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Momentos - por Lagarto

Miércoles, 27 de Abril de 2005.
Serían las 3:12 am. Me encontraba recogiendo la cocina. Sé que debía de haberlo dejado para por la mañana, pero me relaja; además la cena había sido algo movida, el experimento de irnos a vivir juntos no estaba saliendo bien. Alberto y yo habíamos vuelto a discutir y se había ido de casa dando un portazo. Y yo no podía dormir.
Descorché la botella de vino de la cena y me puse algo de Aretha Franklin en los cascos, cuando de pronto me pareció escuchar un ruido a mí espalda. Rápidamente, algo contrariada, pensé en Alberto, me quité los cascos, me giré, y al no ver a nadie aguarde en silencio, extrañada, no sé muy bien por qué. Y de repente un grito que provenía del sótano desgarró el silencio en la madrugada; helándome por completo la sangre. Y pensé nuevamente en Alberto.
En cuanto me recompuse del susto miré por la ventana y vi qué mí coche seguía allí. Alberto no lo había cogido. Y supuse que algo no iba bien, así que llamé a la policía y conté lo que había pasado, pero al no ser nada concreto, tan solo un “extraño” grito me sugirieron que primero fuese a ver. Menuda ayuda, pensé yo. Pero pasé por mi cuarto, cogí mí bate, el casco de la moto de Alberto y bajé a ver qué coño pasaba.
Apagué las luces de la vivienda para que no se notase el contraste de luz al abrir la puerta del sótano. Y en pijama, con el casco de moto puesto y el bate agarrado con las dos manos, descendí con sigilo; seguro que parecía toda una macarra.
Apenas llegué abajo me quede quieta. Me concentre en el entorno, la oscuridad me envolvía, no veía nada, pero sentía que algo no marchaba bien, y los latidos rebotaban por todo mi cuerpo en tensión. No hizo falta más que un simple “siseo” para que me disparase como un resorte, descargándome enérgicamente y repetidas veces aquí y allá. Algo o alguien parecía moverse desesperadamente intentando evitar en vano mí bate. Tras tres o cuatro aciertos escuché algunos quejidos y reconocí en ellos la voz de Alberto… y paré.
Encendí la luz. Y entre quejidos lastimeros me conto en voz baja que algo le había sorprendido antes de llegar al coche, una especie de rata gigante, que había vuelto para coger del sótano algo con que asustarla, pero que una vez allí dentro se topó cara a cara con otra de esas cosas y al verla tan de cerca se impresionó. Y gritó.
Yo creo que en un principio suspiré pesadamente, y tardé un poco en ayudarle a levantarse, sintiéndome culpable por los moratones que vi que le habían brotado en la cara. Pero pronto me olvidé ya que según se levantaba me señaló, al otro lado de la habitación, dos ratas enormes y peludas que rondaban y olisqueaban tranquilamente la zona, como pedro por su casa.
Rápidamente Alberto y yo saltamos hacía atrás, pegando nuestras espaldas contra la pared. Y por un momento reinó el caos. La adrenalina se me había disparado y Alberto no paraba de empujar la pared. Pero aproveché aquel chute de potencia para agarrar del brazo a Alberto y sacarle de allí. Subimos las escaleras cagando leches y cerramos la puerta de un golpe. Y tras un minuto en silencio para recuperar el aliento, estallamos en carcajadas. Tuve que quitarme el casco para poder respirar. No podíamos parar, estuvimos un buen rato comentando detalles.
Y pensar que media hora antes todo aquello parecía imposible. Nunca se sabe, por improbable que parezca, lo que puede pasar.

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7 comentarios

  1. 1. M.L.Plaza dice:

    Hola Lagarto.
    Una forma muy original de jugar con el sótano y la hora. Veo una cierta incongruencia entre el primer y segundo párrafos: o estaba recogiendo la cocina o estaba oyendo música y bebiendo vino, sobre todo por la hora tan precisa con la que empieza el texto.
    Me ha llamado la atención que ante dos ratas gigantes a tus protagonistas les de la risa. Debe ser cosas del amor porque a mí, ni loca.
    Me ha gustado leer una historia de amor tan original.
    Saludos

    Escrito el 17 noviembre 2018 a las 21:50
  2. 2. Luna Paniagua dice:

    Hola, Lagarto. Un relato muy divertido, y muy bien ambientado. Aunque… mucha risa, pero ¿qué pasó con las ratas?

    Escrito el 19 noviembre 2018 a las 15:54
  3. 3. isan dice:

    Hola:
    Te comento primero alguna cosa de forma que yo cambiaría
    Los meses se escriben con minúscula: abril.
    “Serían las 3:12 am.” “Serían” denota poca precisión, lo que no se copadece con la exactitud de las 3:12.
    “…un ruido a mí espalda…” mi sin tilde, en este caso.
    “…, me giré, y al no ver a nadie aguarde…” Las comas después de la ye y de nadie para acotar el inciso “al no ver a nadie”.
    “…y vi qué mí coche seguía allí…” que y mi sin tildes, en estos casos.
    “…un “extraño” grito me…” coma después de grito.
    “…cogí mí bate…” mi sin tilde, en este caso.
    “…, la oscuridad me envolvía, no veía nada,…” Una reiteración innecesaria. Ya se sabe que si la oscuridad te envuelve, no se ve nada.
    “…me conto en voz baja…” contó con tilde.
    “…como pedro por su casa” Aunque sea una frase hecha, Pedro no deja de ser nombre propio, por tanto, con mayúscula.
    Hay 30 yes (plural de ye, i griega). Es un recurso para dar continuidad a un relato, pero, en este caso, resulta un poco pesado. He probado a eliminarlas en la lectura y se puede prescindir de casi todas.
    En cuanto al fondo ha estado bien. Nos has llevado a algo desconocido que, a priori, pintaba peor de lo que ha sido. Así que, todo resuelto, la reconciliación es estupenda y de ahí…bueno, supongo que lo mismo que las felices ratitas. Paz y amor.
    Ha sido un placer.

    Escrito el 20 noviembre 2018 a las 20:23
  4. 4. Ofelia Gómez dice:

    Hola Lagarto

    Una historia diferente y divertida, especialmente por el estilo en que la relatas.

    Pero, al igual que a Luna, me preocupan las enormes ratas. Tal vez faltaría un final que libre a la pareja de esos bichos tan feos.

    Fue bueno leerte.
    Saludos

    Escrito el 21 noviembre 2018 a las 01:09
  5. 5. Carmen Ramacciotti dice:

    Hola Lagarto, me ha gustado leerte, muy divertido tu texto. Yo
    eliminaría el episodio en que llamas a la policia ( sólo es una sugerencia). Comparto la duda con Luna. ¿Qué pasó con las ratas?. Me alegro por tu reconciliación con Alberto.
    Te seguiré leyendo.
    Yo estoy en el 93.
    Saludos.

    Escrito el 22 noviembre 2018 a las 13:05
  6. 6. Patricia Redondo dice:

    Hola Lagarto. Lo primero , muchas gracias por pasarte por mi relato y comentar.

    Del tuyo me gusta casi todo , es una buena historia , contada con buen ritmo , con naturalidad. Sin buscarse artificios raros te lleva en volandas hasta el final.

    Pero como soy la reina del drama no me gustan los finales felices. Bueno , no es que no me gusten , es que en estas historias tan cortas esos giros tan bruscos hacia algo que cambia completamente el tono del relato me deja con cara de tonta, me siento como timada…

    Como veras una opinión muy personal y poco literaria , pero puestos a comentar te lo digo todo.

    Nos seguimos leyendo!

    Escrito el 22 noviembre 2018 a las 13:35
  7. 7. Josè maría dice:

    Hola Lagarto.Buen relato y un final diferente a lo esperado por los lectores; te quedas con todos.Felices fiestas y espero leerte en enero las correcciones las dejo para Isan que es una maestra .Mi relato es el 65

    Escrito el 7 diciembre 2018 a las 17:24

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