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Un drama muy familiar - por Helena Sauras

Web: http://rodoreda.wordpress.com

A las tres de la madrugada se escuchó un grito que provenía del sótano de la vivienda. Nadie más podía saberlo, pero el experimento había salido mal. Otra vez.

Se despertó angustiado y, camino al sótano, se encontró de frente a su hija Lucía. Llevaba la blusa desabrochada y las mejillas todavía le ardían con un fulgor desconocido. Joaquín se resistió a comprender que su niña había dejado de serlo. Ella, ante su gesto de desconcierto, se deslizó rápida y fue directa a su habitación que cerró con cerrojo.

Por más que el padre gritara y aporreara la puerta, Lucía no saldría del cuarto.

Pero había alguien más en aquella vivienda y Joaquín tendría que descubrirlo. Se armó de valor y bajó a aquel sótano que olía a tabaco.

—Vuelve, Lucía… Volveremos a intentarlo cuando…

Fermín se encontró con los ojos severos de su tío. Se vistió lo más deprisa que pudo, olvidando el mechero y el tabaco. Aceleró sus deportivas y salió de allí pitando.

Joaquín todavía estuvo un buen rato en aquel sótano. Deslizó su mirada por aquellas cuatro paredes desnudas, las sentía tan cercanas que atizaban sus recuerdos.

Tapó la sangre todavía fresca de las sábanas con un trozo de manta y, supo que prohibir no era la actitud indicada para destruir aquel amor salvaje. Ellos, dieciséis años antes, tampoco habían podido.

La tentación le hizo encenderse un cigarro y rompió así su promesa de haberlo dejado antes. Otra vez, la historia se repetía en su familia:

—¡Maldita sea mi vida! Mi mujer se suicidó al enterarse de mi historia con la madre de Fermín. ¡Y yo soy el único culpable! Y ahora mis hijos… ¡Nadie puede sobrevivir a esto!

Hundió sus puños en aquel cutre colchón. Después, desolado, cogió el mechero, lo acercó a un trozo de tela y esperó.

A las seis de la madrugada un incendio, que provenía de aquel sótano, hizo salir a Lucía de su cuarto. Gritó el nombre de su padre repetidas veces, pero este ya no contestó.

La adolescente consiguió salir de la vivienda y pidió ayuda. Los bomberos llegaron.

***

Después de todo aquello y de la muerte de Joaquín, por lo contrario, a lo que pudiera pensarse, Lucía y Fermín no dejaron de verse. Cada fin de semana, se reencontraban para continuar con el experimento, un eufemismo que el chico utilizaba para referirse al acto sexual.

Estaban bien juntos menos cuando Lucía recordaba el día en el que perdió su virginidad, porque le venía a la memoria tal nube de ausencia, que se sumía en tristeza absoluta durante varios días.

Al ver las lágrimas, al muchacho le recordaban a su propia madre y, el decaimiento que la acabó ahogando de pena. Pero Lucía, por mucho que lo intentaba, era incapaz de retenerlas y arrasaban su encanto a su paso. Eran la culpa sepultada al máximo y, aflorando sin remedio, en su amor prohibido. Fermín se iba y la dejaba sola.

Aquella última tarde que se vieron, Fermín la hizo salir a tomar algo. Después de beber en un bar, en plena calle la llevó a un discreto rincón y la besó.

Cuando aquel beso de noviembre se prolongó más de lo habitual, Lucía se temió lo peor. Olió la despedida a la legua y, en contra de la luz solar de aquel atardecer, entrelazó sus manos entre las suyas para amarrarlo un instante más, sintiéndose dueña de su tiempo. Al separarse, solo el frío húmedo del ambiente la devolvió a la realidad y, recordó que no tenía más poder sobre él.

—Tu pena me ahoga, Lucía —confesó Fermín nervioso al separarse—. Necesito tomarme un tiempo.

Una congoja, instalada en su garganta, impidió hablar a Lucía. Las lágrimas tampoco afloraron en aquel momento, pero se sentía empapada por aquel ambiente que fluía hacia lo temido.

Solo les envolvió un silencio, denso y cruel, el último que recordarían recurrentemente como algo doloroso. Y después, derrotados y exhaustos, sin nada que decirse, tomarían direcciones opuestas. Quizás para siempre.

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4 comentarios

  1. 1. R.E. Cova dice:

    Espectacular, en especial el relato luego de la muerte de Joaquín, el cual a pesar de desequilibrarme un poco su repentina muerte, llega a ser creíble con algo de imaginación. Pero la evocación de los sentimientos de Lucía, es simplemente magnífico, no solo es creíble, se puede sentir, realmente me gusto mucho. Muy buen trabajo.

    Escrito el 17 noviembre 2018 a las 18:18
  2. 2. Lagarto dice:

    Hola, Helena.
    Me gustó mucho. Es muy inquietante según se va descubriendo todo el pastel, y las consecuencias que trae. Me queda la duda de si ellos sabían que eran hermanos. ¿Nadie les dijo nada? Igual no lo he entendido.
    De todas formas me parece muy bien redactado. Me angustió hasta el final y más allá
    Un saludo.
    Lagarto.

    Escrito el 17 noviembre 2018 a las 21:22
  3. 3. Ofelia Gómez dice:

    Hola Helena
    Muy buen relato. Un drama fuerte que se lleva la vida de Joaquín, como antes se llevara la de su esposa, y por lo que parece, también la de la madre de Fermín.

    Lo que me parece fuera de lugar es el primer párrafo, pero es solo una opinión.

    Nos seguimos leyendo.
    Un saludo

    Escrito el 20 noviembre 2018 a las 21:14
  4. 4. Josè maría dice:

    Hola Helena. buen relato corto ,estos si que eran primos hermanos no….
    Felices fiestas y ya nos leeremos para la próxima

    Escrito el 29 noviembre 2018 a las 19:34

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