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El circo - por JGulbert

Es cierto que al principio hubo voces discrepantes que decían que todo el mundo era feliz hasta que llegó el circo aquel, con sus —se quejaban ellos— payasos, charlatanes, saltimbanquis, trileros y mentecatos, con sus sonidos rimbombantes, con su verborrea vacía, con sus trompetas y banderines. Pero esas voces se han ido acallando poco a poco, bien por voluntad propia —rendidas ante la evidencia, o apatía, o aburrimiento— o por voluntad ajena —el bien de todos por el que velamos y cuidamos, también a ellos, que no son capaces de pensar para si mismos—.

Y es que este circo es espectacular, grandioso, no tiene igual.

Qué fantásticos acróbatas del verbo, ilusionistas de la palabra, una promesa por aquí, una promesa por allá, tiki-tiki, taka-taka, un pañuelo de seda flotando por el aire, unas cuentas frases vaporosas revoloteando y, ¡ya no hay promesa! Oh maravilla. ¿De qué promesa estábamos hablando? ¡Magia! ¡Desapareció de nuestra memoria!. Puro prodigio. Increíble portento.

¿Éramos antes felices? Si, claro que si. Pero, ahora lo vemos claro, de una forma tan primitiva, simplona y conformista. Qué infantiles éramos, preocupados por una felicidad cotidiana y vulgar, minúscula comparada con la grandeza que nos espera. En su brillante bola de cristal la pitonisa ha visto nuestro futuro, lleno de gloria, de riqueza, de alegría infinita. Futuro que auguran también los quiromantes y echadoras de cartas. No es posible que todos ellos se equivoquen. Todos lo corroboran. Será real cuando llegue. Será esplendoroso.

Y que me dicen de los equilibristas y funambulistas, qué sagacidad, qué temple y habilidad superior para poder mantenerse siempre erguidos, agarrados al cargo, haciendo malabares imposibles con todas aquellas conjeturas y mentiras que los proscritos cuentan de ellos, lanzándolas al aire, esquivándolas, sosteniéndose apenas con la punta de los pies en el delgado alambre. Es digno de ver y de perplejidad.

Antes nos veíamos, sin darnos cuenta de ello, vulgares y ordinarios, porque así nos lo hacían creer los otros, aquellos que no somos nosotros. Pero con los espejos mágicos que trajo el circo nos hemos conocido tal cual somos, altos y delgados, estupendos, bellísimos. ¡Y nos hacían creer, los otros, que éramos como ellos! ¡Ah, canallas de las estepas! ¡Somos magníficos!.

Y no me queda espacio ni deseo aburrir hablando del resto de la truope, de los escapistas (contamos con el mejor de ellos), de las marionetas, ventrílocuos y titiriteros, contorsionista, correveidiles y buscavidas. Qué maravillosa familia.

Y los desfiles, cómo describir esas majestuosas marchas, causa de asombro y comunión, con sus antorchas al caer la tarde, sus banderines al viento, tambores, y pañuelos al cuello. El jefe de pista a la cabeza del grupo, con sus flamantes segundones, todos ellos orgullosos de su porte, sintiéndose observados, gustándose observados. "Mira papá, parecemos ovejitas de colores", dice mi hija pequeña toda contenta, feliz, siguiendo a la muchedumbre camino del circo. "¡Qué bonitos somos, todos vestiditos con los mismos colorines!".

Y después de la función, qué éxtasis cuando el jefe de pista despide a los congregados bajo la lona, todos en pie, hermanados, entre vítores y aplausos.

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7 comentarios

  1. 1. Minnie dice:

    Hola, me confunde un poco tu relato, no que queda claro quién es el narrador, un trabajador del circo? Me parece que las descripciones de los integrantes son muy buenas. Me faltó una historia en sí, pues al leer lo sentí como una reflexión del que observa y medita al respecto. Saludos, nos seguimos leyendo.

    Escrito el 18 octubre 2018 a las 16:04
  2. 2. JGulbert dice:

    Hola Minnie,

    Muchas gracias por tu comentario. Si, tienes razón, realmente es una reflexión del narrador, habitante de ese pueblo/ciudad.

    Nos leemos!

    Escrito el 18 octubre 2018 a las 18:44
  3. 3. Janna Bolriv dice:

    Hola, Kevin JGulbert.

    Lo que más me ha gustado son las descripciones que haces. Me hizo falta una historia en sí pues tu texto es más una historia reflexión de un habitante del pueblo que discrepa con los otros que les desagrada el circo.

    Me gustaría que pasaras por mi texto, que estoy a dos del tuyo en la lista.

    Saludos
    🙂

    Escrito el 18 octubre 2018 a las 23:35
  4. 4. miguel_madriles dice:

    Hola JGulbert. Por el estilo de escritura he supuesto que se trataba de una reflexión. A mi me ocurre igual, muchas veces que escribo algo acaba siendo una reflexión, y cuando lo reviso termino dándolo de lado, no me gusta cómo queda. En tu caso, hay demasiadas palabras-sinónimos.adjetivos, pero el texto no tiene acción. No se si me explico, es un torrente de bonitas palabras, realmente es un buen diccionario sobre el mundo del circo, pero no ocurre nada. Y a mi me gusta que toda historia cuente algo… Animo y a seguir escribiendo. Un saludo.

    Escrito el 19 octubre 2018 a las 05:38
  5. 5. JGulbert dice:

    Gracias por tus comentarios Miguel, los tendré en cuenta en el próximo relato. Yo te animo a que no des de lado los escritos con reflexiones o pensamientos y no limitarte escribiendo cuentos con acción. Esos textos también cuentas cosas, pero a lo mejor no tan evidentes, quizás haya que buscar mensajes o criticas ocultas, eso a mi las hace tan entretenidas como cualquier cuento. Cuestión de gustos supongo 🙂

    De nuevo, muchas gracias por tus consejos. Un saludo.

    Escrito el 20 octubre 2018 a las 17:20
  6. 6. Ofelia Gómez dice:

    ¡Gracias JGulbert!

    Tu descripción nos lleva a añorar nuestra feliz infancia. Nos maravillaba la llegada de aquellos circos. Y entonces, todo era ilusión y felicidad.

    En el primer párrafo, tal vez podrías sustituir algunos guiones largos por comas o puntos. Pero eso es una nadería ante la gran satisfacción que he sentido al leerte.

    Saludos

    Escrito el 21 octubre 2018 a las 02:26
  7. 7. pajesur dice:

    El primer parrafo no está claro del todo, y el resto de la narración debe tener acción y tensión. Pues, las descripciones deben ser cortas, los detalles largos están reservados para la novela. En los cuentos se debe hablar o relatar de acciones del personaje principal y en pocas ocasiones de algunos personajes. Eso son las reglas que no han cambiado con el paso de los años. Leer a Chejov, Córtazar, Camilo José Cela, etc. los grandes maestros de la narrativa y así, te empaparas de como hacer un cuento conciso y claro en pequeños detalles.
    Pues, adelante y mejor la próxima vez.

    Escrito el 27 octubre 2018 a las 11:07

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