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LOS GIRASOLES - por Emanuel V

LOS GIRASOLES
Argos llevaba días caminando sin ver a nadie, el áspero desierto flageló no solo su cuerpo, sino también lo más recóndito de su ser, su mente, y es que… se suponía que para este tipo de misiones él estaba enteramente preparado, en efecto así fue, pudo adentrarse en lo más profundo de la sabana, sobrevivir en condiciones extremas, cazar para vivir le daba una dulce satisfacción momentánea, asesinar, ya sea pequeños mamíferos, aves nocturnas o sigilosos reptiles, alimentaba su necesidad de sangre y le servía como fuente combustible a su organismo, pero llegó un momento donde lo único que veía era su sombra en el día y constelaciones infinitas de cuerpos celestes por la noche, la monotonía en ésta especie de bucle tiempo-espacio casi arruinan su principal objetivo, hallar los Girasoles.
A Kilómetros de distancia entre la sabana y lo que podría llamarse civilización, atado de pies y manos a una silla oxidada metálica, se encontraba Facundo, era uno de los 15 prisioneros de guerra
que habían sido llevados al fuerte enemigo, nadie conocía la ubicación de ese lugar, pero corrían rumores que estaba totalmente cubierto de Girasoles, otros decían que Zenith construyó murallas con Girasoles en memoria de su difunta amada. Todos en Balta creen saber algo o poco respecto sobre el tema, pero lo cierto es que nadie ha regresado de allí para contarlo y los que alguna vez trasmitieron dichas historias hace mucho que no están entre los vivos.
Se escuchan pasos y murmullos acercándose a la especie de calabozo donde está el prisionero.
—Bien, esto va ser rápido, ¿Dónde se encuentra el campamento Balta? —Habló el tipo de pañoleta roja
—Ya le dije que no sé, señor, esto ha sido un…
— ¿Un qué…? —Con un puntapié al abdomen, no le dejó terminar la frase.
Facundo expulsó fluidos en forma de tos
—Responde ¿Un qué…? —preguntó nuevamente.
Pero el joven se había quedado sin aire por unos segundos, sintió un calor intenso en el estómago, y con dificultad dijo —un error, yo no pertenezco ni conozco ese lugar que menciona.
—Todos dicen siempre lo mismo «yo no soy, es un error» —Dijo impostando su voz.
—malditos cobardes, todos merecen morir —añadió uno de su escolta.
— ¡Silencio! , aquí el que habla y hace las preguntas soy yo —exclamó el agresor.
—Sí señor.
Volteó su mirada al muchacho de la silla —Tienes suerte en ser el último de los infelices que me toca entrevistar, por esta vez te dejaré pensar nuevamente en tu respuesta, no todos tus amigos corrieron la misma suerte tu —, con un grotesco carcajeo salió de la celda con sus dos escoltas.
—Si cuando regreso sigues con tu misma cantaleta, considérate hombre muerto —. Habló en tono fuerte, desapareciendo entre los pasillos.
Esta guerra no era suya, como la mayoría de batallas por las que ha peleado, pero el pago siempre es bueno, además el hecho de tener carta libre para asesinar lo motivaron, logró mantenerse consciente a duras penas hasta salir de aquel infierno de arena.
Encontró un lagarto mediano para el almuerzo, eso le ayudaría a recuperar energía, descansó en un montículo de granito divisando todo el horizonte, finalmente a lo lejos pudo ver vegetación, también vestigios de civilización.
—Es la ciudad de Girasoles —, se dijo a sí mismo.
No le costó tanto trabajo llegar hasta allí sin ser visto, el sigilo y la agilidad son una de sus mejores virtudes.
Efectivamente aquel lugar se ajustaba con la descripción que le dieron antes de partir, el territorio estaba cubierto de girasoles, desde los límites hasta sus interiores, murallas, jardines, senderos, todo estaba rodeado de vegetación, dando un verdadero camuflaje a su centro de batalla. No obstante tenían varios guardianes custodiando los perímetros de los Girasoles.
Rampó lo suficientemente cerca hasta el primer vigía, el denso follaje jugó un papel importante en su cometido, esperó a que su víctima voltee de espaldas y en un parpadeo se abalanzó tapándole la boca con su mano izquierda mientras incrustaba la cuchilla de doble filo cortando sus cuerdas vocales, empleó la misma técnica degollando los tres primeros guardias que vigilaban la salida lateral de los linderos, después el camino quedó despejado hacia un vetusto edificio , probablemente ahí se encontraba la persona a quien debía rescatar de los Girasoles.
—Despierta maldito malnacido, tu hora ha llegado —, Exclamó a Facundo el tipo de pañoleta roja
Continuará…

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4 comentarios

  1. 1. María Jesús dice:

    Hola Emanuel: He leído tu texto con interés, ya que es uno de los que me corresponde comentar. La idea es muy bueno, y en términos generales está bien desarrollada. Trasmites tensión y describes muy bien la personalidad del protagonista. He visto que haces frases demasiado largas, que ocupan un párrafo entero, pero es apreciación mía.
    En este párrafo hay mucha confusión:
    “Volteó su mirada al muchacho de la silla —Tienes suerte en ser el último de los infelices que me toca entrevistar, por esta vez te dejaré pensar nuevamente en tu respuesta, no todos tus amigos corrieron la misma suerte tu —, con un grotesco carcajeo salió de la celda con sus dos escoltas.
    —Si cuando regreso sigues con tu misma cantaleta, considérate hombre muerto —. Habló en tono fuerte, desapareciendo entre los pasillos.”
    Yo creo que hay que diferenciar el diálogo de la narración, y en ella entremezclas los dos conceptos.
    También te falta un “que” en la frase “Corrieron la misma suerte tu”.
    Bueno, son pequeñas cosas que no restan interés a la trama, aunque el hecho de que acabes con la palabra “continuará”, deja de alguna manera inconcluso el relato.
    Un saludo.

    Escrito el 17 septiembre 2018 a las 12:42
  2. 2. Patricia dice:

    Hola Emanuel,
    Bajo mi punto de vista, el texto que has escrito forma parte de una escena mayor en tu cabeza (o ya en tu procesador de textos) y queda claro que has desarrollado mucho (y muy bien) la personalidad del protagonista. El hecho de que hayas elegido a un mercenario que solo se mueve por el dinero y la necesidad de sangre me ha parecido muy interesante, ya que elimina el conflicto moral de participar en un conflicto bélico.
    Un saludo,
    Patricia.

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 08:39
  3. 3. JGulbert dice:

    Hola Enmanuel,

    La forma en la que has enlazado la guerra con los girasoles ha estado muy bien, muy original.

    Creo que se podría mejorar con algunos arreglos de redacción, por ejemplo:
    – Sustituir algunas comas por puntos, por ejemplo, “…enteramente preparado. En efecto así fué.”, hay algún acento extra “…la monotonía en ésta especie de bucle..”, “esta” debe ser sin tilde.
    – Algunos tiempos verbales confunden “Esta guerra no era suya, como la mayoría de las batallas por las que ha peleado”, suena mejor “como la mayoría de las batallas en las que había peleado”; “esperó a que su víctima voltee (queda mejor “voltease”) de espaldas”

    Mi humilde consejo es que la próxima vez dejes reposar el relato un par de días, no lo leas. Vuelve a él pasado ese tiempo, te aseguro que descubrirás esos pequeños errores de redacción que se nos cuelan. Al menos a mí me funciona (más o menos:-).

    Espero que subas la continuación, me gustaría saber cómo acaba!

    Un abrazo

    Escrito el 19 septiembre 2018 a las 18:41
  4. 4. De vuelto dice:

    También he sentido la tensión en el texto, lo que es muy agradable, pero la puntuación necesita la revisión de la que ya te hablaron. De las frases para mirar, “Todos en Balta creen saber algo o poco respecto sobre el tema” debe ser de las primeras. Un abrazo.

    Mi texto es el #52

    Escrito el 21 septiembre 2018 a las 10:57

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