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EL VIAJE - por Otilia

Cruzó la plaza con la velocidad del rayo y bajó a la calle que llevaba al puerto. Acababa de amanecer y ya tropeles de hombres se afanaban en mover fardos de provisiones que cargaban en las naves, mientras el trabajo en las bodegas era agobiante para ultimar los preparativos del viaje.

Alvar miró el horizonte, donde el mar parecía fundirse con el firmamento, y tomó la decisión de embarcar. Aunque la pelea había sido justa, acababa de matar a un hombre.

Este joven hijo de Rufino Díaz del Castillo, uno de los Mercaderes de las Indias que, en Sanlúcar de Barrameda, se llamaban cargadores, se había enamorado de una dama de la ciudad.
La familia de Beatriz Pérez de Guzmán había acumulado los importantes títulos nobiliarios de señor de Sanlúcar de Barrameda, conde de Niebla y duque de Medina Sidonia.

Beatriz creció huérfana de madre, protegida por su severo padre y su hermano, Enrique. Cuando conoció a Alvar y los jóvenes se enamoraron, el padre prohibió la relación. Beatriz merecía más que un simple comerciante. Para disuadir al joven, mandó varias veces a su encuentro a mercenarios, pero Alvar no se amilanó y se enfrentó a ellos.

Aquel día le habían esperado escondidos en un recodo del camino. Eran dos embozados. Enseguida dejó a uno fuera de combate con un rodillazo en sus partes nobles, pero el otro, mucho mas alto, blandió la espada de un modo furibundo. La lucha encarnizada estaba dejando a los contrincantes llenos de sangre que manaba de las heridas que se infringían sin tregua.

Al final, la suerte estuvo de su parte, y cuando ya se veía perdido, con una rápida estocada atravesó el corazón del enemigo. Al ver la cara lívida del hombre que yacía en tierra, el corazón de Alvar también quedó herido: era Enrique, el hermano de su amada Beatriz.
***********************

Hoy, Cristóbal Colón emprende, desde el puerto de Sanlúcar de Barrameda, su tercer viaje. La flota de seis navíos cuenta con una gran tripulación.

Colón en este viaje quiere seguir explorando nuevas tierras en nombre de los reyes de España. Por eso, su destino será viajar hacia el sur.

A los asentamientos del norte ha mandado hace unos meses dos carabelas al mando de Pedro Fernández con medio centenar de soldados, uno de ellos es Alvar Díaz del Castillo, buen conocedor del manejo de armas, que busca aventuras para olvidar amores imposibles.

El almirante no sabe, cuando emprende el viaje, que su capitán Pedro Fernández ha tenido problemas cerca del Cabo San Vicente. En la zona se encontraban barcos corsarios franceses con la intención de capturar alguna carabela española.
***********************

Alvar, como todo aventurero, estaba acostumbrado a dormir poco. Aquel atardecer ha subido a cubierta y permanece en el castillo de popa mirando los últimos rayos del sol poniente mientras escucha cantar a los hombres. Todo el mundo era feliz hasta que, en la lontananza, divisan unos puntos de luz.

—¡Capitán! ¡Barco a la vista!
—¿Naves portuguesas?
—No puedo asegurarlo, capitán.
—Esperaremos y veremos si se ocupan de nosotros.

El fuego del ocaso se ha extinguido y las estrellas aumentan a medida que desaparece la luz.

—¡Amigos! —dice el capitán—. Vamos a demostrar que la corona de España es fuerte por mar y tierra.

—Estamos preparados, no tenemos temor a nada —grita Alvar.

—¡Por la reina Isabel! —responden todos a una voz.

La oscuridad protege a aquel puñado de audaces. Sienten como una nave les aborda. Es una carraca pesada y alumbrada por unas pequeñas lámparas de aceite. Esa momentánea claridad hace posible que Alvar vea como varios bucaneros, valiéndose de maromas, comienzan el abordaje y al grito de “¡Pas un!” caen sobre ellos.

Resisten el primer ataque, pero siguen llegando hombres que empiezan a cercarlos. Alvar se lanza sobre ellos con el ímpetu de una fiera y a sus gritos los compañeros atacan enfebrecidos. En la cubierta se escuchan espadas que chocan, arcabuzazos y gemidos de los moribundos. Cuando las bajas enemigas son superiores, el capitán español gira la nave a barlovento de la torpe carraca, con ligereza la pasa por la popa y la deja atrás.

Con las primeras luces, tiran los cadáveres enemigos al mar y curan a los heridos. Han perdido hombres, pero están fuertes para seguir el viaje.

Después de más de dos meses de calma chicha, olas de fuerte calor e intensas lluvias, y cuando quedan pocos víveres y el agua empieza a escasear, avistan tierra. El oleaje silencia la emoción y los aplausos.

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7 comentarios

  1. 1. Ofelia Gómez dice:

    Hola Otilia
    Disfruté leyendo tu excelente crónica. Aunque reconozco que ignoro varios términos náuticos(Recurriré al diccionario).
    Solo me ha incomodado que no hayas separado con líneas de puntos en lugar de asteríscos. ¡Mira qué poca cosa encuentro!
    Ha sido un placer leerte. ¡Felicidades!

    Escrito el 17 octubre 2018 a las 21:59
  2. 2. Roger Nhicap dice:

    Hola Otilia,
    Me ha gustado tu relato donde describes con acierto las vicisitudes del plebeyo Alvar en la época de la conquista de la Américas.
    Una pena que no nos mostrases con mayor detalle marinero, el abordaje de los corsarios franceses a la nave española. Me encanta todo lo relacionado con el mar, Otilia.
    Buen trabajo. Un abrazo

    Escrito el 18 octubre 2018 a las 18:19
  3. 3. isan dice:

    Hola Otilia:

    Nos has contado un relato, supongo que es histórico, al que, también supongo, le has añadido una recreación de tu cosecha. Creo recordar que Colón tuvo problemas en los últimos viajes para reclutar marineros y se echó mano de delincuentes a quienes se perdonaron sus penas. Hubiera sido interesante que se hubieras hecho mención a esta circunstancia porque tiene sentido para que sea aceptado entra la tripulación sin sufrir represalias.

    En este relato hay dos partes diferenciadas pero que la segunda no se entiende sin la primera, así que el relato es la vida del tal Alvar. A mi modo de ver quedan ambas partes un tanto desconectadas como creo que sería tu deseo. Tanto el fondo como la forma me parecen muy correctos. Yo habría añadido alguna coma más y un acento precisamente en más (…pero el otro, mucho mas alto, blandió…).

    Me ha gustado que contaras este episodio y cómo lo has hecho. No lo conocía. Al principio creía que iría más de amores y me hubiera gustado que el relato habría seguido por esa línea que se ha quedado inconclusa.

    Un saludo.

    Escrito el 19 octubre 2018 a las 22:45
  4. 4. Alicia dice:

    Hola Otilia,el relato es bueno pero no me inspira toda la emociòn que seguramente estaba puesta en tu deseo,creo que no era necesario describir el asesinato y el amor perdido de Alvar para luego describirlo como un hombre valiente y tan ùtil en la conquista de Amèrica,me sonaron como dos historias disociadas,si bièn cada una de ellas estàn contadas con fuerza y buenos adjetivos.No tuve el gusto de leerte en otro texto,espero tener la oportunidad.

    UN ABRAZO

    Escrito el 21 octubre 2018 a las 23:21
  5. 5. Otilia dice:

    Isan y Alicia, gracias por la visita y por las aportaciones.
    Nos leemos. Saludos.

    Escrito el 22 octubre 2018 a las 08:58
  6. 6. Laura dice:

    Hola Otilia.
    Me resulta muy interesante la historia de Alvar, pensé que pasaría por allí el eje. Coincido con Isan y Alicia en ello.
    Nos seguimos leyendo.
    Mis saludos.

    Escrito el 28 octubre 2018 a las 15:02
  7. 7. Otilia dice:

    Laura, gracias por la visita. Por falta de tiempo no he podido leer.
    Te comentaré en la próxima escena.
    Saludos.

    Escrito el 29 octubre 2018 a las 18:39

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