Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Los girasoles - por Antaviana

Soy fotógrafa de guerra. Esa vez tuve mi destino en Siria, cuando ya hacía unos años que había comenzado el conflicto. Nunca antes me habían destinado allí y estaba deseando llegar, imbuirme de todo, “hacer la inmersión” como yo digo, y dejar a mi alma llegar al alma de las personas que encontrara en el camino, para captar con mi cámara y a través de su mirada lo que sentían.

Llegué a Alepo, “la ciudad mártir de Siria”, cuando ya estaba casi destruida.

Tenía allí varios contactos europeos. Los más cercanos eran una joven periodista italiana y un reportero inglés ya veterano, que fueron quienes me ayudaron a hospedarme en un modesto hotel en el centro, todavía en pie milagrosamente, cuya ubicación me permitía desplazarme con facilidad.

Durante los primeros días de aquel viaje, era tanto el dolor y la destrucción que había a mi alrededor, que me quedé paralizada y no encontraba dentro de mí esa energía que necesitaba para arremangarme y empezar a trabajar. Sin embargo un día, a finales de la primera semana, algo me impulsó a salir de madrugada.

Estaba muy oscuro, aun no apuntaba el sol, y decidí esperar a tener un poco más de luz sentada en los escalones del que había sido sin duda un edificio oficial, ahora derruido. Nada más sentarme oí un sollozo cerca de mí, pero no distinguía de dónde provenía. No veía casi nada. Me levanté y empecé a caminar por la misma acera en la que yo estaba, hasta que vi acurrucada a una persona en un portal cercano. Me acerqué, y le dije en inglés:

— ¿Estás bien? ¿Puedo ayudarte?

Era un joven de unos 20 años que me miró con profunda tristeza:

— No….nadie puede ayudarme…ya no

— ¿Has perdido a alguien de tu familia?

El llanto se agudizó. Cuando se calmó un poco y pudo hablar me dijo:

— No… Yo soy un soldado rebelde, llevo aquí más de un año, y mi familia sigue en mi pequeño pueblo. Es un sitio precioso en el que hay hermosos campos de girasoles y en el que me siento muy feliz.

— ¿Y por qué lloras?

— Lloro porque no puedo seguir viviendo después de haber matado, después de todo este dolor, de toda esta ruina. No quiero seguir viviendo. La tristeza me ha calado tan hondo que no tengo fuerzas para seguir.

— Pero si tiras ahora la toalla, todo habrá sido en vano…deja esto y vete con tus familia. Aunque no sea fácil escapar de aquí, tienes que intentarlo.

— No tengo fuerzas…no quiero seguir viviendo, no vale la pena…

— Si vale la pena. Piensa en el dolor que sentirá tu familia si te quitas la vida. Vete con ellos. Vete a tus campos de girasoles, busca tú también la luz. Sal de este infierno.

Me senté a su lado y le abracé con ternura. Estuvo un buen rato llorando con congoja, pero se fue calmando poco a poco. Cuando se tranquilizó, me miró con sus hermosos ojos tristes y me dijo:

—Gracias. Has aparecido en mi momento más crítico y me has dicho justo las palabras que necesitaba oír. Me vuelvo a casa.

Le abracé con más fuerza. Me dijo que se quedaba allí a dormir un par de horas y que cuando amaneciese llamaría a un contacto para conseguir un vehículo e intentar escapar. Me marché creyéndole. No le hice ninguna foto.

Estaba emocionalmente agotada y decidí volver unas horas al hotel a descansar. Por lo visto me quedé dormida, porque me despertó el móvil al mediodía. Era el reportero inglés que me informaba de que hacía unas cuatro horas había habido un ataque de los rebeldes cerca de mi hotel, y se interesaba por si yo estaba bien. Una de las víctimas había sido un joven que dormía en un portal. Había sido asesinado por los “suyos” justo cuando había decidido vivir. Ironías de la vida, escapar en este caso no fue sinónimo de cobardía, sino todo lo contrario. No hay persona más valiente que la que apuesta por la vida, aunque un par de horas después se la arrebaten.

Espero que el joven de los hermosos ojos tristes pueda descansar cerca del sol en el cielo de los girasoles. Al fin.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

16 comentarios

  1. 1. Carolina Phillips dice:

    Hola, me ha gustado que ubiques tu texto en un universo tan contemporáneo y real.
    Creo que la historia tiene mucho potencial, pero los personajes no me parecen reales, la reportera de guerra que se queda paralizada al llegar me parece interesante, creo que podría haberse desarrollado, pero luego queda como esta persona llena de sabiduría que dice exactamente lo que alguien que está en una posición muy traumática necesitaba escuchar…
    El final suena a reflexión de narrador, nuestra protagonista, que se paralizó ante el dolor, reacciona a la muerte del soldado con “ironías de la vida”, si supiera que se separa de sus emociones para no terminar destruida, sería diferente, pero nada me ha dado indicios de eso.
    Por último, creo que el texto sirve más como forma de exponer una filosofía de vida que de desarrollarse como una historia autocontenida.

    Muchas gracias por compartir tu cuento, el mío es el 113 por si quieres comentarlo. Saludos!

    Escrito el 17 septiembre 2018 a las 19:29
  2. 2. Laura dice:

    Hola Antaviana.
    Muy bien localizada la historia en una tierra que sufre tanto por las guerras.
    Es una historia que da para más con el conflicto moral tanto del soldado como de la fotógrafa, que tambièn tiene una posiciòn, en este caso, la de huir para volver a la zona de seguridad.
    No me malinterpretes, detesto la guerra, pero me parece màs que enriquecedora si se la trabaja desde la psicologìa de los protagonistas. Tambièn si el muchacho huye, se le plantea otro conflicto. Tal vez, si llega a sus tierras, no pueda disfrutar la vida ganada ya que es también abandonar a compañeros que pueden haber compartido mucho con él. En fin, es un tema que da para muchìsimo, con infinidad de facetas, donde cada decisiòn tomada o no acarrea consecuencias.
    Mis saludos.
    Hasta la pròxima propuesta.

    Escrito el 17 septiembre 2018 a las 20:08
  3. 3. Antaviana dice:

    Hola Carolina !
    Gracias por tus comentarios
    La verdad es que la historia la tenía clara pero después de escribirla tuve que recortar muchísimo para dejarlo en 750 palabras, quizá de ahí que a los personajes les falte “algo”
    Eso, y que lo escribí el último día por motivos varios
    No obstante, defiendo a mi personaje porque es posible pasar del bloqueo al desbloqueo en un solo instante y eso no es incompatible con tener la lucidez necesaria para ayudar a alguien en una situación límite.
    Me paso a leerte en cuanto pueda
    Saludos !

    Escrito el 17 septiembre 2018 a las 20:14
  4. 4. Antaviana dice:

    Gracias Laura por tus comentarios. Como comentaba a otra compañera la historia inicialmente era bastante más larga, como el doble.
    Y veo que la historia da para más mucho más de 750 palabras, pero no quería dejar de participar.
    Saludos!

    Escrito el 17 septiembre 2018 a las 20:19
  5. Hola Antaviana, es la primera vez que participo en Literautas, espero poder hacerlo muchas veces más.

    Sobre tu relato, la primera impresión es que es un relato ágil, rápido, seguramente por la serie de frases cortas y muy cortas que utilizas, al menos hasta el encuentro con el muchacho y también en su parte final.

    Al estar narrada en primera persona, nos acercas más no solo al conflicto bélico ¡y en plena Siria!, sino al conflicto personal que supone “chocarse” con la tragedia. No es lo mismo mencionar un número de muertos, aunque sea terrible, que focalizarlo especialmente en una persona, tal como has hecho.

    Algo que me ha gustado mucho Antaviana, es que a pesar de que la protagonista narradora está inmersa en medio de la guerra (dolor, muerte…), no aprietas la tragedia demasiado, está dosificada, supongo que porque la reportera hace de tripas corazón y hace su trabajo, aunque se emocione y empatice, no hay ni histrionismos ni exageraciones, ¡lo que habrá visto sus ojos y su cámara!, por eso la contención me parece adecuada.

    Los diálogos, según mi punto de vista, acertados. Cortos, informativos y titubeantes, perfecto el uso de los puntos suspensivos, sobre todo en el joven soldado, más seguro y asertivos en ella.

    Por ponerte una ligerísima pega (tu trabajo me gustó mucho), quizás los girasoles pillados un poco por los pelos, aunque la frase que remata el relato es genial.

    El final es un lógico final, aunque duela.

    Un cordial saludo Antaviana, me alegro de haberte leído. Hasta pronto.

    Escrito el 17 septiembre 2018 a las 21:15
  6. 6. Ofelia Gómez dice:

    Hola Antaviana
    Me gustó leer tu cuento. Personalmente destesto las guerras y no les encuentro razón, tal vez por eso me pegó fuerte tu descripción de la ciudad destruída. Cuando escribes “Llegué a Alepo, “la ciudad mártir de Siria”, cuando ya estaba casi destruida”, fue como ver las ruinas.
    Además te las arreglas bien con los diálogos.
    Solo una pequeña objeción, cuando dices “Me marché creyéndole” me resultó algo así como un final anunciado.
    Sí, cuesta un esfuerzo lograr contar lo que uno intenta en solo 750 palabras, pero creo que el esfuerzo bien lo vale.
    Un abrazo

    Escrito el 17 septiembre 2018 a las 23:03
  7. 7. Antaviana dice:

    Gracias Isabel y Ofelia por vuestros comentarios

    Nos seguimos leyendo !

    Saludos

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 11:15
  8. 8. ANGEL CLIMENT dice:

    Hola Antaviana: Muy buen relato, ligero, real, me ha gustado mucho. Despues de todas las cosas que te han dicho poco más puedo aportar. solo que me encantó. sigue asi.

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 11:35
  9. 9. Conrad Crad dice:

    Hola Antaviana.
    Me ha gustado mucho tu relato. El mio, el 139, tambien tiene que ver con el conflicto arabe pero desde el punto de vista del terrorista que se dirije al martirio. Te invito a que lo leas. Saludos

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 15:36
  10. 10. Norelkis dice:

    ¡Hola!

    Aquí disfrutando tu relato, en el primer párrafo hay una pequeña repetición: “mi alma llegar al alma de las personas”.

    Creo que me estoy volviendo loca pero la mayoría de relatos que veo aquí siempre me desesperanza al final xD. Digo, por un momento creí que el chico se salvaría; pero por lo menos le diste una muerte estando dormido, a mi modo de ver fue una manera dulce de despedir el personaje.

    Esta historia me recuerda al poder de las palabras que poseemos todos los seres humanos. La fotógrafa fue un bálsamo para aliviar el dolor del muchacho.

    Y sin embargo, me entristeció ver que los mismos “compañeros” del joven decidieron si vivía o no.

    ¡Estoy en el 133, por favor pásate :D!

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 17:56
  11. 11. Antaviana dice:

    Muchas gracias Ángel por tus amables comentarios !

    Gracias también Conrad y Norelkis por los vuestros, me paso en breve a leeros

    Saludos!

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 20:05
  12. 12. Sergio Coiset dice:

    Hola Antaviana, como estás? Me recuerdas, verdad? Estuve a punto de publicar pero no llegué a tiempo. La verdad es que no pensé que fuera tan difícil escribir cuando te imponen sobre qué hacerlo. Igual estaba expectante por leer tu relato si es que te presentabas. Y aquí estoy, leyéndolo.
    Sabes que se nota el recorte de palabras? Porque al comenzar la historia, me transporta inmediatamente al lugar, cosa que siempre busco en lo que leo, me gusta que el que escribe me haga volar al interior mismo del relato, como un espectador invisible en el desarrollo de la historia. Creo que el mayor recorte se ha dado al final ya que el mismo tiene el ritmo alterado y la velocidad de la historia acelera para llegar a su término.
    Igual, me parece un bello relato
    Te felicito.
    Como con éste, esperaré el del 01 de Octubre a ver si puedo lograr publicar.

    Un gran saludos desde Argentina.

    Escrito el 19 septiembre 2018 a las 09:24
  13. 13. Antaviana dice:

    Gracias Sergio por tus amables comentarios!

    Te ánimo mucho a escribir el próximo mes !

    Saludos

    Escrito el 19 septiembre 2018 a las 17:31
  14. 14. Ana Roda dice:

    Hola Antaviana.
    Me ha gustado mucho tu relato.
    Me ha transportado a Siria y a la inmensa tristeza de la destrucción.
    Seguiremos apostando por la vida y por la escritura.
    Enhorabuena.

    Escrito el 19 septiembre 2018 a las 21:41
  15. 15. Labajos. dice:

    Hola Antaviana:

    En primer lugar, pedirte disculpas por haber tardado tanto en contestar a tu amable visita. Este mes no dispongo ni de Internet ni de tiempo.

    Me parece importante que te refieras a Siria como escenario, un conflicto donde Europa no está ofreciendo precisamente lo mejor de sí misma. También aciertas eligiendo una víctima y personalizando en ella la desgracia. Por medio del telediario, nos acostumbran al anonimato de los que caen, escondiéndolos en la masa, llega el momento en que es lo mismo 125 ahogados en el Mediterráneo que 126.

    El texto está en forma de diálogo, lo que da agilidad a la lectura, es de fácil comprensión y consigue el objetivo que se propone: enternecer y denunciar. Debo felicitarte.

    Unicamente en lo formal encuentro bastantes repeticiones, muchas de ellas justificadas para hacer hincapié en un hecho trascendental del relato, por ejemplo: “NO tengo fuerzas…NO quiero seguir viviendo, No vale la pena…” o en el caso de “Lloro porque NO PUEDO SEGUIR VIVIENDO DESPUÉS DE haber matado, DESPUÉS DE todo este dolor, DE toda esta ruina. NO QUIERO SEGUIR VIVIENDO.” La repetición pienso que está bien utilizada para aportar dramatismo, pero precisamente porque se utiliza ese recurso, se debe tener mucho cuidado con el resto de las repeticiones (las involuntarias), o empleo de palabras muy parecidas.

    Por ejemplo: “Esa vez tuve mi DESTINO en Siria, cuando ya hacía unos años que había comenzado el conflicto. Nunca antes me habían DESTINADO allí y estaba deseando LLEGAR, imbuirme de todo, “hacer la inmersión” como yo digo, y dejar a mi alma LLEGAR al alma de las personas”, las palabras están alejadas, pero no lo suficiente.

    “SENTADA en los escalones del que había sido sin duda un edificio oficial, ahora derruido. Nada más SENTARME”. Yo lo sustituiría cortando y pegando: Nada más SENTARME en los escalones del que había sido sin duda un edificio oficial, ahora derruido… Nos ahorramos una “sentada”, para otra ocasión.

    De todas formas, todo esto son manías mías, no me hagas demasiado caso. El relato me ha gustado mucho.

    Salud,
    Jorge G. Labajos

    Escrito el 27 septiembre 2018 a las 12:38
  16. 16. Antaviana dice:

    Muchas gracias Labajos por tus observaciones, me sirven de mucho.
    La verdad es que hasta que me lo has dicho no me había dado cuenta de las repeticiones no queridas.

    Saludos y nos leemos !

    Escrito el 27 septiembre 2018 a las 14:40

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.