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Contaminación nefasta - por Amadeo

CONTAMINACIÓN NEFASTA

En un lejano país, en una simpática provincia, en las afueras de una ciudad tranquila existía un pueblo de tan solo unos trescientos habitantes, en el cual se convivía en absoluta armonía. Era un poblado apacible, donde los problemas se presentaban insignificantes, donde los adultos trabajaban, los jóvenes estudiaban y en conjunto paseaban, se divertían y descansaban. Allí todo el mundo era feliz hasta que aparecieron escollos, discusiones vecinales, altercados entre empleados y jefes, también angustias familiares además de promesas incumplidas. Surgían zozobras insalvables.
Desorientados, no sabían a quienes pedir ayuda. Estaban apenados al comprobar que las sonrisas comenzaban a ser esporádicas, que surgían llantos llenos de tristezas.
Un día Sandra, una nena de unos nueve años, antes dicharachera y juguetona, le preguntó a su maestra:
— ¿Por qué el señor Lesley es el menos feliz de todos?
— Decís ¿El intendente?
— Sí ¿Por qué ya no se ríe cuando viene aquí? Siempre está triste y cada día peor. ¿Es contagioso?
— No, querida. No es contagioso. Averiguaré porque ni sonríe. Gracias por avisarme.

Así lo hizo. Lo observaba en la calle, en reuniones con vecinos, se entrevistó con él por la falta de alegría en los niños. No encontraron razones para tantas amarguras en desarrollo. El desconsuelo y la mortificación, habían hecho base en el pueblo.
El intendente formó una comisión investigadora con diez ancianos sabios. Tras semanas de trabajo no consiguieron resultados. Solo incógnitas sin resolver. Entonces pidió ayuda al gobernador, quien le envió antropólogos, psiquiatras y médicos generalistas para que allí trabajaren. Luego de meses de investigaciones, regresaron a la Capital, con las manos vacías. Encontraron un misterio perfecto que únicamente se presentaba en ese municipio.
Los pobladores se resistían a perder los restos de felicidad que aún disponían. Angustiados se reunían para, entre todos, resolver el tema. Los intentos fueron muchos y los resultados nulos.
En uno de dichos cónclaves, Sandra le comentó a su maestra:
— Cada vez que estoy bien cerca del señor Lesley, me duele mucho la cabeza y quiero llorar y no es porque se murió mi perrito, al que quiero muchísimo.
— ¿Cada vez que te acercas al intendente?… Ahora que lo decís, me doy cuenta que a mí también me pasaba.
— ¿Y por qué tiene esa cicatriz tan fea en el cuello, cerca de la espalda? Es horrible. ¿Eso es lo que me hace doler la cabeza?
— ¿Cicatriz? Investigaré. Gracias, querida.

Así lo hizo. Se sorprendió al ver tan burda cicatriz y confirmó que, efectivamente le dolía la cabeza y los ojos se llenaban de lágrimas al acercársele. Repitió el experimento varias veces para estar segura. Sin mencionar a familiares, se acercó al jefe policial y le comentó los resultados de su trabajo como detective. Éste, con profesionalidad, repitió los acercamientos y aseguró la verdad ofrecida por la maestra. De inmediato se contactó con el Ministro de Seguridad, quien tras ordenar investigaciones secretas, llegaron al pueblo varios especialistas y tras días de intensas actividades que incluían mediciones exclusivas, informaron al gobernador, que el señor Lesley generaba, hasta unos cinco metros a su alrededor, extraños campos magnéticos producidos por ondas ortogonales vibratorias y secuenciales, originadas en el chip insertado en su cuello, próximo a la espalda y que dichas ondas, producían infelicidad acumulativa en los humanos.
En el informe constaba que el señor Lesley era inocente, que ignoraba desde cuando poseía dicho injerto maléfico, ni el por qué. Sospechaba que fue atacado cuando se hospitalizó, en el extranjero, poco antes de asumir como intendente, por sufrir una grave arritmia coronaria.
Durante la reunión decisoria sobre el futuro del causante de tanto mal, uno de los asistentes propuso que sería conveniente ofrecerle vacaciones y llamar a elecciones anticipadas, para así poder completar la investigación en la Universidad Nacional y, eventualmente, fabricar cientos de chips idénticos, como armas contra los enemigos. La propuesta, fue aceptada por unanimidad.
Luego de asumir el nuevo intendente electo, el señor Morton, en la primera reunión pública, en la plaza central, la mayoría de la gente adulta y algunos jóvenes ya habían notado aumentos en sus felicidades: constataron mínimos dolores de cabeza y pocos deseos de llorar. El intendente, en un discurso muy sentido y elocuente, casi demagógico, prometió obras de infraestructura, reducir los impuestos, resolver los problemas entre vecinos y lograr la equidad general a través del trabajo muy bien remunerado. Al finalizar, se escuchó una catarata de aplausos.

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13 comentarios

  1. 1. Alma Rural dice:

    Hola Amadeo:

    Me estabas poniendo los pelos de punta con tu historia. Menos mal que al final se resuelve todo y regresa la felicidad. ¡Qué alivio!

    Me gusta la estructura repetitiva que usas en el relato cuando después de cada diálogo comienzas el siguiente párrafo con “Así lo hizo”. Creo que es una buena manera de marcar el ritmo del texto.

    A mi modo de ver, la única pega que le puedo poner a la historia es que en la primera mitad, al querer pasar de un ambiente un tanto naíf e ingenuo lleno de felicidad a uno más misterioso, lúgubre e infeliz lo haces tan deprisa que me perdí un poco en la lectura. Tuve que seguir leyendo para encontrarle sentido a lo que estaba leyendo. No sé, supongo que es una percepción mía, pero es lo que a mí me pasó al leer tu relato, Amadeo.

    Por lo demás, todo bien.
    Un saludo.

    Escrito el 17 octubre 2018 a las 21:19
  2. 2. Amadeo dice:

    Alma rural:
    Tienes razón, el cambio de felicidad a infelicidad es muy brusco. Ya lo modifiqué
    Gracias y a seguir escribiendo
    Saludos
    Amadeo

    Escrito el 17 octubre 2018 a las 23:10
  3. 3. De vuelto dice:

    Hola Amadeo.
    La idea central puede ser buena, pero no conecté con el desarrollo. Es una lástima que no se explique nada del dispositivo, ni se resuelvan los conflictos planteados. ¿Te faltó espacio, tal vez? Hay varias cacofonías que puedes descubrir al leerlo en voz alta.

    Mi texto es el #83

    Escrito el 18 octubre 2018 a las 06:25
  4. 4. Leonardo Ossa (Medellín - Antioquia) dice:

    Hola Amadeo ¿cómo has estado?
    La historia que nos planteas tiene un toque de misterio por aquello de los campos magnéticos, el chip en el cuello y otros aspectos, pero finalmente quedan pendiente muchas explicaciones.
    Has tenido una gran idea para desarrollar, pero quizás debas concederle más espacio para que la historia logre todo su desarrollo. Es una buena participación la tuya con este texto. Ánimo para seguir escribiendo.
    Saludos.

    Escrito el 20 octubre 2018 a las 04:15
  5. 5. IreneR dice:

    Buenas, Amadeo.

    Me ha gustado mucho tu relato. Me ha parecido que fluye con naturalidad es sencillo de leer. Aunque el final me ha dejado un tanto confusa, creo que acaba de manera demasiado precipitada, imagino que te estarías quedando sin palabras.

    Una corrección del texto, entre las rayas de diálogo y el texto no se pone ningún espacio, van juntas, aunque los programas de escritura lo marcan como incorrecto.

    Buen trabajo. Nos leemos.

    Un saludo.

    Escrito el 20 octubre 2018 a las 21:07
  6. 6. Doralú dice:

    Hola Amadeo,

    Me ha costado comprender tu texto. El ultimo parrafo me parece que no esta acorde con los anteriores. Es tan solo una percepción que no tiene que ser verdad. Realmente pensé que tratarian de que el pobre del Sr. Lesley resolviera el problema del implante en el cuello, que por cierto, no sabía que poseía.

    Un abrazo

    Escrito el 21 octubre 2018 a las 02:02
  7. 7. eris dice:

    Hola, Amadeo.
    Me ha parecido un buen relato, es fácil de leer y te mantiene con la intriga hasta el final, solo una observación, en el primer diálogo cuando pones: “Averiguaré porque ni sonríe”, ese “ni” ¿no sería un “no”? Saludos

    Escrito el 21 octubre 2018 a las 11:04
  8. 8. Amadeo dice:

    Gracias a todos por los aportes. Respondo a varios:
    IreneR: He visto en libros de papel, las dos alternativas de colocar el guión de diálogo (unido o separado). Un profe mío, dice que en escritos no hay reglas que no se puedan alterar. (Deben ser entendibles por el lector). A mí me gusta separado.
    Eris: Creo que cada alternativa vale, aunque significan cosas distintas: NI indicaría que, además de otras cosas, tampoco sonríe. NO indicaría que solo no sonríe.

    Gracias de nuevo a todos los opinantes, que gracias a eso aprendo.
    Saludos
    Amadeo

    Escrito el 21 octubre 2018 a las 12:40
  9. 9. Leosinprisa dice:

    Hola Amadeo, vaya historia tan curiosa, me sorprende la inagotable imaginación de muchos de los escritos que leo. El fantasma de la infelicidad, usada como arma de guerra, muy original y, por cuanto he leído, creo afirmar que es la primera vez que tengo constancia de algo parecido.

    Es un escrito entretenido y muy ameno, que he disfrutado hasta el final, aunque tal vez yo le hubiera dado un poco más de misterio al asunto de la cicatriz y el responsable de ella, pero no desmerece la forma en que lo has escrito.

    Ha sido un placer leerte, un saludo.

    Escrito el 22 octubre 2018 a las 08:10
  10. 10. M. S. dice:

    Hola Amadeo,
    Gracias por comentar mi relato.
    En cuanto al tuyo pese a ser muy original coincidoncon los compañeros. En ocasiones resulta difícil de comprender la historia. Repasa los tiempos verbales porque creo que en alguna ocasión has errado.
    Un saludo
    M.S

    Escrito el 23 octubre 2018 a las 10:50
  11. 11. Laura dice:

    Hola Amadeo.
    Tu historia da para un desarrollo mayor.
    Veo un tanto brusco la asociaciòn de la cicatriz con los dolores de cabeza del intendente.
    Con respecto a los diàlogos, encuentro muchas formas de escribirlos, incluso los he encontrado sin guiones, dentro de un pàrrafo, en libros, que seguro que ya han pasado por un editor y varios revisores, por lo que ya no estoy tan segura de ciertas cosas y me centro màs que nada en la historia.
    Si estás realizando algùn curso, tal vez encuentres estas situaciones.
    Me quedò un poco extraño lo del verbo con el perrito: si ya se ha muerto, pienso que deberìas haber escrito: Cada vez que estoy bien cerca del señor Lesley, me duele mucho la cabeza y quiero llorar y no es porque se murió mi perrito, al que quise muchísimo.
    Por lo demás, una historia fàcil de seguir.
    Mis saludos.

    Escrito el 23 octubre 2018 a las 11:36
  12. 12. Fortunata dice:

    Hola Amadeo

    Me ha gustado tu relato, es muy original y ese aire naif le da mucho encanto. Eso si, encuentro algunas expresiones que personalmente se me hacen extrañas como “aparecieron escollos” (me gustaría más “surgieron problemas” o algo similar ya que escollos me parece más adecuado para otros contextos) o el “aumento de sus felicidades”, esto puede ser porque uso español de España y en otros países quizás es normal este tipo de expresiones. En los tiempos verbales veo algunas faltas de concordancia que hacen que el texto se resienta un poco.

    Pero lo dicho, me ha gustado

    Saludos!

    Escrito el 23 octubre 2018 a las 12:47
  13. 13. Ofelia Gómez dice:

    Hola Amadeo

    Interesante historia con connotaciones de ciencia ficción.

    Pobre Lesley ¿Qué habrá sido de su vida? Seguramente quedó prisionero en algún laboratorio donde lo están estudiando para crear chips similares al suyo.

    Finalmente vuelve la felicidad al pueblo y el nuevo intendente hace promesas. Posiblemente no las cumpla.

    Tu relato da para repensar y analizar todo lo que puede surgir ante lo desconocido.

    Me hubiera gustado un mayor desarrollo de las situaciones, pero te habrías pasado de las 750 palabras.

    Saludos

    Escrito el 23 octubre 2018 a las 22:15

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