 septiembre 2018 a las 17:51
  12. 12. Laura dice:

    Hola Verónica.
    Me ha gustado mucho tu relato. Y coincido con los detalles que te han señalado. Todo puede mejorar.
    Nos encontramos el pròximo mes.
    Mis saludos.

    Escrito el 24 septiembre 2018 a las 12:03

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