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Los girasoles - por John Doe

La nieve me impide moverme con facilidad. Me detengo un momento para recuperar el aliento. A mi alrededor todo es silencio y quietud, tan solo el sonido sordo del viento que golpea mi rostro mientras trae los susurros siniestros que arrastra el ocaso. El cielo plomizo anuncia que pronto anochecerá. Debo llegar a la oscura línea que dibujan los abedules antes que caiga la noche. Pero esta maldita nieve que no me deja avanzar rápido.

Los esqueletos desnudos de los árboles me dan la bienvenida, es un bosque yerto, dormido y silencioso pero extrañamente acogedor. Logro distinguir el crujir de la nieve, el martilleo lejano de un pájaro carpintero y el lúgubre ulular de un búho escondido entre las ramas desnudas. Me recuesto contra el tronco de un abeto solitario, pese al frío me carcome la sed y mis labios se encuentran resecos. Me llevo una manotada de nieve a la boca, masticando despacio, sintiendo ese líquido frío y vivificante. Cae la noche. La oscuridad gobierna el bosque silencioso llenándolo de sombras espectrales, mientras el cansancio y el sueño comienzan a dominar mi cuerpo.

Abro los ojos y por un instante me ciega la luz del sol, hace calor, lo siento en mi piel húmeda por el sudor. Me encuentro rodeado de esbeltos girasoles, a mi lado escucho el seseo entrecortado de Django mi perro pastor. A lo lejos escucho mi nombre. Alguien que me llama. Reconozco la voz de mi padre. Me levanto de un salto, el campo de girasoles abarca toda la colina y se pierden más allá de donde la vista alcanza. Debe ser mediodía ya que todas las flores miran hacia arriba. A lo lejos, entre los girasoles se acerca mi padre con la camisa empapada de sudor, me llama agitando su sombrero. Reconozco el lugar, es la vieja granja de mi abuelo. Comienzo a caminar hacia mi padre, mientras Django salta entre las flores. Casi había olvidado la bronceada tez de mi padre. ¿Cuántos años ya que moriste? ¿Diez, doce? No logró recordar. Él sonriente, me coloca la mano en el hombro.

Despierto sobresaltado por un ruido cercano. Abro los ojos, y observo que ya casi amanece, la luz naciente dibuja largas sombras en los abedules. Respiro intentando recuperar el aliento, mis músculos ateridos por el frío parecen no responder. Estoy cansado y hambriento, pero debo seguir mi camino. Me levanto con lentitud, intentando hacer caso omiso del dolor que embarga mi cuerpo. El silencio del bosque es roto por el ladrido acucioso de perros que se acercan y los gritos de los hombres. Aterrado reinicio la marcha, siento un dolor terrible en el costado. Me levanto el abrigo y algunas gotas oscuras de sangre caen en la nieve, tiñéndola de rojo. Los sonidos se acercan.

Siento los ladridos furiosos de los perros casi pisándome los talones, y las gotas de sangre que se deslizan de la herida dejan un rastro escarlata fácil de seguir entre la nieve. Continúo corriendo lo más rápido que puedo. Trepo la colina, desde allí observo a mis perseguidores, aún son figuras diminutas entre los árboles. Desciendo y logro poner algo de distancia entre ellos y yo. Podría postergar mi muerte unas cuantas horas.

Ha caído la tarde, cuando llego a un riachuelo cristalino, me detengo a tomar un sorbo de agua, el sonido tranquilo del riachuelo es reconfortante y logra calmar un poco mis nervios. Me siento demasiado débil y cansado. Intento levantarme, pero mis piernas no responden, mis manos ateridas por el frío se encuentran del mismo color de la nieve. De la herida brota mucha sangre. Sin embargo, me reconforta no sentir dolor. A lo lejos escucho los ladridos de los perros y los gritos de los hombres que se acercan. Un profundo sopor y una extraña calma comienzan a invadirme, mientras el clamor del agua parece arrullar mis pensamientos y mis temores. Me tiendo entre los guijarros del río y me quedo muy quieto mientras observo el límpido cielo azul y las nubes que danzan en el firmamento.

He regresado de nuevo al campo de girasoles. Me levanto esperando encontrar una cara conocida. Pero no hay nadie. Escucho el ladrido de un perro, es Django que salta entre las flores, tras él viene una mujer caminando lentamente entre los girasoles que miran al cielo, es mi madre que agita su mano y me llama, mientras mi padre ara el campo cerca a la casa. Corto algunos girasoles y comienzo a caminar hacia donde están ellos. Sereno.

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11 comentarios

  1. 1. JUANA MEDINA dice:

    Hola John:
    He leído ( o eso entendí) una dolorosa partida de la vida, donde lo que queda de ella, la sangre, se entrega al frío de la muerte, y recobra en su partida solares recuerdos del calor de la vida.
    Me encantó.

    Escrito el 17 septiembre 2018 a las 21:11
  2. 2. Edu, S.C. dice:

    Me ha encantado John Doe,

    La historia es sencilla, los últimos momentos de un hombre que trata de escapar de sus captores, de su sufrimiento y de la paz que halla en el momento final. Pero es que está muy bien contada. Sobre todo creo que tienes un don para la ambientación, un don envidiable. Diría que te leí en el pasado, en parte por eso he pasado pronto por aquí, pero hace tiempo que no participo y no estoy seguro. ¿Escribiste tú un cuento sobre un taxidermista?,
    Sea como fuere, te felicito, gran trabajo. Estoy en el 129 por si puedes y tienes ganas.

    Edu,

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 14:23
  3. 3. John Doe dice:

    Hola Edu, gracias por tu comentario. Si, hace un buen tiempo escribí un relato sobre un taxidermista, y también llevaba un buen tiempo sin participar en el taller. Que bueno que algo de los relatos perdure en el lector, que más se puede pedir, jejeje. Muchas gracias de nuevo por tu comentario.

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 18:14
  4. 4. Norelkis dice:

    ¡Hola!

    Me gustó mucho tu relato. El ritmo lento y melancólico no es para que el lector se entristezca, porque el personaje al final obtiene su redención con su familia.
    Hay algunas cosillas. Por ejemplo, yo quería saber por qué el personaje está siendo perseguido.

    Y aquí otra: “¿Cuántos años ya que moriste? ¿Diez, doce? No logró recordar.” En esa frase, ¿Se refiere a su padre? Por un momento pensé que hablaba del lector.

    Tienes un don para agilizar la lectura y no hacerla pesada con demasiados metáforas. ¡Asombroso!

    Un saludo y espero que me visites, soy el 133

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 21:40
  5. 5. Auxi Morata Alegre dice:

    Hola John!
    Vengo a devolverte la visita de mi relato y la verdad es que me alegro mucho haberlo hecho.
    Un relato triste pero precioso, creo que has transmitido muy bien esos últimos momentos del personaje y ese flashback a lo gladiator que realmente te emociona, sobre todo esa conexión tan especial con su padre.
    Un beso! Nos leemos!

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 21:42
  6. 6. Toñi Avila (vibe) dice:

    Hola Yohn Doe:
    Me encanta esa forma tan fluida que tienes de dibujar la historia como si no te costase trabajo, dando pinceladas de sensaciones y sentimientos.
    Trasmites genial la agonía final de una vida debatiendose entre el sufrimiento y la felicidad.

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 22:30
  7. 7. María Esther dice:

    Hola John Doe, excelente relato de alguien que se despide en un sueño casi feliz.
    Muy buena la ambientación que logras con lenguaje sencillo y expresivo. Complementas muy bien el título con el reto.
    Felicitaciones.

    Escrito el 20 septiembre 2018 a las 14:27
  8. 8. Maurice dice:

    John, ¡exelente tu trabajo! Una magistral forma de exponer la idea de un combatiente que se encuentra con sus orígenes estando al final de su vida. Muy profundo y sin desperdicio. Felicitaciones.

    Escrito el 24 septiembre 2018 a las 03:44
  9. 9. Laura dice:

    Hola John Doe.
    Me resulta un gran relato.
    Desde lo formal, considero que te sobra un girasoles en el primer desmayo, cuando ve al padre que viene: primero tienes los esbeltos girasoles y luego al padre que viene entre los girasoles, pero nada que quite fuerza a tu relato.
    Mis saludos.
    Hasta la pròxima propuesta.

    Escrito el 24 septiembre 2018 a las 11:16
  10. 10. yolareina dice:

    Hola John Doe, Gracias por comentar mi relato, el tuyo me atrapó desde el principio me dejé llevar por la historia así que no puedo decirte si hay algo mal, cuando deja caer las gotas de sangre en la nieve pensé que lo descubrirían y nada siguió hasta un buen lugar para morir en paz.

    Escrito el 24 septiembre 2018 a las 21:24
  11. 11. M.L.Plaza dice:

    Hola John.
    Un precioso y triste relato: huir para encontrar la muerte entre recuerdos de un tiempo mejor.
    La única pega que encuentro es que me parece que abusas mucho de la palabra girasoles.
    Ha sido un auténtico placer leer tu historia.
    Saludos.

    Escrito el 24 septiembre 2018 a las 22:20

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