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Tu dios - por J. C. Hidalgo

Web: http://dibujandoconpalabras.com

Fui maldito cuando el mundo aún era joven. A lo largo de este tiempo, he sido proclamado como un dios en numerosas ciudades, desde Uruk hasta Tebas o Constantinopla. Sus habitantes mortales me han tratado como un señor de la noche, de la oscuridad y de la muerte.

Me han venerado por encima de sus auténticos dioses, y ofrecido sacrificios para aplacar mi hambre de sangre. El folclore me ha llamado vampiro.

Cuan furioso se debió sentir en aquellos momentos el dios original, al ver como me preferían a mí, al que él mismo maldijo. Quizá lo que hizo fue reírse, sabedor de la naturaleza última de su juego.

Pese a lo horrible de su castigo, la verdadera condena no ha sido tener que alimentarme de la vida de mortales. Ni lo era no poder ver el sol, y tener que recluirme para siempre en las tinieblas.

La auténtica maldición ha sido y es la soledad. Saber que soy un ser único en un mundo lleno de gente, y ninguno como yo. Nadie con quien compartir mi existencia. Alguien que sienta lo que yo siento, que observe el mundo como yo lo observo, alguien que pueda entenderme. Alguien que pueda acompañarme a través de los siglos.

No lo hay, ni tampoco lo habrá.

He recorrido el mundo, alimentándome de la sangre de hombres y mujeres. He acabado con más vidas que la peor de las guerras o las plagas. A veces dudo de si soy yo el maldito, o lo son los humanos por tenerme entre ellos.

Me he mantenido separado de todo contacto humano, y no he encontrado a ningún otro que haya recibido la misma condena que me fue impuesta a mí por cualquier otro pecado.
Por eso, intenté crear descendencia.

Esta noche, realicé el otro intento. El grito descarnado que emitió, unos aullidos de agonía que he aprendido a reconocer, unos lamentos que oigo cada noche desde hace siglos, me indicaron que había vuelto a fracasar. Ninguna nueva criatura de la noche nacerá hoy, puesto que sucumben en el momento de la transformación.

Una vez desangrados, a punto de morir, les doy mi sangre, tal y como hizo aquel ángel caído. Es al regresar a la vida, cuando su alma es reclamada, como si el infierno se negara a cederme ni tan solo una, o el cielo protegiera las que le corresponden.

Los gritos del nuevo no-nato resuenan por toda la cripta subterránea. Ahí quedarán sus últimos sonidos, atrapados en la piedra y la tierra.

Es mi ritual de cada noche. Si Dios me maldijo a vivir solo entre los mortales, éstos lo estarían a sufrir mi ira. Cada noche, uno de sus hijos amados, sufriría algo peor que la muerte.

Yo castigaría a su rebaño, de igual forma que yo fui castigado, hasta que tuviera a bien concederme el crear un igual. Solo uno.

Solo pido crear un hijo.

No soy capaz de recordar las veces que lo he intentado en todos estos siglos. Cuantos eruditos, guerreros, sabios, hombres o mujeres, de cualquier color de piel, de cualquier país… Y nunca ha variado el resultado.

Todos mueren. Todos se retuercen en angustia. Dios, el misericorde, se niega a salvarlos o regalarme un hijo. Por eso, seguiré martirizando a su creación noche tras noche.

Si él ama a su rebaño, ¿por qué permite que haga esto? ¿Por qué no le pone un final? ¿Por qué que no me da el descanso eterno, y acabar con esta soledad que ha sido mi única compañera?

Ya solo me satisface ver morir lentamente a este mortal, durante horas. No siento nada, ni piedad para terminar con su sufrimiento rápidamente. Lo hacía los primeros años. Ahora, la rabia de haber fracasado, la impotencia y desesperación, me hace dejarlos sufrir. Su sufrimiento es mi único consuelo.

Ellos son el pago por mi condena. Mi única satisfacción. Como dios en la tierra que me reclamo, es mi derecho recibir un sacrificio.

Tomo su cabeza entre mis manos, con dulzura y cariño. Sus ojos, hinchados y enrojecidos, amenazando salirse de sus órbitas, me miran, implorando ayuda. Extiende sus manos temblorosas hacia mí, intentando agarrarme. Sus músculos se convulsionan de forma grotesca. Me mira. Me mira sin entender qué le pasa ni porqué. Me mira pidiendo ayuda. Sus ojos me suplican que le ayude.

Lo siento. No soy yo quien te ha hecho esto. Yo tampoco lo entiendo.

Fue tu dios.

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10 comentarios

  1. 1. Leosinprisa dice:

    Hola JC Hidalgo, me sorprende que nadie te haya leído ni dejado comentario alguno, tu texto me ha parecido muy bueno (me gustan esta clase de historias, todo hay que decirlo) y su lectura se me ha hecho muy amena, e incluso corta. Te felicito por ello.

    Me ha impresionado como has descrito al personaje, un ser de sobras conocido, dotándole de su personalidad hastiada por el devenir de los siglos y no encontrar explicación para su propia existencia.

    Muy interesante el concepto de desarraigo que arrastra y su visión del mundo que le rodea. Daría para hacer un interesante libro.

    En el aspecto formal no tengo nada que decirte, lo encuentro bien escrito y sin faltas que destaquen (tampoco soy un experto, pero yo creo que está correcto). Ha sido un placer leerte. Un saludo.

    Escrito el 19 noviembre 2018 a las 09:20
  2. 2. jose maria dice:

    hola JC HIDALGO interesante relato y diferente ,aunque las historias de vampiros no me apasionan y mucho menos las de zombis ,la he leído que ya es decir algo pues les tengo si se pude decir fobia a historias de vampiros y mucho mas a las de zombis .un saludo compañero y si quieres leer mi primer relato escrito es el 65 .José María

    Escrito el 19 noviembre 2018 a las 15:58
  3. 3. Ana Roda dice:

    Hola JC Hidalgo.
    Impresionante tu relato.
    La sensación de soledad está descrita de maravilla.
    Enhorabuena

    Escrito el 19 noviembre 2018 a las 17:32
  4. 4. J. C: Hidalgo dice:

    Muchas gracias por vuestros comentarios y me alegro de que os hayan gustado.
    Poco a poco iré leyendo más relatos del grupo.

    Escrito el 19 noviembre 2018 a las 21:17
  5. 5. Servando dice:

    Qué tal?
    La historia y la manera que ha gustado. Tu narrativa fluye de manera ágil. No le pondría ningún PERO, aunque si tuviera que ser quisquilloso, diría que una parte pones dios y otra Dios.

    Escrito el 19 noviembre 2018 a las 23:01
  6. 6. dopidop dice:

    Buenas J.C.

    Extraordinario relato. Esa forma que tienes de describir las sensaciones, los momentos… la ira, la impotencia, la soledad, el rencor… brutal. De fácil lectura, que invita a seguir hasta el final.

    Parece increíble que de algo tan “trillado” como puede ser el tema de los vampiros, lo hayas mostrado de un modo diferente, original.
    Me encanta la idea de que no pueda tener descendencia y que eso lo atormente… y que lo siga intentando noche tras noche, sabiendo que no va a funcionar, sólo por despecho hacia su dios.

    He de reconocer que a mí si que me encantan este tipo de historias, y la verdad es que has realizado un trabajo genial.

    Muchas gracias por compartir. Si te apetece pasarte, mi texto está un par de puestos por encima de ti, en el 66.

    ¡Un abrazo y nos seguimos leyendo!

    Escrito el 20 noviembre 2018 a las 17:09
  7. 7. J. C: Hidalgo dice:

    Muchas gracias por vuestras palabras y ánimo. Os iré leyendo.

    Escrito el 21 noviembre 2018 a las 14:30
  8. 8. El Apuntador Mudo dice:

    Hola J.C. Hidalgo.

    Me sumo a lo dicho con anterioridad por nuestros compañeros en todos los aspectos positivos del relato.
    Creo que es un acierto haber elegido la primera persona para el punto de vista en el desarrollo de la trama.
    La soledad, la infertilidad, el cansancio vital que provoca el paso de los siglos, lo has retratado de una forma que me ha atrapado en la lectura.

    Nos leemos en la próxima, saludos.

    Escrito el 22 noviembre 2018 a las 11:14
  9. 9. MOT dice:

    Hola J.C.
    Coincido bastante con los comentarios y opiniones de los compañeros.
    Gran elección lo de primera persona, le da una fuerza que no hubieras conseguido con otro punto de vista. Y estéticamente, gran acierto también la separación entre párrafos a doble espacio, cosa que facilita la lectura e influye en el ritmo.
    ENHORABUENA.

    Escrito el 27 noviembre 2018 a las 11:35
  10. 10. J. C: Hidalgo dice:

    Muchas gracias MOT.
    Es que me joroba cuando el texto está todo apelotonado, que parecen pingüinos protegiendose del frio

    Escrito el 27 noviembre 2018 a las 13:28

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