Esta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las << Volver a la lista de textos
El verdadero rostro detrás del selfi - por Gina Loyola
El verdadero rostro detrás del selfi*
La luz verduzca que proviene de los monitores es la única compañía de Manolo. El sonido constante lo arrulla, mientras el medicamento se desliza lentamente por la sonda hasta llegar a sus venas, calmando el dolor de su cuerpo maltrecho por los golpes. Han pasado apenas unas horas y su inocencia pueril se ha transformado en una madurez sínica. Pensaba que todo el mundo era feliz hasta que la realidad le golpeo de lleno en la cara.
Se obsesionaba viendo los perfiles de Facebook de las niñas populares de su nueva escuela, especialmente de Megan de quien estaba secretamente enamorado. Eran tan diferentes a las muchachas de su pueblo, pensaba. No solo en su belleza, sino en cómo se vestían y posaban para las fotos. Sus muros estaban llenos de publicaciones de innumerables actividades, viajes a lugares exóticos, aventuras extremas, comidas en los mejores restaurantes de la ciudad, conciertos, siempre sonriendo, siempre felices y no era para menos si tenían literalmente miles de amigos en el Facebook.
Manolo en cambio no tenía mucho que publicar en su muro, recién llegado de la provincia y sin mucho dinero para salir a conocer la ciudad, se pasaba los días en la biblioteca. Desde pequeño había tenido dificultad para socializar, así que casi no tenía amigos, además de que las pocas solicitudes de amistad que enviaba eran ignoradas. Pero se contentaba con ver las historias en vivo y soñar que él era parte de ellas, que tal vez un día lo agregarían.
Su error fue olvidar que era solo un sueño. No pudo contenerse al ver a Megan y a las otras chicas en la fila del cine. Estaban justo delante de él, así que se arriesgó y le dijo como si fueran amigos —Oye Megan, la última foto que publicaste en tu muro esta fenomenal, ¡sales bellísima!
Y así, sin darse cuenta, se metió en una trampa mortal. Acababa de traspasar una línea invisible, una que nadie le explicó, que aunque un perfil sea público y pueda ser visto por todos, no debes comentar sobre lo que ves, ya que, si no te han agregado, pasas a ser una amenaza, un ¨Stalker¨.
De inmediato todas las chicas lo voltearon a ver con cara de horror como si estuvieran viendo a un depravado, le preguntaron quién era y porque estaba de metiche en sus Facebook. Intento explicarles que era el nuevo estudiante en la clase de cálculo avanzado, pero no lo escucharon. Sintiéndose ridículo y sin saber qué hacer, no se dio cuenta que casi al unísono todas empezaron a mandar textos desenfrenadamente en sus celulares.
Aprovechó la distracción para perderse entre la gente y meterse en la sala. Pensó que la obscuridad y la película lo harían pasar desapercibido y todo quedaría en el olvido. No sabía lo que le esperaba a la salida del cine.
La obscuridad de la noche fue su cómplice, el equipo de americano llegó casi de inmediato en cuanto recibieron los mensajes de Megan y sus compañeras donde les decían que un tipo las estaba molestando y tenían miedo. Lo cazaron como se caza a un animal feroz, ninguno se tomó la molestia de investigar quien era, de hablar con él. Lo esperaron pacientemente entre las sombras, lo siguieron a distancia por un par de cuadras y cuando Manolo llegó al terreno baldío corrieron hacia él, en cuestión de minutos lo tenían en el suelo.
Fue en ese momento entre golpes e insultos, que Manolo vio el verdadero rostro de aquellos que él pensaba eran felices. Vio el odio que los consumía, el miedo y la inseguridad, a pesar de verlos juntos vio su profunda soledad, pero lo que le heló la sangre y le dolió más que los golpes fue el sonido de las risas chillonas de Megan y sus aliadas y como los incitaban con sus aplausos.
*La RAE acepta la castellanización selfi.
Hola Gina,
Interesante y de miedo. La trama se desarrolla de manera clara y haciendo diferencia entre las personalidades de los personajes. El final no lo esperaba, pero por la siguiente observación: …La obscuridad de la noche fue su cómplice…
En un primera lectura se entiende como Manolo era quien se beneficiaria de la oscuridad, para evitar el ataque. Por lo demás, me parece una historia bien narrada. Cuida los errores ortográficos (cínica en lugar Sínica). Si deseas pasa por el mío, el N° 42. Confundi valla con vaya, bueno, nos pasa a todos.
Felicitaciones
Gracias por tu comentario!
El problema con los correctores ortográficos es que si la palabra existe no la marca aunque no sea la correcta!
Nos leemos!
Hola Gina:
Es curiosa la sociedad paralela que estamos creando en las redes sociales, en las que podemos superar el “millón de amigos” que soñaba el cantante Roberto Carlos. Inventamos reglas, algunas no escritas, que pretenden conservar una privacidad cuando en realidad antes nos hemos exhibido de forma impúdica e irresponsable.
Esta extraña sociedad, marcada por la simplificación de marcar un “me gusta” o un emoticono ante otra propuesta que apenas nos molestamos en descifrar, es además terriblemente intolerante con el que es ajeno al “grupo” y esa intolerancia deriva en pura violencia absurda, como hemos visto en tu cuento. Lamentablemente, esta historia de ficción está basada en hechos que conocemos todos los días, sucesos en institutos de enseñanza que sonrojan como mínimo al perplejo espectador no millennial.
Gracias por compartir tu relato.
Gina, tu relato realmente me ha impactado y me ha dejado mal cuerpo… y eso esta genial! Me encantan los shocks! Es una auténtica historia de terror y muy actual, creo que todos entendemos la ansiedad que puede crear la social media y sobre todo en la mentes vulnerables de los adolescentes.
Por hacer una crítica menos positiva encontré demasiadas palabras rebuscadas (disculpa la expresión) en el primer párrafo.
Yo estoy en el 24 por si te apetece. Un saludo unos leemos.
Hola, Gina Loyola. Muy bien como has entronizado la frase que pedían. Efectivamente en mi relato quedaba un poco fuera de lugar, quizá habría de haber buscado otro tema. Te agradezco tu opinión.
En cuanto a tu relato, te felicito está muy bien logrado. Está visto que no se puede ir de buena fe; él solo quería ser amable, y a más de uno le habrá pasado algo semejante.
Particularmente no me agradan los selfis; veo en los posados sonrisas falsas, como si quisieran enseñar solo los dientes.
Pobre Manolo, no se merecía la paliza. hasta la próxima
Buenas, Gina Loyola.
Me ha gustado mucho tu relato. Una triste realidad de nuestra sociedad actual, y un problema con el que muchos no se quieren enfrentar.
Es una pena que muchos tan solo vivan para presumir, para mostrar, y se olviden de disfrutar esos momentos que no son posibles de capturar con ninguna cámara.
Solo una par de cosas:
Escribes dos veces obscuridad de manera demasiado seguida y queda un poco repetitivo.
Aquí se te pasó una palabra: “el equipo de americano llegó casi de inmediato”.
Un gran trabajo. Enhorabuena.
Un saludo.
Hola Gina Loyola.
Me gusto tu escrito porque muestra que el “bulling” violento ya esta invadiendo las redes.
Las diferencias sociales o de genero o de color de piel siguen marcando comportamientos agresivos.
te felicito y nos seguimos leyendo.
Gracias a todos por sus comentarios, ya que me ayudan a mejorar y poner más atención a los detalles.
Este fue un reto difícil para mí así que agradezco mucho sus palabras de aliento.
Nos leemos
hola Gina; No me gustan mucho las redes sociales, quizá por lo que tu, muy bien cuentas, y por otras cosas parecidas. Con un comentario a destiempo se puede destrozar una reputación.
Muy bien construido tu relato.
¡Hasta la próxima!
Hola Gina.
Gran relato. Mis felicitaciones.
Hola Gina,
Me gustó mucho tu relato, lo leí de un tirón, todas las escenas están muy bien hilvanadas, también me gusta que te acerques a la soledad y tantas falsedades que se esconden tras la felicidad en las redes sociales.
Felicitaciones!!!
Beatriz