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Los girasoles - por Alétheia

Tener poderes no es algo tan deseable como lo cuentan en muchas historias. Sin querer te puedes ver encaminado a ser el prototipo antiheroico que siempre habías rechazado, y el verdadero superpoder residirá entonces en tu valor para luchar internamente contra esa manifestación. No rendirse, no dejarse aturdir tanto como para permitir que el poder se apodere de ti.

Aquella noche me dirigía al silo para almacenar las pipas recolectadas durante la temporada. De los cestos de mimbre a los sacos, de los sacos al embalaje y del embalaje a los camiones de carga. Una cadena de producción menos interesante que la fotosíntesis de los girasoles.
Hacía viento y las herramientas se balanceaban en las estanterías cuando caminaba cerca de ellas. Escuchaba sonidos un tanto estremecedores, las pipas estaban crujiendo dentro de los sacos sonando como cuando alguien las pela. Se habían adelantado a los acontecimientos. Tenía miedo, y cuanto más miedo sentía más se descontrolaba la situación. Sin pensármelo dos veces eché a correr hacia la cabaña, tropezándome con los tallos segados. Mi padre me miró tan asustado desde la puerta, que sin saber exactamente por qué, tenía miedo de hacerle daño a alguien. Así que decidí alejarme, escaparme hacia algún lugar seguro donde poner la mente en orden. Comprobé que llevaba las llaves en el bolsillo, pero cuando las tenía sobre la palma de mi mano empezaron a despegarse de ella. Grité. Y volví a gritar. Entonces me desperté.

Humedad es una palabra pesada con un mejunje entre letras, que cuando se mueven suenan igual que unos calcetines mojados al presionar la plantilla de las botas. Resbaladiza como la piel de un anfibio. Fría como la taza de agua que se erguía sobre la mesa, que aunque permaneciera inmóvil hacía todos sus esfuerzos para encontrar el calor de mi garganta.
Tras una mirada desafiante me acerqué la taza a los labios pero no cayó nada. Incliné con más ahínco el recipiente, pero el líquido no se deslizó. Lo sabía.

Debía de llevar tanto tiempo ahí que le costaba olvidar su forma.
Siempre hemos escuchado lo versátil que es este disolvente universal, lo fácil que se adapta a la forma del recipiente.

Para confirmar mis sospechas, tiré con todas mis fuerzas la taza al suelo. Múltiples grietas recorrieron la frágil cerámica, y los fragmentos se desperdigaron por la superficie. Pero el agua no, no se adaptaba al volumen de la habitación. Se quedó en forma de cilindro. Quise cogerla pero mi mano la atravesaba. Era tan líquida como siempre, con la única diferencia de que conservaba su última expresión.

El agua tiene memoria, pero nadie ha vivido lo suficiente para descubrirlo.

En ese momento una enfermera entró corriendo preocupada por el estruendo. Se quedó en el marco de la puerta con los brazos y las piernas separadas como las de una estrella de mar, pero con cara de enfado. Primero miró al suelo y el agua perdió su conformación, después me miró a mí y dos lágrimas me recorrieron la mejilla.
Su esqueleto se acababa de desplomar igual que un edificio en ruinas.

Nunca supe cómo terminé en ese hospital, ya que no me quedaba nadie a quien preguntar. Lo que sí sé es que había pasado mucho tiempo, y sin embargo la taza con el nombre de mi padre había seguido allí, a mi lado.

Es difícil continuar viviendo cuando crees que no te queda nada, ni siquiera confianza en ti mismo. Porque tienes que alejarte de la colectividad más que por no correr peligro tú, por no ponerlos en riesgo a ellos. Pero es más fuerte mi deseo de enmendar lo que he destrozado, y demostrar que tras la máscara de un villano puede haber un héroe.
Siendo mi propio objeto de estudio estoy aprendiendo a dispersar energía en lugar de focalizarla cuando no me interesa, antes de que sea la suficiente para que ocurra algo indeseado. Tengo la capacidad de mirar y hacer recordar a la materia alguno de sus estados de preexistencia o de vejez. Pasado, presente y futuro coexisten aunque nosotros sólo nos conjuguemos en uno.

Ahora puedo ver un campo de girasoles al otro lado de la ventana que en pleno medio día en vez de mirar hacia el Sol, han preferido mirarse los unos a los otros. Eso es valentía. Yo empezaré por reconstruir la taza que rompí.

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8 comentarios

  1. 1. Carolina Phillips dice:

    Alétheia, me ha gustado mucho el aire mágico y onírico de tu cuento, parece como si accediéramos a la subjetividad del protagonista.

    Creo que este texto quedaría muy bien como parte de un cuento más largo, por sí solo me da la impresión de que carece de estructura, no sólo en términos de “inicio-desarrollo-final”, sino que también en cuanto a forma, hay cambios de tono que van de la acción a la reflexión en maneras que podrían, a mi modo de ver, ser mejorables.

    Respecto al primer párrafo, no sé si es una elección estilística tipo fábula, por lo que mi comentario tiene más que ver con gusto personal, pero creo que ese párrafo explicativo debería deducirse del texto en su totalidad, y no ser establecido a priori como una orientación a la lectora.

    Muchas gracias por compartir tu texto, el mío es el 113 por si quieres pasar a verlo.

    Escrito el 17 septiembre 2018 a las 19:00
  2. 2. IreneR dice:

    Buenas, Alétheia.

    Me ha gustado mucho tu relato, y a diferencia del comentario de Carolina, a mí ha sido ese primer párrafo el que me ha enganchado, así que para mí está perfecto.

    Me ha gustado cómo lo has llevado y la intriga que supone saber que el personaje tiene algún tipo de poder, pero no averiguar qué es hasta el final.

    Buen trabajo.

    ¡Un saludo!

    Escrito el 17 septiembre 2018 a las 20:41
  3. 3. Taiga dice:

    Hola Alétheia,

    Antes que todo, gracias por tus comentarios.

    Me gustó el ambiente de tu relato, una mezcla agradable entre poesía y cuento onírico. Pero tendría dos críticas:
    -forma: en algunos casos, la construcción de la frase me parece un poco pesada, lo que daña el efecto estético de ligereza (algo más ligero podría reforzar este ambiente tan lindo de tu texto);
    -contenido: me cuesta seguir como avanza el relato; a mi parecer eso se da por falta de claridad en la construcción de la estructura narrativa (pero esta misma falta también tiene un efecto poético, así que depende de lo que buscas).
    saludos

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 20:58
  4. 4. Galia dice:

    Buen día Alétheia, me gustó el relato, manejas bien el monólogo interior y utilizas hermosas metáforas y personificaciones. Sólo pienso que el primer párrafo está de más, no le aporta, yo arrancaría con “Aquella noche”…, pero es algo muy personal.
    Nos seguimos leyendo.
    Saludos.
    Clara

    Escrito el 19 septiembre 2018 a las 13:59
  5. 5. Norelkis dice:

    Buenas.

    El texto ha sido bastante reflexivo, me sorprendió la idea de abordar al personaje como un villano. Tiene su propio deseo y su propia lucha mental.

    No he comprendido qué clase de poder poseía el protagonista. Lo más lógico que pensé es que congelaba las cosas o controlaba la materia.

    Me hubiese gustado no sólo leer acerca de las reflexiones del protagonista, sino sobre cómo pone en marcha su deseo de mejora. Tienes buena elección de palabras y eso favorece el relato.

    ¿La enfermera también murió? Esa parte fue confusa.

    Saludos, te espero en el 133 ;D

    Escrito el 20 septiembre 2018 a las 00:44
  6. 6. Estel Vórima dice:

    El principio de tu relato me ha encantdo, pone al descubierto los conflictos mentales que muchas veces vivimos. También te felicito por algunas de las decrpciones curiosas que ha hecho, como cuando hablas de la humedad, esa parte me ha parecido muy visual.
    Un cordial saludo de tu vecina Estel.

    Escrito el 20 septiembre 2018 a las 14:22
  7. Alétheia, qué buena forma de describir ese estado que llamamos locura. Logras muy bien meterte dentro de la persona que lo tiene y mostrarnos cómo percibe, cómo siente ella las cosas. Y lo haces con unas descripciones retadoras, que invitan a ser un poco loco también para comprenderlas.
    Una sola observación de lenguaje: no suena bien “permitir que el poder se apodere” (aunque describe perfectamente la idea que quieres expresar).
    No hay que hacer caso de los que preguntan qué pasó con alguien o los que dicen que el desenlace está incompleto o que el comienzo no debe adelantar los hechos.

    Escrito el 22 septiembre 2018 a las 00:52
  8. 8. Ceyla dice:

    Hola Alétheia. Muchas gracias por tus comentarios en mi relato.
    A diferencia de lo que te han dicho, creo que ese primer párrafo es perfecto porque con él logras enganchar al lector (por lo menos funcionó conmigo) y además le regalas el contexto sobre el cual se desarrollará el relato.
    Tal vez me hubiera gustado saber un poco más sobre aquellos hechos que lo convirtieron en un “villano”, pero entiendo que con 750 palabras no se puede expresar mucho.
    Saludos.

    Escrito el 25 septiembre 2018 a las 01:47

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