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Los girasoles - por Gustav

LOS GIRASOLES
Los proyectiles caían cerca del edificio de siete plantas donde se alojaban durante años, de repente paró el desastre y el silencio cubrió la parte sur de la ciudad.
¿Alguien ha llamado a la puerta? —preguntó Adolfo. —Si, abre la puerta, creo que ya ha pasado. —contestó Luisa.
Adolfo se preocupó al ver a su viejo amigo, —¿Constantín qué pasa? —Tenéis que salir de aquí ya, fuera espera un coche de caballos. —¿Y tu? —Yo tengo protección, ya lo sabes. Coger algo de ropa y lo que tengáis de dinero, las tropas devastarán todo a su paso, incluida esta ciudad.

Pese a las negativas de Luisa, su marido la convenció para salir de ese piso que desde que empezó la guerra había sido su pesadilla. Viajaron en el carruaje un día y medio dejando atrás los bombardeos y el olor a guerra; de escombros, tierra quemada y carne podrida.

A las siete de la madrugada llegaron a una parcela de unas cuarenta o cincuenta hectáreas de girasoles, se adentraron por un estrecho camino entre la espesura de la plantación, tan alta como los caballos que guiaban el carruaje. Como el sol estaba saliendo las plantas miraban al astro rey, hacia el este; Luisa miró a la derecha y vio una una multitud de cabezas de tornasoles mirando hacia ellos, como a unos recién llegados. —¿Por qué nos miran? —se preguntó a sí misma.
A lo lejos se podía ver una cabaña, como si estuviese protegida por la plantación, llegaron a ella.

—Esta será su nueva casa —dijo el chofer mientras se bajaba del carruaje. Más que una cabaña era una casa de dos plantas, necesitaba una reforma, pero después sería acogedora. Pasaron unos cazabombarderos por el cielo, cerca de la casa.
—Costantín nos dijo que aquí estaríamos a salvo —dijo Luisa —Y lo estaréis, por aquí pasan los aviones, pero los pilotos no dejan caer sus bombas, porque tienen instrucciones de sus superiores, que son los dueños de estas tierras, nadie vendrá a buscaros aquí. Dentro de la casa, al lado de la cocina esta la cueva, donde tenéis comida para unos días, a un kilómetro al este hay una pequeña granja con animales y una huerta. —Ese viejo, nunca me olvidaré de él —dijo Adolfo mientras miraba a su mujer, a la que le nacía una sonrisa en la boca y en su rostro se podía ver una gran alivio.

El carruaje desapareció entre los girasoles mientras la pareja abrió la puerta de su nueva vida, sin preocuparles la crueldad de la guerra.

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6 comentarios

  1. 1. David dice:

    Creo que el elemento de los girasoles no acaba de ser muy importante dentro de la historia. Me explico, si el campo fuera de trigo la historia seguiría siendo la misma.

    Por otro lado, me ha parecido curioso la mezcla de aviones y coches de caballos. Eso me ha dado entender que quizás estemos hablando de la Segunda Guerra Mundial una población interior. Me ha gustado ese. De mezcla para la ambientación.

    También está bien ese punto reivindicativo cuando hablas que las bombas no caerán sobre esa casa por ser de los que mandan digamos.

    Se te ha escapado alguna falta de ortografía.

    Me ha resultado curioso a la utilización de los diálogos. No sé si será un problema de copiado estructural en la página web o ya estaba así escrito cuando tú lo hiciste.

    Saludos.

    Escrito el 17 septiembre 2018 a las 13:29
  2. 2. Norelkis dice:

    Bueno me he sentido algo mareada con respecto a los diálogos del inicio. Cuando habían dos personajes hablando entre sí no había espacios, no entendía si lo que estaba leyendo era narración o palabras.
    Los militares se ganaron mi simpatía y me sentí aliviada de que el matrimonio pudiera salvarse.

    Escrito el 17 septiembre 2018 a las 19:38
  3. 3. Gabacha dice:

    Hola, Gustav. Tu relato trata de la amistad en tiempos de guerra, la única cara amable que puede tener, pero también del instinto de supervivencia y la necesidad de olvidar lo traumático, ya que con este giro es el que cierras el texto.

    En el tema de los diálogos, pones los guiones correctamente (yo no lo hago, aún), pero confundes el estilo directo con el indirecto, y eso vuelve un poco confusa la lectura.

    Un saludo.

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 17:55
  4. 4. Helena Sauras dice:

    Hola,
    Como ya te han comentado, tendrías que aprender a escribir diálogos, ya que si no confundes al lector y la historia que cuentas pierde mucho. Te sugiero el libro de “Cómo escribir diálogos” de Iria Lopez ya que se comprende muy bien y es fácil aprender de él.
    También tendrías que revisar un poco la ortografía antes de enviar el relato. “Sí”, “tú” (llevan acento). “una gran alivio” (hay discordancia) en “una multitud” (repites “una” 2 veces).
    La escena que cuentas está bastante bien, ya verás si la reescribes con esos detalles gana. Lo que más me ha gustado es la última frase del relato.
    Te leo en futuros talleres.
    Saludos,

    Escrito el 19 septiembre 2018 a las 07:28
  5. 5. Otilia dice:

    Hola Gustav:
    Me ha gustado tu relato, pero creo que puedes mejorarlo.
    Ya te han comentado sobre los diálogos y la repetición de palabras.
    Por ejemplo, escribes muy seguido: miraban, miró, mirando y mira. En mi opinión si usas sinónimos enriquecerás el texto.
    Nos leemos. Saludos.

    Escrito el 27 septiembre 2018 a las 09:39
  6. 6. Claudia dice:

    Hola
    La historia aparece esperanzadora respecto a la guerra, por lo menos para esa pareja.
    He notado algunas dificultades en el uso de comas:
    “Como el sol estaba saliendo las plantas miraban al astro rey, hacia el este; Luisa miró a la derecha y vio una un…”
    Me parece que la coma iría después de “saliendo” y no después de rey. El punto y coma podría ser reemplazado por un punto seguido.
    Los girasoles le dan luz a la historia. El contexto de la guerra se ve claramente en la descripción.
    Nos seguimos leyendo.
    Saludos

    Escrito el 28 septiembre 2018 a las 19:33

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