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Extraños antojos - por Carmen Ramarama

Manuela anunció su embarazo y estallamos en festejos. Hacía muchos años que no había un niño pequeño en la familia y cada uno se imaginó jugando con el bebé. En el último tiempo de gestación, notábamos algo extraña a nuestra prima, por eso de los antojos, supusimos todos. Le regalábamos dulces y chocolates, pensando que así la mimábamos, pero ella demostraba una atracción especial, yo agregaría desmedida, hacia el sonido que hacía el papel al arrugarlo y también se lo acercaba a la nariz y aspiraba disfrutando su olor. Pero no comía las golosinas. Cada vez la actitud se hizo más vehemente. Aunque nos parecía algo raro, le restábamos importancia, era la primera embarazada del grupo de primos y nos centrábamos en la ternura que despertaba la pancita que iba creciendo. Nos enternecía verla tan mujer. Así, lo del papel pasó a segundo plano. Todo el mundo era feliz hasta que comenzó a comerlo. Lo tomaba delicadamente entre sus dedos y lo trituraba con sus dientes incisivos, como si lo royera. Fue entonces que Carlos, su esposo, decidió que debían consultar al médico. Todos temíamos algo malo por lo extraño de la situación, aunque nadie lo expresaba. Nos inquietaba que hubiera cambiado su personalidad o fuera a dar a luz un conejo o un roedor. Ya deseábamos que se produjera el ansiado parto.
Cuando la pareja anunció que se dirigían al hospital, nos encontramos todos, en la sala de espera. Y nació el deseado Benjamín. Era bello, humano, aún no tenía dientes y la familia en pleno le brindó unos muy calurosos aplausos.

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8 comentarios

  1. 1. Jisaen dice:

    Se nota que no es lo primero que escribes, tienes calidad narrativa y tu historia me interesó desde el inicio. Pero luego se apaga. Nos das un dato interesante, el gusto de la madre por el papel, para luego abandonar dicha idea. Tu narración pasa de ser un cuento, a ser una anécdota bien contada. Creo que puedes desarrollarla más.

    Saludos.

    Escrito el 17 octubre 2018 a las 23:45
  2. Carmen: contrario a Jisaen, yo considero que el cuento está completo y reviste interés. La falta de resolución de la pulsión por el papel es el artificio que utilizas para “burlarte” del lector; cuando todos estamos esperando algo horrendo o extraordinario, nace un bebé normal y bello. Hoy está de moda lo horripilante; tu nos muestras que podemos esperar lo normal.

    Escrito el 18 octubre 2018 a las 04:32
  3. 3. Galia dice:

    Hola Carmen: tu relato nos deja con una sonrisa como cuando observamos o recordamos una picardía; cuando pensamos que estamos frente a un cuento de terror, sales con un final naif que nos deja aliviados. Muy buena la síntesis que lo convierte en un microrrelato sólido.
    Nos seguimos leyendo.
    Saludos.
    Galia

    Escrito el 19 octubre 2018 a las 13:29
  4. 4. IreneR dice:

    Buenas, Carmen.

    Después de leer los relatos que me preceden no sé muy bien qué escribir. En un primer momento me sentí decepcionada por como acaba. El papel tiene una gran importancia en el relato, pero al final queda absolutamente en el olvido.
    No sé si fue tu intención jugar con las expectativas del lector, ponerle la miel en los labios y luego cambiar de tema y no volver a hablar sobre ello. Si fue tu idea, lo has conseguido con creces. Pero eso también tiene un doble filo, pues al no cumplir las expectativas del lector, algunos pueden sentirse decepcionados o engañados.

    Nos leemos.

    Un saludo.

    Escrito el 19 octubre 2018 a las 21:39
  5. 5. Lavanda dice:

    Hola Carmen:
    Me gustó mucho tu relato. Siempre que te leo me sorprendes. Tiene un ritmo muy suelto.
    El final no me lo esperaba, pensé que ibas a decir algo sobre el papel. Igualmente siento que algo sugerís cuando decís que el bebé, “…aún no tenía dientes…”.
    Nos seguimos leyendo.
    Saludos

    Escrito el 22 octubre 2018 a las 12:46
  6. 6. Francisco Ebeling dice:

    Estimada Carmen, soy nuevo por aquí y, por lo mismo, inexperto, así que vale la advertencia para darle el peso a los comentarios.

    Me gustó eso del antojo del papel, encantado con esa imagen de comerlo “…hasta que comenzó a comerlo” esa frase está en el punto preciso pero, el final, desde mi óptica, flaquea, resulta muy convencional, no sé, quizá la frase “Y nació el deseado Benjamín” o esta expresión “familia en pleno le brindó”… algo no me cuaja, quizá expresiones más metafóricas o literarias, así como está es como si lo contara una tía.

    ¿Y si hubiese nacido con dientes? ¿Eso no permitiría un final más interesante?

    Eso por ahora, espero poder darle otra vuelta luego de estudiar un poco.

    Francisco E.

    Escrito el 23 octubre 2018 a las 02:29
  7. 7. Jesús López dice:

    Hola Carmen, tu relato pese a ser tierno y hasta a cierto punto gracioso coincido con alguno de mis compañeros en que tiene calidad pero se apaga rapidamente. Como único punto respecto a la redacción pienso que en el aunque deberías de haber puesto otro párrafo.

    Por si te apatece, mi relato es el 51. Un saludo

    Escrito el 23 octubre 2018 a las 20:13
  8. 8. Ofelia Gómez dice:

    Hola Carmen Ramarama

    Es buena la idea de tu relato pero me parece que deberías haberte extendido más en el tema del papel y qué pasó cuando consultaron al médico.

    También la actitud de sus primos da para un párrafo completo, aquello de que temían algo malo pero nadie lo expresaba.

    Muy bueno el final en cuanto a que el niño “aún no tenía dientes”. Me pareció un tanto escalofriante, como sí algo más fuera a pasar.

    Te faltó separar en párrafos, pero el escrito es tuyo. Lo mío es simplemente una opinión personal.

    Me gustó leerte, escribes bien. Leyéndote pude ver la preocupación del grupo de primos. También retratas muy bien a la embarazada mordisqueando el papel, pero me quedé con ganas de más. Recuerda que puedes llegar hasta setecientas cincuenta palabras.

    Nos seguimos leyendo.

    Saludos.

    Escrito el 25 octubre 2018 a las 23:38

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