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La inútil cámara de Gesell - por Beatriz Emilia

Gisela tenía tanto miedo de su propia naturaleza, que temía quedarse a solas consigo misma. Sin embargo, había escogido la soltería como parte de la religiosidad con la que decidió vivir su profesión. Estaba verdaderamente obsesionada por conocer hasta dónde, una persona racional y conocedora de la psique como ella, podría controlar su respuesta ante la atracción sexual. Esta vez sí lo lograría, no cedería a los encantos de ningún otro hombre, por atractivo que éste le pareciera, el éxito de su carrera profesional dependía del éxito de su experimento.

Aunque su apariencia era juvenil, ya había cumplido los 40, se había dedicado por completo a la investigación del comportamiento humano, por tanto, siempre tenía mucho en qué ocuparse. Un día llegó a su oficina un candidato a magister que requería de ella una asesoría metodológica para ver si lo ayudaba a ajustar su proyecto de tesis en Psicología Educativa antes de someterlo a evaluación. Tras escucharlo, quedó complacida con las ideas innovadoras del candidato, así que quedaron en verse de nuevo en una semana.

A la semana siguiente, Ismael acudió puntual y varonilmente perfumado a su encuentro. Era moreno y alto, iba muy bien vestido con unos jeans ajustados, una camisa blanca de hilo y saco azul marino, todo muy a la moda. Hasta ese momento ella se había ocupado de leer y hacerle todas las correcciones y sugerencias del caso al proyecto de tesis, ni se acordaba muy bien del aspecto del estudiante, era uno de los tantos que la buscaban por su fama de ser muy buena metodóloga. En su revisión no se le había escapado ni un detalle, era obsesiva con el tema, había logrado detectar cualquier error en los tres capítulos presentados.

Pero esa mañana cuando lo vio entrar a su oficina, expeliendo su masculinidad y con una pequeña caja de chocolates para ella, supo que él era el indicado. Toda la temperatura de su cuerpo cambió, un escalofrío recorrió su espalda y un inusitado rubor se apoderó de sus mejillas. No sabía qué hacer, ni qué decir, tomó la caja de bombones y murmuró:

— No se hubiera molestado, —y tras una pausa dijo bajando la mirada: —Esto lo hago porque es mi trabajo. Pero realmente se sentía muy perturbada por la presencia de Ismael.

Tomó una respiración profunda, miró el monitor y buscó el archivo donde había realizado las correcciones. Le pidió al estudiante que se sentara y le fue mostrando parte por parte sus observaciones. Mientras estuvo concentrada en su tarea, logró mantener su habitual compostura, pero al voltear a verlo de nuevo sintió la sensación de que no podía pensar qué decir o qué hacer. Llegaron a acuerdos acerca de qué y cuál sería el rumbo de los cambios que necesitaba su proyecto para poder ser sometido ante el comité de evaluación. Durante más de un mes volvieron a verse una vez por semana en la oficina de Gisela, así hasta lograr un proyecto de tesis impecable.

Lo que sería una habitual entrevista entre asesora y estudiante, para Gisela comenzó a tener unas dimensiones poco habituales. Cada semana le era más difícil esperar el próximo encuentro con Ismael. Una forma de mitigar su ansiedad fue comenzar a acondicionar el sótano para el tan anhelado experimento. También se descubrió invirtiendo grandes espacios del día imaginando todo lo que una mujer de su edad podía esperar de un hombre que le parecía tan deseable.

Para celebrar la aprobación del proyecto de tesis, Gisela e Ismael fueron a un pequeño restaurante a las afueras de la ciudad. Durante la velada estuvieron muy cariñosos el uno con el otro, todo se dio con mucha naturalidad. Al salir del restaurante cada uno subió a su auto, él la siguió a ella hasta su casa, al llegar allí guardaron sus vehículos en el garaje, él se dejó conducir hasta el sótano donde Gisela había construido su propio refugio, aislado de ruidos y de contacto con el exterior, había mandado a instalar su propia cámara de Gesell, para observarlo sin ser vista por él.

Pero a las tres de la mañana la sobresaltó una pesadilla, caía como en el vacío y contuvo un grito de pánico. Gisela se sorprendió al saberse dormida sobre el regazo de Ismael, había cedido sin resistencia a todas las tentaciones, sus instintos habían ganado de nuevo. Estaba furiosa, pero no podía confesárselo a nadie, su experimento había fracasado otra vez.

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11 comentarios

  1. 1. Ofelia Gómez dice:

    Hola Beatriz Emilia
    Me gusta tu relato. Pobre Gisela, toda su cultura y preparación no han sido suficientes para vencer la fuerza de sus instintos.
    Tu separación en párrafos ayuda a la lectura. Tal vez podrías cambiar alguna coma por punto, pero es solo una sugerencia.
    Nos seguimos leyendo.
    Saludos

    Escrito el 17 noviembre 2018 a las 20:55
  2. 2. Elesban Zepeda Siu dice:

    Hola Beatriz
    Tu relato me pareció interesante, la eterna lucha entre la razón y la pasión. yo no soy un experto en letras, por lo tanto hacerte alguna corrección se me hace fuera de lugar. Espero seguirte leyendo. Saludos

    Escrito el 20 noviembre 2018 a las 18:13
  3. 3. pepe dice:

    Hola beatriz.

    Muy buen relato, aunque se sepa de que iba a ir me has tenido agarrado hasta el final y la segunda vez que lo he leído casi ha sido más hipnótica que la primera. ¡Bravo!

    Has cumplido el reto a la perfección, a mi sólo me salían cosas macabras… Qué fácil lo veo ahora una vez leida tu historia.

    Enhorabuena y nos seguimos leyendo.

    Escrito el 20 noviembre 2018 a las 23:22
  4. 4. Sarahy dice:

    Ay conchale! Pobre Gisela. Gracias Beatríz Emilia, te amo. Sigan así (el tío y tú).

    Escrito el 21 noviembre 2018 a las 15:37
  5. 5. Beatriz Emilia dice:

    Buenos días!

    Qué sabroso volver a participar en este taller de escritura. Gracias a Ofelia, Elesban y a Pepe por leerme, por sus comentarios.
    Apenas hoy abrí la recopilación de este taller. Ya pasaré por sus relatos, los leeré con mucho gusto.

    Un abrazo!

    Escrito el 21 noviembre 2018 a las 15:48
  6. 6. Noheli dice:

    Wow!Digo como Pepe aquí más arriba, me tuviste pegada e interesada hasta el final. Me encantó la historia y conociendo lo impecable de tu escritura, me atrevo a decir que está “redonda” (eso lo aprendí de ti). Keep on writing!

    Escrito el 21 noviembre 2018 a las 15:52
  7. 7. Zoelyn dice:

    Hola Beatriz Emilia, todas tenemos algo de Gisela, bueno al menos yo si jaja, me gustó el relato, me dejas con ganas de más.
    Nos seguimos encontrando en las historias, un abrazo grande.

    Escrito el 21 noviembre 2018 a las 17:27
  8. 8. Florencia M dice:

    Hola Beatriz,

    Encuentro tu relato bien escrito y has tenido una buena idea.

    Algo que me pareció un poco inconsistente es que el sujeto del experimento es ella misma (“conocer hasta dónde, una persona racional y conocedora de la psique como ella, podría controlar su respuesta ante la atracción sexual”). Entonces, ¿para qué quiere poner al chico en la cámara gessel? ¿qué quiere observar? No me cierra.

    Luego creo que puedes poner algunos puntos en lugar de coma. Por ejemplo, en donde pones: “, ni se acordaba muy bien del aspecto del estudiante..”, vendría mejor un punto: No se acordaba muy bien…

    Otra oración que se beneficiaría con uno o más puntos en lugar de comas:
    “Al salir del restaurante cada uno subió a su auto, él la siguió a ella hasta su casa, al llegar allí guardaron sus vehículos en el garaje, él se dejó conducir hasta el sótano donde Gisela había construido su propio refugio, aislado de ruidos y de contacto con el exterior, había mandado a instalar su propia cámara de Gesell, para observarlo sin ser vista por él.”

    Es solo una sugerencia sin mayor importancia. Te lo observo por si te sirve.

    Un saludo y hasta la próxima.

    Escrito el 22 noviembre 2018 a las 13:53
  9. 9. Beatriz Emilia dice:

    Gracias a Sarahy, Noa y Zoe que se animaron a leer y a comentar. Qué sabrosas sus palabras de aliento.

    Un gran abrazo!
    Bea

    Escrito el 22 noviembre 2018 a las 21:58
  10. 10. Beatriz Emilia dice:

    Hola Florencia,

    Me parece muy perspicaz tu comentario sobre la necesidad o no de la cámara de Gessell, te prometo revisarlo. Lo que te digo era que ella quería observar al sujeto, una vez que ella no cediera a sus instintos, eso es lo que me he planteado en el cuento. El punto de vista de un lector es muy valioso.
    Igualmente, revisaré la sustitución de comas por puntos.

    Agradecida!!!
    Beatriz

    Escrito el 22 noviembre 2018 a las 22:02
  11. 11. jose maria dice:

    Hola Beatriz buen relato y entretenido soy nuevo en el taller y mi relato es el 65 espero leerte mas .Felices fiestas.

    Escrito el 6 diciembre 2018 a las 19:47

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