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Paciente cero - por Itxoiten

Era evidente que este nuevo fracaso no lo iba a amedrentar. Había huido, esquivo, durante demasiado tiempo de este inevitable fin. Ahora llegaba el momento que tanto había demorado, pensando que así nunca habría de afrontarlo.
Era la vida de su mujer la que se le escapaba entre las manos. Unas manos manchadas de sangre, de vergüenza y de dolor.
Pero habría que remontarse hasta la semana pasada para intentar conocer como Adán había llegado a convertir ese sótano en un auténtico cuarto de los horrores.
Adán nunca pensó que un simple sarpullido diera al traste con su perfecta vida en un barrio de la periferia santanderina. Esa maldita erupción (había comenzado en los brazos y se fue extendiendo por la totalidad del cuerpo) tenía mala pinta. Quizás se precipitó al someterse a aquel tratamiento experimental.
La cínica “Seneca” fue clara al respecto: “No se han descrito hasta hoy efectos secundarios en este tratamiento”. Solo una advertencia acerca de la inconveniencia de interaccionar con el resto de sujetos que se sometían.
Pero Adán, esclavo de su lívido ,no pudo ignorar a Eva y mordió la manzana de la infidelidad una lluviosa tarde al salir de la cínica.
Eva era sencillamente hermosa y resulto ser un soplo de aire fresco para un Adán acomodado en la monotonía de una vida dedicada al trabajo y a complacer los escasos pedidos afectivos de María, su mujer.
Adán y Eva se despidieron esa tarde dejando claro que no volverían a repetir. Sólo uno de ellos estaba de acuerdo con eso.
Días después empezó todo. Picores, escozores, rojeces, acompañados de somnolencia y vómitos continuados. El intercambio de fluidos que se produjo aquella lluviosa tarde se había convertido en un caldo de cultivo viral que estaba actuando a la carrera por el torrente sanguíneo de Adán.
A continuación, inevitablemente, su mujer quedó infectada.
Desde la clínica creían tener la solución. Para que el virus muera debe morir la cepa que se encuentra en el paciente cero. El problema es que esta cepa sólo se extinguirá cuando el corazón deje de latir.
Con la culpa del engaño y posterior infección a su mujer, Adán se encontraba ante un callejón sin salida. El primer paso debía ser confesar su infidelidad y el segundo…poner fin al paciente cero.
Así pues, consiguió engañar a Eva, haciéndola creer que no había nadie en casa y con ayuda de un paño empapado de cloroformo la adormeció, la bajó al sótano y ató a una silla.
Llamó a su mujer y le contó lo sucedido. Esta, atónita ante lo que estaba viendo no supo cómo reaccionar. Era evidente que todo aquello era una locura. ¿De verdad iba a matar a aquella chica para poner fin al contagio.
Un ruido seco sonó. Nunca había pensado que así era como sonaba un disparo.
Silencio. Mucho silencio. Pero la infección seguía ahí.
A las tres de la madrugada se escuchó un grito que provenía del sótano de la vivienda. Nadie más podía saberlo, pero el experimento había salido mal.No era ella el paciente cero…¡Sino él!
Así acabó todo. Con otro disparo.

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4 comentarios

  1. 1. M,S. dice:

    Hola Itxoiten,
    Salvo algún error de puntuación que se puede solucionar con un breve repaso al texto final hasta de enviarlo, me ha encantado.
    Una historia muy original. Bien redactada. Ha creado la tensión justa y el final ha sido sublime.
    Enhorabuena.
    Si te apetece leerme, estoy en el número #57.
    Un saludo,
    M.S.

    Escrito el 19 noviembre 2018 a las 22:46
  2. 2. Pepelu Martín dice:

    Muy interesante relato con un inicio que traslada al lector a días atrás, para a continuación desarrollar la trama donde casi la infidelidad es menos importante.
    Es una historia, que seguro, te habría encantado escribirla en mucho más que 750 palabras, pues el desenlace pide mayor descripción.
    ¡Enhorabuena!.
    Algunos detalles deben ser corregidos antes del envío… LIBIDO, TILDES, COMAS, ETC.
    Un saludo

    Escrito el 21 noviembre 2018 a las 17:47
  3. 3. Avempace dice:

    Pobre Adán, al final, siempre acaba siendo el culpable.

    Escrito el 27 noviembre 2018 a las 00:00
  4. 4. Norelkis dice:

    ¡Hola, Itxoiten!

    Tu relato ha sido bastante entretenido, la verdad me gustó bastante. Usar nombres bíblicos para darle cierto trasfondo de interpretación me pareció muy acertado.

    Mi única duda es cómo supo Adán que el paciente cero era él y no Eva.

    Escrito el 28 noviembre 2018 a las 17:56

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