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El patriarcado - por Alicia
El patriarcado
A los quince años Soledad era una hermosa jovencita con mirada triste. Su sueño era pintarse los labios, usar tacos altos, tener muchas amigas, conocer chicos y enamorarse.
Su vehemencia por acercarse a las personas aunque fuesen desconocidas no era mera coincidencia ni albedrío infundado. Su historia comienza en un rancho de campo con un jefe de familia que ejerce la herencia patriarcal: el Hombre es respetado como la autoridad principal, dos hijos varones educados con ideas similares y una esposa sumisa, acatada. Un legado ancestral, mandatos sociales, ninguna otra explicación, donde las féminas carecen de derechos y opinión. Y después de algunos años nació ella. No tenían proyectos para una mujer; les resultaba inútil para los que sembraban la tierra y criaban el ganado. Sin embargo, a su modo la querían.
Desde muy pequeña buscaba caricias, mimos, abrazos, besos; con dibujitos amorosos en vano, que su mami colgaba en el establo, sin ni siquiera mirarlos. Una suma de cosas que le iban marcando la indiferencia, la desolación.
Ansiaba suplir la ausencia paternal pero su ingenuidad la traicionó. No conocía el dicho “Pueblo chico, infierno grande”. Tampoco su inocencia lo entendería y se obsesionó con el maestro de Geografía; ella casi dieciséis, él treinta y dos, y por suerte, un señor honesto sin ninguna intención de aprovecharse de la comprometida situación.
Sus progenitores nunca se enteraron de su tropiezo, menos aún lo podrían imaginar, trabajaban de sol a sol, no estaban para escucharla ni aliviar su corazón. Sola se las arregló. Sabía que no volvería a cursar allí y soportar los chismes de los pueblerinos, las burlas de las compañeras y el rechazo del profesor. Necesitaba cambiar de colegio en una ciudad cercana y comenzar nuevamente, pero sentía temor de enfrentar el núcleo familiar. Las excusas fueron valederas y los convenció.
-Al Instituto Educativo Agropecuario de internados donde podrás salir los fines de semana. -Dijo el papá con su habitual predominio.
No tenía opción. Eligió alejarse y empezar una nueva etapa, olvidar los malos momentos.
-Un destino diferente me espera. -Pensó.
Desafortunadamente no fue el mejor. Se enamoró de Joaquín, un adolescente de sexto que de chicas sabía un montón; se aprovechó de su necesidad de afecto, de su candor.
Confió en él, creyó en su amor. Una tarde la citó en un parque. Se escapó de la escuela, caminó por la ruta hasta llegar al lugar, al instante recibió un mensaje en su celular; era él que le decía que la esperaba en una casa, en otra dirección.
-Estoy aquí, ya llegué, está anocheciendo tengo miedo, por favor ven rápido. -Rogaba Soledad, desesperada en el desolado descampado.
Al rato largo apareció él y dos más, cada uno en su moto alumbrando con sus reflectores el tétrico sitio invernal.
-Julio, amigo del barrio y Alfredo mi tío mayor.-Los presentó como amigables. Pero el sinvergüenza a quien ella amaba la obligó a quitarse la ropa y una cámara de la mochila sacó. Sintió terror pero no se defendió y obedeció; estaba acostumbrada a no ser valorada. El canalla la engañó. El pariente, brutalmente la abusó, luego pasó el otro desgraciado mientras el cobarde filmaba la escena del ultraje, y ni tan solo un cabello le tocó. La dejaron indefensa, abandonada. Se fueron riendo satisfechos de la aberrante violación.
Ese viernes cuando volvió a su morada estaba tensa, pálida, desencajada. La recibieron sin preguntarle qué le pasaba. Se metió bajo la ducha, quería arrancarse la vergüenza, el asco, la humillación de un par de ruines que su virginidad robaron. Intentó acercarse a su mamá, pero le dijo que estaba ocupada y si eran tonterías prefería no saber nada. Se tragó las lágrimas, la angustia, las palabras que le quemaban el cuerpo y la garganta. Se quedó con su soledad, su desesperanza.
Más tarde se escuchó un sonido fuerte que venía de la habitación de la muchacha. Todos acudieron atemorizados. El inesperado hecho provocó una enorme conmoción: dedos con pólvora, sangre derramada, gritos, llantos, lamentos. Ya estaba hecho. No valían las culpas ni los remordimientos.
-¡Mi hijita querida…cuanto dolor había detrás de esa bala que terminó con tu vida!- Estalló en llanto su madre desconsolada.
-¿Qué hicimos mal? -se preguntaban sollozando. Lo sabían, pero de eso no se hablaba.
-Este incidente debe ser ocultado. -Dijo el padre con firmeza, a pesar de la congoja y la consternación. La potestad, fiel a sus principios, seguía gobernando. Una vez más.
Alicia Commisso
Hola, Alicia. Un relato muy duro, y nada descabellado. Puede haber cantidad de historias así, en las que la falta de amor y atención marca una vida de baja autoestima y pobreza emocional.
Muy bien escrito, solo quiero comentarte que en los diálogos se ponen rayas, qué son más largas que los guiones que has puesto.
Un saludo, Luna
Gracias Luna por tu comentario,el relato es real,excepto el suicidio de Soledad; por suerte.
Voy a tener en cuenta lo de las rallas en los diálogos. ¡Abrazo grande!
Una historia realista, de verdad dura y descarnada. Un final triste y esperable.
Con respecto a lo narrativo, siento que hasta que habla el padre esta todo muy contado, como un resumen de pelicula. Después se hace más visual. Cuidado con cambiar el tiempo verbal en la misma oración. Por lo demás un testimonio que lleva a la reflexión.
Valiente.
Hola Alicia
Antes que nada, gracias por pasarte por mi relato.
Tu cuento aborda la soledad de una adolescente sumida en un mundo que le era completamente ajeno. El resultado no podía ser otro: el suicidio.
Tu redacción revela una mano firme. Entregas un ambiente creíble. Y en cuanto al drama, los personajes que conducen a la protagonista hacia su definición final están bien definidos, creíbles, y que se pueden claramente reconocer.
No me queda más que felicitarte.
Algunos alcances para embellecer el relato, sería entre otros:
A.- Imagino que usas el guion en vez de la raya en los diálogos porque escribes en un notebook. Pero a pesar de eso te diría lo siguiente:
Los diálogos van siempre en punto aparte, salvo que sea un dialogo indirecto.
Está bien puesto el guion (-) con el que se inicia el diálogo (aunque debiera ser Raya (─). Pero en la acotación tú la separas como sigue:
“-Estoy aquí, ya llegué, está anocheciendo tengo miedo, por favor ven rápido. -Rogaba Soledad, desesperada en el desolado descampado”.
Y debe ser así:
-Estoy aquí, ya llegué, está anocheciendo tengo miedo, por favor ven rápido -Rogaba Soledad, desesperada en el desolado descampado. (Sin el punto después de rápido)
Dale un vistazo a todos los diálogos.
B.- cuida que no se produzcan muchas rimas. Ejemplo:
Un señor honesto sin ninguna INTENCIÓN de aprovecharse de la comprometida SITUACIÓN.
C.- Geografía como todas las asignaturas comienzan con minúscula
D.- Por último, para mí lo más importante: el personaje de profesor de geografía queda muy en el aire. Casi no se justifica su aparición. Yo lo mantendría DENTRO DE LA TRAMA, pero dándole una mayor relevancia.
Eso sería mi apreciación.
Espero poder participar por acá en el próximo llamado y si has enviado un relato lo leeré porque tienes un muy lindo sentido de redacción.
Saludos
Hola Tavi,
Gracias por tus palabras tan alentadoras con respecto a la narración.Agradezco que me señales los errores; necesito aprender; soy principiante en esto de la escritura y se que me falta mucho. Los guiones largos salen bajo en mi compu; por eso uso los cortos.Todo lo demás lo voy a tomar con mucho agrado.
Felices fiestas! Nos volveremos a leer el próximo año!
Abrazo grande! Alicia
Alicia:
Buen texto. El tema un poco trillado y común. Al leerlo ya me imaginaba el final. No me sorprendió.
Referente a los diálogos los escribes así:
-Un destino diferente me espera. -Pensó.
y debería ser así:
—Un destino diferente me espera —pensó.
Estoy en el 59 por si quieres leerlo y comentar
Cordiales saludos
Amadeo
Hola Amadeo,
Gracias por leerme.Respecto a la corrección de los diálogos recibí el mismo comentario de Tavi. Trataré de mejorar muchos aspectos que me marcaron los que conocen ciertas reglas que no he experimentado, ya que esto es nuevo para mi. El relato es común pero fue una historia de vida real y quince, de algún modo, recordar aquel triste desenlace.
Saludos! Felicidades para el próximo año!
Alicia
“quise” No quince. Jaja
Un relato muy duro y lamentablemente muy real. Me agrada el tema y el vocabulario, aunque me hubiera gustado un poco más dinámico con màs diálogos y un poco de menos reflexiones del personaje, pero el relato es bueno. Saludos y nos leemos
Hola Alicia, poco que añadir a las correcciones de los compañeros yo tampoco soy ningún experto; y este es mi primera participación en el taller ,un placer leerte y felices fiestas nos leemos en el siguiente reto mi relato es el 65
Hola Alicia.
Tu relato es muy bueno.
Con relaciòn al profesor de geografía, creo que está bien dejarlo asì ya que sòlo indica que ella se enamoraba/buscaba el amor sin saber muy bien cómo.
Mis saludos.
Hasta la pròxima propuesta.