Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Los girasoles - por claudia

LOS GIRASOLES
Habían logrado escapar del infierno y ahora el refugio era un envoltorio amarillo que los cubría del viento y el frío. Eran dos soldaditos extirpados de su pueblo natal cuando la indolencia del gobierno de la dictadura osó usarlos para combatir en esas islas lejanas. Recostados entre medio de los girasoles, relajados y bajo el sol de una mañana invernal, recordaban cómo habían llegado hasta allí.
Debajo del límpido cielo, la imagen del campo de batalla resonaba al visualizar a sus compañeros caer y caer bajo el fuego de un enemigo desconocido. Entonces planearon la huida. ¿Qué les deparaba si continuaban en ese territorio helado? La vida se inunda de sentido aún en el horror de la guerra.
Un buque de carga que proveía alimentos a los nativos de las islas fue la balsa que los devolvió al continente. Lograron esconderse entre máquinas y ratas, algunas gordas y grises, otras negras y muy peludas. Recuperaron la calidez en sus manos y cierta mueca de sonrisa que en la mirada cómplice se esbozaba. No conocían el destino, pero ya tendrían tiempo para pensar en eso. Durmieron en un perturbado sueño mientras espantaban con sus botas a esos bichos pavorosos.
Durante el viaje jugaron a ser los clandestinos fugitivos protagonistas de un barco pirata.Eran adolescentes y el escenario se prestaba para la aventura de conseguir sobrevivir para llegar sanos y salvos a casa.
― ¿Crees que nos atraparán?― Preguntó Ramón a su compañero.
― Mientras no nos lleven de vuelta, estoy dispuesto a aguantarme cualquier cosa.―Contestó Pedro.
Ramón supo escabullirse entre los rincones del buque para conseguir algo de alimentos e intentar mirar hacia el exterior para orientar algo del tiempo y el lugar. Pero ningún horizonte podía percibir con su mirada. Sin embargo, luego de un nuevo descanso, sintió que la nave se estaba deteniendo.
― ¿Cómo saldremos sin que nos vean? ― reflexionó Pedro. Y en el mismo instante en el cual se estaban preguntando por la forma de llegar a tierra, se abrió la puerta de la sala y dos hombres que conversaban se detuvieron a pasos de su escondite. Alzaban la voz. Los dos soldados no podían verlos, pero intuían que algo no andaba muy bien. Los hombres salieron golpeando la puerta con fuerza. Entonces, Ramón y Pedro se pusieron de pie para disponerse a salir de allí. Les dolían las piernas entumecidas y apoyados el uno en el otro abordaron el picaporte de la puerta, la abrieron y en ese mismo lugar, un mastín marcaba un límite imposible de atravesar.
Junto al gran perro, los dos hombres les gritaban en una lengua que distaba mucho de la posibilidad de comprensión para los dos argentinos, los que fueron detenidos y llevados a proa para que otro señor aún más alto, los detuviera.
― ¡No hicimos nada! ¡Escúchenos, por favor!― La desesperación por ser comprendidos no sólo se manifestaba en las palabras, sino también en sus cuerpos que intentaban hablar con gestos, lágrimas, gritos…
Eran muy jóvenes. Sus rostros demacrados y sus ropajes tan empobrecidos y sucios fueron observados por el capitán del buque inglés, quien, con suma pena, les dio la mano y los convidó a caminar al otro lado de la dársena hacia una cabina de destacamento.
― ¿En dónde estamos?― Preguntó Ramón
― En Valparaíso, en Chile.― Respondió el capitán en una mezcla de inglés y español. ― Ya nos comunicamos con el consulado argentino.
Los dos soldados bajaron la mirada. Salieron. Estaba amaneciendo. Caminaron unos minutos y se escabulleron entre los viejos edificios para luego correr hasta que sus pies dijeron basta.
Y allí, a una corta distancia, un campo de flores amarillas, todas mirando hacia el este, los invitaban a zambullirse. Los girasoles, orientados sabiamente serían sus aliados para dejar atrás el dolor.
Claudia

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

6 comentarios

  1. 1. David dice:

    Buenas,
    me ha parecido una imagen vivida. No sé si has tenido parientes que lucharon en esas desgraciadas guerras (Malvinas?), pero creo que sabes de que hablas y lo expresas con sentimiento desde el inicio hasta el final, con todo su proceso. Impacta lo de “enemigos desconocidos”.
    Y luego todo el viaje para escapar del infierno y casi meterse en otro.

    Otro buen detalle es ese que explica que juegan a ser piratas. supongo que ante un suceso horroroso uno tiende a ser un inocente niño.

    Detalles: el punto de los diálogos no va después (―.) Y yo en algún cosa hubieras puesto coma por la inercia de la frase.

    Me ha resultado chocante lo del sol de invierno y estar en medio de girasoles,ya que se asocian con el verano, ¿no?

    Para finalizar, creo que lo utilización de los girasoles al final del texto le da sentido. Si no hubiera sido así estaría todo un tanto forzado, lo digo por el reto, aunque la historia este bien.

    Saludos

    Escrito el 17 septiembre 2018 a las 17:54
  2. 2. Gabacha dice:

    Hola, Claudia, tu relato se lee muy bien. La historia tiene alguna imagen enternecedora, como la de los adolescentes jugando a ser piratas tras huir del frente.

    En la frase:

    “Y allí, a una corta distancia, un campo de flores amarillas, todas mirando hacia el este, los invitaban a zambullirse”

    El verbo invitar debería ir en singular, porque el sujeto es un campo.

    Un saludo, me ha gustado leerte.

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 18:03
  3. 3. claudia fiori dice:

    Hola, David. Hola, Gabacha.
    Muy buenas sus observaciones. Las tendré en cuenta.
    Agradezco que se hayan tomado el tiempo para leerme.
    Un cordial saludo

    Escrito el 20 septiembre 2018 a las 03:43
  4. 4. Gustav dice:

    Hola Claudia.
    Me ha gustado tu relato, sobre todo las descripciones, he podido sumergirme en las escenas con facilidad.
    Siento haberte leído tan tarde, ha sido un placer.
    Saludos

    Escrito el 25 septiembre 2018 a las 17:12
  5. 5. Cesar henen dice:

    Hola Claudia
    Me ha gustado tu relato de esos fugitivos de una guerra lejana.

    Algunos corregibles que encontré:
    Las palabras “pirata y eran están muy juntas.

    Las rayas — se forman utilizando la combinación de teclas alt +0151, estas son un poco más largas que las que tú usaste. Se colocan siempre pegadas al inicio de quién habla.

    “― ¿En dónde estamos?― Preguntó Ramón —“ forma incorrecta. Se coloca otra raya solo si el personaje sigue hablando justo después de la intervención del narrador, en tal caso sería así:
    —¿En dónde estamos? —Preguntó Ramón— (continua dialogo del personaje)
    —¿En dónde estamos? —Preguntó Ramón. Forma correcta.
    Casi todos tus diálogos tienen ese problema, revísalos.
    Por cierto, no es necesario que vuelvas a poner el titulo ni tu nombre hasta abajo eso resta palabras que puedes usar de las 750.

    ¡Saludos desde el 50!

    Escrito el 26 septiembre 2018 a las 23:45
  6. 6. claudia fiori dice:

    Muchas gracias, Cesar.
    Tengo que revisar el tema de los diálogos. Me cuesta incluirlos. Hago un esfuerzo por generarlos.
    Cordial saludo

    Escrito el 27 septiembre 2018 a las 19:21

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.