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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Los girasoles - por Dante

Un día puede cambiar la vida de una persona para siempre. La mía, cambió aquel día que aparentaba ser como cualquier otro a mis seis años.

Como de costumbre, estaba en mi cuarto dibujando. Cuando ya casi terminaba ese campo de girasoles en un día soleado, me di cuenta de que una extraña calma reinaba alrededor. ¿Era un verdadero silencio o yo estaba abstraída en mi mundo? No lo sé.

Lo que sí sé es que cuando terminé mi “obra”, corrí hacia el living para mostrártela… Pero no te encontré. Sólo escuché un portazo, y después, otra vez el silencio.

Mamá me miraba y callaba. Yo fui incapaz de emitir un sonido, pero las lágrimas corrían por mis mejillas, mientras mi garganta se cerraba cada vez más y mi cuerpito se endurecía tanto que me sentía incapaz de moverme.

Desde ese momento, siempre me sentí sola y vulnerable.

Pronto dejé de vivir en casa e ingresé en ese internado, en Kent. Pegada a la ventana, siempre esperaba tu visita. No viniste nunca, hasta ese día del '39.

Tú y mamá decidieron que estaríamos mejor en la casa del abuelo, en Holanda. Me subiste a un avión y me llevaste. Y de nuevo, me dejaste sola, en un lugar que no conocía.

Ese año estalló la Guerra. Pero para mí, tal vez se originó el día que te fuiste. No hubo día en que no me preguntara cómo habría sido todo si hubieras estado conmigo, protegiéndome.

Mamá hizo lo que pudo, y me educó con la Cruz de Nuestro Señor, mientras tú preferiste vivir para la Cruz Gamada, según me enteré ya siendo adulta.

Seguramente, no fui una “buena hija”: la bailarina que al final no pude ser, bailaba para recaudar dinero y donarlo a aquellos que intentaban deshacernos de la invasión de tu admirado régimen. No podría haber hecho otra cosa: lo hice por el hambre que amenazó a tantas personas (a mí también, por supuesto), por esos niños que vi partir en un tren hacia un destino aciago, por nuestros familiares perseguidos, fusilados o esclavizados. Y también, lo supe después, por Anna Frank. Una chica de mi misma edad, asesinada junto con su familia y cuya única culpa fue su origen. Al volcar su vida en su Diario, ella reflejó la mía. Tanto, que en una página que aún tengo marcada, cuenta un fusilamiento de cinco rehenes que ocurrió el mismo día que el de mi tío.

A pesar de todo, decidí buscarte. Moví cielo y tierra hasta encontrarte. Por fin pude hacerlo cuando la Cruz Roja me dio tu dirección, aquí en Dublín. Sí, te busqué a pesar de todo.

Pero…, ¿quién soy yo? Yo, no la de la imagen. Yo, no la de los posters y las películas. ¿Quién soy yo para juzgarte?

¿Por qué debería juzgarte?

Siempre conservé el dibujo de los girasoles que hice el día en que mi vida se nubló. Tal vez, deba fijarme en ellos, que siempre miran hacia el sol, y en los días nublados, se miran entre ellos. Quizás eso sea lo mejor que aprendí hasta ahora: a mirarnos e iluminarnos entre nosotros cuando el gris nos rodea. A iluminarnos, con lo que sale de nuestro interior.

¿Cómo podría juzgarte?

Soy tu hija. Nací con una enorme necesidad de afecto y todavía la tengo. ¿No podría calmarla dando yo afecto? ¿Dándote otra oportunidad?

De pronto, suena el reloj. Me doy cuenta de que se está haciendo tarde y que tengo que terminar de arreglarme. Creo que el vestido blanco, un poco más arriba de las rodillas me quedará bien. Es más sencillo.

Mejor dejo los guantes y los anteojos oscuros. Aunque con ellos me sentiría más segura.

Me miro en el espejo y no me reconozco del todo. Mi amigo Hubert dice que está embelesado con mi figura esbelta y alargada, y que le encanta hacer diseños exclusivos para mí. No estoy de acuerdo con él. Yo solo veo una niña.

Ya está. Llegó el momento.

Mientras bajo las escaleras del hotel, me pregunto si te arrepentirás, si me arrepentiré yo, o si acaso puedo hacerlo ahora; o si pensarás que estoy actuando, que no soy sincera…

Entro en el foyer. Tú estás de espaldas. Mis pensamientos se desvanecen, el corazón se me acelera, me empequeñezco y me ruborizo, y con voz suave, sólo atino a decir:

—¿Papá?

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29 comentarios

  1. 1. Norelkis dice:

    ¡Hola!

    Te felicito, usaste la relación de padre e hija para la historia. El padre era demasiado negligente o muy atareado, pero el punto es que hizo que su hija anhelara su cariño y eso está bien.

    No me he leído El Diario de Anna Frank, pero ha sido buena la parte en la que la mencionaste.

    Saludos desde el 133

    Escrito el 17 septiembre 2018 a las 19:55
  2. 2. Edu, S.C. dice:

    Hola Dante, muchas gracias por tu visita y comentario, me alegra te gustara.
    A mí me ha gustado tú cuento. Creo que está muy bien escrito y en lo formal no tengo nada que decirte. La historia me ha gustado, has explicado y dejado muy bien reflejado como una experiencia en la infancia te puede dejar marcado para toda la vida. He sentido la angustia existencial de ella. Me ha gustado la imagen de ella contemplándose en el espejo y viendo la niña que fue, que en parte sigue siendo, ante el inminente encuentro con su padre. Y muestras como el amor de una hija a su padre puede ser incondicional, como se puede perdonar ¿todo? ,por amor.
    A mi particularmente no me ha convencido la referencia a Anna Frank, aunque tampoco sé explicarte porqué.

    Nada más, felicidades y un abrazo.

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 14:06
  3. 3. Vespasiano dice:

    Estimado Dante:

    ¡Que alegría verte por aquí de nuevo!

    Genial (como todo lo que te he leído cuando participabas activamente en este taller), tu emotiva historia donde aparte de los horrores de la guerra has relatado fehacientemente la carencia afectiva de la protagonista y la capacidad del ser humano de perdonar, aunque sean crímenes tan monstruosos como los que cometieron los nazis antes y durante la Segunda Guerra Mundial.

    Felicidades.

    Escrito el 18 septiembre 2018 a las 14:45
  4. 4. Galia dice:

    Buen día Dante, bienvenido de regreso al blog. Me gustó mucho tu relato, la grieta entre vencedores y vencidos que quebró familias y sepultó amores, esa lucha interior de la protagonista entre el amor y el odio y ese reencuenro final que logra enterrar todo el conflicto.
    Nos seguimos leyendo.
    Saludos.
    Galia

    Escrito el 19 septiembre 2018 a las 14:55
  5. 5. Osvaldo Vela dice:

    Hola Dante, se siente bien el tenerte de nuevo entre nosotros. no puedo olvidar un comentario que me otorgaste en el taller # 27. Gracias.

    En este taller el desglose de un amor filial lleva toda la fuerza que lo mueve.

    Pueden pasar infinidad de eventos, pero un amor hija-padre estará vivo por siempre.

    Un trabajo impecable.

    te seguiré leyendo.

    Escrito el 19 septiembre 2018 a las 23:09
  6. 6. maria emilia dice:

    hola, Me Gusto tu relato muy emotivo.cariños.

    Escrito el 23 septiembre 2018 a las 05:55
  7. 7. isan dice:

    Hola Dante:

    El amor de padre (o madre) lo puede todo. A veces se convierte en una obsesión que dura toda la vida. Esto es lo que me ha transmitido tu relato y lo has hecho muy bien. Le has dado el sentimiento de la hija nada menos desde los seis años cuando su padre abandona el hogar. Como digo antes, es un amor obsesivo y, además, culpabilizándose de que su padre se fuera. Parece que estos cuadros se dan en la vida más de lo que parece.

    En cuando a la forma, te comento alguna cosilla que yo cambiaría, luego tú decides:

    Foyer es una palabra que encaja bien en el relato, no sé por qué, pero siempre los extranjerismos lo hacen, pero como no la admite la RAE, debería ponerse en cursiva.

    Cuando tenemos una palabra muy usada proveniente del inglés tendemos a colocarle una ese al final. En el caso de Póster debe ser pósteres de acuerdo con la RAE.

    En cuanto a la Cruz de Nuestro Señor, al margen de su significado que conozco, no sé muy bien a qué te refieres así con mayúsculas.

    Como resumen es un magnífico relato en cuanto al fondo y forma. Llevado con buen ritmo y con el interés de qué pasará.

    Un saludo.

    Escrito el 24 septiembre 2018 a las 17:15
  8. 8. isan dice:

    Hola de nuevo:

    Se me pasaba comentarte que me ha llamado la atención el uso de ESE. Ciertamente no son muchas y hacen resaltar momentos clave en la vida de la hija, pero están muy próximas y responden a un mismo estilo de contar: ese momento, ese internado, ese día, ese año.
    Vale.

    Escrito el 24 septiembre 2018 a las 17:21
  9. 9. M.L.Plaza dice:

    Hola Dante.
    Me suena que tu protagonista es la actriz Audrey Hepburn, así que tu relato sería una biografía novelada. Bien por tí.
    Me ha parecido una historia interesante y muy bien escrita.Entiendo el abandono que puede sentir una niña ante un padre ausente, pero lo del portazo me parece demasiado sutil para que marque a una niña de seis años para el resto de su vida.
    En el parrafo que empieza “Siempre…” repites palabras muy seguidas.
    El final me ha encantado: cierra muy bien la historia.
    Ha sido un placer leerte.
    Saludos

    Escrito el 24 septiembre 2018 a las 21:11
  10. 10. Conrad Crad dice:

    Hola Dante.
    Sin entrar en detalles formales, me ha gustado tu relato. El proceso emocional de la niña a mujer está muy conseguido y el relato funciona hasta el final. Felicidades.

    Escrito el 25 septiembre 2018 a las 10:46
  11. 11. Wanda dice:

    Hola Dante,

    Gracias por tu comentario a mi relato.
    El tuyo me parecio un relato muy bien construido que te transmite los sentimientos y el ambiente donde se desarrollan los hechos. Lo unico que no me gustó y se que es una tonteria para tan buen relato pero no me gusta la palabra cuerpito. Excelente relato saludos.

    Escrito el 25 septiembre 2018 a las 22:49
  12. 12. Charola dice:

    Hola, Dante.

    Genial tu relato. Muy bien.
    Lo leí de un tirón con el corazón un poco contraído.
    saludos y bienvenido.
    Una abrazo.

    Escrito el 27 septiembre 2018 a las 07:13
  13. 13. Galia dice:

    Buen día Dante: muy conmovida con la lectura tan minuciosa que has realizado de mi relato. Tendré en cuenta algunas observaciones. Respecto a Kandinski, hice una recreación de su biografía pues el nazismo lo hizo huir de Alemania, le cerró su escuela pero por suerte no logró exterminarlo.Sí existieron prisioneros en los campos de concentración que para huir del horror pintaban con excrementos murales. Eso está documentado.
    Nos seguimos leyendo.
    Mis saludos cordiales.
    Galia

    Escrito el 27 septiembre 2018 a las 14:10
  14. 14. Dante dice:

    PARA NORELKIS, EDU S.C., VESPASIANO, GALIA, OSVALDO VELA, MARÍA EMILIA, ISAN, M.L. PLAZA, CONRAD CRAD Y CHAROLA:

    Gracias a todos ustedes por haber leído mi relato y haberlo comentado tan generosamente.

    A algunos, ya les he devuelto el comentario. A otros, todavía se los adeudo. Aun cuando ya se lance la nueva consigna, iré devolviendo los comentarios que me faltan. Los he leído a todos, y todos me han gustado. Solamente que quiero dedicarles el tiempo necesario para hacer un comentario lo más completo posible. Tal como dice Vespasiano, antes participaba “activamente del taller”. Es así. Participaba activamente. Ahora no siempre puedo hacerlo porque, lamentablemente, no dispongo del tiempo necesario. Y una de las razones es que me gustaría disponer de más tiempo no sólo para escribir, sino también para interactuar con todos los compañeros que sea posible, comentando y devolviendo comentarios, y aportando algo siempre que sea posible.

    Por eso, progresivamente iré devolviendo los comentarios, haciendo lo mejor posible. Porque entiendo que esa es la idea del taller: recibir y aportar lo máximo que nos sea posible para que tanto el aprendizaje como el disfrute personal y colectivo siempre sea mayor y mejor.

    Como es mi costumbre, siempre inicio con un agradecimiento general y luego lo hago en particular.

    Esta vez, alteraré un poquito el orden de los agradecimientos en particular (ya verán por qué) y dada la riqueza de los comentarios que me han hecho (y lo interrelacionados que, queriéndolo o sin querer) se encuentran entre sí, les pediría que tengan a bien leer no sólo este agradecimiento en general o en particular el que corresponda a cada uno o a cada una, sino también el que dirijo a cada compañero/a.

    Antes de ir a esos agradecimientos en particular, quería señalar un par de cosas (algunas de las cuales explicarán por qué el orden de los agradecimientos no responderá estrictamente al orden en que fueron comentando).

    En primer lugar, quiero destacar que me base en una historia real de una persona real. Aunque, por supuesto, reconstruí imaginariamente algunas cosas, y en otras introduje alguna alteración cronológica de algo que a la protagonista le gustaba hacer (dibujar), que según pude averiguar, lo hacía en su adolescencia y yo adelanté ese gusto (que en realidad fue sobre todo un pasatiempo en el sentido literal de la palabra) a la niñez. Fuera de esto, traté de ser lo más estricto posible en cuanto a lo cronológico.

    En segundo término, por primera vez hice algo que hace rato quería hacer: que el narrador fuera una narradora (es decir, de sexo diferente al mío) y que narrara en primera persona. Quería tratar de aproximarme tanto como fuera posible a un punto de vista tan distinto y disociar en el mayor grado que pudiera, escritor de narrador.

    En tercer orden, traté de acercarme, también por primera vez, a una técnica que jamás había empleado (y que confieso, no solo considero que no domino sino que tampoco la tengo del todo clara y debo seguir leyendo e investigando). Me refiero al monólogo interno.

    No estoy del todo seguro que haya logrado construir un monólogo interno, pero sí es posible que haya salido una suerte de “híbrido” y que, por orientarme al monólogo interno y perseguir esa otra finalidad (narradora en primera persona), el resultado no haya sido malo y haya tenido tan buena acogida. (Una de las razones en que puede que me haya alejado de un monólogo interno es que, exceptuando alguna “licencia literaria” a la que ya me he referido, me atuve bastante a la evolución cronológica. Y en el monólogo interno lo que más vale es el tiempo psicológico, que incluso puede alterar el orden cronológico. Aunque por otra parte, en este caso, creo que tiempo psicológico y relación cronológica irían bastante de la mano o es razonable que así sea).

    De todos modos, mi intención fue “meterme” dentro de los aspectos psicológicos de la protagonista, y partiendo de una base de cómo intuyo que ella pudo haber sido, traté de condensar un momento preciso, una especie de “volcán” de pensamientos y sentimientos pasados y presentes, que la conducen a un final donde los pensamientos y las palabras sobran. Donde tanto la incertidumbre como la certeza, carecen de sentido y dejan lugar al simple encuentro. En suma, intenté imaginar un posible camino psicológico a un anhelado encuentro.

    En cuarto lugar, y como es mi costumbre, llené de “pistas” la narración, a fin de que si alguien conocía de quien se trataba pudiera disfrutar (¿sonreír de manera cómplice, acaso?) mientras leía, o que pudieran “googlear” o buscar la información si querían. O bien, que si no conocían la historia o no pudieran o no quisieran o sintieran innecesario buscar información, igualmente pudieran disfrutarla. Mi idea es que siempre el lector participe de una manera u otra.

    Es cierto que esta vez (al igual que en otra consigna, la N° 39) participé de un modo “experimental”. En aquella oportunidad, en que también hice ficción histórica, oculté al máximo todo dato posible porque lo que quería comprobar era qué tan conocida era la historia que intenté reconstruir en un pedacito y en relación a la consigna y, sobre todo, qué impacto emocional podía producir.

    En este caso, oculté parcialmente algunas cosas, pero dejé muchas más “pistas”, por otro motivo: si yo hubiese colocado la identidad de la protagonista, es posible que los “flashes” nos hubieran encandilado a todos (lectores y autor) y que, por lo tanto, nos hubiéramos perdido de la riqueza que tiene esta historia. Y que se entienda bien esto: no es un “autoelogio” a mi relato. Es un elogio a la historia original, que yo sólo tomé y que humildemente y dentro de mis posibilidades y las del límite de un relato de 750 palabras, pude reconstruir.

    En quinto término, además de las “licencias literarias” a las que ya aludí, utilicé también algunas imágenes o referencias a modo de símbolo, o para remitir a algo implícito. Sobre esto volveré en algunos comentarios en particular. En cuanto a los “símbolos” o las alusiones que juegan ese rol, me parece que, salvo algún caso particular motivado por sus comentarios, no me corresponde a mí como escritor revelarlos. Sobre todo para no condicionar la experiencia de otros compañeros que pudieran leer el relato con posterioridad. Pero, obviamente, si alguno o todos no estuvieran de acuerdo y quisieran que “abra” este aspecto para un intercambio de ideas, no tengo problemas en referirme al punto en otro comentario posterior.

    En sexto orden, la mayoría de ustedes, sino todos, hacen hincapié en lo emocional o en lo que transmite el relato. Esta fue precisamente mi intención primordial.

    Traté de “meterme dentro” del corazón de la protagonista e imaginé (y estoy absolutamente seguro de que me quedé cortísimo) algo de lo mucho que sintió y recordó en ese momento y antes de ese momento y cómo pudo ocurrir. En base a lo poco que pude leer (que por mucho que pudiera llegar a ser, siempre será poco) y considerando que aun cuando conozcamos personalmente a alguien y muy profundamente, siempre habrá muchos aspectos que no podremos abarcar, intenté “meterme” en su “mundo interior”. Y lo que creo haber encontrado es un claroscuro fascinante, oscuridad, luz, mezcla de uno y otro, y la luz que una y otra vez venció a la oscuridad, como en el final que es como un resplandor de luz que ilumina la escena. Lo que yo sentí al escribirlo y lo que percibo de sus comentarios es que si el final puede condensarse en una palabra, es esta: luminosidad.

    Finalmente, quiero agradecer a todos otra vez por haber leído el relato y por haber comentado. Y sepan que me alegro porque, según parece, todos han disfrutado de la lectura.

    Escrito el 1 octubre 2018 a las 03:32
  15. 15. Dante dice:

    PARA M.L. PLAZA:

    Antes que nada, gracias por tu comentario y por tu detallada lectura.

    Acertaste: la protagonista del relato es Audrey Hepburn.

    No sé por qué razón nunca le había prestado mucha atención ni a ella ni a sus películas, de las cuales sólo vi una (Roman holiday). Otras personas son “fans” de ella desde siempre, mientras que para mí, apenas si había notado que era un actriz del cine clásico de Hollywood (sí, aunque suene increíble fue así, y eso que no soy un extraterrestre).

    Tampoco sé por qué razón (tal vez por algo que leí en otro contexto), tomé un contacto más cercano con algunos aspectos de su historia. A raíz de eso, la empecé a ver con otros ojos, y empecé a leer más y más acerca de su vida (incluso algunas entrevistas que le hicieron a ella o artículos en inglés). No son libros ni biografías, pero fueron buenas aproximaciones. La conclusión era siempre la misma: me interesaba cada vez más el ser humano detrás de “la estrella”. O, dado como el “ser estrella” afecta a muchos”, el ser humano “a pesar” del estrellato, o el ser humano “y” estrella (sin que una cosa excluya a la otra). Volviendo a una de las conclusiones del agradecimiento general acerca del final, me pareció interesante que la luminosidad de esta “estrella” (metafóricamente hablando) no viene de un reflector exterior ni de los premios u honores que otros le hayan concedido, ni de la imagen que una industria o la publicidad hayan construido (para sus propios fines, no para los de ella), sino de su interior. Y me parece que en este episodio de su biografía se ve particularmente reflejado este aspecto.

    Haciendo un balance general de su vida (de los sufrimientos de la infancia y la adolescencia, la gloria de la juventud, los más y los menos de su adultez, y la solidaridad demostrada de manera muy marcada hacia el final de su vida -corta por cierto- y que, además, en cierto modo atravesó toda su vida), me encontré con una suerte de “imán” y comencé a empatizar más y más. A tal punto que me di cuenta que esta historia valía la pena para ser contada.

    Y valía la pena ser contada, en la medida que pudiera centrarme en los aspectos más humanos de una figura o “estrella” construida por una industria. Un ser humano que no dejó de serlo a pesar de que la hayan construido como una figura o estrella (cuando hablo de construcción no desmerezco ni su trabajo ni su esfuerzo ni su talento, sino que me refiero a aquello con todo lo relativo a la fama y la riqueza con la que no pocos sueñan y con la que tratan de que los vean como una suerte de “seres superiores”, distintos a los demás).

    De todos modos, te aclaro que no se trata de una “biografía novelada”, aunque pudiera parecerse a una. Es, a lo sumo, una humilde ficción biográfica en forma de un relato breve.

    Con respecto a tu observación en la que decís que entendés el abandono que puede sentir una niña ante un padre ausente, pero que lo del portazo te parece demasiado sutil para que marque a una niña de seis años para el resto de su vida, creo que debo detenerme brevemente en ella.

    Te aclaro que no es una “defensa” de mi relato ni que me tome a mal una observación que puede calificarse como atinada.

    Pero dado que es una ficción biográfica, yo partí desde el material con el que me había encontrado. Ella, que sufrió en carne propia la Segunda Guerra Mundial y que, aun siendo adulta, no todo fue “color de rosas” ni un “lecho de rosas”, definía a este hecho como el más traumático de su vida. Ese fue el punto de arranque del relato, al menos en la concepción de la idea.

    En relación a la expresión “demasiado sutil” con la que calificás al portazo, señalo que, obviamente, esto no sucedió así necesariamente. Es más: no tengo idea de cómo pudo haber sucedido concretamente.

    Por ello, recurrí a una suerte de símbolo: la puerta, al cerrarse, “clausura” una etapa, y siendo que era una persona introvertida (y según ella misma se definía, también era necesitada de afecto), era verosímil que “viviera en su mundo”. Por lo tanto, intenté marcar un contraste entre su introversión y el silencio reinante (extraño incluso para ella) y el portazo, para luego volver (por contraste también) al silencio, cuya expresión máxima era “Mamá me miraba y callaba”. Tampoco tengo idea si esto fue así, pero ahí quise reflejar las versiones con las que di, que su mamá era fría y algo distante (algo que verifique en distintas fuentes a las que accedí). Aunque, por otro lado (y como se ve después en el relato), influyó y mucho en la formación de su personalidad (esto se constata en casi todas las fuentes que he leído).

    En cuanto al párrafo que empieza con “Siempre…” y las palabras que se repiten, tomo en cuenta tu observación. Sucede que, al igual que me ocurrió con las últimas veces que he participado activamente del taller, por alguna extraña razón, la inspiración vino tarde y no me dejó mucho más tiempo para trabajar y, por otro lado, en este caso, utilicé más tiempo en documentarme (dado que había detalles que, de acuerdo con las fuentes, eran omitidos o había información contradictoria o variada) y eso era necesario para que fuera lo más verosímil posible. Por eso, terminé escribiendo el relato el mismo 15/09 y llegué a enviarlo “con lo justo”. Con lo cual, con alguna revisión, esto podría y debería haberse evitado. Sin embargo, esto no es una excusa. Si salió así, salió así, y, por lo tanto, tu observación es más que bienvenida.

    En lo atinente al final, me alegro que te haya gustado. Por lo que veo, al menos en tu caso, se cumplió el objetivo que me había propuesto. Traté de empezar en pasado (aunque desde un presente) y terminar en el presente. Presente en el cual todo lo anterior se diluye ante la inminencia del encuentro. El relato termina donde el encuentro se inicia, y termina con una de las palabras de mayor carga emotiva. Al menos eso es lo que quise reflejar y es lo que creo que captaste. Me alegro de haberlo logrado y que te haya gustado.

    Decís que ha sido un placer leerme. Para mí ha sido un placer que comentaras mi relato. Dentro de estos días pasaré y comentaré el tuyo.

    Saludos.

    Escrito el 1 octubre 2018 a las 03:34
  16. 16. Dante dice:

    PARA EDU S.C.:

    Te agradezco tu comentario, y me alegro que te haya gustado y lo encuentres bien en lo formal. Como decía en el agradecimiento general, he experimentado cosas por primera vez en este relato y comprobar que el lector “no siente nada extraño”, obviamente me alegra. Aunque esto no excluye que tenga en cuenta las opiniones de quienes pudieran realizar observaciones de índole formal, pues del aporte de unos y de otros puedo llegar a establecer una suerte de “punto medio” que se acerque más a mi intención narrativa (lo que quise contar y cómo quise hacerlo).

    Tal como vos decís, queda bien explicado y reflejado como una experiencia en la infancia te puede dejar marcado para toda la vida. Pero lo explica y lo refleja la historia, no yo. Teniendo en cuenta quién fue la protagonista, nos demuestra que nadie está exento de esto, y que, efectivamente, te puede dejar marcado para toda la vida. A pesar de quien seas, o lo mucho que logres.

    Me alegro también que hayas sentido la angustia existencial de ella. Mi intención narrativa en todo momento giró en torno a la atmósfera emocional y, sobre todo, a la mezcla de diversos y contradictorios sentimientos, recuerdos y emociones que van a confluir en la unidad de una misma persona. En ese conflicto interno que, en suma, se reduce a la angustia (la sensación de nada, de vacío, de tristeza, y, paradójicamente, de libertad e incertidumbre ante un futuro que todavía se puede hacer a pesar del pasado).

    En cuanto a la imagen de ella contemplándose en el espejo y viendo a la niña que fue y en parte sigue siendo ante el inminente encuentro de su padre, esto es exactamente lo que quise reflejar, sobre todo a nivel emocional. Me alegro que lo hayas captado así y que hayas empatizado tanto con la protagonista.

    Con respecto a lo que decís “Y muestras como el amor de una hija a su padre puede ser incondicional, como se puede perdonar ¿todo? por amor.”, tengo que decir que yo no muestro nada. Es ella la que lo mostró en su vida y fue coherente hasta el final (desde el reencuentro y hasta la muerte de su padre, a pesar de que, según algunas fuentes, el padre seguía siendo distante. Si algo hay en esta historia para exaltar, igual que a su protagonista, es el amor y el perdón, y, sobre todo, la humildad que hace posible que éstos prevalezcan sobre todo, aun cuando ya sea irreparable el pasado.

    En relación a la referencia a Anna Frank, puede que no te convenza en este contexto tan limitado de las 750 palabras. Más aun, pude “meterla con lo justo” a esta referencia. Sin embargo, es fundamental, porque no la coloqué yo para crear “clima de época”. De hecho, era innecesario, porque del contexto se infiere claramente que la infancia y posible adolescencia de la protagonista ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial.

    La referencia a Anna Frank es crucial por otra cosa: surge hasta de las biografías más básicas de la protagonista y es otro “ladrillo” encima del abandono del padre y contribuye a “construir la misma pared”. Ella dijo que el abandono del padre fue el hecho más traumático de su vida, y con respecto al Diario de Anna Frank, manifestó haberlo leído en 1947 y que la destruyó (literalmente dice “me destruyó”). En distintas fuentes pude ver que ella remarcaba mucho lo del Diario de Anna Frank porque se sentía muy identificada: como tenían la misma edad, llegó a decir que en esas páginas era su vida la que se reflejaba. En otras palabras, adapté las palabras de la propia protagonista al relato, para ofrecer otra “pincelada” psicológica para construirla como personaje, y sobre todo, para darle una “pista” al lector para que pudiera darse cuenta de quién se trataba o buscar la información, si sentía esa necesidad.

    Gracias otra vez por haber leído el relato, por haberlo disfrutado y por haber comentado con generosidad.

    Saludos.

    Escrito el 1 octubre 2018 a las 03:34
  17. 17. Dante dice:

    PARA NORELKIS:

    Gracias por tu comentario y tus felicitaciones.

    Sí, usé la relación de padre e hija para la historia, porque la historia original se basa en ella.

    No sé, si el padre era demasiado negligente o muy atareado. Puede que así haya sido en realidad, o puede que no.

    De acuerdo con las fuentes que consulté era, por lo menos, distante, mientras que su hija, según sus propias palabras decía haber nacido con la necesidad de recibir y dar afecto. No sé tampoco si él hizo que su hija anhelara su cariño. Ella lo anhelaba, es cierto, y bien pudo haber hecho lo que la mayoría o incluso, en principio, cualquier persona habría hecho. Pero hizo lo opuesto: lo buscó y trató de darle su cariño y poder recibir aunque sea algo del suyo, aunque ya no fuera más una niña y a pesar del daño irreparable que le causó ese abandono. Y eso no está bien: es extraordinario y merece reflejarlo y destacarlo.

    Con respecto al Diario de Anna Frank, tu caso es inverso al de Edu S.C. A él no lo convenció y a vos sí. Sin embargo, te remito a lo que le señalé a él para que veas por qué lo incluí en el relato.

    Gracias otra vez por tu comentario, y me alegro que te haya gustado el relato.

    Saludos.

    Escrito el 1 octubre 2018 a las 03:35
  18. 18. Dante dice:

    PARA VESPASIANO:

    Gracias por tu comentario. Más que nada me alegra tu alegría por mi regreso.

    A mí también siempre me alegra leerte y ver cómo has progresado, desde que nos encontramos por primera vez en Literautas.

    En cuanto a tu comentario, coincido con que la historia es emotiva. Es más: por eso la elegí para contarla y quise contarla dirigiendo la narrativa hacia ese lado: que pudiera “contagiar” al lector y que éste empatizara lo máximo que le fuera posible con la protagonista. De acuerdo con tu comentario y con el de los demás compañeros, parece que este objetivo fue cumplido.

    Por otra parte, también en el relato se reflejan fehacientemente la carencia afectiva de la protagonista y la capacidad del ser humano para perdonar. Pero, como dije en mi respuesta a Edu S.C., no soy yo quien lo reflejó: fue la protagonista con su verdadera historia, en la que las dos cosas se ven, y las demostró a lo largo de toda su vida. He ahí lo admirable y destacable.

    Con respecto a tu referencia a los crímenes tan monstruosos que cometieron los nazis, quiero hacer una aclaración en lo que respecta al padre de la protagonista: hasta donde pude averiguar, él no tuvo intervención directa en ninguno de ellos. Era inglés, no era alemán y no vivió en Alemania o en algún lugar en los que esos crímenes se cometían. Y según algunas fuentes, fue arrestado poco después de que su hija quedó en Holanda (de acuerdo con algunas fuentes la llevó él, de acuerdo con otras, no se vieron desde la separación a los seis años de ella hasta su reencuentro; por eso, ante la divergencia entre las fuentes yo elegí endilgarles a los dos padres la fatal decisión de mudarse a Holanda). Por lo tanto, gran parte de la Segunda Guerra Mundial la pasó en prisión. Según algunas fuentes en algún viaje habría compartido una cena con Hitler (junto con varias personas más). Eso no sé si es cierto. Sí parece estar comprobada su simpatía con el régimen, y lo que quise reflejar fue eso: una víctima (aunque no mortal) de su “admirado régimen” fue nada menos que su hija, quien a pesar de eso, lo perdonó, retomó el contacto dentro de lo que le fue posible y lo asistió (incluso económicamente) hasta su muerte. Por contrapartida, tampoco el padre era una persona totalmente oscura. De acuerdo con algunas fuentes, no quiso reencontrarse con su hija (antes de que ella lo buscara) temiendo que ella pensara que él la buscaba por su fama o su dinero. Es decir que más allá de cierto dejo de orgullo y a pesar de ser una persona poco afectiva, tenía cierto cargo de conciencia. Por supuesto que esto no se refleja en el relato y el lector no tiene por qué saberlo. Sobre todo, porque en este relato, contado en primera persona y desde lo que pasa dentro de la psicología de la protagonista, ella tampoco sabe, o al menos no lo sabe todavía, todos estos detalles, y como el conocimiento del lector (en relación a la historia que se cuenta) no es mayor que el de la protagonista, el lector no lo sabe tampoco ni tiene por qué saberlo.

    Una vez más me alegro porque te haya gustado el relato y por tu comentario, siempre atinado como todos los que me has hecho.

    Saludos.

    Escrito el 1 octubre 2018 a las 03:35
  19. 19. Dante dice:

    PARA ISAN:

    Gracias por tu comentario, sobre todo por lo preciso y atinado en cuanto a forma y contenido.

    En relación a la reiteración del pronombre “ese”, te agradezco la observación y la tomo en cuenta. Como ya le decía a M.L. Plaza, por diversas razones que referí allí, escribí el relato a último momento y pasé por alto estos detalles que deslucen el relato y no deberían haber tenido lugar. Pero esto no es una excusa y si cometí estos deslices, siempre son bienvenidos aportes como el tuyo que llaman la atención sobre estos defectos.

    En relación a la palabra foyer, te agradezco las referencias a la RAE, pero aprovecho a señalar un par de cosas.

    En primer lugar, más allá de que pudiera quedar bien, no es una palabra que, en primera instancia, hubiera utilizado.

    Es más, excepto que queden mejor, esté justificado o sean de uso muy común, no suelo utilizar extranjerismos.

    En este caso opté por la palabra foyer porque de acuerdo con las fuentes que consulté, el encuentro real se produjo en el foyer del Hotel Shelbourne, en Dublín. Como no encontré exactamente en qué año se produjo (noté divergencias en las fuentes, según algunas habría acontecido en 1959, según otras, años más tarde, y otras son imprecisas), no di muchas más pistas ni detalles adicionales. Pero sí consigné las pistas “foyer” y “hotel” por si conocían la historia o querían hacer alguna búsqueda.

    En segundo término, te agradezco y recepto el aporte de las cursivas. Sólo que en el formulario de Literautas, no sabría cómo reflejar las cursivas.

    En lo tocante a la palabra “pósteres” y los criterios de la RAE, voy a meditar sobre el punto. Entiendo la relevancia de los criterios de la RAE y como hispanohablante, reconozco su autoridad. Sin embargo, y a diferencia de lo que me marcaste con foyer, aquí me permito un margen de duda en cuanto a la sonoridad de la palabra y en la “costumbre” que puede tener el receptor. Cierto es que un uso incorrecto no se convierte en correcto por el mero uso, pero si se trata de una expresión de uso muy común y la variante correcta puede dificultar un poco la comprensión o tornarla un poco antinatural, tal vez sea preferible el “error”. Pero que quede claro que estoy hablando de casos particularísimos (como este) y de ninguna manera entronizaría esto como principio general para mi escritura o la de otras personas.

    Con respecto a la duda que se te plantea respecto de la “Cruz de Nuestro Señor” con mayúsculas al margen del significado más común, te aclaro que lo puse así por una razón muy concreta: está en el mismo párrafo que “Cruz Gamada” (o sea, esvástica), para marcar un contraste entre ambos.

    Esto también está basado en la historia real: al margen de cómo era la religiosidad de la protagonista, su madre era practicante de una variante del protestantismo. Y si bien era una mujer fría y distante, tenía sentido del deber y educó a su hija según los valores cristianos. Ella llegó a revelar en alguna entrevista que de la formación cristiana que le inculcó su madre, aprendió a pensar primero en los demás que en sí misma.

    En cambio, las simpatías ideológicas del padre (que según algunas fuentes, en algún momento también compartió la madre), son completamente opuestas, en el sentido de que, en vez de ayudar a los demás y verlos como iguales, implica afirmar que hay superiores e inferiores. Por otra parte, teniendo en cuenta lo que sufrió la protagonista, en cierto modo, “llevó una cruz” en sentido cristiano, e independientemente de la fe, fue educada en ese sacrificio (porque tampoco había otra alternativa). En este punto, y más allá de las creencias religiosas, del agnosticismo o incluso ateísmo del lector, puse el acento en cómo la protagonista y su madre veían las cosas, al menos durante su infancia y adolescencia y, al menos, hasta el momento del encuentro. Por lo demás, y aun cuando pueden existir variantes respecto de las diferentes ramas del cristianismo, en esa formación que recibió en la niñez y la adolescencia hay una “semilla” del reencuentro: la cruz del perdón vs. la cruz del odio, y cómo prevaleció una cruz sobre otra y permitió el reencuentro. Me pareció interesante jugar con esta dualidad, pues más allá de cuál terminó siendo la religiosidad de la protagonista (hay diferentes referencias sobre esto en las distintas fuentes que he leído) y cuál sea la del lector, creo que ateniéndome a algunas entrevistas, la formación recibida “no fue gratis” y conformó un “trasfondo psicológico” que, en parte, pudo explicar su manera de ser o de conducirse en la vida. Sobre esa base, supuse que sería una vía posible y verosímil de acercarme (y acercar al lector) a la rica psicología de esa persona (o ahora en el relato, personaje).

    Finalmente, lo que contás que te ha transmitido el relato es lo que quise reflejar, por lo que estoy contento que ese objetivo se haya cumplido también en su caso.

    Gracias otra vez por tu comentario y tus valiosos aportes. Dentro de estos días pasaré y comentaré el tuyo.

    Saludos.

    Escrito el 1 octubre 2018 a las 03:36
  20. 20. Dante dice:

    PARA GALIA:

    Gracias por tu comentario y tu bienvenida.

    Me alegro que te haya gustado mucho mi relato.

    Si bien estrictamente no se trata, en este caso, de vencedores y vencidos, me parece que tu apreciación acerca de la grieta se aplicaría al alma de la protagonista. Tampoco sé si llegó a odiar a su padre (dentro de lo que mi intuición me ha permitido acercarme, creo que, exceptuando al odio, esta persona era incapaz de odiar; lo que no quita que pudiera experimentar una infinita gama de emociones y sentimientos negativos e incluso malos, pues era un ser humano como todos nosotros). Pero imagino (y esto es lo que he querdo reflejar) que llegar a ese encuentro debió haber sido un proceso, un camino, y por cierto nada fácil. De algo estoy seguro: como vos decís, debió haber sido una “lucha interior”. Y flor de lucha interior.

    Con respecto a que el reencuentro final logra enterrar todo el conflicto, de la lectura de mi relato, la conclusión positiva (que vos extraés) no es incorrecta. Para nada. Yendo a la historia real, no tengo una respuesta concluyente. Ojala así haya sido, aunque me temo que no fue así. Y de pensarlo, me entristece. Sí es positivo que al menos se haya intentado enterrarlo, pues cuando de grietas se trata (sobre todo las que cualquiera de nosotros puede padecer en su interior), la peor manera de que permanezca o se agrande, es no hacer nada.

    Gracias otra vez por tu comentario y nos seguimos leyendo.

    Saludos.

    Escrito el 1 octubre 2018 a las 03:36
  21. 21. Dante dice:

    PARA OSVALDO VELA:

    Gracias por tu comentario y por tu bienvenida.

    Quizás sea una acertada síntesis la tuya, según la cual el relato es un “desglose del amor filial” que “lleva toda la fuerza que lo mueve”. Creo que le hace bastante justicia a la persona real en cuya historia se basa, como así también tu otra afirmación “pueden pasar infinidad de eventos, pero un amor hija-padre estará vivo por siempre.” De hecho, a la protagonista le pasaron no pocos eventos y la mayoría, malos y muy feos. E imagino, que incluso en los buenos (la conquista del éxito), la alegría no debe haber sido completa o debe haber sentido un “vacío” por no poder compartirlo con su padre. Por lo tanto, a pesar de todos esos eventos, su amor siguió vivo por siempre, como vos decís.

    Me alegro que te haya gustado el relato y que lo hayas disfrutado, como así también que hayas captado tan bien una de las fuerzas que movieron la vida de la protagonista y el desarrollo de este relato.

    Gracias otra vez por tu comentario. Dentro de estos días pasaré y comentaré el tuyo.

    Saludos.

    Escrito el 1 octubre 2018 a las 03:36
  22. 22. Dante dice:

    PARA MARÍA EMILIA:

    Gracias por tu comentario.

    Me alegra que te haya gustado el relato y que lo hayas considerado muy emotivo.

    Mi intención era transmitir la mayor carga de emotividad posible, y espero haberlo logrado, aunque sea mínimamente. Considero que, en general, toda obra artística tiene que atraparnos por el lado emocional, hacer participar al lector/espectador/receptor lo más activamente que se pueda y si, fuera todavía posible, dejarle un margen para que piense y reflexione por sí mismo en relación a uno o más temas con los que la obra se relaciona. Esa es la intención de siempre. A veces se logra, otras no, a veces más, otras menos. Me alegro que en esta oportunidad, esa intención haya sido recompensada de tu parte con una agradable experiencia como lectora.

    Saludos.

    Escrito el 1 octubre 2018 a las 03:37
  23. 23. Dante dice:

    PARA CONRAD CRAD:

    Gracias por tu comentario.

    En cuanto a tu introducción “Sin entrar en detalles formales”, me has dejado pensando. Si no entraste en ellos porque, en líneas generales te pareció bien, me alegro. Y si no entraste en ellos porque te pareció secundario frente a otros aspectos, si querés hacerlo, adelante. Siempre son bienvenidos los aportes, las observaciones y las críticas constructivas, ya que sirven para aprender o para mejorar el relato.

    En cuanto al proceso emocional de la niña a mujer, me alegro que lo consideres muy conseguido. Apuntaba precisamente a eso. He de decirte que no fue fácil al escribir el relato, ya que requirió pensar muy bien algunas palabras, o cómo estructurar mejor algunos aspectos (y para peor, en corto tiempo, ya que recién pude ponerme a escribir el último día). Así que si ese objetivo quedó cumplido, mi alegría es mayor todavía.

    Gracias nuevamente por tu comentario, y dentro de estos días comentaré el tuyo.

    Saludos.

    Escrito el 1 octubre 2018 a las 03:37
  24. 24. Dante dice:

    PARA WANDA:

    Gracias por tu comentario.

    Me alegra saber que consideres que el relato está muy bien construido y que te transmite los sentimientos y el ambiente donde se desarrollan los hechos. Mi intención era, justamente, transmitir cuantos sentimientos fuera posible, y veo que lo he conseguido.

    En cuanto al uso de la palabra “cuerpito”, utilicé esta palabra para reflejar con mayor nitidez el momento, y hasta si se quiere, para remarcar la fragilidad de la protagonista en ese momento de su vida. Por supuesto que esta elección es opinable y que acepto tu punto de vista como válido.

    Gracias otra vez por tu comentario y tu observación.

    Saludos.

    Escrito el 1 octubre 2018 a las 03:38
  25. 25. Dante dice:

    PARA CHAROLA:

    Gracias por tu comentario y tu bienvenida.

    Me alegra que te haya gustado mi relato.

    Si lo leíste de un tirón y con el corazón un poco contraído, se ha concretado mi intención narrativa (lo que quise contar y cómo quise hacerlo). Justamente, quería que los lectores empatizaran al máximo con la protagonista y que lo que imagino que ella sintió en su interior en ese momento y, por supuesto antes de ese momento, pudiéramos vivenciarlo aunque sea mínimamente.

    Gracias otra vez por tu comentario, y dentro de estos días pasaré a comentar el tuyo.

    Saludos.

    Escrito el 1 octubre 2018 a las 03:38
  26. 26. isan dice:

    Hola:

    Gracias por tus extensísimas explicaciones que dan más valor a lo que ya había visto. Yo no podía imaginar quién era la protagonista. Conozco su dilatada carrera como artista, pero no conocía nada de su vida personal.

    Respecto a lo que me comentas: «Cierto es que un uso incorrecto no se convierte en correcto por el mero uso, pero si se trata de una expresión de uso muy común y la variante correcta puede dificultar un poco la comprensión o tornarla un poco antinatural, tal vez sea preferible el “error”.», he oído en más de una ocasión que, incluso errores gramaticales comunmente aceptado en una región se se pueden admitir. Aunque supongo que no será lo mismo en el lenguaje oral o escrito.

    Leeré tu comentario a mi relato con mucho interés. No te cortes a la hora de darme collejas. Tardaré unos días en contestarte. A mi vuelta de vacaciones (si me deja Donald) lo haré.

    Un saludo.

    Escrito el 1 octubre 2018 a las 09:14
  27. 27. Galia dice:

    Gracias Dante por el feedback en nuestras respectivas lecturas, el milagro de la literatura que tiende puentes a través del Océano.Nos seguiremos leyendo.
    Mis cordiales saludos.
    Galia

    Escrito el 2 octubre 2018 a las 13:59
  28. 28. Osvaldo Vela dice:

    hola de nuevo Dante, agradezco el comentario a mi aportación como tallerista.

    Después de leer tu agradecimiento para todos, en el cual te explayas definiendo con exactitud, no solo el estudio tan profundo que realizaste de la historia de la protagonista, sino que lograste imaginar lo que a ella la movía, lo que sentía y en lugar de escritor que cuenta una historia tu desmenuzaste los alcances de una artista, de una hija, de una persona que sufre y convertiste tu escrito en un cuento histórico que resulta ser mas verídico que la historia misma por la calidad humana que plasmas del personaje.

    A una segunda lectura mi percepción subió de tono Gracias.

    Escrito el 6 octubre 2018 a las 01:31
  29. 29. Edu SC dice:

    Hola Dante,

    Sólo quería decirte que he pasado por aquí a leer tus respuestas a los compañeros y que me parece muy interesante todo lo que nos explicas. Ha sido un privilegio y un placer compartir espacio literario contigo.

    Edu,

    Escrito el 8 octubre 2018 a las 21:19

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