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Los girasoles - por JGulbert

Nos despertó el bullicio que venía de la calle. Mujeres gritando, ruido de carreras, de cántaros y de cubos, de metales entrechocando. Mi madre me cogió en brazos y se acercó a la ventana, despacio, sin llegar a ella, evitando ser vista desde el exterior. Desde allí vimos el desastre, el panorama era desolador, enormes llamas en el horizonte iluminaban las fachadas de las casas. Los campos de girasoles estaban ardiendo. Mi madre me apretó contra ella con fuerza y murmuró el nombre de mi hermano.

Habían llegado esa tarde, cuando el sol empezaba a ocultarse. La noche anterior nos llegaron noticias de su presencia. La pequeña columna de camiones había atravesado el paso de Las Águilas y descendía hacia la aldea. Llevaban distintivos y banderas, pero nadie preguntaba por sus colores o sus insignias, eso no tenía importancia, daba lo mismo de qué bando fuesen, dejarían atrás, a su marcha, el mismo dolor, el mismo sufrimiento, la misma impotencia. Los últimos que vinieron se llevaron a padre. "Vamos a dar un paseo" , le dijeron poniéndole una mano en el hombro. Una mano que hundió sus fuertes dedos en la gruesa zamarra de padre.

Esa noche, la que tuvimos noticias de ellos, fue de insomnio, de ajetreo, de empaquetar bultos, de remendar mantas, de olores de pan recién cocinado, de preparar morrales, y de despedidas apresuradas y de lágrimas y de consejos dados en voz baja. Los más jóvenes se echaron al monte, a los campos de girasoles, ya grandes y hermosos, espléndidos. Se ocultarían entre ellos, agazapados entre los terrones y los surcos de la tierra, esperando la marcha de los intrusos.

Después de asomarse a la ventana mi madre me cogió de la mano y me llevo a la pequeña despensa. Arrodillándose, puso sus manos en mis hombros y me pidió que la esperase allí sentada. "No salgas de aquí hasta que yo llegue. Echa el pestillo y no salgas". Después se levantó , cogió como sin querer el enorme deshuesador que usaba para despellejar los conejos, cerró la puerta y me dejó a oscuras.

No sé cuanto tiempo estuve allí encerrada, no sé si dormí o si estuve en vela. No recuerdo nada de aquellas horas. Cuando salí de la despensa ya estaba amaneciendo, y lo que vi desde la ventana todavía abierta fue aterrador. Aquellos inmensos mares de olas amarillas, de suaves ondulaciones, que animaron tantos despertares, se habían convertido de repente en dura y negra tierra, humeante, con bultos carbonizados desperdigados sobre ella. No sé describir lo que sentí, el paisaje era sobrecogedor. Me eché a llorar amargamente deseando despertar. En el camino a los campos vi dos de los camiones que llegaron la tarde anterior, retorcidos y ennegrecidos. Después vi a las mujeres, que llegaban al pueblo, sucias de ceniza, con manchas pardas en los delantales y vestidos, despeinadas, algunas con la ropa hecha jirones. Tiraban de carretillas con cuerpos amontonados, heridos unos, inertes otros. Un fuerte olor a ceniza, a carne quemada, a sangre de degüello, inundaba el pueblo. El cielo se lleno de cuervos.

La aldea ya no existe, solo quedan ruinas. Desde entonces muchas flores tuvieron sus revoluciones, la de los Jazmines, la de los Tulipanes, la de las Rosas. Dicen que la de los Claveles fue la primera. No pretendo desmerecer a ninguna de ellas, pero una más antigua tuvo lugar allí, aquella noche, de flores más toscas, más ásperas, más duras y orgullosas.

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10 comentarios

  1. 1. Ana Roda dice:

    Hola JGulbert.

    Estremecedor tu relato.
    A mi me ha puesto la carne de gallina.

    Además está perfectamente puntuado, con las palabras justas y una lectura que te arrastra.

    Enhorabuena

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 09:23
  2. 2. Galia dice:

    Hola JGulbert, realmente pintas un retrato expresionista de la guerra, la guerra de Los girasoles como amerita el nombre. Estremecedor. Si quieres pasar por el mío, estoy en el 152.
    Saludos.
    Galia

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 23:29
  3. 3. Cristina dice:

    Relato cruel como la guerra.Enhorabuena.
    Un placer leerte.
    Yo estoy en el n35

    Escrito el 19 septiembre 2018 a las 15:07
  4. 4. Menta dice:

    Hola JGulbert:

    Impresionante tu relato. Me ha sobrecogido. Creo que esto es debido a tu manera de contar los hechos, parece más una narración oral. Este recurso ha conseguido que mantengamos la atención todo el rato. Genial.

    Voy a beber un vaso de agua a ver si me pasa todo lo que tengo encogido por aquí dentro.

    Enhorabuena. Un saludo. Menta

    Escrito el 20 septiembre 2018 a las 10:33
  5. 5. Everett_Russo dice:

    Hola JGulbert,

    Muchas gracias por tu comentario.

    Creo que te ha quedado un relato bastante apañado. Bien escrito y estructurado. Quizá me dé la impresión de que por momentos algunas frases podrían cambiarse para dar más fluidez al texto, pero, es cierto que, en general, hay suficiente variedad en las oraciones como para que no resulte cansino y se lea bien.

    Destaco el último párrafo: bonitas palabras y un uso de la repetición muy apropiado.

    Nos leemos!

    Escrito el 24 septiembre 2018 a las 21:27
  6. 6. Ceyla dice:

    Hola JGulbert. Primero que nada, muchas gracias por comentar mi relato.
    Te cuento que tu historia me ha gustado mucho: muy buenas descripciones, muy buen ritmo y las palabras que has utilizado son las adecuadas para transmitir los sentimientos de los personajes.
    Me encantó.
    Te felicito.

    Escrito el 25 septiembre 2018 a las 02:21
  7. 7. Conrad Crad dice:

    Hola JGulbert.
    Joder, tu relato me ha gustado muchisimo. Hay imagenes estremecedoras y he olido esas cenizas y esa carne quemada.Me gustó mucho el parrafo final donde haces referencia a la revolucion de las flores. Felicidades. Nos leemos.

    Escrito el 25 septiembre 2018 a las 12:33
  8. 8. JGulbert dice:

    Gracias a todos por pasaros por el relato y dedicar un poco de vuestro tiempo para leerlo. En el siguiente tendré en cuenta vuestras sugerencias.

    Un saludo a todos!

    Escrito el 30 septiembre 2018 a las 18:50
  9. 9. Toñi Avila (vibe) dice:

    Hola J.Gulbert:

    Tu relato es estremecedor, va penetrando lentamente sin poder evitarlo. No he podido dejar de leer, me atrapaba como a un imán.Consigues hacer ver lo que narras y describes.
    El toque del final es genial, cuantas revoluciones de flores ha tenido que haber…
    Especialmente entre tanto dolor, me ha gustado el pequeño mensaje de la fuerza de los girasoles. Me gustó la metáfora de ” aquellos inmensos mares de olas amarillas” como lo que verdaderamente es importante.

    Disculpa por mi tardanza en comentar…se me complicaron las cosas.
    Muy buen texto

    Escrito el 1 octubre 2018 a las 15:36
  10. 10. JGulbert dice:

    Hola Toñi.

    Muchas gracias por tus comentarios!!

    Te espero en el siguiente ejercicio.

    Saludos.

    Escrito el 2 octubre 2018 a las 15:33

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