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Los girasoles - por Luna Paniagua

Web: https://lunapaniagua.wordpress.com/

No falta a su cita del veinte de junio. Conduce media hora y camina, fatigado, los cien metros hasta el cementerio. Lo rodea y se para frente a la tapia trasera, tan cubierta de hierbas y zarzas que ya apenas se distingue la piedra. Le sorprende que a esas alturas aún no haya moras; aunque no que los tres girasoles, los mismos que plantó hace casi ocho décadas, sigan en pie. Hace años que dejó de llevar otros tres en el coche para reemplazarlos. Los mira con fijeza hasta que se vuelven borrosos.

Las recuerda como si fuera ayer. A las tres. Tres mujeres con los ideales claros y un futuro que nunca llegó. «Maldita guerra», susurra. Antonia tenía dieciocho años y cosía para ahorrar y pagarse los estudios. Sollozaba. María Eugenia era ama de casa, había perdido a sus tres hijos y ni siquiera pudo enterrarlos. Mantuvo la cabeza alta y los labios apretados hasta el último momento, pero la mancha que se extendió por la entrepierna delató su pánico. Consuelo estaba embarazada. Gritó, insultó, pataleó e intentó zafarse a pesar de los golpes. Recibió dos disparos.

Varias lágrimas sigilosas recorren sus mejillas horadadas. Parece tan real la representación que su mente hace del momento… Las ve ahí, delante del muro. La imagen se centra en Antonia y el resto se difumina. Está arrodillada con los ojos cerrados, los brazos en cruz sobre el pecho y las manos en los hombros, como si eso pudiera defenderla de su destino. Él no le quita la vista de encima ni parpadea y, al igual que aquel día, escucha la orden y de inmediato el sonido de su propio fusil.

Cae de rodillas frente a los girasoles. Las lágrimas se han convertido en un río de tristeza, rabia y arrepentimiento. Llora por las tres jóvenes; por las almas arrancadas en aquella tapia sin placa de recuerdo, por sus cuerpos enterrados en cualquier lugar, por los padres y madres que murieron sin recuperar sus huesos. Si tan solo supiera los apellidos… Se dice, una vez más, que no tenía opción, que era un crío, estaba obligado hacerlo. Cada año se lo cree un poco menos.

Con dificultad se levanta, mira las flores una última vez y se aleja, con el andar de quien soporta más carga por los recuerdos que por el peso del cuerpo. Los girasoles se agitan con la leve brisa, aunque sin perder su aspecto: uno combado, otro envarado, y el último con un eterno brote que nunca llega a florecer.

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16 comentarios

  1. Hola Luna. Un texto muy bueno, con una prosa evocadora plena de pequeños detalles que otorgan calidez al relato sin caer en la sensiblería. Interesante también la cuestión de la larga duración de los tres girasoles, toda una metáfora del sentido del relato.
    Una lectura agradable y profunda, poética y veraz al tiempo.
    Si deseas comentar mi relato es el 122.
    Muchas gracias.

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 10:34
  2. 2. Jesús López dice:

    Hola Luna Paniagua. Tu relato me ha convovido. Logras crear una imagen muy nítida tanto de el hombre postrado frente a los girasoles como de sus recuerdos.Leer la descripcion de las muchachas hace que me recorra un escalofrío y que se queden los ojos llorosos. Por último algo que me ha gustado mucho es que las mujeres estén representadas a través de cada uno de los girasoles. Un relato excelente.

    Un saludo. Si te apetece pasarte mi relato es el 91

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 12:04
  3. 3. Luna Paniagua dice:

    Muchas gracias, leer vuestros comentarios y sabes que os ha transmitido y gustado anima mucho.
    Ahora mismo me paso a leer los vuestros.
    Saludos,
    Luna

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 12:43
  4. 4. Charles Babel dice:

    Hola, Luna!

    Es un relato fácil de leer y me gusta como haces que sintamos pena y asco a la vez por el chico. Enhorabuena desde el 90!

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 17:46
  5. 5. Luna Paniagua dice:

    ¡Muchas gracias, Charles! Ahora te visito 🙂

    Escrito el 19 septiembre 2018 a las 12:37
  6. 6. Osvaldo Vela dice:

    Hola Luna Paniagua, cosas raras suceden en la vida. Mientras comenzaba a leer tu texto me atenazaba un remordimiento extraño. me sentía culpable de no cumplir mi promesa de pasar a leer tu texto mas tarde ese mismo día.

    Dios premió mi agobio al terminar de leer. Tu trabajo es una oda al arrepentimiento. lo que yo padecía se quedaba corto ante el sentimiento de culpa de tu personaje principal, traspasa el tiempo. A su deuda con aquellas tres vidas, les había abonado año tras año, durante ocho décadas y todavía lo agobiaba la culpa.

    Un trabajo que me gustó mucho. Solo me encontré, en la redacción, una pega que me hizo detener y no entender, aunque no le resta atractivo al texto: “Le sorprende que a esas alturas aún no haya moras; aunque no que los tres girasoles”. Es posible que le falte una , después de aunque no.

    por lo demás lo expuesto por ti me encantó. Continua así.

    la tardanza aun me agobia pero tu texto es el bálsamo del olvido que necesitaba. Gracias.

    Escrito el 20 septiembre 2018 a las 14:33
  7. 7. IreneR dice:

    Buenas, Luna Paniagua.

    Me ha gustado mucho tu relato. Creo que lo has llevado muy bien y has sabido mostrarnos la tristeza y sincero arrepentimiento del protagonista.

    Una pequeña pega, estas frases no se entienden demasiado bien:
    “Le sorprende que a esas alturas aún no haya moras; aunque no que los tres girasoles, los mismos que plantó hace casi ocho décadas, sigan en pie. Hace años que dejó de llevar otros tres en el coche para reemplazarlos. Los mira con fijeza hasta que se vuelven borrosos.”

    Al hacer la coma justo detrás de los girasoles, rompe por completo la frase, está bien que hagas una aclaración, pero igual podrías haberlo hecho de una forma diferente.
    Y de alguna manera, lo de los años y las décadas de los girasoles me resulta confuso. Pero puede que sea cosa mía.

    Un buen trabajo.

    ¡Un saludo!

    Escrito el 20 septiembre 2018 a las 14:59
  8. 8. Carmen Sánchez Gutiérrez dice:

    Hola Luna.
    Hermoso, muy hermoso.
    una forma magistral de mostrar el dolor tanto de los vencedores como de los vencidos. Me ha gustado mucho.

    Escrito el 20 septiembre 2018 a las 21:38
  9. 9. Laura dice:

    Hola Luna.
    Me ha encantado tu relato, me evoca al de las trece rosas,las mujeres que se rebelaron y fueron fusiladas.
    Comparto lo de las moras.
    Me cuesta un poco imaginar la edad del muchacho, ahora anciano, casi centenario ya que plantò los girasoles hace ocho dècadas, y no puede haberlo hecho antes de haberlas matado.Si a esa edad todavía conduce por sì mismo y camina a pesar de que lo hace con fatiga, está en magnìfico estado físico. Es difìcil, pero no imposible.
    Mis saludos.
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 21 septiembre 2018 a las 10:34
  10. 10. Luna Paniagua dice:

    Hola, Osvaldo. ¡Leer no puede ser una obligación! Es algo que hay que hacer cuando apetece y se puede, así que no tienes nada de que arrepentirte. Me alegra que te haya llegado mi relato, muchas gracias por pasar 😉
    Un saludo,
    Luna

    Escrito el 21 septiembre 2018 a las 12:31
  11. 11. Luna Paniagua dice:

    Hola, Irene. La verdad es que tienes razón, releyéndolo ahora veo que podría haberlo escrito más claro. Muchas gracias. Me alegra que te haya gustado.
    Un saludo,
    Luna

    Escrito el 21 septiembre 2018 a las 12:35
  12. 12. Luna Paniagua dice:

    Hola, Carmen. Muchas gracias, me anima mucho leer que mis letras transmiten.
    Saludos,
    Luna

    Escrito el 21 septiembre 2018 a las 12:37
  13. 13. Luna Paniagua dice:

    Hola, Laura. Te confieso que me di cuenta de que ajustaba mucho -muchísimo- la edad… quería que tuviese edad para disparar en la guerra civil y estuviera vivo aún y claro, ha pasado mucho tiempo.
    Gracias por tus palabras y por la visita.
    Un saludo,
    Luna

    Escrito el 21 septiembre 2018 a las 12:43
  14. 14. María Jesús dice:

    Hola Luna: Muy bueno tu relato, muy dramático y tristemente real; cuantos casos así han debido suceder el la contienda. Has expresado muy bien la amargura del protagonista, incapaz de olvidar.Bonito homenaje a tantas muertes injustas.
    Un saludo.

    Escrito el 22 septiembre 2018 a las 10:27
  15. 15. Cecilia Kleiman dice:

    ¡Qué hermoso relato! Muy conmovedor. Te felicito.
    Has hecho muy buen trabajo combinando la consigna y el reto (quiero decir que no solo porque el texto tenga la palabra “giraoles” en él, significa que amerita que el relato se llame “Los Girasoles”, y vos has manejado muy bien esto).
    Genial la frase: “se aleja, con el andar de quien soporta más carga por los recuerdos que por el peso del cuerpo.”
    ¡Brillante!
    Te agradecería te pases por mi relato y me des tu opinión (n. 57)
    Saludos.

    Escrito el 23 septiembre 2018 a las 20:45
  16. 16. Luna Paniagua dice:

    Muchas gracias por vuestras palabras, me alegra mucho que os haya gustado y conmovido.

    Por supuesto, Cecilia, ahora mismo paso.

    Saludos,

    Luna

    Escrito el 24 septiembre 2018 a las 09:26

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