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Ellos. - por Javier Galdeano

Con una violenta inhalación, Vergir recuperó la consciencia. Trató de incorporarse sin mucho éxito, tenía la sensación de que le hubieran molido los huesos a golpes. Lo último que recordaba era una vehemente sacudida; calor, mucho calor, y finalmente, un choque que envolvió todo en un impenetrable mar de color negro.
Miró alrededor, aún desorientado; el reloj marcaba las cuatro y media de la madrugada. Llevaba más de una hora inconsciente.
En aquella sala reinaba un solemne silencio que erizaba su piel; un silencio truncado por el estridente pitido que escuchaba dentro de su cabeza y por esos malditos pinchazos recién afilados que repiqueteaban su sien incansablemente como un puto pájaro carpintero.
Un aura fatídica y densa impregnaba el espacio, algo iba mal: por un lado, un nauseabundo olor anegaba la sala, dificultando la labor de respirar; por el otro, una terrible sensación le oprimía el pecho. Alguien o algo le observaba.
"Mierda, la explosión debe haberme proyectado hasta aquí —pensó, tratando de inquirir lo sucedido—. Por poco me mata". Se irguió sobre su rodilla izquierda, pero al hacerlo sintió un punzante dolor que le recorría el brazo: tenía las manos quemadas, desde la punta de los dedos hasta prácticamente el codo.
"No, no, no, no. —gritaba su mente—. No lo entiendo, todo estaba bajo control: el flujo de energía era estable, las runas estaban bien dibujadas…, joder, no puede ser, otra vez no".
Miró al artefacto, consciente de lo que suponía aquel fracaso. Un escalofrío le recorrió la espalda, las manos dejaron de doler instantáneamente. Sintió cómo todos sus músculos se tensaban, listos para salir huyendo en cualquier momento; cómo sus oídos, a pesar de aquel ininterrumpido pitido, se aguzaban para captar todo aquello que le rodeaba; cómo sus manos, en carne viva, se apretaban en un sólido y firme puño.
Más adelante lo negaría, pero, aquello que sentía, era terror, auténtico terror. Y tenía razones para ello.
Caminó lentamente hacia el artilugio diabólico. El pánico le mantenía en un constante estado de alerta, de recelo. Si algo se hubiera movido en aquel momento entre las sombras, su corazón habría salido disparado de su pecho y habría echado a correr sin pensarlo dos veces.
El artefacto era un óvalo de color negro azabache, muy parecido, en forma y tamaño, al huevo de un avestruz; estaba ahí, no se movía, pero Vergir sabía que era de todo menos inofensivo. Retrocedió unos pasos, sin perderlo de vista.
"Ellos me eligieron —se repetía de forma enfermiza—, lo hicieron, porque creían que sería capaz. Vendrán y acabarán con todo; me dejarán para el final, y…"
«Y después —habían dicho Ellos, puede que sueños; o quizá en aquellas visiones que lo atormentaban a diario—, haremos lo mismo con tu hermana Fel. Solo que a ella le dedicaremos más tiempo que a ti, mucho más».
Sacudió la cabeza, y con aquel gesto salió de su abstracción. Fue entonces, cuando notó que la temperatura de la sala había bajado notoriamente.
Y que no estaba solo.

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4 comentarios

  1. 1. pajesur dice:

    El relato es estremecedor y horripilante. Buen uso de las frases, hay claridad. Pocas faltas e inapreciables. En conjunto hay mucha tensión en la escena. Buen trabajo, y además elaborado a conciencia.
    Te felicito por tu esfuerzo, adelante.

    Escrito el 17 noviembre 2018 a las 20:26
  2. 2. Patricia Redondo dice:

    Javier , estoy segura de que esto es un muy buen comienzo de algo que te bulle en la cabeza y que no sé si habrás desarrollado más.

    Al relato le falta desarrollo para que entendamos lo que está pasando , lo que pasará y a que final llegará.

    Está muy bien escrito , el ambiente , las sensaciones del personaje principal , pero , lo dicho , le falta nudo y desenlace , que seguro están por venir ¿a que sí ?

    Gracias por pasarte por mi texto y comentar

    Nos leemos!

    Escrito el 21 noviembre 2018 a las 14:15
  3. 3. MOT dice:

    Hola Javier.
    Me ha gustado mucho tu historia.
    Redacción… sintaxis… vocabulario… ¡perfecto todo ello!
    ENHORABUENA.

    Escrito el 27 noviembre 2018 a las 11:10
  4. 4. kirjanik Maya dice:

    Hola Javier, muy buen relato, talvez falte desenlace o simplemente quisiste dejar lugar a interpretaciones, igual tienes un buen relato, que bien podrías elaborar aún más, si lo llegas a hacer, déjanos por acá el enlace para leerlo nuevamente.

    Un saludo y espero leer algo tuyo en enero.

    Escrito el 27 noviembre 2018 a las 19:19

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