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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Los girasoles - por paola panzieri

En cualquier lugar, allí donde los conflictos armados son el pan de cada día.

Era una tarde de verano como muchas otras que la habían
precedido, en ese año de guerra. En el pueblo ya solo
quedábamos nosotras porque los hombres luchaban en el
frente y los niños permanecían escondidos en la montaña
para no ser reclutados. ¡Eran tan jóvenes!

Estábamos trabajando la tierra y los vimos trepar la
colina, avanzaban por los campos de girasoles como si al
final del trayecto les esperara el premio merecido.
Gritaban y se empujaban unos a otros como borrachos a la
carrera.

Tomo aire. Creo que mi hija me está escuchando o por lo menos me lo parece. Los últimos toques antes de salir de viaje y sus ojos brillan por la emoción. Yo, en cambio, siento un gran vacío dentro de mí y decido seguir con la historia a sabiendas de que a mi niña no le va a gustar el final.

Recuerdo la expresión en la mirada de mi madre antes
de que su cara desapareciera entre las palmas de las
manos, acabábamos de descubrir que esos hombres llevaban
uniforme enemigo. En ese momento comprendí lo que quiere
decir contemplar el horror desde el fondo del alma.

Recuerdo también que olía a tierra recalentada. El sol
iba perdiendo su fuerza y los girasoles viraban su
cabeza hacia poniente, como queriendo mirar hacia otro
lado. En ese momento entendí que tenía que cerrar los
ojos y no volverlos a abrir, pasara lo que pasara.

Mi hija contempla su figura en el espejo y yo le ajusto la chaqueta por detrás. Tras mi largo silencio ella fija sus ojos en el reflejo de los míos, y me anima para seguir relatando los hechos que cerraron esa tarde.

Noto las piernas que se van aflojando, no quisiera recordar pero debo hacerlo, es deber de madre.

A toda prisa, las mayores metieron a las jóvenes en
escondrijos que ellas mismas habían escavado en la
tierra pues la noticia de lo que había ocurrido en otros
pueblos no había tardado en llegar a nuestra aldea.
¡Pobres ilusas! No pensaron que sería difícil de creer,
¡un pueblo de solo viejas!

Nos encontraron, las chicharras no volvieron a cantar y
los girasoles agacharon la cabeza.

Necesito sentarme y cerrar los ojos. Las imágenes se suceden en mi mente como en la película que viví y no miré, su olor a sudor y tabaco, sus manos, el asco que sentí, el dolor y todos esos gritos de fondo…

Mi hija me abraza, me levanta la cara y me seca las lágrimas con sus besos.

—Lo sé todo, mamá, hace tiempo, me lo contó la abuela.

Un año después, digo intentando soltarme de su abrazo y
acabar cuanto antes con mi cometido, los hombres que
habían sobrevivido a la guerra volvieron a casa y
vieron, y entendieron y lloraron. Probablemente los
soldados que nos habían visitado esa tarde, también
llegarían a sus casas y también encontrarían niños
pequeños en brazos de niñas pequeñas.

Así es la guerra para las mujeres, le digo mientras ella ya está abriendo la puerta de casa, siempre seremos moneda de cambio y diana de humillación y venganza.

—¡Mamá, llego tarde! Pero no te preocupes porque a partir de ahora las cosas van a cambiar —grita mientras baja los escalones de dos en dos— ahora nosotras estaremos en el frente y la guerra nos pillará con el uniforme puesto y el fusil en mano.

—¡No me preocupan sus manos, señora sargento, ni lo que lleve usted cubriéndole el cuerpo! —grito yo también y oigo el portón cerrarse a sus espaldas— Si te cogiesen prisionera, mi pequeña princesa… me pregunto si serías capaz de reconstruir tu vida sobre el desierto que queda tras el quebranto, eso si tienes la suerte que he tenido yo de seguir viva al final de la guerra.

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8 comentarios

  1. 1. Pax dice:

    Bonita historia. Me ha gustado la aparición como un leit motive de los girasoles que van cambiando su posición. Lo único negativo que podría comentar es que me ha costado entender quiénes eran las que hablaban y lo he tenido que leer dos veces. Quizás es porque estoy muy cansada hoy 😉
    Si quieres leer el mío es el 84

    Escrito el 17 septiembre 2018 a las 15:08
  2. 2. Palma dice:

    ¡Muy buena historia! Me emocionó de verdad aunque si tengo que decir que a mi también me ha costado al principio entender quién hablaba y los dos niveles temporales así que tuve que leer la historia otra vez para apreciarla por completo.
    Inteligente y sensible aparición de los girasoles, como si ellos ya lo sabían todo. Escrito de manera sencilla pero que llega al corazón.

    Escrito el 17 septiembre 2018 a las 17:10
  3. 3. Diego Alba dice:

    Hola Paola.
    Lei tu relato y me pareció un intento valiente de dar testimonio del sufrimiento de los débiles en la guerra y de la valentía necesaria para superar el horror y mirarlo a la cara. Me llegó.
    En cuanto a la crítica, y sabés que es nada más que una opinión bienintencionada, debo decirte que los cambios reiterados de tiempo verbal dificultan bastante la fluidez de la lectura.
    Creo que ponés escavado por excavado.
    Por lo demás lo veo bien. Gran trabajo, felicitaciones.

    Escrito el 17 septiembre 2018 a las 23:31
  4. 4. Don Kendall dice:

    Hola Paola,
    En lo formal, estoy de acuerdo con Diego Alba.
    La voz narrativa ha quedado difusa. EMDO eso es lo que despista al lector más que los cambios de tiempo en sí mismos. El lector no acaba de saber qué se le está contando ni quién lo está haciendo. Quien parece ser el narrador-personaje en primera persona anuncia : decido seguir con la historia a sabiendas de que a mi niña no le va a gustar el final. El narrador se entrega a ese probable conflicto dramático anunciado y se va sintiendo frustrado poco a poco, hasta el final de la historia donde aparece omnisciente la “autora” introduciendo un final con moraleja que parece innecesaria.
    En sentido contrario hay momentos logrados, por ejemplo : le ajusto la chaqueta por detrás que sitúan la relación de los dos puntos de conflicto madre/hija (entendiendo por conflicto, el dramático) pero en conjunto prima una especie de manto protector de la autora, que se notan en expresiones como y sus ojos brillan por la emoción.
    En resumes, es tu relato y eso debe quedar claro 😉 , pero tal vez merezca la pena dar un par de vueltas a la idea central, son dos personajes potentes y es una pena que se pierdan con moralejas bienintencionadas ¿no crees?
    La guerra es un contexto que reconstruído desde el futuro con blancos y negros solamente resulta inexplicable si no se baja a lo conocido, al gris de lo cotidiano. Hay esbozos en tu relato que van por ahí pero enseguida se diluyen con la aparición de la moraleja, la compasión, la emoción, incluso la épica de la hija-sargento.
    Primo Levi escribió :

    «Los ‘salvados’ de Auschwitz no eran los mejores, los predestinados al bien, los portadores de un mensaje; cuanto yo había visto y vivido me demostraba precisamente lo contrario. Preferentemente sobrevivían los peores, los egoístas, los violentos, los insensibles, los colaboradores de la ‘zona gris’,… Los mejores han muerto todos».

    Tal vez mereciese la pena dar un vistazo a tu relato con estas gafas Primo Levi, superviviente de los campos de concentración nazis. (Recomiendo la lectura de Los hundidos y los salvados )
    https://es.wikipedia.org/wiki/Los_hundidos_y_los_salvados

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 06:18
  5. Hola Paola, me alegra verte por aquí. Ya sabes que me gusta mucho como escribes.

    Esta vez te has atrevido con un tema duro ¡durísimo! Te has decantado entre la ternura y protección hacia la hija, y la crudeza de los hechos. ¿Cómo contarlo desde el lado de una madre forzada?, ¿siendo explícita?, ¿con medias palabras?… comprendo que no resulta fácil contarlo.
    Destaco la frase que pone broche al final, reconstruir la vida sobre el quebranto, es demoledora.
    Un abrazo cariñoso Paola.
    Isabel (Tara)

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 18:06
  6. 6. Laura dice:

    Hola Paola.
    Nada tengo que señalar. Tu relato es brutal, se veía venir lo que habìa sucedido, y me parece que transmites un maravilloso mensaje a pesar de todo.
    Mis saludos.
    Hasta la pròxima propuesta.

    Escrito el 20 septiembre 2018 a las 11:54
  7. 7. SrCualquiera dice:

    Me parece que el relato está escrito en un tono muy bonito, muy poético y maternal. Es cierto que el horror de la guerra debe ser desigual para las mujeres. Bueno, no sé, debe ser igual para todos cada uno desde su horrible papel, pero es cierto que en la guerra la indefensión del más débil se cobra las peores víctimas. Me gusta también el tono reivindicativo, la voz que se rebela.

    Lo que no acabo de entender es la estructura del texto. No he encontrado una justificación para ello, más allá de que el formato elegido haya sido una especie de poema narrado. Pero es una voz que no varía en función de las irrupciones del formato, por tanto no he acabado de encontrar el sentido.

    Escrito el 24 septiembre 2018 a las 01:50
  8. Gracias a todos por vuestros comentarios:

    PAX y PALMA, sí, tengo que variar la estructura para que quede más clara la intervención de cada personaje.

    DIEGO, creo que con los cambios de estructura que voy a hacer quedarán más fáciles de seguir los cambios de tiempo.

    DON e ISABEL, creo que he dado demasiado espacio a la anécdota y poco a la relación entre la hija soldado y la madre preocupada por la elección de vida que ha hecho la hija.

    Creía que con la introducción, en la que digo que no me refiero a ninguna guerra en particular se entendería bien mi idea. En ningún momento he querido decir que para unos sea mala y para otros buena, es la visión que le ha quedado a una niña, de la guerra y de lo que vivió en ella.

    LAURA y SrCUALQUIERA, os agradezco el esfuerzo en transmitirme que habéis entendido el mensaje teniendo en cuenta todos los fallos.

    Prometo trabajar en ello y dejarlo como es debido.

    Saludos

    Escrito el 26 septiembre 2018 a las 12:50

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