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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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El revés de las fábulas - por Carlos Jaime Noreña

Web: http://ocurr-cj.blogspot.com

Agapito no toleraba que los cuentos de hadas terminaran siempre felizmente; igual, las películas de los fines de semana: por malos ratos que pasaran los personajes, por tragedias que se presentaran, siempre terminaban bien y todos salían felices de la sala. Y ni qué decir de las telenovelas que su madre seguía ansiosamente.

Por qué no puede ser al contrario? Se decía morbosamente. Las historias deberían empezar bien y terminar mal. Se dio entonces a la tarea de cambiar todos los relatos por unos en los que todo el mundo era feliz hasta que el siniestro destino se daba gusto cambiándoles trágicamente la vida.

Escribió este cuento y lo distribuyó entre sus amigos: “La princesa dormía muy bien y disfrutaba de sueños maravillosos; pero quería dormir más largo para no interrumpirlos en los mejores momentos. Averiguando, una vieja le recomendó un bebedizo; la imprudente ingirió dos tazas y cayó en un sueño muy profundo. Pasaban los días y la bella princesa no despertaba, pero mostraba tal aspecto de serenidad, irradiaba tal felicidad, que la llamaron “la bella durmiente” y se cuidaban de despertarla, ignorantes de que estaba viviendo las más terribles pesadillas, que le durarían cien años. Unas veces la perseguían mastines furiosos; otras, unos verdugos la azotaban interminablemente, atada a una columna; otras, la devoraban buitres hambrientos en un festín prolongado en el que nunca se saciaban. Y lo peor era que al siglo despertaría abandonada en un extramuro, en medio de gente desconocida y sin saber qué camino coger”.

Entusiasmados, sus amigos lo animaron a participar en un concurso vigente y lo aseguraban como ganador. Escribió, entonces, este nuevo relato que presentó para competir:

“Caperucita Roja vivía feliz con su madre y visitaba a la abuelita con frecuencia; no había lobos en el entorno, pero el cazador de ciervos la miraba pasar con unos ojos que le daban susto. Una tarde, mientras venía contenta, cantando y dando salticos, se le apareció el cazador preguntándole a donde iba, esta vez mirándola diferente, amistoso.

–Pues a casa de mi madre, con esta canastilla llena de ricos bocados que mi abuela nos preparó.

–No vayas por ese camino tan largo. Ven te llevo por un atajo.

“Ella dudó un momento, por las advertencias de su madre, pero enseguida pensó que el hombre era de fiar y lo siguió. Un poco más adelante, el cazador la invitó a entrar a una chocita perdida entre el bosque.

–¿Por qué? Me dijiste que pronto llegaríamos a casa.

–Con este calor, hace falta entrar a reposar unos minutos a la sombra.

–Venimos por la sombra del bosque.

–No importa. La choza es más fresca. Entra y aligérate de ropas para que te refresques más pronto y no demoremos mucho.

“La niña obedeció y…” bueno, ya podemos imaginar el triste final del cuento, solo gozoso para el ladino cazador.

El muchacho fue descalificado, por pervertido. “Son unos mojigatos, le dijeron sus amigos, no desistas de enviar a la editorial el nuevo cuento que has escrito. De seguro te lo publicarán”. Mandó, pues, su nuevo cuento de hadas que había prometido a la editorial local:

“La Cenicienta se probó la zapatilla de cristal y se casó en solemne boda con el hermoso príncipe. Treinta días duraron los festejos, durante los cuales en ningún momento se consumó la unión, y solo el día treinta y uno la llevó su esposo a la cámara nupcial. Después de un amoroso brindis, se despojó el hombre de su cinturón y su única acción fue azotarla durante toda la noche. Muy triste, al día siguiente, la princesita se topó en los jardines con una anciana que le relató las perversiones del soberano, con las que disimulaba su impotencia, y le aconsejó huir por el bosque sin parar ni de día ni de noche para que lograra salir del reino y estuviera a salvo; entre tanto ella le diría al príncipe que la chica le estaba buscando el agua de la fuente de la eterna virilidad, con el fin de que no la mandara a buscar. Treinta días y treinta noches vagó la infeliz por el oscuro bosque, alimentándose de raíces, hasta que en un sombrío crepúsculo, buscando sedienta el agua de un pozo, cayó dentro de este y nunca más salió”.

Nueva decepción se llevó el pobre Agapito con el rechazo rotundo de la editorial a la que él consideraba su obra maestra y decidió no volver a escribir nunca jamás.

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14 comentarios

  1. 1. Patricia Redondo dice:

    Pobre Agapito! Muy bueno él , y muy bueno tú :-). Me ha encantado la historia, bueno , todas las historias. Felicidades por tan divertida sátira o parodia o como quiera que se llame el género al que el texto pueda pertenecer.

    Nos leemos (no me busques , que este mes no participé)

    Escrito el 17 octubre 2018 a las 12:57
  2. 2. El apuntador mudo dice:

    Divertida y entretenida historia. Tan sólo puedo ver un detalle en la puntuación, al carecer de símbolo de interrogación inicial la frase ” Por qué no puede ser al contrario?. El protagonista me ha encandilado con su creatividad, lástima que cediera tan pronto en su empeño.

    Me ha gustado el cuento.

    Saludos.

    Escrito el 17 octubre 2018 a las 19:25
  3. Muchas gracias, Patricia. Anímate a participar en noviembre.
    Saludos.

    Escrito el 17 octubre 2018 a las 22:01
  4. 4. M.L.Plaza dice:

    Hola Carlos Jaime.
    Un relato excelente. Me han encantado las nuevas versiones de los cuentos clásicos. Hace mucho tiempo publicaron un libro que no leí,”Cuentos en verso para niños perversos”,que creo que iba en tu línea.
    La siguiente frase me parece un poco rara: “sus amigos lo animaron a participar en un concurso vigente y lo aseguraban como ganador. Escribió, entonces, este nuevo relato que presentó para competir:”. Es que no soy experta pero creo que en vez de lo es le;concurso vigente me suena raro pero he buscado sinónimos y no lo he encontrado, algo como convocado o así.Lo aseguraban creo que debería ser le auguraban. Lo de presentó para competir me parece redundante. Si se presenta a un concurso ya se sabe que va a competir.
    Que conste que son opiniones personales y, además, no soy experta en absoluto, así que puedo estar completamente confundida.
    De cualquie manera, me ha encantado conocer a tu Agapito.
    Saludos

    Escrito el 18 octubre 2018 a las 20:44
  5. 5. Piquillín dice:

    Hola Carlos: Me encantó la producción de reversiones de cuentos clásicos que realizaste. Muy entretenidos y ocurrentes. No encontré errores de redacción significativos. Felicitaciones!, nos leemos en la próxima.

    Escrito el 18 octubre 2018 a las 21:25
  6. 6. De vuelto dice:

    Hola Carlos.
    Es interesante transgredir el orden de las cosas, en especial haciendo una meta transgresión porque tu propio cuento no tiene final feliz. Lo que no me parece es que el final sea tan contundente como es la historia. ¿Se entiende a qué me refiero?

    Mi texto es el #83.

    Escrito el 19 octubre 2018 a las 04:32
  7. Gracias a todos por sus amables observaciones, que comento a continuación.
    El olvido del signo de interrogación inicial. Yo estaba muy influido por la forma como escriben en otros idiomas; desde hace un tiempo estoy en el empeño de poner siempre el signo inicial, pero se me pasa de vez en cuando.
    La sugerencia de cambiar “vigente” por “convocado”, respecto al concurso; sí suena mejor.
    Cierto que es prácticamente redundante decir “lo presentó para competir”.
    Creo que escribí correctamente “lo aseguraban como ganador” porque quiere decir que ellos aseguraban que él iba a ser ganador.
    Otra cosa es la pugna entre el “leísmo” y el “loísmo”, de muy vieja data; en América usamos más el “lo”.
    Si es que entendí la observación sobre el “final contundente”, creo que va en la misma línea de críticas que varios han hecho a mis finales en relatos anteriores. A mí me gustan los finales así, tajantes, sorpresivos, sin mucha vueltas; tal vez sea un defecto, no sé.

    Escrito el 19 octubre 2018 a las 16:27
  8. Agrego: Habrán notado que he aceptado la llamada de atención sobre las tildes que consideraba superfluas y he escrito “él”, “sí”, “más”, “mí”, “sé”.
    Mi cambio de actitud responde a una reflexión sobre la necesidad de acatar la ley (la Academia es Ley). Concretamente, en mi país, donde se ven a diario escandalosos casos de corrupción y de transgresión de las leyes, los que cacareamos el respeto a la Ley (así, con mayúscula) debemos dar ejemplo desde algo tan simple como las normas del lenguaje.

    Escrito el 19 octubre 2018 a las 16:39
  9. 9. IreneR dice:

    Buenas, Carlos Jaime.

    Me ha gustado mucho tu relato y esas versiones que haces de los cuentos de nuestra infancia, muy bien hilado todo.

    A parte del signo de interrogación que ya te han comentado, he visto algunas frases en las que la coma me ha llamado la atención:
    – “otras, unos verdugos la azotaban interminablemente, atada a una columna;”, diría que la coma delante de atada no es necesaria, rompe el ritmo de la frase, al menos a mi me lo ha hecho.

    – “y le aconsejó huir por el bosque sin parar ni de día ni de noche para que lograra salir del reino y estuviera a salvo;”. En esa frase me falta una coma o cambiar las palabras de orden, se hace un poco confusa.

    – “entre tanto ella le diría al príncipe que la chica le estaba buscando el agua de la fuente de la eterna virilidad,”. Yo escribiría: entre tanto, ella le diría… Me suena mejor.

    Pero vamos, esto son solo apreciaciones personales.

    Una última cosa, en esta frase hay demasiado gerundios: Una tarde, mientras venía contenta, cantando y dando salticos, se le apareció el cazador preguntándole a donde iba. Cantando y dando salticos no me llamó la atención, pero el preguntándole del cazador diría que no está bien utilizado. Esto de los gerundios es un tema complicado, pues muchas veces creemos que los usamos bien y luego nos llevamos la decepción, además, si los escribimos mucho suenan muy repetitivos.

    Espero que no te molesten mis comentarios, ya digo, que puedes tomarlos o dejarlos, son tan solo opinión personal.

    Un saludo.

    Escrito el 21 octubre 2018 a las 06:59
  10. Irene, tienes toda la razón en lo de las comas. Debo ser más cuidadoso, para que la coma no me coma.
    Lo de los gerundios sí que es un tema espinoso. En el pasaje que me señalas, vale la pena hacer una “limpieza”. En “se le apareció el cazador preguntándole”, se puede señalar el mal uso del gerundio como futuro si se piensa que el cazador se apareció primero y luego preguntó; pero está bien el uso del gerundio si el cazador, a la vez que se aparece, está preguntando. Solución: quitar el gerundio. Es sano escribir con el mínimo de estas forma verbal tan engorrosa.
    Gracias por leerme.
    Saludos.

    Escrito el 21 octubre 2018 a las 17:35
  11. Corrección: …ESTA forma verbal tan engorrosa…

    Escrito el 21 octubre 2018 a las 17:37
  12. 12. Ofelia Gómez dice:

    Hola Carlos Jaime Noreña

    Original personaje resulta el protagonista de tu relato.

    Su versión, que es tuya, de “La Bella Durmiente”, me ha causado cierta gracia. La princesa solo quiere dormir y termina sufriendo pesadillas, como castigo por su indolencia.

    Has dado en la tecla en cuanto a Caperucita Roja, ya que se parece mucho a la idea original de la historia. Era una advertencia para que las niñas y adolescentes no confiaran en los extraños.

    Y finalmente,¡pobre Agapito!, hasta su interpretación del cuento de La Cenicienta resulta un fracaso.

    Me agrado leerte.

    Saludos

    Escrito el 23 octubre 2018 a las 01:57
  13. Muchas gracias, Ofelia. Me alegra mucho que te haya gustado.

    Escrito el 23 octubre 2018 a las 03:43
  14. 14. Laura dice:

    Hola, Carlos Jaime Noreña.
    Soy de las que piensan que las princesas no tenìan que ser dadas a cambio de favores hechos por un cualquiera ¿què pasaba con sus sentimientos? ¿ y si el hermoso y valiente prìncipe de blanco caballo tenìa mal aliento?, u otros hábitos no adecuados para un cuento infantil.
    Mis saludos

    Escrito el 26 octubre 2018 a las 11:28

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