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Operación: Adiós - por Dino Gon

Web: http://ydiceasi.com

El gato empezó a retorcerse y escupir espuma hasta que murió, el experimento había fallado. Con el poco tiempo que quedaba era imposible sintetizar y probar otro antídoto, las napas llevaban horas contaminadas, ya todos habían contraído el silencioso virus, la ciudad estaba condenada.
Nadie más que el general Connor se atrevió a interrumpir el silencio de la derrota.
—Ni una palabra a los medios —dijo.
—¡Pero tenemos que dar la alerta! —advirtió Sonia, la esposa de Connor, una de las científicas del equipo—. Si empezamos la evacuación ahora, tal vez podamos salvar a algunos.
El general la miró con impotencia, sabía que ya nadie podría salvarse, la evacuación tendría que haber empezado, al menos, 24 horas antes. Pero no tenía el corazón para decirle a su mujer que ya tenían la sentencia firmada, que todo fue por culpa de su estúpido orgullo, por no admitir que la situación se le había escapado de las manos.
El resto del personal militar y científico de la sala también entendía la gravedad de la situación, pero ninguno se atrevió a salir antes que el general. Entonces Connor abrazó a su mujer, la besó en la frente y la llevó afuera a tomar aire.
En la calle, la quietud de la noche parecía asfixiante, a las tres de la madrugada el vecindario parecía un pueblo fantasma. Sonia insistió en comenzar la evacuación,
—Con salvar tan solo a uno, ya habría valido el esfuerzo —dijo.
Pero su marido no compartía el optimismo, el virus ya estaba dentro de todos, incluso de ellos dos, era cuestión de tiempo para que la ciudad se convierta en un cementerio.
—Bueno. Vayamos al centro de mando —dijo por fin el militar—, así empezamos a coordinar la evacuación.
Al escuchar esas palabras Sonia sintió como si le hubiesen quitado una mordaza, y se subió al auto. Connor se sentó en el asiento del acompañante, le dijo a Sonia que se lo tomara con calma y arrancaron.
El general miraba el cielo en busca de las palabras correctas. No sabía cómo decirle a su mujer cuánto la quería y cómo amaba que nunca perdiera las esperanzas. Veía la cara de ella, impaciente por comenzar la evacuación, por ayudar, pero también veía que ella sabía de su inevitable destino y no lo iba a esperar sin hacer nada.
Llegaron a la avenida casi vacía, el velocímetro rozaba los cien kilómetros por hora. Las ruedas chirriaron en una curva y el auto se inundó de olor a caucho quemado por unos segundos.
El general Connor desenfundó su pistola reglamentaria y la ocultó bajo la sombra de la guantera. Con los ojos vidriosos sintió que su anillo de bodas se hacía más pesado. Él era el único que conocía los devastadores resultados del virus en el cuerpo humano, eran mucho peores que en los gatos, le desesperaba imaginar a Sonia enfrentándose a aquella pesadilla.
—Tal vez podamos evacuar media ciudad antes de que salga el sol —dijo Sonia entre jadeos.
Connor no pudo quererla más.
—Seguro que podemos —dijo.
Clak. Sonó la pistola al quitarle el seguro. Sonia esquivó tres autos y continuó por la avenida a toda velocidad, pasándose de girar en la calle que iba al centro de mando. Él se desabrochó el cinturón de seguridad.
—Te quiero mucho —dijo ella sin atreverse a mirarlo.
Connor apuntó su arma detrás de la oreja de Sonia, sabía el lugar y el ángulo preciso para causar una muerte instantánea. A unos ciento veinte kilómetros por hora, una curva se acercó como un grito; pero Sonia no movió el volante, había cerrado los ojos, esperaba su inevitable desenlace, pensaba en su marido, en la boda, en la cama y en sus brazos, y él disparó.
Medio segundo después el auto pisó la curva y salió expulsado sobre una cafetería cerrada. El general Connor rebotó tres veces contra la puerta antes de atravesar el parabrisas con la frente y no sintió más nada.
Sus cuerpos nunca fueron retirados, para ese entonces, los servicios médicos ya colapsaban con las primeras víctimas del virus. Los cadáveres se contaron por decenas de miles al terminar el día.

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7 comentarios

  1. 1. Víctor Alverdi dice:

    Muy entretenido Dino. Siempre es bueno leer algo de zombies, al menos para mí. Me gustó bastante.

    Escrito el 20 noviembre 2018 a las 08:44
  2. 2. Osvaldo Vela dice:

    Hola Dino,. Tú texto es de un tema apabullante, pero que no está lejano el día en que situaciones como ésta pasen.

    Hemos poblado el planeta con una carga tan alta, que los virus se multiplicaran y serán cada vez más nocivos.

    En cuanto al escrito,la redacción es clara, interesante y por lo tanto fácil de seguir.

    El desenlace lo piezas a dilucidar al avanzar la trama. A veces es bueno algo de suspenso de lo que sucederá.

    Te felicito. El texto me gustó.

    Saludos y felices fiestas.

    Escrito el 20 noviembre 2018 a las 17:56
  3. 3. Galia dice:

    Muy fuerte tu relato Dino, y lamentablemente no tan fantástico. Cada día hay más hombres que se acercan a ese Connor tan orgulloso que no declina aún a costa de su vida.
    Nos seguimos leyendo.
    Saludos.
    Galia

    Escrito el 22 noviembre 2018 a las 14:32
  4. 4. El Apuntador Mudo dice:

    Hola Dino Gon.

    Me ha resultado muy entretenida la lectura, por la tensión creciente y la angustia por el final que dejas entrever. De lectura fácil, con un ambiente verosímil, transmite la desesperación de los protagonistas con bastante credibilidad.

    Un interesante inicio para un thriller de tintes apocalípticos.

    Nos seguimos leyendo, saludos.

    Escrito el 22 noviembre 2018 a las 16:00
  5. 5. miguel_madriles dice:

    Hola Dino Gon. Buen relato, duro, sin necesidad de muchas explicaciones. A mi me gustan así, breves y directos. Enhorabuena.

    Escrito el 22 noviembre 2018 a las 18:21
  6. 6. IreneR dice:

    Buenas, Dino Gon.

    Me ha gustado mucho tu relato y como has utilizado la premisa que nos daban pero sin quedarte dentro del sótano. Muy bien llevado.

    Un saludo.

    Escrito el 27 noviembre 2018 a las 11:45
  7. 7. Laura dice:

    Hola Dino Gon.
    Me has recordado una pelìcula (disculpa pero no recuerdo el título, es un clàsico, creo que es La niebla o algo parecido) donde el protagonista mata a sus seres queridos minutos antes de que lleguen las fuerzas de rescate.
    Mis saludos.
    Que tengas un buen año.

    Escrito el 30 noviembre 2018 a las 10:48

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