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Te vas - por F

La tarde del domingo estaba llegando a su fin, los últimos rayos de sol habían comenzado a teñir el cielo de tonos anaranjados cuando Ana descorrió la cortina de la ventana que daba hacia la calle casi desierta, como cada domingo. Se quedó mirando un momento la esquina, con la mirada expectante en espera de que algo apareciera repentinamente.
Se sintió observada, sabía que Arturo estaba a sus espaldas, sentado sobre la cama, en realidad casi recostado, en silencio y mirándola. Él era como un gato, siempre observando en silencio, siempre esperando el mejor momento para hacer algo, como si la acechara.
Ana ni siquiera necesitaba mirarlo para saber lo que hacía. Llevaba años enredado en su cabeza, en su vida, en su mundo y él era un animal de costumbres. Mientras observaba el cristal, podía ver el reflejo de su rostro en él, sereno.
Se había cansado de sus costumbres, de sus manos, de sus hábitos, de sus rarezas, acumuladas durante todos esos años. Hubo un tiempo en que pensó que no podría vivir sin eso. Sin sus manías, pero era justamente esas manías las que la habían llevado a esa misma tarde, esperando a que un taxi cruzara la esquina y la recogiera en la puerta.
Ella estaba impávida, y Arturo hubiese querido ser capaz de adivinar lo que estaba en su cabeza. Pero su rostro era indescifrable. Había intentado detener el tiempo en ese momento, ahora, y durante mucho tiempo para no llegar a donde habían llegado. Desde la cama observaba el cabello largo de Ana, como un manto castaño, cubriendo la totalidad de su espalda y parte de su rostro, como si no quisiera que él la viera. Por supuesto que podría adivinar sus ojos. Ella era parte de su alma, no habría algo en su mirada que no pudiese adivinar.
Ella cambió el peso hacia su pierna izquierda y se inquietó. El silencio de la tarde y de la habitación fue roto por el sonido de un automóvil atravesando la calle. El corazón de Arturo se aceleró, pero solo se sentó en la cama despacio.
Miró las maletas junto a la puerta y luego volvió a mirar a Ana. Ella cruzó la habitación sin mirarlo, directo hacia sus maletas y tomó una pequeña, apenas un bolso de mano.
―No te muevas ― Dijo ella apenas levantando los ojos, aun sin mirarlo directamente.
Arturo no respondió, pero supo que ella había adivinado su movimiento. Ambos habían vivido esa escena un par de veces. Siempre decía que se iría, pero no recordaba casi haber vivido antes de ella.
El tiempo se detuvo un instante. Como si toda la vida pasara en un segundo, en las memorias de ambos corrió el carrete de fotografías de una relación de la vida entera. Una vida enredada. No podían recordar el momento exacto en que habían errado el camino, o quizás el camino jamás estuvo correcto. Arturo podía recordar perfectamente como ella había traído su propia bandera a su hogar, adueñándose de todo. Y Ana no podía olvidar esos ojos, el dueño de esos ojos en ese bar, una noche de invierno, cambiándole la vida.
Todo el mundo era feliz hasta que de pronto ya no lo fueron. Nunca podrían definir el momento exacto en que eso sucedió. Pero de todas maneras ya no importaba.
No quería que Arturo hiciera ningún movimiento así que tomó sus maletas y salió de la habitación sin volver a mirar atrás. Y Arturo no la siguió.
Ambos sabían que era el momento de irse. El momento de separar las vidas, aunque se sintiera como arrancar un trozo de la piel. Ambos habían llegado al final de su acto, memorable en alguna época, patético en algunas otras, y en esa despedida silenciosa, el telón había caído y solo quedaba oír los aplausos.

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6 comentarios

  1. 1. Alma dice:

    ¡Hola F!
    Tan sencillo, tan conmovedor, tan real… que espero que puedas oír mis aplausos.
    Me gusta muchísimo como has plasmado un amor que terminó, un amor agotado, un amor muerto.
    Plasmado con ternura y con dolor. Ese que se siente cuando se sabe que se ha perdido algo definitivamente.
    Espero volver a leerte. Mi texto es el 127.
    Saludos.

    Escrito el 17 octubre 2018 a las 15:44
  2. 2. IreneR dice:

    Buenas, F.

    El relato en sí me ha gustado, aunque algunas veces me ha resultado un tanto repetitivo. Me ha parecido que le dabas muchas vueltas a la misma idea. Y algunas palabras las escribes demasiado cerca:

    – “Por supuesto que podría adivinar sus ojos. Ella era parte de su alma, no habría algo en su mirada que no pudiese adivinar.” Adivinar suena un poco repetitivo.
    – “Miró las maletas junto a la puerta y luego volvió a mirar a Ana. Ella cruzó la habitación sin mirarlo, directo hacia sus maletas y tomó una pequeña, apenas un bolso de mano.”. Lo mismo pasa aquí con maletas.
    – “―No te muevas ― Dijo ella “. El diálogo está mal puntuado. el guió que abre lo que dijo el narrador va pegado a su parlamento sin ningún espacio, y dijo debería ir en minúscula, ya que es un verbo dicendi.

    Como ya digo, en general me ha gustado, pero siempre hay cosas que mejorar.
    ¡Un saludo!

    Escrito el 18 octubre 2018 a las 07:52
  3. 3. marazul dice:

    Hola F: he empezado a leer tu relato y no he podido parar hasta llegar al final. Creo que te ha salido muy de dentro. Solo con esa escena final que termina en aplausos podemos conocer toda la historia y a sus protagonistas. O por lo menos la versión de ella, de Ana.¿No te has planteado una segunda parte en donde sepamos lo que piensa y siente Arturo?
    Has escrito un buen relato. Me ha gustado lo que has transmitido.
    Un saludo, F

    Escrito el 19 octubre 2018 a las 20:15
  4. 4. Ofelia Gómez dice:

    Hola F

    Buen relato. Logras que al leerte imaginemos a los protagonistas y su entorno. Y comprendamos que llegan a un punto final.

    Saludos

    Escrito el 21 octubre 2018 a las 02:43
  5. 5. Osvaldo Vela dice:

    Hola F. En una primera lectura te diré que me sentí atrapado por la historia y no pude parar hasta terminar. Mientras leía iba anotando mentalmente las sugerencias que podría plasmar en mi comentario. algunos puntos en lugar de comas, algunas palabras repetidas muy cerca una de la otra, el cambio de tiempos del pasado al presente, en fin las pegas que encuentras en un primer repaso.

    Pero al repetir mi lectura me di cuenta que sin esas pegas se perdía la desesperanza tan emotiva que una separación. Así es que, solo me inclino por decirte, tu escrito me gustó.

    Enhorabuena y adelante.

    Gracias por plasmar la impresión que te dejó mi texto y tu visita.

    Escrito el 26 octubre 2018 a las 13:56
  6. 6. Laura dice:

    Hola F.
    Me ha encantado tu escena, aunque tienes lo que para mí es un exceso en cuanto a la reiteración de los nombres de los personajes. Son sólo dos. Tal vez reorganizando los párrafos puedes eliminar algunas de esas repeticiones.
    Mientras iba leyendo se me representaba la escena con el color del tiempo, me resultó muy visual.
    Mis saludos.

    Escrito el 28 octubre 2018 a las 15:48

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