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"Hey Jude" - por Alberto C.

Todo comenzó en uno de los edificios situados cerca del hospital de Hartford, en Providence, Rhode Island. Connie y yo oímos los disparos y los gritos, y luego las sirenas, alrededor de las seis y media de la madrugada.
Intrigados por el alboroto, nos asomamos por la terraza para ver qué era lo que estaba ocurriendo. Seguíamos oyendo ruidos, y al cabo de un rato vimos a otros dos coches patrulla más seguidos de una ambulancia aproximarse a toda velocidad.
El accidente ocurrió en el edificio de enfrente, así que fuimos espectadores en primera fila de todo lo que ocurrió aquella mañana.

Pasó todo tan rápido que nadie supo muy bien cómo responder. Después de ver cómo un anciano en camisón se lanzaba al cuello de un policía que, a pesar de la ráfaga de disparos, no conseguía abatirlo, fui tan rápido como pude a por el teléfono fijo y llamé al 911. Connie comenzó a chillar:
—¡Dios mío! ¡Dios mío!
Sin señal.
En ese momento miré a mi mujer, que vio cómo colgaba el teléfono, y ambos comprendimos que algo muy gordo estaba ocurriendo.

Cuando cayó West Hartford los días siguientes fueron muy caóticos porque todo el mundo quería marcharse de la ciudad; se montaron barricadas en las autopistas, y por eso muchos optamos por quedarnos escondidos en nuestros hogares. Todo el mundo era feliz hasta que las cosas raras que sabíamos que pasaban en los barrios del este llegaron al nuestro.

Después del incidente del edificio de enfrente, fue cuestión de horas que nuestro bloque en se infectase también.
Entraron sobre alrededor de las ocho. El eco de gritos y golpes recorrían los pasillos, y al salir al rellano de nuestra planta nos encontramos con nuestros vecinos: Cole y Alison Roger. Todos nos miramos, y las dos mujeres se abrazaron.
Subimos al sexto piso, y vimos que la puerta de la señora Lily estaba abierta. Cole echó a correr sin vacilar adentro ignorando las súplicas de su mujer, y yo le seguí después, y luego Connie y finalmente Alison.
Al entrar, Cole ya había cogido una escoba y estaba atizando a un hombre delgaducho, con la boca y la camiseta cubierta de sangre y los ojos blancos como platos. Cogí un taburete de la cocina y se lo lancé, consiguiendo abatirlo. Cole entonces aprovechó para empujarlo hasta la terraza hasta hacerle caer.
Siempre había le había envidiado; es de esa clase de hombres que ante el peligro no se piensan la cosas dos veces.

Mientras tanto, los demás nos metimos en el cuarto contiguo al salón, y en una esquina encontramos a Lily abrazando a una niña muy pequeña.
—Es la nieta de los del segundo. Se llama Marie.
La niña tenía espasmos en los hombros de tanto llorar, y estaba acurrucada en las piernas de la mujer. Ambas estaban tiritando.

Un Cole pálido y nervioso entró en la habitación después; todos entendimos perfectamente lo que el color de su rostro nos quería decir. Candó la puerta y colocó una silla en posición vertical para atrancar la manivela, y cuando se acercó a nosotros nos sobresaltamos porque oímos un enorme topetazo y luego silencio. Nosotros permanecimos en silencio también, mirándonos los unos a los otros. Alerta.

De pronto, un tremendo golpe retumbó en la puerta de la habitación, y Marie dio un respingo y comenzó a llorar. Connie, sobresaltada, me agarró la mano. La niña seguía llorando y Lily, que trataba de calmarla, comenzó a cantar Hey Jude, de The Beatles para encubrir los ruidos. Al final todos, sentados en la esquina de aquél cuarto de muerte, acabamos cantando aquella canción al son que sentíamos la percusión que emitía la puerta mientras se derrumbaba con cada impacto procedente de esos seres que, mientras entonábamos la última estrofa, los recibimos entre lágrimas, risas y aplausos.

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8 comentarios

  1. 1. Dante Tenet dice:

    Alberto:

    Me gusto el relato, entretiene y fluye.

    Nos estaamos leyendo

    Escrito el 17 octubre 2018 a las 18:21
  2. 2. Fran F dice:

    Hola Alberto,

    Emocionante relato, supongo que aquellas criaturas eran zombis ¿No? ¡Como opinión personal me encantan!

    Debo destacar la frase “Siempre había le había envidiado”, supongo que se te habrá pasado sin querer uno de los “había” que está demás, pero para que tengas ojo la próxima vez.

    En definitiva, buen relato pero triste final, pero no siempre puede tratarse de héroes que sobreviven a todo.

    ¡Abrazos! 🙂

    Escrito el 17 octubre 2018 a las 23:07
  3. 3. Alberto C. dice:

    Hola Dante; hola Fran F,
    ¡Muchas gracias por vuestros comentarios! Me alegro mucho de que os haya gustado; como escritor es todo un halago eso.
    Ahora mismo busco los vuestros y me paso a dejaros mi comentario.
    Gracias, de nuevo.

    Un saludo,
    Alberto C.

    Escrito el 18 octubre 2018 a las 21:58
  4. 4. De vuelto dice:

    Hola Alberto.
    Tu historia tiene el ritmo necesario, y una dosis de violencia mínima por lo que me parece equilibrada. Se me hacen demasiados personajes para su brevedad, y creo que podrías añadirle un giro de sorpresa al final.

    Mi texto es el #83.

    Escrito el 19 octubre 2018 a las 04:46
  5. Alberto: Bien narrados los trágicos hechos y un sorprendente final, pues no se esperaba esa recepción con risas y aplausos a los aterradores invasores.

    Observaciones de forma:
    “otros dos coches patrulla más”: refuerzo innecesario; sobra “otros” o “más”.
    “Entraron sobre alrededor de las ocho”: ¿Por qué “sobre”? Entraron alrededor de las ocho.
    “El eco de gritos y golpes recorrían los pasillos”: Falla la concordancia; el eco es el sujeto; el eco recorría los pasillos; el eco (de gritos y golpes) recorría los pasillos.
    “empujarlo hasta la terraza hasta hacerle caer”: Repetición de “hasta”.
    “Siempre había le había envidiado”: La repetición seguramente es un descuido en la revisión.
    “comenzó a cantar Hey Jude, de The Beatles para”: Falta coma después de Beatles.
    Saludos.

    Escrito el 19 octubre 2018 a las 23:38
  6. 6. IreneR dice:

    Buenas, Alberto.

    Me ha gustado mucho tu relato. Fluye con naturalidad y uno llega al final sin darse cuenta, muy buen trabajo.
    Sobre fallos, casi todos los que iba a comentar ya los ha dicho Carlos Jaime, así que no me repito.
    Solo añadir que el último párrafo me ha resultado un tanto confuso y he tenido que leerlo un par de veces para entenderlo.

    Buen trabajo.

    Un saludo.

    Escrito el 21 octubre 2018 a las 07:11
  7. 7. Laura dice:

    Hola Alberto.
    Tu relato es realmente intenso, pero bien dosificado, apocalìptico.
    Ya te han señalado algunos detalles, no vale la pena volver a ellos.
    Mis saludos.

    Escrito el 26 octubre 2018 a las 11:42
  8. 8. Fortunata dice:

    Hola

    Soy la del 84

    Me ha gustado y mantenido en vilo hasta el final. El misterio de quienes son los atacantes le da más interés si cabe (¿son ancianos zombis?). Tiene muy buen ritmo y creo que está bien escrito.

    El final es trepidante, así como terrible pero alentador, todos unidos haciendo frente a lo que quiera que sea.

    Saludos!

    Escrito el 26 octubre 2018 a las 13:18

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