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Los girasoles - por Gina Loyola

Los girasoles

Las nubes que cubren el cielo como un negro manto amenazan con desatar una tormenta. Sin embargo, la negrura de mi alma es aún más densa y ya se gesta en mí una borrasca provocada por los recuerdos.
Hoy después de cinco años me han dejado libre. La necesidad de recuperar la paz, me ha arrastrado hasta este lugar donde todo empezó. A pesar del miedo que me invade, necesito recordar para recuperar la cordura y sanar las heridas en mi alma que el hospital psiquiátrico no logró aliviar.
El sudor recorre mi espalda, la boca me sabe a sangre, mi cuerpo tiembla y caigo de rodillas. Respiro profundo intentando calmarme. Necesito evocar los recuerdos, vivirlos nuevamente para poder hacer las paces con el pasado.
Mi memoria empieza a desperezarse. Lo primero que recuerdo es la risa. Llevábamos cinco días aguardando al enemigo. Era nuestra primera batalla real, un escuadrón de chavales que ansiábamos la acción, sin realmente saber lo que nos esperaba. La adrenalina nos mantenía despiertos a pesar del cansancio, los chistes hacían más tolerable la angustiosa espera. Reíamos para liberar el estrés y para ocultar nuestro miedo.
Mi cuerpo se estremece al recordar el sonido ensordecedor de las metrallas que acribillaron a todos los que estaban conmigo en la trinchera. El olor a carne chamuscada y la sensación en mi rostro de la tibia sangre y las vísceras que estallan y me cubren como una lluvia siniestra provocan el inevitable vómito. Quiero detener mi mente, pero ahora corre desbocada, no puedo más que dejarla libre. Oigo las voces del enemigo, no consigo entender lo que dice, pero siguen avanzando. No hay lugar donde esconderme, estoy rodeado de despojos humanos. Y es así como el instinto me lleva a enterrarme entre los desechos de mis compañeros. Recojo lo que encuentro y me embarro la cara y el cuerpo de sus entrañas, contengo la respiración y digo una plegaria. A pesar del horror, no quiero morir. La noche ha cubierto con su obscuridad la horrida escena que dejaron al marcharse. De mis entrañas sale el más desgarrador de los lamentos. Estoy solo en un campo minado de partes humanas. La lluvia empieza a caer y disimula mis lágrimas y los rayos mis sollozos. Con mis manos desnudas recojo cada trozo, cada miembro de los hombres caídos y los echo en la trinchera. La lluvia es mi aliada y entre las dos cubrimos sus cuerpos destrozados con los costales y la tierra que debió protegerlos de los tiros. Trabajo sin descanso, el sol ya despunta y a lo largo del valle solo se ve un montículo que lo recorre como una cicatriz. Bajo esta enorme tumba yacen los hombres que dieron su vida por amor a su patria.
Estoy exhausto por los recuerdos que he vuelto a vivir, pero es justo ahora que debo continuar. Sé que mi mente se niega para protegerme de algo terrible. Respiro profundo, debo enfrentarlo; es la única manera de terminar con las pesadillas que me roban el sueño y la cordura. Conjuro la última escena, regreso a ella y mi mente finalmente cede. Después de enterrar a mis compañeros camino hacia el campamento donde estuvimos antes y al sentirme seguro entre los que me protegerían me desplomo. Los siguientes recuerdos son un poco vagos por los medicamentos que me inyectaron. Las voces y las imágenes están distorsionadas, pero es claro que nadie quiere escuchar mi historia. Con voz lastimosa me dicen que es común tener alucinaciones, que el estrés de la guerra es demasiado para jóvenes sin experiencia como yo. No me doy cuenta que entre más insisto más me hundo. Finalmente me declaran demente y me transportan al hospital psiquiátrico donde me silencian por cinco años. Han querido entrenar mi cerebro para que olvide y piense que todo fue una terrible pesadilla. Ya no opongo resistencia, he entendido su juego. El ejército niega que esa batalla haya existido. No pueden reconocer que han usado como carne de cañón a 200 chavales. Yo soy el único cabo suelto.
La lluvia que cae me vuelve a la realidad y nuevamente oculta mis lágrimas. Finalmente he recuperado la paz. Fue verdad lo que aquí paso, la tumba que alberga a mis compañeros se ha cubierto de girasoles. Estos son testigos mudos de lo que hay bajo sus raíces y les dio vida. Son el recuerdo de cada uno de los jóvenes olvidados y que ahora se yerguen de cara al sol.

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10 comentarios

  1. 1. Jesu dice:

    ¡Hola!
    Acabo de leer tu entrada, ya que es la siguiente a la mía. Debo de decir que me ha encantado. Me gusto mucho la forma en que cuentas las atrocidades que ocurren en los campos de batalla. Debo de admitir que realmente pude sentir todo lo que el personaje principal sintió, desde el horror de tener que cubrirse con la sangre de sus compañeros hasta la desesperación de ser silenciado.
    También me gustó mucho el final que le diste, ese pequeño detalle en el que se da a conocer como todo era culpa del gobierno, un pequeño giro que me gusto bastante.
    La única recomendación que creo que puedo darte es que quizás faltaron alguno párrafos en la última parte. Todo parece ser un párrafo enorme y creo que podrías haberlo separado un poco.
    En el resto no encontré ningún error.
    ¡Felicitaciones1

    Escrito el 17 septiembre 2018 a las 22:23
  2. 2. Nicolás dice:

    El vocabulario y las descripciones de tu relato son sobresalientes, hay partes que me gustaron mucho.

    “Mi cuerpo se estremece al recordar el sonido ensordecedor de las metrallas que acribillaron a todos los que estaban conmigo en la trinchera. El olor a carne chamuscada y la sensación en mi rostro de la tibia sangre y las vísceras que estallan y me cubren como una lluvia siniestra provocan el inevitable vómito”

    Esta sin duda mi parte favorita.

    Con cuerdo con Jesu. Quizás haber segmentado la historia en mas bloques hubieran hecho que fuera mas dinámica y fluida de leer.

    Disfrute mucho de tu relato, si gustas puedes pasarte por el mio (#71)

    Saludos!

    Escrito el 17 septiembre 2018 a las 22:33
  3. 3. Charola dice:

    Hola, Gina.
    Me gustó tu relato. ¡Cuántas cosas terribles ocurren en la guerra! Me has hecho sentir con tu protagonista el horror vivido. Felicitaciones.
    Algunos mejorables:
    -Oigo las voces del enemigo, no consigo entender lo que diceN, pero siguen avanzando.
    -hórrida (te faltó tilde)
    Saludos. Nos seguimos leyendo.

    Escrito el 17 septiembre 2018 a las 23:34
  4. 4. Gina dice:

    Gracias por sus comentarios y correcciones. Siempre me cuesta separar los párrafos.
    A seguir escribiendo para poder mejorar!
    Nos leemos.

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 23:22
  5. 5. Laura dice:

    Hola Gina.
    Sólo te dejo mis felicitaciones. El asunto de los párrafos ya te lo han señalado.
    Me ha gustado tu texto, desde una mirada diferente, con buena inclusión de los girasoles.
    Mis saludos.
    Hasta la pròxima propuesta.

    Escrito el 19 septiembre 2018 a las 12:35
  6. 6. De vuelto dice:

    Hola. Para separar los párrafos, lo que hago es reunir en una frase la idea que transmiten. No sé si sirva para novela, pero para cuento es muy útil. También me gustó aunque tengo un par de preguntas: ¿Huele a carne quemada solo por las balas? Y, ¿Será que ese gobierno deja suelto ese cabo así no más?

    Mi relato es el #52

    Escrito el 20 septiembre 2018 a las 10:42
  7. 7. María Jesús dice:

    Hola Gina: Fabuloso relato con párrafos muy logrados, empezando por el primero. Has contado la historia dándole el matiz trágico que requiere empujando al lector a vivir lo que relatas.
    Por ponerte una pega, yo te diría que deberías haber empezado hablando un poco de esos girasoles a los que dedicas solo el final de la historia, no en vano los girasoles era el tema principal de esta escena, y la guerra el reto opcional. Pero este apunte es solo un comentario referente a las normas de literautas, porque tu relato es muy pero que muy bueno.
    Un saludo.

    Escrito el 20 septiembre 2018 a las 11:19
  8. 8. Osvaldo Vela dice:

    Hola Gina, que gran relato ha surgido de tu pluma, va desde un hospital psiquiátrico, A un escenario de guerra, a una matanza absurda y a una fosa que ya no hay. Solo se distinguen los girasoles que alimentados por las almas de los caídos, ahora se yerguen de cara al sol: Poético, honorable, sublime e histórico.

    Creo que posees alma de Adelita. En los tiempos de la Revolución Mexicana, El Ejercito de Federales pasaba por los ranchos del Noreste en busca de provisiones para mantener un ejercito en movimiento.

    Igual, tomaban a niños , jóvenes y hombres casados pero sin familia para pelear en el frente y los unían a la “leva”. Los mas jóvenes nunca regresaban a casa.

    Muchas mujeres no abandonaban al marido; lo seguían por ríos, valles, montes y combatían junto a ellos. A ellas se les conocía coma las Adelitas. de allí nació la canción de la revolución.

    la soldadesca le cantaba a sus mujeres: ” si Adelita se fuera con otro / la seguiría por tierra y por mar, / si por mar en buque de guerra / si por tierra en un tren militar.
    Y como le comenté a Vespaciano, historia llama a historia.

    te felicito y continua escribiendo.

    Escrito el 20 septiembre 2018 a las 21:49
  9. 9. Vespasiano dice:

    Hola Gina:

    Gracias por pasarte por mi relato y comentarlo.

    Ahora comentaré el tuyo con el máximo respeto y consideración, y dentro de mis escasos conocimientos literarios.

    Caramba Gina, leyendo tu relato da la sensación de que hayas estado en mil batallas sangrientas, no disparando, pero sí como “reportera de guerra” de algún diario de tirada inter nacional o de algún canal televisivo.
    El dramatismo que le has dado a tu historia, por cierto muy bien escrita, es sencillamente terrorífico.

    Pero es que además sacas a la luz, la podredumbre de los gobernantes que por desgracia hemos sufrido los habitantes de muchos países de este planeta. Corrupción, mentiras, sobornos y un largo etcétera de actos inmorales y crímenes de lesa humanidad.

    Cuando hablas de doscientos chavales inmolados en pro de no sé que ideales, me transporto al relato de Sophie(75 de la lista) que habla de “la quinta del biberón”, episodio trágico y vergonzante ocurrido durante la guerra civil española.

    Por resaltar alguna cosa que me ha sonado rara, te apunto lo siguiente: “…al recordar el sonido ensordecedor de las metrallas que acribillaron…”. Tal vez sonaría mejor haber escrito: “…al recordar el sonido ensordecedor de las ametralladoras que acribillaron…”.

    También, y puede que sea una percepción mía equivocada, me parece que siendo una historia narrada por el propio protagonista contando sus tristes recuerdos, haya párrafos donde esté contando su tragedia en tiempo presente.

    Ejemplo:
    “Llevábamos cinco días aguardando al enemigo. Era nuestra primera batalla real, un escuadrón de chavales que ansiábamos la acción, sin realmente saber lo que nos esperaba. La adrenalina nos mantenía despiertos a pesar del cansancio, los chistes hacían más tolerable la angustiosa espera.
    Más adelante escribes:
    “Oigo las voces del enemigo, no consigo entender lo que dice, pero siguen avanzando. No hay lugar donde esconderme, estoy rodeado de despojos humanos”
    Tal vez esto debería ser: “Oía las voces del enemigo, no conseguía entender lo que decían, pero seguían avanzando. No había lugar donde esconderme, estaba rodeado de despojos humanos”.

    Resumiendo, tu historia es impactante y me ha gustado (la escritura, que no la guerra).

    Felicidades y nos seguiremos leyendo.

    Escrito el 22 septiembre 2018 a las 21:44
  10. 10. Gina Loyola dice:

    Gracias a todos por leer y comentar mi relato,

    Definitivamente eso de la separación de párrafos es mi talón de Aquiles! Si saben de algún artículo dentro del blog referente a eso no dejen de recomendármelo.
    Tratare de contestar sus preguntas:
    De Vuelto:
    Si huele a carne quemada solo por las balas, la verdad no lo sé, pero como que siempre en las escenas de guerra hay explosiones, es de donde saque la idea.
    El gobierno pensó que después de cinco años en el hospital psiquiátrico ya le habían lavado el cerebro y ya no era un riesgo. El protagonista entendió el juego y les sigue la corriente por decirlo así.
    María de Jesús:
    El uso solo al final de los girasoles lo tome de varias novelas que he leído, el titulo es mencionado casi por descuido dentro de la historia. Mi intención también era que el lector siguiera hasta el final en búsqueda de la conexión con el título.
    Vespasiano:
    Finalmente, a mi también me costó trabajo la diferenciación entre pasado y presente. Es la primera vez que uso al protagonista en primera persona. Se supone si habla en presente pues es en el presente que está reviviendo los recuerdos y al hacerlos los ve como una película qué pasa en su mente en ese momento. Esa era mi idea, pero tal vez si es confuso para el lector que no tiene la idea que yo tengo. Gracias por la corrección de metralla/ ametralladoras.
    Gracias nuevamente por sus comentarios que me ayudan a mejorar!

    Escrito el 23 septiembre 2018 a las 02:33

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