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La muerte del dragón - por Ocitore

Se reunió el consejo de los animales para decidir cómo se resolvería el problema del dragón. Hacía unos meses que la enorme bestia padecía de una enfermedad rara. Los más inconformes eran los castores que habían visto reducida la cantidad de árboles y les era muy difícil construir sus presas: “Es imposible seguir así—decían enfurecidos—. Tenemos que arrastrar los árboles desde sitios muy lejanos porque la mayoría de los que hay aquí están quemados”. No había muchos partidarios del exótico reptil y hasta los parientes más cercanos como los lagartos y las serpientes lo veían como un problema mayor. “A grandes problemas, grandes soluciones—dijo con aspecto sabio la culebra pitón más anciana”. Es verdad, le secundaron todos, el dragón debe ser sacrificado en beneficio de la comunidad. A los pequeños roedores les preocupaba su participación en la matanza, pues si bien era cierto que eran muchos, sus fuerzas resultaban inútiles para cometer tal heroísmo, por eso preguntaron de qué forma se le mataría. Hubo un silencio muy largo porque la sombra de su conciencia les reprochaba su ingratitud, ya que gracias a las características del dragón los hombres no habían podido invadir el bosque y, en cierto grado, Leviatán, como erróneamente le llamaban, era el protector de su reino salvaje. A pesar de saberlo, la zorra dijo que lo mejor sería pedir la ayuda de un valiente caballero. Conozco uno de nombre Sigfrido, agregó frunciendo el entrecejo, si lo desean le puedo proponer la empresa. “Pero ¿cómo le pagaremos el favor?”—preguntaron todos los participantes al unísono. Le daremos una parte del territorio, contestó la zorra, exigiremos que nos firme con sangre el acuerdo.

Se terminó la reunión y los animales se fueron alejando. Se les oía quejarse de todo mientras jugaban a la baraja. Mira nada más cuánta ceniza, decían. Sí, sí, y esos nidos incinerados, los conejos achicharrados, también los ciervos, esas liebres y los tejones. Se merece la muerte ese ingrato monstruo. Solo una vieja zarigüeya defendía al dragón. “Deberían preguntarle cómo se siente el pobre—gritaba la, medio ciega, zarigüeya—, recapaciten un poco. No es justo que le impidan descansar en su cueva y le exijan guardias permanentes día y noche, además nadie se preocupa mucho por su alimentación”. No la escucharon y sólo le recriminaron que fuera tan estrecha y que estorbara en la realización del plan.
Sigfrido, un general ambicioso que no había podido obtener del rey el poder y riqueza que deseaba, era muy rencoroso y oportunista, por eso se alegró cuando la zorra le propuso un gran territorio a cambio de unos cuantos rebaños de ovejas y un trozo de tierra. Reunió a su ejército y se fue directamente al bosque. Les pidió a sus soldados que abrieran brechas para que pasaran las carretas con barricas de agua y fuelles, la artillería y al final los soldados de infantería que, en lugar de llevar armaduras, tenían trajes de cuero muy gruesos. Se mojaban cada media hora para mantenerse húmedos y cuando se enfrentaron al dragón ninguno fue víctima de las quemaduras. La campaña fue exitosa. El dragón había tenido un ataque de estornudos cuando apareció el ejército, se acercaron a él, le llenaron de agua la boca y con lanzas y picas lo desangraron hasta que murió. Sigfrido se despidió de la zorra y le señaló el territorio que le correspondía. Se retiraron muy alegres los dos. El primero porque sabía que destronaría al rey y la segunda porque tenía hambre de carne y de apareamiento. La zorra se fue a ver a los animales y les dijo que el problema estaba resuelto. Hubo fiesta y barullo. El bienestar que se imaginaban que tendrían en el futuro los embriagó de felicidad y agotados terminaron todos tirados por el bosque.

Días después notaron que los zorros y las ovejas ocupaban una planicie cercada por el río y que los árboles eran talados por los hombres. Vieron nuevos caminos empedrados y la construcción de un gran castillo. Los ríos fueron desviados para uso del hombre y los castores se usaron para hacer abrigos. Las liebres comenzaron a desaparecer, los ciervos no sabían a dónde huir y las aves eran derribadas en pleno vuelo. Los reptiles y roedores rezaban y en sus plegarias invocaban el regreso de Leviatán.

Moraleja:

“Antes de adicionarte a un grupo, cerciórate de que el objetivo no tendrá consecuencias graves, no sea que por defender intereses colectivos infundados te comprometas junto con toda la comunidad”.

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12 comentarios

  1. 1. JUANA MEDINA dice:

    Muy bueno,Ocitore, muy bueno!!!
    Una fábula con todas las letras. Muy bien narrada y con todos los condimentos necesarios. Un gran aplauso
    También un gran abrazo hasta el próximo encuentro.
    ¡SALÚ!

    Escrito el 18 enero 2019 a las 20:10
  2. 2. Ocitore dice:

    Hola, Juana, encantado de recibir tu visita. Te comento que tengo una colección amplia de fábulas modernas. Las estuve trabajando el año pasado y se me quedó el estilo de Samaniego o de Fontaine. Si quieres leerlas puedes buscarlas en mi blog. Un abrazo y mucha suerte.

    Escrito el 18 enero 2019 a las 21:24
  3. 3. Andy Garcia dice:

    Ocitore
    ¡Salute!
    Hablas de tu colección de fábulas modernas y vaya que bien se te da dicho género, me gusta lo que leo es una fábula al mejor estilo de Esopo, Iriarte o Samaniego, pero con tu nombre Ocitore, además ese final y esa moraleja, justo eso era lo que más amaba del género, si gustas pasate porfavor por el mío que es el número #102 y es al menos un intento de fábula budista sobre la avaricia y el poder, similar a esta ¡Que va! Esta es 100% europeo la mía es de corte asiático.
    Pero en la variedad esta el placer ¿A que sí?

    Escrito el 19 enero 2019 a las 01:54
  4. 4. Amadeo dice:

    Ocitore:

    Me encantó tu cuento.Bien llevado y fácil de leer. Imaginé que mataban al dragón, pero no las consecuencias. Bien la moraleja. Porbaría de escribir los diálogos con el guión largo. Creo facilitaría lectura

    Estoy en el 69 por si quieres leerlo y comentar
    Cordiales saludos
    Amadeo

    Escrito el 19 enero 2019 a las 01:56
  5. 5. Ocitore dice:

    Hola, Andy García, te agradezco muchísimo que le hayas echado un vistazo a mis fábulas. Me paso por el tuyo y te comento. Un abrazo y feliz inicio de año.

    Escrito el 19 enero 2019 a las 06:36
  6. 6. Ocitore dice:

    Hola, Amadeo, te tocó en la lista un número de mucha suerte. Con respecto a lo de los diálogos es cuestión de gustos y sobre eso no hay nada escrito. Un abrazo y feliz comienzo de año. Me doy una vuelta por el tuyo. Gracias.

    Escrito el 19 enero 2019 a las 06:39
  7. 7. Hilda G.M. dice:

    Hola, Ocitore. Ya había tenido el gusto de leer algunas de tus fábulas y esta no desmerece en absoluto. Me ha parecido muy buena. Felicidades

    Escrito el 19 enero 2019 a las 15:33
  8. 8. Ocitore dice:

    Hilda, muchas gracias. He andado ocupado buscando cómo emplear mejor mi tiempo para superar la crisis económica. Por fortuna, ha empezado bien el año y voy aprovecharlo para leer bastante y escribir. Me paso por tu propuesta.

    Escrito el 19 enero 2019 a las 16:15
  9. 9. Galia dice:

    Hola Ocitore, me encantó tu fábula y me dejó un atisbo de nostalgia pues yo habito en la sierras de Córdoba y cuando adquirimos el lote donde se levanta mi casa, estaba lleno de liebres, me entretenía horas viéndolas pasar y jugar, hasta les tiraba zanahorias; luego se urbanizó todo el barrio y muy de vez en cuando veo pasar alguna.Tuvimos nuestro propio Sigfrido.
    El nombre elegido para el dragón, lo condenaba inevitablemente a la muerte y la moraleja se ajusta bastante a tantos colectivos que surgen y toman calles sin medir las consecuencias de sus protestas.
    Un placer leerte.
    Saludos
    Galia

    Escrito el 19 enero 2019 a las 21:53
  10. 10. Ocitore dice:

    Hola, Gala, te agradezco mucho tu visita y me da gusto que esta historia del dragón tenga vicios de realidad, lo cual indica que no es tan mala fábula, por otro lado lamento lo que pasó en tu población. Por lo regular, el hombre actúa en su beneficio y no siempre ve o prevé las consecuencias de sus actos. Suerte y un abrazo.

    Escrito el 20 enero 2019 a las 07:22
  11. 11. Attica dice:

    Me ha gustado mucho tu relato, con reto incluido, además… Has hecho un gran trabajo. No tengo pegas, excepto (y tampoco estoy segura de que lo que yo digo sea la forma correcta) que me chirría un poco ver comillas con guiones, pero ya te digo, igual está bien.
    Un saludo, ha sido un placer leerte.

    Escrito el 23 enero 2019 a las 20:38
  12. 12. Ocitore dice:

    Hola, Attica, gracias por tu visita y comentar mi fábula. Con respecto a lo que te chirría de las comillas con raya, puede ser que la costumbre sea no poner la raya y las comillas inglesas son para expresar las palabras de un personaje. En algún sitio leí que se podían usar las comillas para las palabras del personaje y la raya para indicar que son palabras del narrador. Me he acostumbrado a ponerlas así, igual es un grave error. Ya lo buscaré. Un abrazo y suerte.

    Escrito el 24 enero 2019 a las 08:57

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