Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Todo el mundo era feliz hasta que........ - por PROYMAN

TODO EL MUNDO ERA FELIZ HASTA QUE…..

Robert miro su reloj digital, se aproximaba la hora de salida, su trabajo en la cadena de montaje le satisfacía aunque el sueldo no era muy alto pero le alcanzaba para vivir, la casa y la caña de cerveza de los sábados, tampoco para mucho más.
—Soy el que más rápido monta las palancas de las puertas y coloco la junta según parece estas máquinas son excelentes pero he visto el precio y con mi sueldo no me la puedo permitir.
También en la cadena de montaje trabajaba Aleya, de la misma edad que Robert y su pareja apenas cruzaban palabra durante la labor diaria, después de la jornada de trabajo era otra cosa, bromeaba sobre cuál de los dos el domingo llegaría antes a la meta que los trabajadores de la cadena señalaban al practicar running en su día libre. El premio era librarse de pagar las cervezas al final de la carrera, los tres primeros estaban exentos.
Después de la carrera y las cervezas se marchaban felices a casa a disfrutar de lo que quedaba del día, Robert y Aleya como pareja en realidad disfrutaban viendo una película generalmente de ciencia ficción que era el tema que más les gustaba, esta tarde tenían previsto ver un film llamado “Jandro y Rovena” que se habían bajado de Internet por un sistema ilegal pero muy popular entre sus amigos.
—Oye esta película promete le decía Robert mientras la escena representaba a dos camareros uno femenino y el otro masculino sirviendo copas en un bar.
Siguiendo con la escena, Rovena depositaba hielo en el vaso que tenía en la mano y a continuación le entregaba el vaso a Jandro que rellenaba con los licores del combinado.
—Parecen robots comentaban frente a la pantalla.
Terminada la película Robert y Aleya habían consumido su día libre se marchaban a la cama hacían el amor y felices y contentos se quedaban dormidos hasta que sonara el despertador para ir a trabajar como todos lunes y todos los días.
Un día día al llegar a la cadena de montaje en la que trabajaban, el jefe de planta llamo a varios de los trabajadores entre ellos a Robert diciéndoles:
—Es el ultimo día que trabajáis en la cadena de montaje, a partir de mañana vuestro puesto de trabajo será en el sótano limpiando piezas de las máquinas.
—Pero eso es ilegal dijo uno de los llamados.
—Sí, lo sé, podéis recurrir, las leyes están para algo y los abogados para defenderos si no estáis conformes, claro que tendréis que preparar pasta.
—Quien ocupara nuestros puestos. —dijo otro.
—Ya lo veréis—dijo el encargado.
El día transcurrió con la incógnita de lo que pasaría al siguiente, Aleya que no había sido llamada se incorporó a su puesto con la sorpresa de que frente a ella y realizando la misma labor que Robert tenia a unos brazos mecánicos realizando su mismo trabajo, el “robot” como lo llamaba el encargado había sustituido al hombre de la noche al día.
Los “robots” instalados trabajaban al ritmo que les habían marcado coordinando el trabajo con las personas que como Aleya de momento habían quedado trabajando en la cadena de montaje.
La insatisfacción fue general y también el pesimismo porque a los señalados por la sustitución de los “robot” también les habían bajado el sueldo por lo que los domingos se acabó el running, las cervecitas, las bromas y el pesimismo fue en aumento entre los trabajadores que veían como en sus puestos de trabajo eran sustituidos por aquellas maquinas llamadas “robots”. El domingo Robert y Aleya no tenían ilusión por nada, ni vieron película ni hicieron el amor, la infelicidad se había apoderado de ellos.
Aleya en su puesto miraba como trabajaban los brazos mecánicos de aquel artefacto que había sustituido a Robert, todos los días a la misma hora un operador, o así lo llamaban miraba algo en la espalda del “robot” interesada por ver que era aquello descubrió que era un simple botón, casi sin querer apretó el botón del “robot” más próximo, los demás robots pararon de trabajar los trabajadores manuales se dieron cuenta de la parada escuchándose en toda la planta una salva de aplausos.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

4 comentarios

  1. 1. Moldy Blaston dice:

    Hola Proyman. Enhorabuena por seguir mes a mes con los retos. A mi modo de ver, en el relato, en cuanto a la forma y la trama, creo que introduces a los personajes de manera pausada y adecuada, sin brusquedades, por lo que el texto se puede leer desde el inicio sosegadamente. Según mi opinión el texto tiene buen ritmo, mantiene el interés y finaliza, aunque de manera abrupta, creo que adecuadamente. Me tomo la libertad de comentarte una pequeña repetición innecesaria de la palabra robot, hacia el final del texto, que supongo se podría sustituir por otras palabras parecidas.
    En definitiva, el relato me ha dado que pensar, me ha hecho sentir, me ha metido en la piel de los personajes y casi yo también aplaudí cuando Aleya apretó el botón de parada.
    Ánimo y a seguir…

    Escrito el 18 octubre 2018 a las 11:14
  2. 2. JGulbert dice:

    La historia que cuentas no tendrá fin, a vista de pájaro los avances tecnológicos nos han permitido avanzar, mejores hospitales, mejor comunicación, etc.. A nivel individual, sin embargo, en el día a día, puede ser muy duro. No es fácil coordinar los dos mundos, o no lo estamos haciendo bien.

    En cuanto a la escritura, creo que unas comas aquí y allá facilitarían la lectura.

    Un saludo. Te espero el próximo mes.

    Escrito el 21 octubre 2018 a las 20:57
  3. 3. Labajos. dice:

    Cuentas una historia muy interesante. Resulta que el dueño de la fábrica que tu mencionas dispone del capital necesario para comprar los autómatas, y gracias a ello lograr mayor beneficio. las ganancias que obtiene son en realidad el producto del ingenio e investigación de toda la sociedad, que ha aportado su estudio y a contribuido a la invención de esta tecnología. ¿No sería más justo que los trabajadores también se viesen beneficiados de unos logros a los que directamente, con sus impuestos han contribuido? Alcanzamos un intolerable paro sin cuestionarnos que todos tenemos derecho a la felicidad, ya que todos aportamos de una manera u otra nuestro esfuerzo.

    Escrito el 22 octubre 2018 a las 01:28
  4. 4. Clau Cruz dice:

    Hola Proyman:

    Tu relato me ha gustado, manejas buen ritmo en la narración, y la historia es muy real, ¡cuántas personas se han encontrado con una situación como la que planteas!
    ¡Felicidades!
    Nos seguimos leyendo…
    Soy tu vecina del #58

    Escrito el 27 octubre 2018 a las 18:31

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.