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El miedo a la muerte - por Fabiola Rojas

El autor/a de este texto es menor de edad

Esa noche no podía dormir, probablemente porque sentía que mi vida se acabaría en unas pocas horas. Sabía que faltaba poco para que abandonara el mundo que siempre había conocido, pero tenía mucho miedo. No quería saber que había más allá y no quería dejar solo a mi padre, no cuando yo había sido testigo de lo mucho que le dolió la muerte de mi madre.
Mi cuerpo estaba cubierto de sudor y mi garganta tan seca que me comenzaba a doler. No me importaba el dolor, mientras las alucinaciones no llegaran, todo estaba bien. Mientras mi padre no llegara a verme morir, todo estaba bien.
Me sobresalté al oír una cantidad enorme de vidrio rompiéndose y un grito, uno que se oía desgarrador y lleno de desesperanza. Era mi padre.
Mi corazón comenzó a latir desesperadamente y en mí se instaló la preocupación. Sabía que mi padre se encontraba en el sótano desarrollando un experimento. Nadie podía saber esto, pero yo lo descubrí en los primeros días de mi enfermedad, cuando aún podía caminar y no habían comenzado las horrorosas alucinaciones. Mi padre se había encerrado en casa, utilizando el sótano de la casa como un laboratorio, empeñado en que él mismo encontraría una cura para una enfermedad que no la tenía.
Traté de humedecer mis labios con mi lengua, en un intento de no sentir tan seca mi boca. Luego, intentando averiguar que mi padre estaba bien, grité:
—¡Padre!
O eso intenté, pero simplemente se oyó como un susurro. Lo intenté dos veces más, hasta que por fin sonó lo suficientemente alto como para llegar a los oídos de mi padre.
Mi padre abrió la puerta de golpe y lo primero que hizo fue ir hacia mí y asegurarse de que aún me encontraba con vida.
—¿Estás bien, cariño?
No contesté a su pregunta porque sabía que le dolería la respuesta. Me fijé en su rostro lleno de lágrimas y en sus manos llenas de sangre. Seguramente se había lastimado al lanzar contra el suelo las probetas, que usaba para su experimento.
—¿Tú estás bien?
Miré sus ojos, de estos comenzaban a salir más lágrimas. No se pudo contener más y comenzó a llorar sin consuelo. Me sorprendió, pues era la primera vez que lloraba frente a mí. Lo había oído llorar durante muchos días, pero frente a mí trataba de hacerse el fuerte.
—¡Perdóname, por favor! ¡Juro que intenté todo lo que pude!
Su experimento había fracasado, otra vez. Él, al igual que yo, comenzaba a ser consciente de que nunca se iba a encontrar una cura para mi enfermedad. Tal vez en el futuro la habría, pero para el destino no era el momento adecuado para que eso sucediera.
—Deja de intentarlo, papá. Me lastima ver como luchas por algo que ya no tiene remedio.
Una lágrima rodó por mi mejilla. Si los médicos no pudieron descubrir una cura, mi padre tampoco lo haría. Por más que lo deseara, nunca lo haría.
—Tiene que haberla, solo tengo que intentarlo una vez más.
Su voz estaba llena de desesperación, mientras sus ojos recorrían mi rostro como si él quisiera recordar mi rostro tal y como era. Me dolía el corazón, pues jamás pensé ver a mi padre de una manera tan vulnerable y con tan poca desesperanza.
En la esquina de mi habitación, vi una sombra negra. No sabía si era una alucinación o si había llegado el momento de partir. No quería irme, no deseaba dejar a mi padre, no necesitaba estar en otro lugar donde él no se encontrara.
Comencé a llorar en silencio mientras mi padre me abrazaba. Esa noche le obligué a dormir a mi lado, pues quería que el miedo abandonara mi cuerpo. Si ese era el final, quería que todo se acabara sin sentir el pánico que me recorría por completo.
Unas pocas horas después, el miedo y el sufrimiento habían desaparecido, el mundo y mi padre ya no existían. Yo ya no existía en aquel lugar donde había vivido durante todo aquel tiempo.

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7 comentarios

  1. 1. Luna Paniagua dice:

    Hola, Fabiola. Un comienzo potente para un relato triste. Has retratado un amor de verdad, el que te ciega en el empeño de dar lo mejor por la persona amada. Y también la vuelta, el amor de un hijo por su padre y la necesidad de protección. Muy bonito.
    Al principio, donde escribes: “No quería saber que había…”, ese “que” debe llevar tilde.
    Saludos, Luna

    Escrito el 17 noviembre 2018 a las 21:42
  2. 2. Ana Roda dice:

    Hola Fabiola.
    Tu relato produce desasosiego y ternura por partes iguales. Y desprende generosidad en el padre y en el hijo.
    Me deja triste pero me ha gustado.
    Solo comentar un par de cosillas:cuando dices que no había pensado ver nunca a su padre tan vulnerable y con tan poca desesperanza, yo creo que sería más bien esperanza.
    Y luego hay un párrafo en el que repites mi rostro en un espacio muy corto.
    Pero nada que reste fuerza al relato.
    Enhorabuena. Yo estoy en el 16 por si quieres visitarme.

    Escrito el 18 noviembre 2018 a las 10:49
  3. Buen relato y creo que en cierta forma el tema se parece al mío.
    El ritmo me parece bueno, tal vez yo le hubiera puesto un poco más de suspenso al momento de la muerte y menos explicaciones del personaje..pero en general es un buen relato

    Escrito el 21 noviembre 2018 a las 15:26
  4. 4. Héctor dice:

    Fabiola, un enternecedor relato, me ha gustado mucho su esencia, te felicito. Como aporte además de las observaciones que ya te señalaron, te sugiero que cuides las redundancias buscando sinónimos.Desde ya felices fiestas navideñas. No. 32

    Escrito el 22 noviembre 2018 a las 14:49
  5. 5. Nani dice:

    Fabiola, tu relato es triste, apasionado y lleno de amor. Muy hermoso a pesar de ese final que por otra, tiene que ser por fuerza triste y doloroso. Muy bien llevado. Felicidades.
    Muchas gracias por comentar mi relato, soy nueva en este sitio y la verdad es que tengo que hacerme.
    Besicos muchos.

    Escrito el 22 noviembre 2018 a las 23:13
  6. 6. MOT dice:

    Hola Fabiola.
    Me ha gustado mucho tan triste historia. Quizás lo único que podría mejorar algo, y es una mera opinión personal, sería darle doble espacio entre párrafos, para facilitar la lectura más que nada, pues a primera vista el texto completo parece demasiado “tocho”.
    ENHORABUENA.

    Escrito el 27 noviembre 2018 a las 11:22
  7. Me ha gustado, pero me ha costado un poquito leerlo y creo saber por qué.

    Intenta no dar todos los detalles de lo que sucede, a veces es mejor dejar que el lector los imagine. (Yo suelo cometer el mismo error).

    Vigila mucho el no repetir conceptos o frases. Le quitan mucha calidad al texto. Una vez lo tienes escrito, tómate un tiempo en buscar sinónimos para no repetir las mismas palabras una y otra vez.

    Y por último, muchas frases están perfectamente construidas, pero eso hace la lectura un poco telegráfica. Arriésgate un poco más en algunas frases, para romper ese ritmo. Busca frases subordinadas, usa bien las comas, etc…

    Son todos comentarios constructivos. A mi me han ayudado mucho.

    Escrito el 7 enero 2019 a las 17:17

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